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Soy más puta que mi esposa
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Enlace al relato anterior al final.

Cómo relaté anteriormente Víctor me había cogido contra mi voluntad, pero a pesar de todo, me había encantado su salvaje y brutal forma de coger, tanto así que había aceptado dejarme coger en otras cinco ocasiones a fin de “recuperar” los vídeos que tenía de mi esposa con Rodrigo, y no sólo fueron cinco, si no que me dejaba coger una o dos veces al mes, si bien seguía siendo la putita de Rodrigo y me encantaba serlo, la forma de coger tan dominante y desenfrenada de ese viejo pervertido tenía lo suyo, me cogía de una forma tan intensa que durante la cogida sentía que me faltaba el aire, mientras me insultaba y decía mil vulgaridades que me excitaban al máximo y me dejaba el culo ardiendo por varios días. Rodrigo sabía de las cogidas por “chantaje” de Víctor, pero no que me seguía cogiendo, de cierta forma le estaba siendo infiel, aprovechaba que Víctor vivía solo y que la pareja de Rodrigo solamente tenía turno nocturno cada tres semanas, que era cuando nos veíamos.

Con el tiempo, el trato entre Rodrigo y Víctor se fue relajando, si bien no podía decirse que fueran amigos, ya no se sentía el ambiente tenso entre ellos.

Víctor me preguntó cómo era posible que dejara que Rodrigo se cogiera a mi esposa y le respondí en forma sincera, sólo era sexo, nada más, le permitía a mi esposa darse el lujo de disfrutar de un macho como Rodrigo, quien era formidable en la cama, y que eso había incluso mejorado mi relación con ella, teníamos sexo más seguido, era más cachonda, se preocupaba por vestirse y arreglarse mejor, se veía más feliz y contenta y que de cierta forma, yo también le era infiel con el mismo hombre, quien lograba satisfacer mi lado femenino, y por lo tanto, entendía a mi esposa, la amaba y quería que se sintiera plena como mujer, cómo Rodrigo me hacía sentir.

Habrían pasado alrededor de 8 o 9 meses cuando Víctor me dice que tiene una fantasía que quería cumplir: cogerme, mientras Rodrigo se cogía a mi esposa y los veíamos por web cam en directo, al principio la idea me pareció descabellada, pero poco a poco me fue convenciendo, sería algo excitante y morboso, Rodrigo y yo habíamos dejado de grabar videos después de que Víctor hackeo mi equipo, cachondo como siempre, no fue difícil convencerlo de volver a grabar, al contrario, le entusiasmó la idea, le excitaba mucho que se grabaran sus cogidas, sabía que era un extraordinario amante y le gustaba observar como se cogía a sus parejas y las hacía chillar de placer, me dijo que se sentía como el protagonista de una película porno, pero que no había tocado el tema por lo sucedido con Víctor, además le añadía mucho morbo cogerme mientras veíamos algún vídeo de mi esposa cogiendo con él.

Llegó el día de la salida mensual de mi esposa con “sus amigas”, ese día le comenté que tendría que ir al trabajo a terminar una tarea pendiente, pero que no se preocupara que había conseguido quien cuidara a los niños. Efectivamente en la semana había estado preguntando con mis compañeras de trabajo y una de ellas me recomendó a una sobrina, y aunque mi esposa no estaba segura de dejar a los niños con una persona extraña, la convencí con las referencias que me habían dado.

Nos bañamos y arreglamos. Mi esposa se había puesto un vestido corto color rojo, muy ceñido al cuerpo, de tirantes y con un ligero escote, se veía despampanante, se había arreglado con su atuendo más provocativo.

Era morboso saber que cada quien se arreglaba para su macho y se me paró la verga, me sentía muy excitado, intenté controlarme y no me masturbé, lo cual no le resultó indiferente a mi esposa, quien sonriendo se acercó y dándome un beso me acarició la verga y me dijo:

– Vaya parece que estás cachondo.

– Así me has puesto, amor, te ves bellísima, seguramente serás la envidia de tus amigas.

