“Joder con la recatada!” Pensé mientras me arrastraba hasta la piscina. Necesitaba un buen refresco, todavía quedaba casi una hora hasta que regresara Lucía y no sabía cuándo podría tener otra oportunidad.
El agua fresca fue un buen estímulo y sentí como todo mi cuerpo perdía la tensión. Vi a Carmen levantarse y ponerse el tanga, sus tetas seguían majestuosas dominando todo su tórax. Pensé en Lucía, si le pudiera ver la cara a su madre en este momento creo que le encantaría ver la felicidad que desprendía.
Bajo los escalones de la piscina y dio varias brazadas para llegar hasta mí, realmente parecía dominar el medio acuático. Dejé que se pegará a mí y me besara con sus carnosos labios. Sus grandes tetas volvieron a aplastarse contra mi pecho y la reacción de mi polla no se hizo esperar.
Sus besos eran como los de su hija, sedosos a la vez que descarnados, es decir, despertaban la lujuria de inmediato.
– Ufff, cielo, como me ha gustado! Seguro que haces disfrutar a mi hija de lo lindo!
– Nos lo pasamos bien, aunque nuestro lenguaje es algo más fuerte!
Le dije para probar hasta donde podía llegar con el vocabulario.
– Ah, si? Y que os decís?
– No sé si le gustaría oírlo!
– Prueba a ver!
Contestó con cara de pilla restregandome las tetas con descaro.
– Pues cosas como “te voy a reventar el coño putita!”.
– Ufff, si que son fuertes! Y ella que te dice?
– Pues… “te voy a chupar la polla hasta dejarte seco, cabron!”
– Jajaja! Rio algo nerviosa.
– Sabes una cosa!
– Qué?
– Creo que me gustaría oír esas cosas mientras me follas!
– A mi no me importaría decírtelas. Y tu, te atreverías a decírmelas a mi?
Realmente no me imaginaba a esa señora tímida y recatada, bueno, el recato ya lo había perdido por completo, pero todavía le quedaba algo de timidez, pues eso, que no me la imaginaba diciéndome guarradas.
– Uy, jijiji, pues no sé si me atrevería!
Contestó alargando su mano bajo el agua para tocarme la polla. La manoseó un poco y añadió.
– Aunque con esta verga dentro, creo que sería capaz de decir cualquier cosa! Jijiji!
No dejaba de sorprenderme a cada minuto que pasaba, y me sentía a gusto con ella enseñándome sus tetas a la vez que me sobaba la polla bajo el agua.
– La verdad es que la tenía por una mujer muy recatada!
– Esa no era yo, mi marido me tenía muy reprimida y me dejaba manejar por él, pero yo deseaba salir de esa burbuja en la que me había enclaustrado.
– La verdad es que es una mujer preciosa! Le dije para animarla a que siguiera.
– Solo teníamos sexo cuándo el quería y cuando salía a la calle me obligaba a ir muy tapada.
– Y el sexo con él, que tal era? Fue una pregunta muy indiscreta, pero estaba seguro que se abriría por completo.
– Pues muy soso y tradicional. Tú me has hecho disfrutar más en un rato que él en todos los años de casada.
Ya había conseguido ponerme la polla dura de nuevo, aunque tengo que reconocer que tampoco era difícil en aquella época.
– Creo que has logrado estirarme la verga de nuevo! Le dije utilizando su jerga.
– Ummm, ya la siento! Y estoy deseando chuparla!
Me dijo sin cortarse y de seguido me devoró la boca de nuevo aplastando sus tetas contra mi pecho. Todavía nos quedaba algo de tiempo y la agarré de la mano y salimos de la piscina para volver a las toallas. Nos tumbamos y no tardó en bajarme el bañador y sacarme la polla. Estaba de nuevo como una estaca, mi corazón bombeaba sangre sin parar manteniendo las venas que rodeaban el tronco totalmente abultadas. El capullo estaba hinchado y sonrosado, adornando la punta como la bandera del mástil de un barco pirata.
