En anteriores relatos les he contado que me he subscrito a diferentes plataformas donde hombres y mujeres buscan contacto. Los hay para todos y hace poco descubrí una plataforma que cuyo título en español te dice lo que te puedes esperar: Mujeres infieles latinas. La suscripción gratis no funciona, pero si pagas uno de los niveles de paga, realmente se pueden ver resultados inmediatos.
La primera semana me escribieron cinco chicas, pero finalmente con Sofía, una hermosa mujer colombiana fue con la que dimos ese paso prohibido. En su perfil muestra su hermoso cuerpo en una bata de dormir transparente y se pueden apreciar dos potentes melones de una copa triple D. Se le mira un cabello a media espalda color negro lacio, una cintura plana y unas caderas con unas curvas divinas, pero también tiene una foto donde solo viste una tanga y ese culo se le mira maravilloso y muy apetecible. En estas fotos su rostro aparece borroso para ocultar su identidad y es hasta que tenemos el primer contacto por correo electrónico que me envía una foto mostrándome su rostro. La verdad que me quedé anonadado al ver tan lindo rostro y por un momento pensé que todo aquello era una farsa y que lo más probable es que nada se diera, pues aquellas fotos eran quizá parte de algún juego como en anteriores experiencias me ha pasado.
Hablamos por teléfono en un par de ocasiones y Sofía me hablaba de que estaba casada y que tenía a una hija de diez años, pero que últimamente las cosas no iban bien en el matrimonio, por lo que ella sospechaba que su marido le estaba siendo infiel y era eso lo que le daba ese empuje para conllevar el paso que estaba dando. Le dije que yo tenía cincuenta y cinco años y, ella me respondió que mi edad no le importaba, que lo que buscaba era una relación discreta con un hombre maduro y respetuoso. Fue cuando ella me dijo que tenía treinta y dos años cumplidos.
Pensé que para llevarla a la cama me tomaría un monitoreo de mi persona más exhausto, pues yo le propuse que nos encontráramos en algún café o restaurante para platicar y de esa manera conocernos mejor. Ella me lo propuso de esta manera: Realmente quiero que esto sea lo mas discreto posible y que no se podía arriesgar a que alguien de sus conocidos nos viese juntos en algún lugar. Me habló de que su hija atendía a la escuela de verano y de que su marido trabajaba de ocho de la mañana a las cinco de la tarde. Al principio le propuse que viniese a mi casa pero ella se rehusó y luego añadió: -Creo que sería mejor encontrarnos en algún hotel.
Vivimos en la misma ciudad y así que acordamos en encontrarnos ayer en un nuevo motel que a mi solo me queda a unos tres kilómetros de distancia. Llego a las ocho de la mañana a la habitación 221 y enciendo la televisión para hacer espera, pues me dijo que podría estar ahí de ocho y media a nueve. A las ocho y quince me envía un texto diciendo que estaba en camino y yo le envío el número de habitación con alguno detalles de cómo encontrar el elevador. Minutos después me envía otro texto diciendo que ya estaba ahí y un par de minutos después Sofía está tocando la puerta.
La verdad que me asombra con su belleza y como saludo y romper el hielo nos damos un beso en la boca. Ella me da un cumplido diciendo que me encuentra que soy un hombre guapo y muy alto. Yo le digo que ella me parece hermosa y que parece mucho menor que los años ella me ha confesado que tiene. La verdad que se mira mucho más joven, pues ese bonito rostro tiene esa magia de jovialidad y de la forma que viste la hacen lucir de unos veinte años. Ella también me dijo que no le parecía que yo tuviese cincuenta y cinco y, que a pesar de mis flecos con algunas canas, me miraba mucho más joven.
Sofía llevaba un vestido blanco sin mangas con un escote discreto pero que te dejan ver la potencia de esos melones comprimidos con un sujetador cuyo propósito es elevarlos. Su cintura es una delicia y esas curvas de sus caderas son un hermoso poema… que culo más rico se le mira. Previo a nuestro encuentro habíamos hablado de que estábamos dispuestos a experimentar todo lo que se puede hacer en la cama y aunque por teléfono Sofía se escuchaba muy prudente y delicada al hablar de sexo, ya en la cama descubriría lo puta en lo que se puede convertir esta hermosa y delicada mujer. La falda de su vestido quizá le llegaba unos quince centímetros arriba de su rodilla y se le miraban unas piernas espectaculares vistiendo esos zapatos también blancos de unos tacones que quizá la elevaba al metro setenta. Cuando se sentó en un sillón cerca de la cama cruzo las piernas y no le pude divisar si llevaba bragas. Ella me cuestionó con una sonrisa:
-¿Qué es lo que mira Sr. Zena?
