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Sexo tántrico en el puerto de Veracruz
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Desde el año pasado venía observando sus publicaciones.

Me parecía interesante la carta de servicios que ofrecía. Era algo fuera de lo que comúnmente se ofertaba en el medio. Ella estaba más en el ambiente swinger y no era escort. Por mi parte, yo era cliente de independientes o casas de citas, pero ella en ese momento no ofertaba servicios completos, sino masajes eróticos, lingam, tántricos y orales.

Las fotos que publicaba mostraban una mujer delgada, piel blanca con tatuajes, pelinegra y muy sexy. Otra cosa que me llamaba mucho la atención era que se adaptaba a mi presupuesto, ofrecía habitación (un departamento en Puente Moreno), podía contactarla por MD y me daba información detallada.

Fue hasta meses después que pude visitar su ciudad y agendar una cita con ella. Llegó al motel y me pareció una mujer atractiva, algo mayor para lo que estoy acostumbrado a consumir, pero decidí dejarme llevar y disfrutar de una experiencia diferente. Había contratado un masaje tántrico completo.

Yo ya estaba recién bañado, en toalla y con música relajante de YouTube en la pantalla de la habitación. Me pidió que me recostara boca abajo y me explicó el líquido que iba a usar (lo olvidé, pero era algo como que no iba a oler y no me iba a dar alergia).

Se desnudó sin besarnos o un previo y me incomodó un poco no tener el control, estoy acostumbrado a llevar la situación y que se haga lo que yo digo en la posición que más me gusta, pero una vez más me dije: “déjate llevar por la experiencia”. Así qué, intenté relajarme y me dejé llevar.

Estaba algo tenso y el masaje me ayudó mucho, sus manos y el aceite destensaron mi espalda y me excitaron. Sus manos se deslizaban con gran habilidad sobre mi espalda, brazos, cuello, nalgas y piernas. Se agradece que se tomó su tiempo, no tuvo prisas y fue lento por muchas áreas, primero caricias suaves y luego más intensas.

Después de varios minutos empezó a sobarme con sus senos en mi cuello, espalda, nalgas y piernas. La sensación era muy placentera, para esos momentos ya me sentía completamente relajado y dejándome ir. Sin prisas y después de un buen rato, su boca fue repartiendo besos en mi espalda, cabe mencionar que soy muy sensible en la espalda y me costaba quedarme quieto cuándo ella me besaba o sentía su cálido aliento en el cuello y orejas, pero la sensación era exquisita.

Uno de los placeres que tengo cuándo contrato es ver como hago que cambien de actitud, es decir, algunas llegan muy frías y cuándo estamos a la mitad logro ver cómo se les cae esa frialdad y empiezan a disfrutarlo conmigo y a dejarse llevar. Sin embargo, en este servicio no tenía posibilidad de darle placer a ella, aunque sospechaba que el verme brincar y sufrir cada vez que me besaba en algún área sensible disfrutaba cómo un torturador disfruta ver sufrir a su víctima.

Después de aproximadamente media hora me pidió que me pusiera boca arriba y empezó con el mismo tratamiento, pero ahora de frente. Me gustó mucho notar que ella notaba las reacciones a sus caricias y nunca dejaba que bajara mi erección. Si veía que de alguna parte estaba sensible o no me era agradable la caricia, le buscaba por otro lado y continuaba el placer.

Para mí era una experiencia nueva, ya que generalmente uno se enfoca de lleno al placer genital y aquí estaba disfrutando mucho cada caricia. La vista también era buena, ella tiene buen cuerpo y el sentirlo y verlo me tenía al 100.

Ya de frente empezó a masajear mi pecho, mis piernas a darme besos en mi cuerpo desnudo a su merced. También, masajeó mi pene y mis testículos, los sobaba con sus senos y el aceite que traía hacía que todo resbalara exquisitamente perfecto.

Continuó el masaje y al final cuándo vio que ya estaba super prendido que hasta gemía terminó masturbándome con el aceite milagroso. Mi pene estaba muy erecto, hinchado y venudo; intentaba aguantar para disfrutar más y lo logré algunos minutos, pero viendo cómo ella gemía y hacía caras de deseo para sacarme la leche me excité de más y terminé.

Me masturbaba tan rico y el acumulado de sensaciones fue tanto que cuándo terminé gemí fuerte y mi semen saltó hasta más arriba de mi cabeza. Desde adolescente no me venía con tanta intensidad. Ella no dejaba de acariciarme y poner cara de disfrute mientras sobaba la cabeza lo que me generaba un orgasmo más intenso.

Al final nos bañamos juntos, platicamos un poco y nos despedimos. Recuerdo haber publicado y recomendarla semanas después.

Cuéntenme si quieren que les narre el segundo encuentro que tuve con ella, cuándo ya ofrecía servicio completo.

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