Solo sonrió con el halago, le había confirmado que se había vestido muy sensual.

Salimos juntos y la llevé al centro comercial donde supuestamente se reuniría con sus “amigas”, y dónde seguramente ya estaría esperando Rodrigo, rápidamente me fui a casa de Víctor.

Me estaba esperando, solamente con una playera interior y unos shorts cortos, tan pronto entré, cerro la puerta, me tomó de la cintura y me apretó contra su cuerpo, haciéndome sentir el calor de sus manos y cuerpo a través de la ropa, el olor a colonia y a jabón inundó mi nariz, acercó sus labios a los míos y me dio un cachondo beso mordiendo mis labios, al tiempo que una de sus manos recorría mi espalda y bajaba a mis nalgas y sin previo aviso hundió un dedo entre mis cachetes hasta frotar mi ano, la atrevida caricia me estremeció, dí un respingo involuntario apretándome más contra su cuerpo y pude sentir su ardiente verga, dura bajo su ropa y seguramente sintió la mía restregarse contra la suya, me miró a los ojos y sonrió en forma burlona.

– Vaya putita, vienes caliente, ven entra que ya estoy cachondo por ver cómo se cogen a tu mujer.

Me tomó de la cintura y nos dirigimos a su recámara, en el camino no dejaba de acariciarme las nalgas.

Al entrar a la recámara, lo primero que veo es una enorme pantalla de televisión, no la había visto antes y sonriendo me dijo.

– ¿Te gusta mi nueva pantalla?, la compré en honor a tu mujer, quiero ver a detalle como se la cogen.

En cierta forma me halagó el comentario, su computadora portátil ya estaba conectada y me pidió conectarme al equipo de Rodrigo. En lo que me conectaba fue a la cocina y trajo una botella de vino y dos copas, llenó las copas y se me acercó por detrás, justo en ese momento logré conectarme a la cámara web del equipo de Rodrigo y empezó a transmitir, besó mi nuca y me agarró con firmeza de mi cintura restregando su verga contra mis nalgas, me retorcí entre sus brazos recostando mi cabeza contra su pecho en señal de entrega y su lengua se apoderó de mi oreja, la metió dentro y un gemido de placer escapó de mi boca, si bien no se puede decir que Victor fuera guapo, era tan viril y masculino que me hacía sentir una mujer en sus brazos. Sin dejar de lamer mi oreja y besar mi cuello, me empezó a desnudar, desabrochó mi camisa y luego mi pantalón, el cual cayó al suelo, me lo terminé de quitar con mis pies, lo mismo hizo con su ropa, pronto sentí su velludo cuerpo pegado a mi, la piel de mi espalda se erizó al contacto y lancé un suspiro, al tiempo que me dijo:

– Me encantas Ariel, eres una dulce putita, tu piel es tan suave.

Tomó una copa y dio un sorbo de vino, siento sus labios mojados por el vino en mi nuca y deja escapar un chorrito que resbala por mi espalda causándome un escalofrío, seguido de su lengua lamiendo mi piel.

En eso escuchamos un ruido que viene del televisor y al voltear vemos que aparecen Rodrigo y mi esposa llegando a la cama.

– Ven cariño, ya va a empezar la función- dice Víctor dándome mi copa de vino y se recostó en la cama abriendo sus piernas y con la espalda pegada en la cabecera, me pidió recostarme sobre su cuerpo, me abrazó con firmeza y sentí su aliento en mi oreja, su verga tiesa y palpitante quedó apoyada contra la parte inferior de mi espalda y el nacimiento de mis nalgas, alcancé a sentir un ligero flujo húmedo y viscoso saliendo de la punta y humedeciendo mi piel, me apretaba con fuerza en sus brazos, me hacía sentir tan hembra, su hembra, empezó a acariciar mis pezones y pellizcarlos, me sentía en el cielo.

