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Sodomizado en el hotel
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Me decidí a viajar solo. Nunca lo había hecho antes, pero quería descansar y me fui a un hotel resort en Canarias. Los primeros días los pasé tranquilamente. A la cuarta noche entablé conversación con una chica, Alicia. Después de hablar un buen rato se presentó una amiga suya, de nombre María. Estuvimos tomando unas copas y yo, me empecé a encontrar mal.

-Vamos a subirle a nuestra habitación -dijo Alicia.

Entramos y yo me sentía cada vez peor y me quedé dormido.

Un rato más tarde me desperté y María avisó a Alicia.

Bien- dijo Alicia. -Amordázale la boca y desnúdale.

Yo no entendía nada pero me taparon la boca para que no gritara y, a continuación, María empezó a desnudarme: primero me quitó las zapatillas, después la camiseta, me desabrochó el pantalón y me lo bajó. Solo estaba en ropa interior pero no me duró mucho más tiempo puesta. Me dejó descalzo al quitarme los calcetines y, por último, me quitó los calzoncillos.

Me encontraba débil de fuerzas y no me podía defender. Me debieron echar algo en la bebida sin que me diera cuenta.

Me colocaron en cuatro y con varias cuerdas me dejaron completamente inmóvil y, poco a poco, ya me sentía más consciente pero sin poder defenderme…

Analicé la situación: Me encontraba completamente desnudo e indefenso y atado ante dos desconocidas y con mi culo totalmente expuesto y ofrecido y, además, bien abierto. Evidentemente habían preparado toda esa situación con un solo fin, y ese fin era violarme.

Ya está listo- dijo María.

-Bien, caliéntale el culo mientras me termino de preparar.

Agarró María una fusta y me empezó a golpear en el culo. Primero poco a poco y después más fuerte y rápido. No me podía quejar, solo gemía. Otra cosa no podía hacer.

Llegó Alicia y le dijo a María que parara. Que era suficiente. El culo me ardía. Lo debía de tener completamente rojo.

Entonces Alicia empezó a hablarme: -Te hemos traído hasta aquí porque te vamos a violar. Lo que voy a hacerte siempre es una fantasía que he querido cumplir y tú has sido el afortunado.

Iba vestida con un sujetador y un tanga de color negro y estaba descalza y María llevaba puesto tan solo el sujetador. De cintura para abajo estaba desnuda.

Entonces Alicia se colocó en su cintura un arnés con un consolador incorporado.

– Lubrícale, María.

María obedeció y me untó con un gel la entrada del ano. He de reconocer que me gustó y me excitó que hiciera eso. Después me susurró al oído: – Pórtate bien y pasarás un buen rato- me dijo mientras acariciaba mi culo colorado.

Yo estaba muy confuso y nervioso.

Alicia se acercó a mi y paseó su consolador cerca de mi agujero hasta que finalmente me penetró y sodomizó. Al principio sentí dolor y no entraba bien pero luego poco a poco conseguí relajar el esfínter para que entrara más suave.

Pero la realidad era que estaba siendo violado y no podía hacer absolutamente nada para tratar de impedirlo… pero ¿realmente lo quería impedir? La situación no era tan mala si no iba a más. Cada vez me estaba sintiendo más excitado. La erección era más que evidente y María avisó a Alicia de esa situación.

– Vaya, vaya. Parece que te está gustando…

Sí, me estaba gustando estar sometido a esas dos chicas.

– Tienes el ano muy dilatado. Ya ni notarás dolor.

Efectivamente solo notaba placer. La erección ya estaba siendo exagerada.

Me cambiaron de postura. Ahora me encontraba mirando hacia el techo y con las piernas muy abiertas y con los pies atados mientras seguía siendo penetrado.

-Tiene el pene muy rojo y gotea semen. ¡Parece que va a estallar!

María se empezó a masturbar. -¡No aguanto más!

Alicia se tocaba sus pechos a la vez que me seguía penetrando y ya llegó un momento en el que empecé a gemir y eyaculé por fin. Me salió el semen como jamás me había salido. Fue como un volcán en erupción.

-¿Te ha gustado? Preguntó Alicia después de quitarme lo que me impedía hablar.

-Sí, sí. Ha sido increíble.

-Tienes el culo muy rojo. Deberías echarte cremita- dijo María

Cuando llegué a mi habitación y pensar en todo lo que había pasado recordé que en tan solo 2 días, nada más terminar el viaje, tenía programada mi primera revisión urológica con la doctora y sonreí al pensar cómo se iba a encontrar mi culo. Tanto por fuera como por dentro…

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