Saludos, me llamo Daniela y para no tener que poner de nuevo la parrafada en mi primera historia me describí físicamente, así podéis imaginar a la pequeña punk morbosa que os escribe. En este relato voy a contar como siguieron mis travesuras en el pequeño pueblo de Torre Val de San Pedro en él que me hospedé 10 días que se convirtieron en toda una experiencia.
Retornamos al momento que Víctor (un hombre bastante mayor, pero muy apañado y morboso) me trajo desde el camino al pueblo, tras yo haciendo la ruta a pie, terminé haciéndome daño en el pie y llegamos a tener un pequeño juego intimo que me puso verdaderamente cachonda.
Tras quitarme de encima del capo de la furgoneta con el culo al aire y mis leggins por los tobillos. Me subí los leggins, ya que como comenté en el anterior relato no llevaba bragas, y por eso tardó poco en que la zona de mi sexo quedará mojada. Y con un poco de ayuda de Víctor pude sentarme en el asiento del conductor… Es entonces cuando el tobillo, ya enfriado empezó a dolerme de verdad. Por lo que mi cara en cierto momento reflejo el dolor, cuando lo apoye en el suelo de la furgoneta.
Algo preocupado Víctor me dijo: –A ver si es que te has hecho daño de verdad… Anda, cuando llegues a casas, te ponte hielo y a las malas hay una farmacia para que te de alguna crema o algo. Si todavía no baja, pues ya te llevo yo a Segovia…
Quitándole hierro al asunto me reí: –Que caballeroso… No creo que llegué a esos extremos. Aunque creo, que lo que tú quieres es meterme mano mientras voy contigo al hospital.
A lo que Víctor divertido me dedico una mirada muy ardiente: –Entre otras cosas, zorrita. –Echando una mirada a la zona mojada por mi excitación, volvió a mirarme, para luego a arrancar la furgoneta e ir hacia adelante.– Mira que te has corrido con gusto y todavía con ganas de más.
Yo coqueta le saque la lengua y le sonreí. Lo que complació bastante a Víctor, por la forma que miraba de vez en cuando a pesar de estar conduciendo. El trayecto fue “tranquilo” aunque hubo un momento que me metió mano por encima de la ropa y tuve que decirle: –Oye, deja algo para por la noche –A lo que prometió– Me parece que mañana no vas a levantarte hasta bien tarde…
Qué situación… estaba jodidamente cachonda y me divertía explorar hasta donde podía llegar en mi perversión. La casa que había alquilado estaba entre la salida del pueblo y los chalets… No me había dado cuenta hasta ese momento que le estaba indicando donde me hospedaba. Buf, algunas ideas perversas se me metieron en la cabeza, sobre su hijo y él introduciéndose por la noche en mi casa sin ser invitados. Mis pobres Leggins estaban chorreando y no de sudor precisamente.
Al llegar a la casa, Víctor me dijo que esperase y me ayudo a bajar, yendo un poco a la pata coja apoyada en él conseguí llegar a la puerta, que abrí y pudimos entrar. Lo mejor sin duda era sentir el calor de la calefacción de la casa. Todo hay que decir que apenas llevaba nada cuando estaba a solas en ella. Víctor como todo un caballero termino por llevarme al comedor donde pude echarme ligeramente en el sofá, con mi pierna dolorida sobre una silla para no tener que apoyarla.
Antes de seguir relatando. Voy a describir un poco la casa que había alquilado. La casa era moderna comparada con los edificios de alrededor, aunque al ser más pequeña pues me salió más barata la estancia. En la entrada se encontraban un par de sillones y un cofre inmenso, que no sé qué hacía ahí, ya que al abrirlo por curiosidad estaba vacío. En esa sala hay cuatro puertas. Una de ellas lleva a la cochera, donde había dejado mi coche. Aunque todo hay que decir que estaba el pobre bastante apretado, había una cantidad de trastos importante.
Luego está un pequeño cuarto de baño consistente en el WC y un lavamanos con espejo. Al lado daba a la cocina, que estaba bastante completa y se podía comer allí con tranquilidad… Aunque al final terminaba llevando mi comida a la televisión para ver algún capítulo o similar mientras comía. Una cosa que me gustaba era el inmenso pato trasero, donde tenían puesto columpios, una piscina (verde rana) y varios árboles, que yo creo que se regaban por las lluvias que recibe el lugar, no es que estuvieran muy cuidados. El comedor es muy amplio (y algo hortera), allí es donde tenía mi play 5 con el juego Stray esperando a ser jugado, aunque he de decir a su favor que también es cómodo y espacioso. Arriba hay dos habitaciones para dormir, una para niños y otra de matrimonio. Evidentemente me acople en la cama de matrimonio, muy espaciosa y resistente como pude comprobar más adelante. Además de un cuarto de baño con su ducha y bañera (la cual aproveché bastante).
Sigamos, cuando ya andábamos dentro me llevo a la sala de estar y fue a la cocina a coger algo de hielo para envolverlo con una toalla. Qué se moviera como Pedro por su casa me hizo enarcar la oreja, pero que podía decir, agradecí un montón tener la pierna en alto y tener el hielo para que se bajara la inflamación.
