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Sorpresa en el Metrobús de CDMX
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Me encuentro al borde de contarles una experiencia que viví hace no más de tres meses en el Metrobús de la Ciudad de México.

Había terminado la jornada laboral, por lo que ya me disponía ir a casa y descansar, este maravilloso evento se presentó alrededor de las 8 de la noche. Cómo es costumbre, en un martes cualquiera, el Metrobús con dirección a Tepalcates se encontraba totalmente lleno, así dejaras pasar 3, 4 o 5 camiones, la cantidad de gente seguía siendo la misma. De tal forma que me encontraba esperando un pequeño espacio en la última puerta, abordando en la estación de Amores.

Platicando un poco de mi persona, les puedo decir que físicamente tengo la altura normal de un hombre, de complexión delgada, barba recortada y con unas piernas y glúteos bien desarrollados gracias a practicar futbol en mí juventud. Retomando el evento, me encontraba ya al borde de poder tomar el siguiente camión, cuando por la parte de atrás llega uno que se dirigía a la dirección contraria, dejando bajar a varios usuarios, momento justo en el que llegaba el camión al que me llevaría a casa.

De reojo veo como personas que bajaron del camión de atrás, se dirigían al mismo camión que me encontraba por abordar, entre ellas, una dama que debería de rondar entre los 28 y 30 años de edad. Era una mujer que llevaba unos leggins negros y una playera blanca, de complexión un poco robusta y de estatura algo baja. A primera vista se veían unos pechos normales, sin ser grandes pero tampoco pequeños, sin embargo, al ponerse prácticamente a mi lado, denotaba un trasero voluptuoso, realmente llamativo. Eso hizo que mi miembro respingara un poco, pero no le di mucha importancia, con tanta gente y al ingresar al camión, era hasta probable que ni entráramos de una forma sincronizada.

Al momento de abrirse las puertas del Metrobús, dimos salida a dos usuarios para luego abordar, de tal forma que logré ser el primero en ingresar, seguido de la dama con divino trasero. Una vez dentro del camión, logré posicionarme en el barandal del fondo, teniendo solo a una persona delante de mí cuya posición indicaba que su vista iba dedicada a lo que pasaba a través del otro lado de la ventana, a esto logré dar un giro de 180 grados y quedar de frente al abrir y cerrar de las puertas, viendo que la dama venía justo hacia mi posición y lograr tomar el último hueco que daba cierta comodidad en aquel barandal, finalizando con la misma vuelta que acababa yo de realizar hace unos segundos atrás.

El espacio que se encontraba entre el divino y gran trasero de la dama y mi miembro que empezaba a despertar, era demasiado pequeño, sin embargo, no lo suficiente para tener un primer contacto. De tal forma, que el camión empezó a andar, momento en el que me encontraba pensando lo maravilloso que sería tener un primer roce, pero sin llevarlo a cabo. De eso se encargó el movimiento del camión, frenó en cierta forma brusca que hizo que la dama diera un paso hacia atrás, presentándose así el primer contacto. El sentir como recargaba en su totalidad su glúteo izquierdo en mi miembro, hizo que este se endureciera de una forma veloz. Podemos decir que una característica adicional de mi ser, es que cuento con un tamaño que alcanza los 18cm erguido y sobre todo la que más realza es el grosor, por lo que una potente erección es imposible de disfrazar. De esta forma, el tener el mástil totalmente levantado, eliminó el espacio que nos separaba a ella y a mí, sintiendo como la punta de mi pene se negaba a separarse de su leggins negro.

Me encontraba sonrojado por no poder evitar el contacto, pero a la vez empezaba a sentir como subía la temperatura a mil por hora, y el deseo de seguir sintiendo su prenda con la mía, sabiendo lo que se encontraba por debajo de ellas. Sin embargo, no sabía si era algo en la que ya se había dado cuenta y de forma tácita aceptaba el acercamiento, o todo lo contrario, por lo que decidí averiguarlo, al mismo tiempo al que llegábamos a la siguiente estación. Aproveché el momento para que cuando ingresaban los nuevos usuarios, diera yo un pequeño paso adelante y centrarme un poco mejor al punto medio de sus glúteos. Adicional a que recibí un poco de ayuda de los que ingresaron para que ella se pegara ya en su totalidad a mi ser.