En la pantalla veía como Rodrigo llenaba de besos a mi esposa y poco a poco la iba desnudando, pronto la dejó solamente con la tanga y sostén puestos, mientras se iba desnudando, le quitó el sostén dejando sus pechos grandes y firmes al descubierto y hundió su cara entre ellos, escuché los primeros gemidos de mi mujer, Rodrigo parecía un becerro succionando en forma alternada los rosados pezones de mi esposa, Víctor continuaba acariciando mis pechos y me susurró al oído:

– Que buena putita es tu esposa, es un dulce, uff, que envidia me da el cabrón de Rodrigo.

Rodrigo seguía mamando los pechos de mi esposa sin cesar, sus manos bajaron a su cintura y le quitaron la tanga dejándola completamente desnuda, la hace girar y queda ahora sobre él en lo que le da ardiente y jugoso beso, sus manos acarician y aprietan sus nalgas, las abre y aprieta, se alcanza a observar su pequeño y arrugado esfínter.

Ahora es mi esposa quien besa el pecho de Rodrigo y va bajando poco a poco, hasta llegar a su larga y gruesa barra de carne, abre su boquita y la cabeza de ese enorme falo desaparece en su boca, los gestos y gemidos de Rodrigo evidencian que no lo hace nada mal.

– Que bien chupa la verga tu vieja, ¿y sabes?, tengo ganas de que me la chupen también – me dice al oído.

No me hice del rogar, me incorporé y me arrodillé entre sus piernas, tomé su gruesa verga entre mis manos, al acercarme me llegó el fuerte olor de su verga, lo cual me excitó enormemente, la verga de Víctor desprendía un aroma muy fuerte, una verga de macho y abriendo mi boca, recorrí toda la cabeza con mi lengua, sentí como se estremeció y lanzó un gemido, abrí la boca y metí todo el pedazo de carne que me cabía en la boca, succioné con gula, el sabor saladito y ligeramente ácido de su verga inundó mi boca, su precum salía en abundancia y sentía como el viscoso líquido traspasaba mi garganta, salivaba en abundancia y mi saliva escurría por el tronco. Lo escuchaba gemir y gemir, seguí mamándosela tratando de metérmela hasta el fondo, sentí náuseas cuando la cabeza de su verga traspasó mi campanilla, pero no me importó, aguanté y seguí mamando, quería darle el máximo placer posible. Escuchaba también los gemidos de Rodrigo por el placer que le daba mi esposa y eso me enardeció todavía más, pensar que mi esposa estaba en mi misma situación, con una verga en su boca y dándole placer a su macho, sentí una especie de competencia para ver quién era la mejor puta y empecé a chupar la verga en mi boca en forma frenética, los gemidos de Víctor se volvieron más intensos, sus manos me tomaron de la cabeza y guiaba mis movimientos haciendo entrar y salir su verga, estaba seguro que pronto se correría en mi boca, cuando me jala del pelo y saca su verga, la refriega por mi cara y me dice;

– Para, para, puta, me vas a hacer correr y ahora lo que quiero es cogerte como Rodrigo se está cogiendo a tu mujer.

Giré mi cara y vi como Rodrigo se estaba cogiendo a mi esposa de frente con las piernas abiertas y una pierna sobre el hombro.

Víctor se levantó y fue por un tubito de lubricante, lo abrió y se echó un chorro en la verga, la cabeza rojiza brillaba con el viscoso líquido, se acercó y tomándome de los tobillos me jaló hacia él, boca arriba, subió una de mis piernas a su hombro, exactamente la misma posición en la que se encontraba mi esposa, sentí su verga restregando mi rajita, buscando mi pequeño orificio, pronto lo encontró y mi cuerpo se estremeció al sentir el contacto de la punta de su verga y paré más la colita para recibirlo.