Cuando me puso la toalla alrededor de mi tobillo, ya sentí algo más de alivio. Víctor se interesó por si me seguía doliendo tanto, a lo que solo pude sonreír y restarle importancia. Que diferencia, mi ex me habría dejado en la puerta cojeando y se iría si acaso con un par de besos –Descansa un poco ¿Tienes algo preparado para comer? –Algo aturdida por no haberme encontrado en esta situación antes, le conteste que sí tenía comida que no necesitaba ser preparada, solo calentada y listo. Sí, para mi sorpresa me preparó. Podía oírle cacharrear en la cocina.
Viendo esto, imagine que debería agradecerle de alguna forma, y volví a sentirme bastante cachonda… ¿Y si me encuentra desnuda a la vuelta? Me vino a la cabeza y ni corta ni perezosa me empecé a quitar el top deportivo, dejando libres mis pechos pequeños pero firmes y haciendo un esfuerzo me baje los leggins. Que poco a poco pude sacarlos sin que me rozará demasiado el tobillo y dejarlos en el suelo. A ver si lo animaba a quedarse. El sonido del microondas me informo que estaba a punto de volver y desde la cocina me pregunto si quería algo de beber y le dije que una cerveza y que cogiera una él también.
La espera hizo aún más morboso el asunto, por lo que tuve que hacer un esfuerzo para no tocarme allí mismo. Ver mi reflejo en el televisor me hizo sonreír. Cuando volvió prácticamente me encontraba desnuda, excepto los calcetines, que decidí no quitarme, ya bastante tuve con el leggins. Al principio venía hablando, pero se quedó callado de pie en la entrada echándome una mirada de arriba abajo, mientras que le dedicaba una mirada en plan “jédeme toda”. Víctor dio un silbido y proclamo: –Hostias que buena estas… –Sin dejar de observarme dejó la comida y las bebidas en la mesa cercana y pude comprobar como su amiguito, poco a poco se iba animando.
Por un momento creí que se bajaría los pantalones para follarme ahí mismo, ya que su mano toco de nuevo su cinturón, pero al final se pensó otra cosa y dijo sonriendo: –Tienes unos bonitos tatuajes… –Se acerco, con sus dedos rozó mis pezones que ya estaban duros. Al notar su dureza empezó a acariciarlos, lo que me hizo suspirar:– Ya veo que soy bienvenido. –Le miré directamente a los ojos y mordí mis labios.
Fue entonces cuando sus manos callosas sopesaron mis pechos y yo me deje hacer, ronroneando de placer le comente: –Más que bienvenido… me gustas como me tratas y eso me enciende aún más. Quédate… –se agacho un momento para besar mis pequeños pechos y jugar con ellos con su lengua, lo que hizo que arqueará ligeramente la espalda por el gusto. Entonces una de sus manos acaricio mi raja, ya húmeda. Arriba y abajo, y busco mi boca con su boca y empezamos a morrearnos con nuestras lenguas jugando dentro de mi boca, mientras que seguía rozándome.
Tras un momento largo que me supo a poco, se retiró de mi boca, y metió sus dos dedos en mi coño de una tacada. Para luego sacarlos lo que me hizo mirarle sorprendida… Hasta que los acerco a mi rostro y comprendí lo que quería. Acerqué mi boca y los lamí con ganas, jugando con mi lengua alrededor de sus dedos. Me estaba encantando el “juego”. Víctor entonces con una voz muy excitada me dijo: –Tengo cosas que hacer, pero creo que puedo dedicar algo de tiempo a una linda zorra como tú. Antes de ponerme a comer… pero lo de esta noche no se cancela… que lo sepas.
Excitado se alejó de mí un momento mientras se bajaba los pantalones, dejándolos en el suelo junto a sus calzoncillos. Su polla ya estaba en lo alto dispuesta a cumplir su función rodeada de esa mata de pelo blanco. Cierta parte de mí seguía sin creerse que me la iba a meter alguien de la edad de mi abuelo. Siempre había tenido fantasías con maduros, pero… hacerlas realidad, no me veía capaz. Ahora ya no podía echarme a atrás… Pude notar que a Víctor le encantaba como le estaba mirando su miembro por lo que empezó a masturbarse ligeramente para mantenerse caliente. En mi caso lo estaba consiguiendo.
Sin decir una palabra me abrí de piernas, invitadora, para que pudiera ver mi coño rasurado y le fuera más fácil entrar… Eso si, con mi pierna “mala” apoyada todavía en la silla. Se tumbo encima mía, podía notar su peso contra mi cuerpo, teniendo en cuenta lo pequeño que es, me tapaba entera. Su polla se situó cerca de mi entrada húmeda, y lo empezó a colocar para empezar a follarme. Cuando sentí como ya estaba en mi entrada, me dijo: –¿Lista para ser jodida, Daniela?