De nueva cuenta se pone en movimiento el camión, lo que ayudó a generar un vaivén entre los dos, empezaba a darse un movimiento de arriba hacia abajo y viceversa, momentos en los que yo me sentía ya en la gloria, no podía creer que tremendo trasero estuviera estimulando de esa forma a mi miembro. Antes de llegar a la siguiente estación, siento como se separa de mi, por lo que pensé que ese era el fin de tremenda aventura e incluso un cierto miedo me invadió al pensar que voltearía a verme de una mala forma y que ahí se daba todo por terminado. Tremenda sorpresa me llevé que solo lo hizo para poder colocar uno de sus brazos hacia atrás, para dirigir su mano izquierda hacia mi miembro, logrando así palpar en tres ocasiones lo que se encontraba detrás de ella.

Después de la tercera apretada, regresa su brazo hacia adelante y saca su celular, donde empezó a escribir un mensaje, por el diferencial en estatura logré ver que estaba escribiendo en su celular, en mi interior pensé que era alguna respuesta a algún mensaje de wasaps, pero mayor fue mi sorpresa cuando levantó el celular, acercándolo hacia mi, era una nota que decía lo siguiente:

– La tienes demasiado rica, no dejes de moverte por el centro.

Haciendo caso a lo que decía el mensaje, apoyé con mayor fuerza mi pene en su trasero e imprimir mayor velocidad en el sube y baja. De esta forma pasamos dos estaciones más.

En la siguiente estación, aprovecha para escribir un nuevo mensaje, llevándolo inmediatamente a mis ojos:

– puedes tocar mi nalga si gustas, me la aprietas mientras sigo sintiendo tu rica verga.

Cuando uno se encuentra en un alto nivel de excitación y ponen esas palabras en un medio de comunicación, se desvanece la palabra vulgar para incrementar el deseo del momento que se está viviendo. Momento que seguí haciendo caso a los mensajes, llevando mi mano derecha hacia su glúteo derecho y abriendo toda la mano para intentar abarcar lo mayor posible en ella. Para ese momento ya me encontraba inundado en líquido preseminal, totalmente excitado y apretando en varias ocasiones un poco fuerte en su glúteo, de tal forma, que me fui aventurando un poco más, e ir llevando la mano hacia su sexo, de tal forma que me encontré con una nueva sorpresa, el leggins se encontraba totalmente humedecido.

Sin desaprovechar la ocasión, empiezo a llevar el dedo medio hacia donde se concentraba el mayor fluido en la prenda, empezando a dar movimiento de arriba hacia abajo, momento en el que soltó un leve gemido. Este me encantó y nos dimos cuenta que por el ruido del camión, la calle y la gente en el interior, pasó desapercibido. Logra escribir un nuevo mensaje:

– sigue así, quiero venirme con tu mano y seguir sintiendo tu deliciosa verga, no sabes cuánto deseo darte una mamada ahorita.

No pasó ni un minuto en el que el primer orgasmo fue ocasionado a mi ser, me salía semen como si nunca hubiera eyaculado, manchando todo el pantalón que llevaba del trabajo, minutos después no sabía cómo hasta la rodilla se veía humedecido mi pantalón. Pero no podía dejar que ella no tuviera la misma sensación que yo, por lo que ya me concentré totalmente en ella y otorgarle el mismo orgasmo que ella me acababa de dar. Seguí dando movimiento al dedo medio e incorporando uno nuevo para darle mayor velocidad, mientras incrementaba el ritmo, ella intentaba no gemir, pero en repetidas ocasiones lograba ganar la excitación y salían aunque leves, unos cuantos gemidos. Finalmente, en la mayor rapidez que llevaba mi mano, siento como cierra sus muslos, apretando mi mano y efectuar un par de convulsiones, arqueándose un poco hacia delante, sabía que en ese momento estaba recibiendo el tan deseado orgasmo.

Pasó un breve momento en el que me escribió un nuevo mensaje:

– que rico me hiciste venir, ¿mañana misma estación y misma hora?

Me acerqué a su oído y le dije en un susurro, claro que si, mañana nos vemos. Esta experiencia la tomamos por dos semanas más, en la última ocasión me escribió que le entregaban su coche al día siguiente y ya no tomaría el Metrobús, pero que estuviera atento al reencuentro.

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