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Sueño cumplido
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Esta historia tiene su componente real.

No les voy a mentir, no todo en esta historia es cierto, sobre todo los nombres que cambié por razones obvias. La realidad es que me agarró en una época en que estaba haciendo algo llamado NoFap, que es una filosofía de no masturbarse ni ver porno, y ya llevaba mucho tiempo desde la última vez. Demasiado.

Y me agarró en el lugar más conveniente además, una fiesta alrededor de los 19 años, el cumple de Luciano, un amigo del cole. Por supuesto, la mayoría de los de la fiesta eran del cole, la mayoría de los cuales nunca me cayeron bien, unos tipos de mierda.

Pero entre toda esta gente estaba ella. La chica por la que estaba loco en toda la secundaria, chica por la que siendo un cagón, a pesar de todo lo que me pasaba por ella, solo la intenté sacar a bailar una vez. A ella le dio vergüenza y no lo hizo, me fui a mi casa llorando y no lo volví a intentar. Si, re virgo, pero así era yo entonces.

Por eso me había metido en NoFap. Esta mierda de no masturbarse te mueve a buscar activamente y desarrollar pelotas que no tenías antes, lo que rendiría sus frutos esa misma noche.

Y ahí estaba, jugando al pool con Luciano y otros amigos que no veía hace mil, cuando veo que ella estaba en el sillón que estaba cerca, charlando con sus amigas pero echándome una mirada de vez en cuando. Para nada tímida, eh, cuando Sole quería algo se le notaba muy claramente. Así que recibí sus miradas fijas de vez en cuando a través de la sala, y un fuego comenzó a surgir en mí: Estaba claro que me deseaba.

Si algo aprendí tras superar mi época de virgo era que cuando la chica que te gustó siempre te echa esa mirada, o la aprovechas o la aprovechas, so pena de arrepentirte durante el resto de tu vida mortal.

Así que junté valor y dejé a mis amigos jugando en el pool para ir y hablarle. Estaba sentada hablando con dos amigas suyas del cole, pero nada me detendría. Me convenció la idea de que su calentura podía no estar dirigida a mí, sino ser en general, y si yo no la aprovechaba otro lo haría. Tenía que ser yo.

-“Hola chicas, hace mil que no las veo. Me siento un rato acá, les parece?”

-“Si, cero drama Gabi”

Me conseguí hacerme un lugar al lado de Sole, y seguí mi conversación

-“Escuché que las tres están en arquitectura, como van con eso?”

-“Bien por suerte”

-“A mi me bocharon hoy, son unos culeados”

-“Uhh que cagada. Imagino que después le tiraste al profe una naranja” (algo que paso en el cole)

Bueno, no va al caso. La charla siguió y yo puse mi foco en Sole, hasta que en un momento las dos chicas se fueron adentro y quede solo con ella. (Yesss)

De hecho lo sorprendente era que todos se metieron adentro de la casa y nosotros quedamos solos en el sillón del quincho hablando.

“Todavía me acuerdo cuando te peleaste en el patio con Carla, todo el cole hizo un circulo alrededor de ustedes mirando como peleaban”

“Sii jajaja le re cabía, después le hice cosas peores que nadie se enteró”

Poco a poco me acercaba, la tocaba en el brazo, haciendo todo lo que había aprendido no hacía tanto.

Al rato, y en un momento cualquiera que ella estaba hablando, la toco más sugerentemente, pasando mi mano por todo su brazo despacio, ella hace silencio y me mira la boca.

Entonces me acerco y le robo un beso.

Primero un beso tierno, después le comí la boca. Nunca había besado a Sole, me moría de ganas. Y ahora que lo hice, no decepcionó. Fue el beso más lindo de mi vida… hasta ese momento al menos.

La besé con mi mano en su cara y la otra en su espalda, mientras estábamos sentados en el sillón. Chape con lengua y mordidas si tienen que saber. Estaba en el cielo.

Pero esto no iba a acabar ahí.

Rompí el beso sin sacar mi mano de su cara, y le dije al oído

“Hace mucho tiempo que quiero hacer esto”

Y la seguí besando, esta vez más fuerte. Mi mano en su muslo, muy cerca de su zona más íntima, la seguí besando en el cuello y me detuve. La gente podría ver lo que hacíamos en cualquier momento si salían. Por suerte Luciano era muy amigo mío y conocía la casa muy bien.