Vi como brillaban sus ojos mirándola mientras la masajeaba. Estuvo deleitando su vista antes de sacar la lengua y lamer mi glande como la bola de un helado. Sentir su lengua, carnosa y húmeda, era una delicia. Abrió sus grandes y sensuales labios y vi como mi capullo penetraba entre ellos. Lo mantuvo en la boca dándole lengüetazos en su interior. Su boca cálida y húmeda estaba proporcionando la cueva perfecta para mi hinchado capullo. Avanzó con los labios adheridos al venoso tronco y todo mi cuerpo se tensó al sentir como mi capullo chocaba contra su garganta. Mantenía una mano agarrada al bajo tronco y con la otra masajeaba mis huevos, no sé si estaba copiando lo que había visto hacer a su hija o es que esa mujer sabía lo que se hacía. Sacó el tronco de su boca y lo volvió a engullir mientras no dejaba de lamer con la lengua en el interior.
No pude evitar dar un largo suspiro de placer, aquella mamada comenzaba de una forma deliciosa. Se había arrodillado perpendicularmente a mi cuerpo y acaricié su espalda comenzando desde el cuello hasta llegar a una de sus fabulosas nalgas. Su piel era suave y tersa y su culo más duro de lo que parecía. Percibió que mi mano no llegaba más lejos y movió su cuerpo para ofrecerme su extenso culo. Aquella visión fue maravillosa y acrecentó aún más mis deseos de reventarle el culo con mi polla. El agujero amarronado parecía palpitar y los labios genitales sobresalían abultados bajo él.
Después de pasarle los dedos por el coño la inste con la mano para que pasara una pierna por encima hasta colocarse de rodillas con el coño contra mi cara. Ufff, eso fue total para la vista. Le di unas lamidas y los grandes labios se abrieron brillantes y jugosos. Ella seguí succionando mi polla pero ahora sentí como avanzaban más los labios de su gran boca y engullían mi polla por completo. “Diosss, en la primera mamada había conseguido tragarsela entera!” Pensé con todo el bello de mi cuerpo erizado. Podía sentir mi capullo penetrar en su estrecha garganta para salir de nuevo.
– Diosss, que zorra eres! Me atreví a gritarle entre lamida y lamida de coño.
Noté que aumento el ritmo al oírme y después de varias chupadas se la sacó para respirar. La oí jadear antes de decirme.
– Te gusta cabron? Me encanta comerte la verga y te voy a dejar seco! Y volvió a hacer que penetrara en su boca entera.
Parecía que había aprendido rápido el lenguaje, y desde luego a chupar una polla. Nunca me habían hecho una mamada tan brutal.
Estaba ya super excitado y busqué el clítoris para chuparlo, succionarlo, lamerlo y morderlo. Comenzó a gruñir sin dejar de chuparme la polla. Yo ya estaba a punto de reventar y no pude aguantar más. Mi polla estalló en su boca soltando un gran chorretón y al momento sentí como su coño se llenaba de flujo empapando mi boca y parte de la cara. Ella siguió chupando y tragando se cada chorretón que soltaba mi verga, como si estuviera sedienta de varios días. Tuve que parar la cuando mi polla dejó de manar semen. Se la sacó de la boca y tomó aire con ansia, parecía que había dejado de respirar hasta tragarse todo. Se retiró de mi cara para tumbarse boca arriba jadeante, recuperando su respiración agitada.
Parecía que todavía le quedaban fuerzas para hablar.
– Te ha gustado potro?
La oí decir mientras sus tetas subían y bajaban.
– Ufff, ha sido la ostia! Nunca me la habían chupado así!
– Ummm, pues a mí me ha encantado tragarme toda esa verga! Y sobre todo recibir toda la leche en mi boca! No creas que guarra me ha puesto!
Madre mía, esa mujer si que aprendía con rapidez, tanto los actos como el lenguaje.
Me fui de nuevo al agua totalmente desnudo para desprenderme del calor que emitía mi cuerpo. Carmen se pudo el tanga y se volví a tumbar con las tetas desparramadas.
No habían pasado dos minutos cuando apareció Lucía por la puerta. Vio a su madre tumbada sin el sujetador del bikini y a mi flotando en el agua con la polla al aire.
– Vaya, que está pasando aquí?