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Su cintura
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Tiempo de lectura: 3 minutos

La inesperada atracción por el cuerpo de mi cuñada plantea la primera interacción sexual entre ella y yo.

¿Alguna vez se han visto atrapados entre el deseo, la culpa y la duda?

Pues así me encuentro últimamente, tengo que admitir que es solo una joven con una inocencia que me parece encantadora. Sin embargo desde que vi su cintura no he podido evitar el querer sentir su piel.

Por razones totalmente independientes a nosotros esto no puede ser más que un sueño, el hecho de conocernos más allá de lo debido, sin embargo, sé que leerá esto y de un modo u otro podrá disfrutar de mi al leer, como yo de ella al escribir.

La conocí de un modo muy extraño, solicitó mi ayuda para resolver algunos ejercicios del examen que presentaría ese día. Poco a poco al paso del tiempo nos conocimos mucho más y la confianza aumentó exponencialmente.

Gracias a esta confianza le indiqué, escribiría un relato basado en ella, así que este es el prometido.

Para comenzar me gustaría contarles un poco de ella. Es una mujer un tanto alta pues mide 1.66 m, tiene unas hermosas piernas largas, gruesas y atractivas… son la entrada al infierno más excitante del mundo, cuenta con unos labios gruesos que te hacen pensar en el cielo solo con imaginar su sabor o el roce de ellos en ciertas regiones del cuerpo, un par de senos perfectamente equilibrados a las proporciones de su cuerpo; basta con verlos para desear jugar con ellos y perderse en el misterioso sabor de sus pezones, cabello largo y negro que contrasta con su hermoso tono de piel, el mismo te invita a jalarlo para controlar cualquier tipo de jugueteo que pueda darse con su cuerpo. Sin embargo, lo más excitante de su ser es esa cintura que marca perfectamente las curvas de sus senos y sus cadera. Es la entrada al equilibrio perfecto, pues puede ser bendición besar lentamente su abdomen o tortura tenerla tan cerca y no poder disfrutar ni un poco de ella.

Ahora que conocen mi tentación, me permito contarles lo que ha pasado por mi mente al pensarla como mujer.

Era una noche de sábado, me encontraba relajado en la sala de mi casa, estaba bebiendo y fumando un poco, aligerando el estrés de toda la semana. Mientras veía una película en Netflix llamada 365 días. Al momento de aparecer las escenas de sexo no pude evitar pensar en ella.

A mi mente vinieron imágenes del cómo sería acercarme lentamente a ella por su espalda para besarla lentamente al mismo tiempo, tomar su cintura y apretarla hacia la mía para qué sintiera mi excitación.

Imaginaba el sabor de su piel, así como su respiración agitada, no podía evitar pensar en cómo sería besar detrás de su cuello mientras una de mis manos recorría su abdomen solo con el roce de las yemas de mis dedos en dirección a sus senos mientras que la otra desabrochaba su brasier, podía incluso sentir la suavidad de su piel, la rigidez de sus pezones y el vaivén de su pecho debido a su respiración.

Sin darme cuenta desabroché mi pantalón y comencé a tocarme. Mientras navegaba en su cuerpo dentro de mi mente, podía ver de manera clara como se deslizaban sus pantalones por sus piernas para después retirar su ropa interior con mis dientes, así subir por sus piernas besándolas poco a poco, desde sus dedos, sus pantorrillas pasando por sus corvas y el interior de sus muslos hasta llegar en medio de sus piernas para comenzar a lamer lentamente desde su clítoris hasta la profundidad de sus labios mientras con mis manos apretaba sus nalgas, al mismo tiempo ella empujaba mi cabeza cada vez con más fuerza hacía su cuerpo.

En ese momento mientras mi lengua jugaba haciendo círculos sobre su clítoris y dos de mis dedos se perdían dentro de su cuerpo, ella comenzaba a presentar convulsiones y con sus piernas atrapaba mi espalda, sus manos sujetaban mi cabeza con firmeza para yo probar el sabor de su cuerpo mientras ella se perdía en un orgasmo perfecto.

Era necesario que ella tomara aire, mientras con tranquilidad buscaba un par de hielos para ponerlos en mis labios y deslizarlos por su espalda hasta sus nalgas, lentamente por sus senos, su cuello, solo para disfrutar la vista de su piel al erizarse. No podía evitar el dirigirme a sus pezones para probarlos y jugar con ellos mientras ella solo clavaba sus uñas en mi espalda, escuchaba como me pedía que no fuera cruel con ella, me decía que no siguiera jugando, en ese momento ella dirigió su mano hasta mi miembro y lo llevo hasta ella para comenzar a penetrarla.

Fue ahí cuando reaccioné y salí de mi fantasía, solamente para ponerme a escribir este relato y pensar en cómo contarle, este mismo sueño.

Sé que lo leerá y su piel le indicará si es propio vernos a los ojos y contarle el resto de la fantasía. Por el momento esto termina aquí y esperemos un continuará…

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