“Sole, vení conmigo”

La tomé de la mano y la lleve por atrás de la casa, pasando los autos a un pasillo re chico donde solo nos cubrían los árboles y plantas de las rejas que dividían la casa de la siguiente y una larga pared. Estábamos solos. Ella lo sabía y yo también.

Sin desperdiciar más tiempo le seguí comiendo la boca, apoyándome esta vez todo mi cuerpo en el suyo contra la pared, poniendo mi mano en su hermosa cola agarrándola fuerte y empujándola con mi cadera. Con mis manos la acariciaba y en un momento le paso mi mano por arriba de su vestido cerca de su parte más íntima. Metí mi mano abajo y pude tocar su bombacha ya húmeda y acaricié su vagina desde la tela. Ella gimió. Metí mi mano por debajo de su ropa interior y noté que estaba re mojada. Agarre una de sus tetas por fuera mientras la besaba en el cuello. De pronto me detuve y la miré a los ojos. Era el momento de decirle lo que sentía. Los dos estábamos re calientes, sentía el fuego quemándonos a ambos y sabía que esta noche iba a pasar todo. Así que me dejé llevar por la calentura, y le hablé sin inhibiciones.

“Sole, durante el cole siempre estuve loco por vos, y hoy quiero que sepas que esta noche estoy dispuesto a hacerte todo lo que te guste, pienso comerte la concha, cogerte hasta que no des más y te deseo tanto que hasta te chupo el culo si querés”

Siento que me fui al carajo con eso último, pero así pasó. Por suerte ella tenía el mismo nivel de calentura y solo dijo “Ya sé, Gabi, siempre lo supe.” Y sin decir más me desabrochó el jean, me bajó el cierre y metió su mano abajo de mi bóxer. Me senté apoyándome en la pared. Obvio que yo estaba con la pija parada como nunca antes. Y nunca me había afeitado ahí abajo, así que estaba al natural. A ella no le importó.

Sole me agarró primero suavemente las bolas y paso sus uñas largas suavemente por mi escroto. Paso su dedo en círculos lentos alrededor de todo mientras me miraba a los ojos con una sonrisa de deseo y acercó su boca a mi pija, me miró a los ojos un segundo interminable y se metió todo lo que pudo de mi pene adentro de su boca.

Mi mente apenas podía procesar lo que estaba pasando. Soledad, la chica que me volvió loco durante todo el colegio, la que miraba en las clases en secreto, mi primer amor, me estaba haciendo sexo oral!! Y era tan buena, me agarraba del escroto y pasaba su lengua lentamente por toda mi pija, metía su boca y con sus labios me chupaba el glande.

Si seguía así no iba a durar mucho y ella lo sabía, sintió como mi pija se hacía más dura y supo que terminaría en cualquier momento así que se detuvo. No había pasado un minuto y medio, pero 15 segundos más y no habría vuelta atrás, le hubiera llenado la boca de semen.

El hecho de que parara no me la bajó, extrañamente me la subió. Durante un mes de disciplina de NoFap, llevaba conmigo una cantidad de semen enorme deseando salir, y sabía que se lo iba a dar a ella. Pero no de esa forma.

“No me acabes en la boca” -dijo. “Si terminas después no sé cómo me voy a limpiar eso y cuando volvamos tengo miedo de que me vean algo en la cara”

Ignoré lo que dijo, y antes de que sintiera más miedo que se la baje, la traje hacia mi, la bese, la apoyé en el pasto y le subí el vestido.

“Mi turno”

Sole tenía una bombachita rosa hermosa, sin tardar más se la bajé con los dientes y descubrí su hermosa conchita. Una vagina de esas que son como una línea, y toda depilada alrededor. Sin tardar más se la comí, pasando mi lengua por fuera y por dentro, deteniéndome un rato laaargo en su clítoris. Arriba y abajo, movimientos circulares. Ella gemía despacio para que nadie escuchara, aunque todos estuvieran lejos. Al rato le metí dos dedos en la vagina mientras lamía su clítoris. Su hermosa y enorme cola era en serio una belleza y la agarraba, acariciaba y jugaba con ella como podía. Me aventuré y le metí un dedo en el culo mientras chupaba.