Con su cara encima le mire y le pregunte entre gemidos: –Sí… aunque una pregunta antes, si fuera tu nieta y te buscase las cosquillas también me darías polla? –Entonces me metió su polla que mi coño algo estrecho apretó con ganas, ya lo había notado en mi boca, pero cuando me la metió dentro, supe lo que era ser jodida por una polla gruesa de verdad. Empezó a darme rítmicamente, su respiración estaba muy alterada y tras un rato rodeo mis hombros para juntar nuestras caras y mantener el ritmo de la follada mientras me sacaba algún beso.
Fue entonces cuando me contesto, tal como esperaba que lo hiciera: –¿Te parece suficiente esa respuesta? Nieta mía. –Dijo eso cuando apretó con fuerza en mi interior y gemí como una perra, eso me había puesto a cien, abrí la boca mientras me daba para gemir y decirle cosas llevada por mi excitación. Digamos que el "jódeme como la puta que soy", "soy tu perra" y "solo jédeme cabrón" fueron alguna de las expresiones que salieron de mi boca, para ser contestadas con "me encantas puta", "que coño tienes zorra…" y "¿Te gusta la polla de un hombre de verdad, zorra?". Todo hay que decir que hubo momentos que inevitablemente hacían que mi pie malo se apoyara, pero no me arrepiento… menuda follada me estuvo dando.
Los minutos pasaban y mi coño palpitaba del gusto, de vez en cuando me mordía la oreja, besaba mi cuello, buscaba mi boca o acariciaba mis pezones. Todo hay que decir que me sofocaba un poco tener el peso del hombre encima, pero sentirle dentro de mi merecía ese esfuerzo. Víctor estaba aguantando como un campeón, a pesar de que yo estaba a punto de tener mi primer orgasmo fuerte de verdad. –Está… llegando. –Le anuncié entre gemidos. Por un momento me di cuenta de que las cortinas estaban abiertas, pero y una mierda iba a hacer que Víctor se levantará en ese momento. Con mi pierna buena le atraje hacía mí, mientras aprisione su polla mientras tenía el fuerte orgasmo. Busque su boca mientras que la sensación eléctrica recorría mi cuerpo.
Cuando acabe, le miré y sonreí. Le iba a decir que había sido genial, pero fue entonces cuando empezó a joderme a toda hostia. mi cabeza se estiro hacía atrás por el placer que me estaba volviendo a dar mi viejo cabrón, cuando entonces sonó su móvil de los pantalones. Lo que me desconcentro. Víctor siguió un rato, pero al final pidiéndome perdón me dijo que era importante.
Abatida le dije: –Vaya, lo lamento, quería que tú también te corrieras. Tenemos lo de esta noche, de todas formas. –En tanto Víctor sin dejar de estar dentro de mí agarro el pantalón y saco el móvil entonces sonriendo me dijo: –Sujeta el móvil y mantenlo pegado a mi oreja. –Al principio no comprendí, pero entonces me reí:– Eres muy perverso…
Descolgándolo me lo paso y empezó a hablar algo relacionado con su negocio y las vacas… No es que me enterase de mucho porqué Víctor volvió a darme caña mientras hablaba, como podía mantenía el móvil pegado a su oreja, aunque no es que fuera fácil. Tampoco lo era mantenerme en silencio, especialmente porque sin prisa pero sin pausa, su polla entraba y salía de mi coño. Aunque tampoco a él le estaba resultando sencillo que no se le notará.
Tanto es así, que todavía conmigo debajo, pude escuchar la voz del hombre con quien hablaba que le preguntaba si estaba follando o algo. Entonces casi me reí pero me tape la boca, pero entonces para indicarme lo contrario empezó a joderme con dureza y me guiño el ojo.
Por lo que abrí la boca y dije fuerte, tanto para Víctor como para que se enterará el que estaba al otro lado de la línea: –Córrete encima de mí, joder –Pude escuchar como le decía a Víctor "Cabrón con suerte, esa suena a jovencita". Quizás por la situación, quizás por el ritmo que había llevado, pude notar como su miembro empezó a palpitar dentro de mí y poco después la saco de mi coño y masturbándose empezó a correrse encima de mí, mientras que acariciaba yo mi coño. Tras eso cogió el móvil de mi mano y le contesto: –Si, Antonio, ahora estoy libre… –y con su otra mano rebaño el semen de encima mía para ofrecérmelo de entre sus dos dedos. Lo lamí con deseo, mientras el siguió conversando durante un tiempo sin apenas referencias a lo que había pasado, mientras yo me limpiaba el semen que faltaba de igual forma.
Poco después terminó la conversación y me dijo: –Me estás obligando a hacer locuras ¿Contenta? –Mandándole un beso desde mi posición de echada le contesté:– Mucho, la verdad…" –En ese momento deseé con todas mis fuerzas que mi tobillo estuviera mejor y demostrarle lo juguetona que puedo ser.
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Espero que os sigan interesando mis experiencias y que también leáis mis otros relatos más fantásticos. Un beso enorme y si queréis comentar tengo disponible también mi mail.