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Sueños sobre el sillón
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Después de que terminamos nuestro encuentro en el sillón, –no te comenté que tu hermana nos estuvo viendo y disfrutando con nosotros, no sé si eso cuente como un trío, jajaja– nos acomodamos la ropa, nos pusimos cómodos en el sillón y terminamos de ver la película antes de ir nuestro cuarto a dormir. Me desperté a media noche con un poco de sed, –siempre llevo un vaso con agua junto a la cama para tomar cuando se ocupa, pero hoy se me olvido llevarlo– salí de la cama con cuidado de no despertarte, camine por el pasillo en dirección de la cocina.

Cuando iba pasando por la sala el silencio de la noche fue interrumpido por un ruido, me puse en alerta, agudice el oído, escuche atentamente, parecía un gemido, un gemido de placer… me acerqué al sillón donde antes estuvimos gozando y vi a Raquel mi cuñada, ahí, acostada, parecía como dormida –no sé porque razón no fue a su cuarto, tal vez recordaba la escena reciente…– sí, estaba dormida, de nuevo un leve gemido se escapó de su boca… le observé mejor, tenía un cojín en medio de sus piernas ligeramente apretadas sobre él, respiraba agitadamente y un leve sudor cubría su frente, la mire con cierto morbo, me quede viendo, ella no lo sabía pero la veía al tiempo que un pensamiento me hacía endurecer, con un último gemido se mueve más fuerte, agitada, ella se despierta mientras aprieta el cojín que tiene entre tus piernas… con una pícara sonrisa lleva el cojín a su boca y lo muerde justo donde su sueño húmedo se descargó… se toca un momento, como si comprobará lo que acababa de pasar fuera cierto, sus dedos tocan sus ropas, sus manos llevan el cojín hasta su nariz, lo huele como queriendo sentir la fragancia que ella le acaba de regalar, –parece que es el mismo que puse debajo de Moni unas horas antes– lo lame y lo acomoda de nuevo entre sus piernas.

Sueños húmedos, sueños mojados, ganas de ti.

Espere con mi respiración agitada tratando de no hacer ruido a que se volviera a dormir, mi erección esta firme con lo que vi, –y, también con lo que pensé– con la boca aún más seca me fui lo más aprisa que pude por el agua y regrese al cuarto para acostarme al lado de Moni, ella esta como siempre duerme, boca abajo, su culo al aire que tanto me gusta… me acuesto junto a ella y la abrazo, pego mi erección en su pierna, no, no hay respuesta así que un poco frustrado me cuesta quedarme dormido, y, con ganas de algo más.

La mañana nos alcanza pronto, aún es temprano pero ya hace calor Moni todavía duerme y salgo de la habitación con rumbo al jardín.

Ya es sábado y como es fin de semana largo en un rato más toda la familia vendrá a pasar el día y aprovechar la alberca que mis suegros acaban de construir –la verdad es que les quedo muy bien-, paso junto a la sala y veo que mi cuñada ya no está en el sillón, me detengo un instante al recordar como la mire hace unas horas y antes de siquiera pensar algo salgo al jardín. Camino un poco hasta las sillas cerca de la alberca y advierto que Raquel esta de espaldas a mí, recargada justo donde salen los chorros de agua, parece que está recibiendo un masaje de la alberca, de lo concentrada que esta no se da cuenta de mi llegada, nada un poco y luego de unas brazadas vuelve al sitio donde estaba, pero ahora lo hace como de muertito tratando de apuntar el chorro a su entrepierna… yo la observo sin atreverme a moverme y disfruto el show intenta de un modo y de otro, buscando el ángulo adecuado, se acerca al filo de la alberca saca sus pies del agua para estar más cerca del chorro, sus manos toman el borde de la piscina, se acomoda, busca hasta que, parece que ahora si le pega donde ella quería, cierra los ojos y se deja llevar, el agua empieza a masturbarla, pero no le basta el chorro y una de sus manos se suelta del borde de la alberca y va por debajo de su traje introduce la mano y frota su sexo…

Yo me quedo viendo —no es que nunca hubiera visto masturbarse a una mujer, Moni lo hace seguido para mí— pero es tan morboso ver a mi cuñada con su mano ahí, con sus dedos intentando meterse debajo de la ropa, el agua golpeando ese lugar de placer, que mi mano ya está sobre mí polla dura, doy un par de tirones sobre mi ropa y el movimiento hace que mi cuñada reaccione, me ve con cara de vergüenza y se sumerge en el agua… yo mejor la dejo sola y voy a mi habitación con Moni. Encuentro a Moni que busca entre sus cosas lo necesario para ir a bañarse, me quedo en el marco de la puerta, pero la sigo inmediatamente en cuanto sale del cuarto, el baño esta al final del pasillo así que la alcanzó justo cuando va a cerrar la puerta, pongo mi pie para evitar que cierre y se sorprende un poco, voltea para ver qué pasa y se encuentra con mis ojos y mi cara de: “de esta no te escapas”, tome prestado su celular y lo puse en un ángulo correcto para que grabara el encuentro pulse play, y empuje un poco a Moni antes de que reaccionara y me abalancé sobre ella, poniéndole contra la pared, la bese apasionadamente y nos besamos hasta hacernos agua, te digo al oído lo caliente que estoy y me tomas el falo para comprobarlo, subes y bajas tu mano por el mis manos sacan tu ropa, tus pezones se marcan en la blusa no llevas sostén, la blusa es lo primero que cae al suelo seguido del pequeño short que usas, solo quedan las bragas, unas bragas que te gustan mucho…