-¡Quería ver el color de tus bragas?
-¿Y las vio?
-No… no las vi.
-Bueno… si quiere descubrir si traigo o no, solo es cuestión que usted se decida a averiguarlo. -Ella de nuevo volvió a cruzar sus piernas a lado opuesto.
De esta manera comenzó una faena sexual que duraría alrededor de cuatro horas. Me le acerqué al sillón y la tomé con mis dos manos las rodillas y ella se me acercó para ofrecerme su boca. Sofía olía rico y ella también me dijo que le gustaba el aroma de mi colonia. Se fue en contra del sillón y yo me fui por sobre ella a besarle ese cuello de una piel sedosa y con un olor que ayudan a elevar el calor ambiental. Ella me pidió que nos pusiéramos cómodos o en otras palabras que nos desvistiéramos. Le desabroché el vestido y le bajé el cierre al nivel de la cintura y de medio ojo descubría que tenía unos tatuajes en su espalda baja y alrededor de su cintura, tatuajes que no vi en las fotos de su perfil y deberían ser tatuajes recientes, se miraba el color fresco de ellos. Llevaba un sostén para sostener y elevar esos dos melones de talla o triple copa doble D. Se le miran ricos y hermosos y luego chupándolos alrededor y cuando llego a su parte baja, confirmé que eran el arte de la cirugía plástica pues descubria un par de cicatrices. De todas maneras me di gusto mamando ambos pezones y los debe tener muy sensibles, pues Sofía gemía de placer cuando se los chupaba.
Me dirigía a removerle esa tanga blanca que vestía y quería sacarle ese hilo de entre sus nalgas cuando ella me dijo. -Déjeme de tener el placer de también desvestirlo… también a nosotras las mujeres nos gusta desvestir a un hombre; especialmente a un hombre tan guapo como tú. – Yo llevaba los típicos pantalones ejecutivos con una camisa deportiva. Sofía llegó a mis bóxer y por encima sintió lo erecta que estaba. Me pidió que me sentara a la orilla de la cama mientras me quitaba el bóxer, ella se hincó y me comenzó a mamar la verga no sin antes decir: -¡Que hermosa verga tienes! – Se entretuvo con mi verga por alrededor de unos diez minutos y esta mujer mama rico. Empezó con unos besos delicados por sobre mi glande y luego me tomó con una de sus manos el tronco de mi verga y ella solo chupaba la punta de esta y luego con sus dedos me masajeaba los testículos. Me pidió que me recostara sobre mi espalda y así ella poder tener acceso a mis huevos y mientras me los chupaba, con su mano me daba una pajeada que con los minutos sentía que me iba a correr. Para evitar eso, le pedí que ahora me tocaba a mi comerme su conchita, a lo cual ella enfatizó el nombre colombiano que le dan a la parte íntima de la mujer: La cuquita.
Cuando me volvía a sentar para bajarle esa tanga blanca, miraba ese tatuaje de rosas y otras cosas y Sofía se dio vuelta dejándome ver ese espectacular trasero que tiene y me lo movía como bailando y esos cachetes tenían esa magia de hipnotizarte y es que esta mujer tiene un rico trasero. En mi experiencia con muchas mujeres he sentido esos músculos duros y sólidos, pero también a pesar de que muchos se miran solidos y duros, son suaves como cuando uno aprieta una almohada… así se sentían las nalgas de Sofía, aunque superficialmente se miraban firmes. Quizá lo único negativo y que molesta a una mujer, es saberse con celulitis y eso lo descubría cuando Sofía me cabalgaba a la inversa…. Pero vamos por partes. Sofía se acostó sobre sus espaldas y yo me fui de nuevo a mamar esas suculentas tetas. Pezón mediano y redondos y me pedía que se los mordiera, que esa sensación de sentir mis incisivos atrapando su pezón la encendía y me lo mostraba con sus ricos gemidos. Bajé besando su piel hasta su ombligo y luego en todo su monte venus. Sofía tiene una piel sedosa y en toda esa piel donde debería tener vello púbico estaba totalmente desierta y tal parecía que nunca había tenido vello púbico. Su conchita o cuquita era pequeña a pesar de su altura y llegué hacia ella atrapando un mediano clítoris y fue cuando jadeó de placer y supe que el sexo oral a Sofía le encantaba. Mi lengua invadió todo ese orificio y tenía un sabor dulzón y rico, con un olor agradable que te encendían las ganas de devorarlo.