De pronto sin previo aviso da un violento golpe de cadera y me la deja ir enterita, de una, hasta el fondo, no pude evitar dar un grito de dolor, si bien mi culo estaba acostumbrado al grosor de su verga, no me había dilatado previamente y la embestida había sido muy salvaje, el dolor se convirtió rápidamente en un calor tremendo, seguido por una ola de placer que recorrió toda mi columna, sentía sus huevos bien pegados a mis nalgas. Me la fue sacando hasta dejar solamente la cabeza dentro y nuevamente me empaló con furia, un nuevo gemido salió de mi boca y sentí que me faltaba el aire, Víctor me veía a la cara sonriendo, una sonrisa pervertida y burlona, disfrutaba las muecas que hacía cada vez que me empalaba.

– Tienes cara de putita, me encanta ver las caras que haces mientras te cojo, cómo disfrutas mi verga, aghhh, toma putita, aghhh, toma.

Arremetió una y otra vez, sentía como entraba y salía por mi culo y como lo iba abriendo cada vez más, adaptándose al grosor de su verga, la sensación de su verga frotando mis paredes internas era muy intenso y me hacía gemir sin parar, giré mi cara y ví a mi esposa en la pantalla, Rodrigo la tenía agarrada de los tobillos, bien abierta, siendo cogida con fuerza, sus piernas y pechos se balanceaban al ritmo de las arremetidas que le daba su amante, gimiendo como loca, mi esposa y yo empaladas al mismo tiempo en la misma posición, la única diferencia era que a mi esposa la estaban empalando por su coñito y a mí me estaban enculando, era una situación muy morbosa que difícilmente podría olvidar, cerré los ojos, me sentía mareado, Víctor me seguía empalando a toda velocidad, sus huevos chocaban contra mis nalgas con furia, cada vez gemía más fuerte y me decía mil obscenidades, entonces sentí que mi cuerpo empezaba a convulsionar, espasmos recorrían mi cuerpo, mis ojos se pusieron en blanco y ya no aguanté más, mi verga se ensanchó y empezó a lanzar chorros y chorros de leche que llegaron hasta mi pecho, al tiempo que gritaba como una loca, Víctor cerró los ojos y haciendo una mueca como de dolor gritó:

– Ya no aguanto amor, ahí te va mi leche, te voy a preñar putaaa

Me dio un último embiste profundo y tomándome de las caderas como si quisiera meterme hasta los huevos sentí como se descargaba dentro de mí, trallazos de leche ardiente inundaron mis entrañas, era tanta que al sacarla de mi interior brotó un chorro de leche que escurrió por mis nalgas. Se desplomó sobre mí y me dio un jugoso beso mordiendo mis labios, después se tendió boca arriba y yo me acurruqué en su pecho, en la pantalla ví que mi esposa y Rodrigo también estaban terminado, Rodrigo estaba llenando de leche el coñito de mi esposa, se la dejó enterrada mientras le daba un beso con pasión, después de unos minutos se recostaron uno al lado del otro, semi abrazados y empezaron a platicar entre ellos, seguramente de lo rico de la cogida.

Mientras tanto, Víctor me elogiaba y me decía lo mucho que había disfrutado me dio una copa y juntos nos terminamos la botella de vino.

Después de unos cuarenta minutos en la pantalla vemos como Rodrigo empieza a besar en forma cachonda a mi esposa y a apretarle las nalgas, algo le dice a mi esposa al oído y mi esposa asiente con la cabeza, se levanta y trae un tubo de lubricante, lo que me confirma que la acción está por reiniciar.

La jala de las piernas y la pone al borde de la cama boca arriba, muy cerca de la cámara web que está grabando todo, estoy seguro que Rodrigo lo hace con toda intención de grabar el delicioso culo de mi esposa en primer plano.