En retrospectiva fue algo injusto, yo estuve casi diez minutos ahí abajo y ella solo dos y ninguno había terminado aún. Ella contenía los gemidos y me agarraba la cabeza, empujándola hacia ella. Con mis dos manos le agarré sus tetas mientras no dejaba de chuparle la concha.

“No puedo más. Cogeme. Cogeme ya Gabi”

Le saqué todo resto de ropa que tenía y me ayudó a sacarme la mía también. Estaba por pasar. Y ella estaba desesperada por que se lo metiera, ya no había nada que nos pudiera detener.

Estábamos desnudos encima del pasto, y apoyé mi cuerpo sobre el de ella, con cuidado de que mi pija estuviera encima de su vagina, pero de forma paralela. Tenía que decirle algo antes.

“Sole” -le dije, mientras la miraba a los ojos y le acariciaba el pelo. “Hay algo que tenés que saber antes. No tengo forro (preservativo). O sea, no tengo ninguna ETS ni nada de eso, pero igual te aviso porque pienso cogerte hasta el final y una vez que me meta ahí adentro ya no voy a poder parar”

“No te preocupes” -dijo. “No hay problema”

“Aún si eyaculo adentro tuyo? Segura?”

“Si Gabi. En serio no hay problema. Ahora por favor cogeme”

El fuego que tenía dentro me empezó a consumir. Me puse en posición para metérsela, la mire a los ojos y se la metí hasta donde llegó. Sole estaba tan mojadita que paso muy fácil. Se le escapó un gemidito un poco fuerte que tuve que ahogar con un beso. Estaba adentro de ella.

Empecé a cogerla, yendo atrás y adelante. A ella se le escapaban gemiditos así que la tuve que besar casi todo el tiempo.

Era algo de otro mundo. Su conchita, re excitada, me invitaba a ir mas profundo con sus paredes húmedas y calentitas. Realmente era como si mi pija hubiera sido hecha para esa conchita. Ella se movía rápido desesperada porque se la diera más rápido. Yo intentaba disfrutar y controlarme a la vez como había aprendido, pero mis bolas estaban cargando el semen de un mes y ya no iba a durar mucho. Sabía que en cualquier momento iba a eyacular. Y sería dentro de mi primer amor.

“Sole, estoy muy cerca”

“Ni se te ocurra parar ahora, yo también estoy cerca” -respondió, y apuró sus caderas que ya chocaban contra mi pelvis, y me encerró con sus piernas en un cerrojo que no me dejaría salir aunque quisiera… Pero no había nada que quisiera más que llenar a Sole de semen. Y ella también quería.

Apuré mi ritmo y mientras la besaba sentí como se le escapó un gemido ahogado y sus paredes internas se contraían alrededor de mi pene. Eso era demasiado para mí.

Ya no me pude más y mientras el irreparable flujo de dopamina llegó a su tope en mi cerebro, se me escapó un “Sole” bastante fuerte, y el orgasmo más grande de mi vida comenzó a fluir a través de la vagina de mi amor platónico. Una sensación tan intensa que agarré con indescriptible fuerza sus hombros cruzados en mi abrazo, mientras ella me arañaba en la intensidad de su propio orgasmo, detonado por la sensación de la descarga de cerca de litro y medio de mi semen llenando su conchita, desbordándola.

Un minuto y medio. Una eternidad en el cielo. A medida que los últimos espasmos se iban apagando, Sole me dio un abrazo auténtico. Le había encantado.

Le di un beso en la mejilla, y después de un rato de sentirme como en casa dentro de ella, finalmente se la saqué. Todavía le salía lo que le metí adentro, pintando sus muslos de blanco.

“Vamos a hacer esto de nuevo” -me dijo. No podía estar más de acuerdo.

Nos vestimos, ella hizo lo que pudo para que no se notara qué había pasado entre nosotros, y en medio de eso me surgió una duda.

“Sole, estás tomando la pastilla?”

Su movimiento se detuvo un segundo. El suficiente para ver que la pregunta le afectó en algo. Después siguió vistiéndose y dijo.

“Si Gabi, obvio.”

No me lo creí ni por un segundo. Y por alguna razón, no me importó.

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