Lo que me gusta de una mujer como Sofía, es esa libertad de expresión que tienen en la cama. Sofía no se cohíbe para lograr un orgasmo y cuando le chupaba su cuquita, era ella quien con sus manos se abría los labios de la cuquita y restregaba su sexo contra mi boca y movía su pelvis impetuosamente encorvándolo y hasta levantaba sus nalgas de la fuerza que hacía. Supe que se corría cuando dio un gemido chillón de placer y no dudé en incorporarme y me fui por sobre ella y le hundí los 21 centímetros de mi verga y gimió aún más mientras le hacía un embate frenético en posición del misionero. Con los minutos cuando recobraba un poco la respiración me dijo: ¡Qué rico coges y qué mamada más rica me has dado y esa verga se sienta tan deliciosa… no me equivoqué contigo… usted sí que saber cómo coger!
Le saqué mi verga aun todavía erecta pues yo no había acabado y me volví a dirigir a su rica cuca y comencé de nuevo a mamarla. Ella con una sonrisa pícara me decía: ¡Creo que me has encontrado mi punto más débil! De esa manera cómo te comes mi cuquita, me harás acabar muy pronto de nuevo! -No me mentía, pues Sofía se conoce así misma que ella volvía abrirse los labios de su vulva y podía sentir sus jugos vaginales de nuevo apareciendo y volvía a elevar su cuca contra mi boca y volvió a dar un grito de nuevo cuando encorvaba su espalda y de nuevo me he incorporado para darle otro embate frenético dejándole ir cada centímetro de mi verga a esa cuquita y Sofía solo gemía de placer al ser penetrada.
Esta vez solo sonreía y me decía que la había hecho acabar otra vez y fue cuando ella me invitó a que me acostara sobre mi espalda y me dijo que me iba a montar. Las tetas de Sofía solo rebotaban al compas de un jinete y ella se las tomaba con sus manos. Ella me miraba a los ojos y me preguntaba: -¿No te puedes correr? – Le expliqué que me gustaba disfrutar de ella, que me encantaba verla cómo me montaba y que entre más tiempo pasaba más rica y potente era mi corrida. Ella me decía de lo rico que sentía montar mi verga y luego me dijo: -Sabes… si quieres saber cómo me corro rápidamente es montándome a la inversa. -En ese momento se dio vuelta y me dejó expuesto su trasero mientras se hundía ella misma mi verga. Lo movía divinamente y fue cuando descubría algo de celulitis en su suculento trasero. Se le era más obvio cuando se sentaba sin hacer movimiento… quizá ese sea la única imperfección en esta linda mujer. En esta posición, montándome a la inversa, sentía como la vagina de Sofía me apretaba desde adentro mi falo. Apretaba fuerte, diría algo inusual. Ella me decía que le encantaba esa posición por el ángulo de mi verga y que la mía la sentía más por su grosor y tamaño. Comenzó a mover su pelvis frenéticamente y se podía escuchar el crujido de aquella cama de hotel y ese chasquido de mi verga entrando y saliendo de esa rica cuquita colombiana. La verdad que esta mujer sí que producía mucho jugo vaginal que toda mi pelvis estaba empapada de esa miel de esta mujer. De repente explotó con un grito que parecía un chillido y comencé a pompearle la vagina a todo lo que daba y esta mujer sudaba del esfuerzo y calor de esta faena tan exquisita. Me volvía a decir: ¿No te puedes correr? ¡Tienes mucha resistencia… que suerte la mía… a este paso me mandaras bien servida a casa.