Pone un cojín bajo su cintura y jala sus piernas hacia adelante, casi hasta tocar sus pechos, en esa posición su coñito y culo quedan expuestos, su coñito está jugoso y palpitante, se nota que está recién cogido, sus lindas nalgas grandes y firmes quedan entreabiertas y queda al descubierto su pequeño orificio, cerradito, arrugadito y rosadito, parece palpitar de ansiedad, es imposible creer que ese diminuto agujerito sea capaz de recibir semejante verga, sin lugar a dudas mi esposa conserva un hermoso culo, Rodrigo abre el tubito y aplica una generosa cantidad en su culito, con un dedo masajea lentamente la arrugada y sensible entrada de su orificio, y empuja la yema de su dedo, mi esposa se retuerce y da un gemido, pero no pone resistencia, el dedo se va introduciendo poco a poco, desapareciendo en su interior, entre gemidos de mi mujer, mueve su dedo en forma circular, lo mete hasta la mitad y lo saca hasta dejar solo la yema dentro, todo es tan excitante que la verga de Víctor y la mía se han puesto duras y mi culito se contrae cómo si fuera a mi al que están dedeando.

El dedo de Rodrigo desaparece por completo y mi esposa da un nuevo respingo y un largo gemido. Víctor alaba el culo de mi esposa:

– Que buen culo tiene tu mujer, sus nalgas son firmes y el culito estrechito, se nota que le encanta la verga, ha de apretar bien rico.

Le confirmé que mi esposa tenía un culo estupendo y como antes no le gustaba que la cogiera por el culo, hasta que llegó Rodrigo y la culeó y que desde entonces era una estupenda culeadora para disfrute mío y de Rodrigo.

Poco a poco fue dilatando el culo de mi esposa, su dedo entraba y salía con facilidad, así que sacando su dedo, echo otro chorrito de lubricante y ahora fueron dos dedos los que entraban y salían del culo de mi mujer, Víctor tenía los ojos abiertos como platos sin perder detalle y tomando mi mano la llevó a su verga para empezar a masturbarlo.

– Puta madre, que puta es tu vieja, mira como goza, le encanta dar el culo.

Después de unos minutos era mi esposa la que movía el culo en círculos, y gemía como loca, gozando los dedos de Rodrigo, saca sus dedos, era la señal de que su culo estaba listo para ser empalado.

Le pidió que se pusiera en cuatro al borde la cama, tomó el tubo de lubricante y se embadurnó toda la verga en forma generosa, abrió las piernas de mi mujer al máximo y empujó su espalda contra la cama para que levante bien el culo, se posicionó arriba de ella y empezó a restregar su verga recorriendo todo el canal, lo hacía de arriba abajo apuntando con su verga hacia abajo de tal forma que se apreciaba el tremendo garrote hinchado y venoso recorriendo toda la raja de sus nalgas, mi esposa gemía y le suplicó que se la metiera de una vez.

La tomó de la cintura y empezó a presionar sobre su ano, lo hacía entrando desde arriba, tal vez no la mejor posición para coger, pero si para que quedara grabada la enculada en todo su esplendor, el apretado culo de mi esposa fue cediendo y entró la cabeza, mi esposa dio un grito de placer, al tiempo que su esfínter se cerraba sobre el tronco de esa majestuosa verga, después de un rato sin moverse sacó la punta de su verga y observé cómo quedaba un hueco que poco a poco se iba cerrando, algo sumamente excitante y morboso. Repitió la operación un par de veces y Víctor ya no pudo más, me pidió ponerme en cuatro con el culo bien empinado, así lo hice, misma posición que mi esposa, las piernas bien abiertas y mi cara contra el colchón, arqueando mi espalda para levantar bien mi culito.

Me tomó de la cintura y me embistió de una sola estocada, hasta el fondo, mi grito se ahogó mordiendo las sábanas, sus huevos chocaron con mis nalgas, sus huevos pegados a mi culo me hacían sentir completamente llena, llena de mi macho, me empezó a coger con fuerza, Víctor al contrario que Rodrigo, era un bruto, pero me encantaba su salvaje forma de coger.

En la pantalla veía como ya Rodrigo le había ensartado la verga hasta la mitad y seguía avanzando, era increíblemente morboso ver como el pequeño orificio de mi mujer se ensanchaba a límites insospechados, cuando ya tenía tres cuartas partes de esa tremenda verga en su interior, mi esposa se quejó y poniendo una mano en la pelvis de Rodrigo le hizo entender que ya no podía más, que detuviera el avance. Rodrigo obedeció y no siguió avanzando, empezaron las embestidas hasta tres cuartas partes de verga, al ver esto Víctor señaló.

