Hola, es mi primer relato. Francamente he leído muchos relatos de mujeres donde a veces me hacen pensar que son solo fantasías. Me resultaba un tanto imposible creer que fuera verdad hasta que lo comprobé por primera vez y de ahí se ha vuelto algo que intento todos los días hasta que logre cumplir mis fantasías.
Soy un hombre de 42 años, mido 1.76 y soy de complexión regular. Regularmente salgo muy temprano de casa y uso el transporte público por lo cual me encuentro siempre con tumultos de personas.
En esta ocasión venia en el tren ligero, al sur de la ciudad de México. Este transporte es mixto y siempre va super lleno en horas pico. Así que, al momento de entrar al tren, entre empujones logre quedar justo en la puerta, bajé mi mochila para cargarla con mi mano y la coloque justo delante de mí. Ya no cabía ni un alma (al menos eso pensé) pero en la estación siguiente al abrir las puertas estaba una pareja esperando poder entrar. Un hombre como de 50 años y la chica como de 30. No pude evitar recorrerla con la mirada, vestía unos leggins negros y una blusa blanca. A simple vista se notaba que tenía unas piernas torneadas que conjugaban perfecto con su cintura y un par de tetas que se antojaban deliciosas. Bajó solo una persona y pese a que pensé que no se subirían cual fue mi sorpresa cuando ella se puso de espaldas para ser empujada por su pareja y entrar a presión. Al cerrar las puertas, el policía de la estación tuvo que empujar al señor para que pudiera cerrar la puerta adecuadamente. En ese momento las nalgas de la chica quedaron completamente pegadas al dorso de mi mano. Podía sentir la firmeza, el calor que emanaban, pero sentí algo de zozobra ya que pensé que me diría algo lo cual no sucedió.
En ese momento recordé los relatos de las chicas y quise probar suerte. Deje que el movimiento y lo apretados que veníamos hiciera lo suyo. Sentía el roce de sus nalgas y la sensación de sus mayones hizo que empezara con una erección como nunca la había tenido. Yo observaba a la chica discretamente pero no había ninguna reacción, ella solo venia platicando con su pareja. Así que me aventure a girar mi mano y logre tocar abiertamente esas nalgas tan deliciosas. Puse mi mano justo a la mitad de su trasero, con mi dedo medio justo entre sus nalgas y toda la mano acariciando y deleitándome con esa increíble experiencia. Su pareja no tenía idea de que otro hombre venia disfrutando de su mujer.
Después de dos estaciones ella se giró a petición de su novio (me imagino que por comodidad) y ahí fue cuando ya no pude creerlo. Su vagina quedó justo en mi mano y ella no hizo absolutamente ningún intento por moverse ni mostro incomodidad alguna, por el contrario, pasó su bolsa a su mano y la bajó quedando justo en mi pene que ya estaba muy duro como para no notarlo. Aprovechando el va y ven del tren yo podía sentir la humedad de su vagina y su calor. Con mis dedos comencé a frotar sobre su clítoris de manera circular y lenta y percibí como abrió un poco las piernas para que me fuera más fácil. Comencé a hacerlo de manera más rápida y rítmica cuando sentí como tomo mi miembro con su mano y lo apretaba de manera que sentía su excitación. Estábamos casi a punto de terminar cuando llegamos a la estación terminal y tuvimos que salir todos del vagón.
Ella solo se dio la vuelta y tomó la mano a su novio y se fueron caminando. Yo me tuve que esperar un poco más ya que era muy notoria mi erección y era incomodo ir caminado así.
A partir de ese momento comenzó mi afición por encontrar a esas chicas que disfrutan de este tipo de encuentros.