La otra posición que me dijo que le encantaba era la de perrito y qué paisaje más divino ver ese precioso y redondo culo ante mí. Había un espejo frente a la cama y nos podíamos ver en él y esas expresiones en el rostro de Sofía me hacían a que continuara con mi juego erótico y de sacarle los más posibles orgasmos a esta chica. Mirar ese culo tan precioso no me quedó otra alternativa que comenzar con un oral. Me hinqué y comencé con unos chupones a su conchita y hundiéndole la lengua a más poder. Llegué a su culo y sin pedir permiso le deslicé la lengua. Vi su expresión de satisfacción por el espejo y me dediqué a darle un oral o rimming a ese culo que cómo lo contraía del placer. Ella solo me dijo: -Sr. Zena, ¿se ha propuesto a volverme loca de placer? Créame que lo esta logrando… nadie me había dado una cogida tan rica como la que usted me esta dando. – Sentía como contraía el orto, ese anillo que apenas me permitía que unos centímetros de mi lengua se hundieran en él. En esta ocasión Sofía restregaba su culo contra mi lengua al igual que lo hacía cuando le chupaba su cuquita. De repente entre gemidos y alaridos de placer me decía: -Métame esa rica verga en el culo, que ya me está haciendo correr. -Solo le daba placer con mi lengua en su ojete y esto parecía ser suficiente para hacer acabar a esta chica. Ni que me rogara ni perezoso le asomé mi glande a su ojete y ella misma lo tomó con su mano y me ayudó a penetrárselo. El ojete de Sofía parecía ser muy apretado pero me sorprendió con la facilidad de cómo toda mi verga se deslizó y se hundió en su rico culo. Al principio gimió como de dolor y me dijo que fuera despacio y que no me moviera mucho, pero luego ella comenzó con un rico vaivén en un ritmo de media velocidad hasta que desesperadamente lo movía como queriendo alcanzar el paraíso. Movía es culo tan rico cuando se corría que a los segundos de escuchar sus gemidos y ver en el espejo el placer en su rostro aceleré mi embestida hasta sentir como mis huevos se arrugaban y expulsaban una potente corrida. Que divino es ver caer esa corrida del culo de esta mujer.
Sofía me dijo que nunca había mamado una verga después que la sodomizaban, pero que esta vez hacía la excepción, pues nunca nadie le había dado una culeada así. Me dejó bien exprimida la verga hasta que de nuevo sentí la sensación de correrme cinco minutos después y le dejé ir una mini corrida que verdaderamente me quedé admirado pues tenía muchos años de no experimentar una corrida así. Ella sonriendo y con su lindo rostro me dijo: ¡Wow… te has corrido otra vez! -Por primera vez pasamos al baño del hotel donde parados le volvía a dar por el culo y Sofía se había corrido en eso de unos siete minutos. Me confesó que era multiorgasmica, y que también lo era analmente. En la plática me hablaba de que necesitaba de más sexo que el que le daba su marido y que por eso se atrevía a dar ese paso y que dado a ese morbo de lo prohibido, parecía que le tornaba más sensible y era por eso por lo que se había corrido muchas veces en un maratón de sexo que duró unas cuatros horas. Cuatro horas de sexo y con unos 6 o 7 orgasmos es lo suficiente para drenar mucha energía, pero Sofía aquella mañana me contaba que había tenido más de diez y verdaderamente se miraba agotada.
Cuando escribía este relato ella se comunicó conmigo a través de textos y me contaba que había pasado la noche con calambres. Me envió una foto mostrándome su trasero y su cuquita con una nota que decía: -No me aguanto por volver a sentir esa hermosa verga que tú tienes y que me dejes tan agotada de tanto coger… realmente esto es lo que buscaba… que alguien aliviara lo puta que llevo adentro. -Esta ha sido la última de mis conquistas pues pasó ayer julio 19 y creo que mañana la estaré cogiendo de nuevo a esa rica y suculenta mujer de nombre Sofía. ¡Que culo más rico tiene! Yo todavía me siento cansado de la culeada que le di pues me hizo acabar cuatro veces, pero a mi edad de 55 esto hoy parece una proeza. Descansaré todo este día, pues aunque cansado y acalambrado quiero volver a escuchar esa linda melodía que es escuchar los gemidos de una linda mujer cuando se está corriendo.