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Teresa la madura
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Tiempo de lectura: 4 minutos

María Teresa, una señora que conocí apenas el año pasado, lo que tenía ella era un tremendo trasero y unas piernas que dios, ya a sus 46 años con dos hijos en la universidad, parecía estar en las ultimas, pero en realidad era una chispa andante.

Desde el primer día que la vi la verdad me dieron ganas de cogérmela, pero bueno era solo ganas, poco a poco me fui volviendo su amigo, hasta que ambos salíamos a comer y hablábamos de problemas del uno y del otro.

Una ocasión me dijo que, si la acompañaba a una fiesta, ya que su pareja no iba poder, la verdad como Lety ya tenía planes acepte la invitación.

Al llegar por ella casi me infarto al verla con un minivestido negro entallado, con unas medias color negro que resaltaban su tremendo par de piernas, un escote que pronunciaba sus senos, jamás pensé que ella estuviera tan rica, Tere noto mis miradas y solo sonrió diciéndome si jamás había visto a una mujer de verdad, ¡sabía que la deseaba por eso era altanera conmigo!

T: ¿Qué te pasa, nunca habías visto a una mujer con mini vestido?

L: ¡Como tú, no!

T: ¡Jajá, ya mejor vámonos rey!

L: ¡Como digas nena!

Llegaos a la fiesta, era una reunión de ex compañeros, la pasábamos muy bien, el baile, la plática, los coqueteos, todos los invitados que la conocían le decían que hacíamos bonita pareja, los dos solo sonreíamos y nos abrazábamos como muestra de que estábamos de acuerdo.

Ya entrada la noche y con un poco de alcohol, ella se volvió más cariñosa, me abrazaba y me besaba la mejilla y el cuello, al principio me sentí extraño, pensé que me verían mal, pero Teresa logro que poco a poco me fuera soltando y cayendo en su seducción.

Empecé a besarla metiendo mi lengua en su boca, mis manos acariciaban su espalda bajando lentamente a su enorme trasero el cual apretaba fuerte para sentir la dureza del mismo, ¡luego bajé para sentir ese tremendo par de piernas que tanto me habían enloquecido!

L: ¡Estas buenísima, te tengo muchas ganas!

T: Y yo a ti, ¡no sabes cómo me gustas!

L: ¡Vámonos a un hotel!

T: ¡No, ya no aguanto, mejor busquemos un lugar por aquí!

La hembra salió muy caliente, sus ganas de sentirme y tenerme dentro de ella eran notorias, caminamos a adentro de la casa y encontramos un cuarto abierto, al parecer era de la muchacha de servicio, nos metimos y empezamos con el juego de seducción, besos y caricias mientras nuestras ropas caían al piso.

Tere se quedó solo con sus medias y sus ligeros, yo ya totalmente desnudo le pedí empezáramos con un 69, ella subió a mi cara para dejarme su vagina con pelitos en mi cara, la verdad había pasado tiempo de que no veía una vagina con pelos, eso me excito mucho, estaba rasurada tipo corte militar, le empecé a lamer su concha con suavidad, mientras tanto ella con su mano acariciaba y llevaba mi verga a su boca!

T: ¡Luis, que rica verga!

L: ¡Mamacita tu estas buenísima!

T: ¡Que rico sabor, la devorare toda!

L: Hazlo, ¡es para ti corazón!

¡Me daba un delicioso oral, cada que la metía y sacaba de su boca me mostraba lo experta que era mamando, la mordía riquísimo, su lengua hacia movimientos en círculos sobre mi cabecita, luego la succionaba casi por completo!

Mi lengua entraba y salía en forma de rollo de su húmeda concha, luego con mis dedos empecé a penetrarla, mi lengua estaba toda escalda ya que su vagina era muy húmeda y pegajosa, ¡pero su sabor era magnifico!

T: ¡Agh, Luis, así, que rico me la mamas!

L: ¡Nena tú no te quedas atrás, uf!

T: ¿Mmm, ya me la vas a meter?

L: ¿Ya la quieres nena?

T: ¡Si amor, ya, cógeme, cógeme rico!

L: ¡Como gustes nena!

Ella se acostó y puso sus piernas en mis hombros, apreté sus muslos y empecé a penetrarla suave, mi verga resbalaba riquísimo, empecé a moverme rápido mientras lamia sus piernas por encima de las medias, el ver sus torneadas piernas cubiertas por sus medias, me excitaba más, y más rápido me movía, le abría las piernas como compas, se las levantaba y las doblaba hasta su frente para penetrarla más rico, me movía como gusano, mi verga era apretada majestuosamente, a pesar de sus 46 años, se sentía como una de 20!

T: Ah, Luis, que rico, ¡que dura!

L: ¡Tere, eres maravillosa, que piernas!

T: Métemela papi, ¡métemela!

L: ¡Toma bebe, toma!

La puse en cuatro, el ver ese enorme trasero me la puso más dura y como loco empecé a penetrarla, la penetraba fuerte y suave al mismo tiempo, sus gemidos me excitaban más, sus movimientos acompañaban muy rico a los míos, ¡nuestros fluidos se mezclaban ando un aroma excitante!

La fuerza de mis embestidas la tiraron en la cama boca abajo el ver su enorme trasero en esa forma me excito más, le daba con todo, le jalaba los cabellos y le daba de fuertes nalgadas y mordidas en el cuello!

T: ¡Ah, así papi, métela, que rico!

L: ¡Que nalgas!, estas nalgas me matan!

T: ¿Te gusta cariño?

L: ¡Me enloqueces nena!

T: Métela rey, ¡métela!

L: ¡Agh, que rico aprietas!

La trabaje tan bien que empezó a venirse a chorros, se retorcía como lombriz, sus fluidos mojaban toda la sabana, nos importaba poco que fuera casa ajena, ¡estábamos cogiendo riquísimo!

Yo también quería venirme así que me acosté y ella subió para cabalgarme, se movía riquísimo, se levantaba y se dejaba caer, movía su cadera de forma exquisita, ¡trituraba mi verga como nunca antes lo habían hecho!

L: ¡Tere dios, esta rico, que rico!

T: ¡Goza papi, toma, goza!

L: Muévete nena, que rico, que nalgas, que cuerpo, ¡te tenía ganas desde el día uno!

T: ¡Agh y yo a ti papacito! ¡Dámela muévete tú también no pares!

L: ¡Me vas hacer venir nena, te voy a llenar de mecos!

T: Dámelos, los quiero todos, ¡lléname de tu semen!

Tere se movía riquísimo, lo hacía tan bien que logro hacerme venir, descargue una buena cantidad de leche dentro de ella, la adrenalina me hacía morderle las tetas y las partes de su cuerpo que estaban a mi alcance, sus gemidos eran fuertes, yo también gemía fuerte, que rico orgasmo nos dábamos mutuamente!

L: ¡Tere que rico, mójame, trágate mi semen!

T: ¡Agh, si, uf, papacito que rico!

¡Después de que la llene de leche, ella bajo a limpiarme con su boca, como estaba muy sensible me hacía gritar como loco, me la mamo hasta dejarme seco y limpio!

Nos vestimos y salimos a la fiesta, la verdad la noche no termino ahí, salimos rumbo a un hotel a seguir cogiendo hasta el amanecer, ¡Teresa se volvía en ese momento una nueva amante madura y les seguiré contando las experiencias con ella!

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