Te baje esas bragas de algodón que usas para dormir —no es lo más sexi que te he visto, pero dices que son muy cómodas para dormir — las olí mmmm huelen a nosotros aún hay rastros del último encuentro, tome tus manos y las amarre con tus bragas, mi mirada buscó en el baño, pronto encontré lo que buscaba, encontré una secadora de cabello, tome prestado el cable, hice un nudo más fuerte con él, para amarrarte del toallero…

Ahí estabas desnuda frente a mí sujeta al toallero de tus padres, sonreí, tú también…

—Tengo ganas de esto desde ayer en el tren –sonreíste un poco más—, ¿a poco piensas que necesito de cuerdas para tenerte quieta? Mis manos bien pueden hacerlo, y si me apetece una solo orden debe bastar para que no te muevas PERRA. –la sonrisa en tu rostro desapareció.

Tome tus pezones erectos uno en cada mano, jale de ellos, jale fuerte, mordiste tu boca para no gritar los gire como si abriera la regadera, te solté antes que gritarás los acaricié suavemente sentí su textura en mis manos volví a tirar de ellos, más fuerte esta vez, un pequeño quejido salió de tu boca –sonreí– un nuevo giro, otra caricia sobre ellos, me dieron ganas de besarlos… lo hice, metí uno en mi boca y suavemente lo fui recorriendo, bese cada parte de él, pronto me dio sed de ti… baje con mi boca pegada a tu piel centímetro a centímetro fui lamiendo, llegue a tu monte de venus mordí un poco el bello con un leve tirón de mi boca… me detuve un momento, me separe de ti, volví a admirar tu belleza, me acerque de nuevo a ti, separe tus piernas un poco antes de hincarme frente tuyo, olí tu sexo mmmmm huele delicioso, abriste un poco más tus piernas, estabas ansiosa por lo que seguía, fue fácil encontrar tu clítoris hinchado y hambriento, ya estaba con ganas de que mi lengua jugará con él, así lo hice Lamí, chupe, succione, lo tome entre mis labios y tire de él, lo mordí cuanto quise como quien muerde una ciruela española mientras tus jugos brotaban de ti no tan dulce como la ciruela, un poco salado pero mucho, mucho más delicioso, te chupe, te chupe como desnudando el hueso de esa ciruela, tus pies se movían inquietos…

Cuando tu boca me pidió que te follara, yo lo hice… lo hice, te tome por la cintura y te levante, te recargue en la pared, tus piernas se enredaron en mi cintura, tus manos se sostuvieron en el toallero.

Te folle, te folle duro, fuerte, sin importar si alguien nos escuchaba, la verdad estaba muy caliente para tener esa precaución, entre y salí de ti sin piedad con toda la fuerza que podía ambos lo queríamos y así lo hicimos… fueron unos minutos de pasión, de desahogo, de placer, de nosotros.

Tus dientes se clavaron en mi cuello, al tiempo que tus piernas se aferraban a mi cadera, mis manos sujetaban fuerte tu cintura y mi boca también buscaba tu cuello, nuestros ruidos se fundieron en uno solo, y gritamos sin importar que nos oyeran, el final fue una explosión de placer una oleada de calor invadiendo nuestros cuerpos, desamarre tus manos que se colgaron de mi rostro y me besaste apasionadamente al final todo acabo como empezó, con besos… Nos bañamos rápidamente, al final tome tu celular y me mande el vídeo a mi teléfono quería tener guardado ese recuerdo.

Fuimos a nuestra habitación para cambiarnos, antes de que te vistieras saque de mi mochila una piedra, tu favorita la de color rojo, me miras sorprendida.

—Claro Moni, aquí también la usaras, creías que no te traería joyería para este viaje tan placentero. Hoy la llevaras por lo que queda del día, que es mucho así que ponte en cuatro que ya quiero ver como la luces. –Sonreíste de nuevo mientras te ponías en posición–. Te veías hermosa con ella puesta, nos vestimos y fuimos a la cocina para ayudar con el almuerzo, ya olía a café nada más llegamos, Raquel lo estaba preparando –ella también se había desfogado un poco antes del almuerzo– nos sonrió y evitó mi mirada. Mis suegros ya estaban también en la cocina, solo faltábamos nosotros, ya más tarde llegarían los demás.

Me serví un poco de café al tiempo que saludaba.

—Buenos días! –dije, mire mi celular para guardar el vídeo, entonces me di cuenta… busque con la mirada a Moni pero ella saludaba a sus parientes.

—Buenos días! ¿Cómo durmieron?–contesto mi suegra

—Bien, muy bien —dijo Moni sonriendo.

—Buenos días –nos contestó Raquel– Oye Moni fíjate que ayer tome tu celular por error –los acaban de comprar las dos escogieron el mismo modelo y color –, estaban juntos y no me di cuenta de eso, hasta hoy en la mañana que quise revisar mis redes. Tú traes el mío pásamelo aquí está el tuyo. —casi aventé el trago de café que tenía en la boca…

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