– Vaya, ya no le cabe más verga a tu mujer, es una gran puta, pero tú eres mejor, te la comes enterita y sin chistar.

– Si papi, si, me encanta ser tu puta, sigue, rómpeme el culo, dame más.

Me encantó el cumplido, que mi amante dijera que era más puta que mi esposa, porque en ese momento sentía un poco de celos, mi esposa era una verdadera hembra y tenía un agujero adicional, me sentía en cierta forma en desventaja, así que el comentario me enardeció y quise dar el máximo placer posible a mi macho, empecé a mover el culo en círculos como la mejor puta y lo hice gemir, le encantó y me volvió a elogiar dándome unas nalgadas que me excitaron más, me decía que le encantaba como movía el culo y como me iba tragando su verga, hasta el fondo.

Entonces me incorporé y empecé a culear hacía atrás, clavándome la verga hasta el fondo y empecé a apretar la colita, si bien era algo doloroso ya que tenía el culo al rojo vivo, solo pensaba en dar placer a mi macho, sentía su verga ensancharse y contraerse al ritmo de mis apretones, sus gemidos se volvieron gruñidos, gruñía cómo toro y gritaba que le encantaba como le apretaba la verga. Me tomó de la cintura y me empezó a empalar en una forma encarnizada, me empalaba a toda velocidad y ahora aflojaba el culo cada vez que me empalaba y apretaba cada que la sacaba, en una sincronía envidiable, me dio un fuerte embiste y sentí que su verga se expandía e inmediatamente apreté el culo lo más que pude, prácticamente ordeñando a mi macho, empezó a convulsionar mientras gruñía y descargaba su leche en mi interior, al instante empecé a convulsionar también y empecé a gritar como puta, mi verga empezó a lanzar chorros de leche que mojaron toda la cama.

Se desplomó sudoroso sobre mi cuerpo, exhausto, los espasmos de su verga y mi culo no paraban, involuntariamente le seguía apretando la verga y sentía como se seguía moviendo su verga en mi interior, en la pantalla entre gemidos, Rodrigo le estaba llenando de leche el culo a mi esposa.

Después de un rato y ya más relajados su verga fue perdiendo rígidez y salió de mi culo, un chorro de leche escurrió por mis piernas.

Ya habían pasado más de 3 horas y había que regresar, así que con un poco de dificultad me incorporé, sentía que me fallaban las piernas, y me tuve que apoyar en Víctor, la cogida había sido tremenda, me llevó a la ducha y tomando el jabón me bañó con suavidad, acariciando mi piel y abrazándome me dio un tremendo beso, al apretarme contra su cuerpo sentí que su verga se estaba poniendo morcillona, seguramente me podría dar una nueva empalada, pero ya no había tiempo y mi culo está deshecho, así que solamente le lavé la verga con jabón en agradecimiento, sintiendo como se ponía cada vez más dura, seguía alabándome y diciendo que era la mejor puta del mundo.

Me ayudó a vestirme y salí rumbo a casa, cuando llegué estaba todo en calma, la niñera se había ido y fui al cuarto de mis hijos para asegurarme que estaban bien, después fui a mi recámara y encontré a mi esposa dormida (o probablemente fingía estarlo) y aunque en otras ocasiones la hubiera cogido, ya que me encanta cogerla recién cogida por Rodrigo, mi cuerpo no podía más y sólo le dí un beso, me quité la ropa y me recosté junto a ella, abrazándola con ternura, me quedé pensando, se veía tan tierna dormida, quien diría que fuera tan puta, sin embargo, me sentía más puta que ella y el escozor en mi culo me lo confirmaba, así me fui quedando dormido, ambos bien cogidos, con el culo lleno de leche de nuestros machos, pero bien satisfechas cómo hembras.

Espero sus comentarios a [email protected].

Relato anterior:

Tuve que dejarme coger para salvar mi matrimonio

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