Cuando terminé de leer esa parte del chat, ya estaba a punto de eyacular, fue demasiado morbo para mi, así que tiré a un lado el celular de mi hermano, me quité el jean que cargaba puesto y mi calzón, luego, sentado en la cama, comencé a masturbarme mientras recordaba las conversaciones; no pasaron ni 3 minutos cuando yo ya estaba teniendo un orgasmo, mi semen salió disparado hasta mi cara, y gran parte de mi camisa también quedó hecha un desastre, fue increíble eyacular con tanto placer y con la imagen de mis hermanos en mi cabeza teniendo sexo a escondidas.
Me limpié rápido con la misma camisa y la guardé en la cesta de ropa sucia, me puse mi ropa, ordené un poco, y salí de mi cuarto para dirigirme hasta la habitación de huéspedes; de manera descuidada abrí la puerta, no quise tocar, y cuando la abrí, estaba mi hermano Mauro de rodillas, lamiendo los testículos de mi hermano Carlos, se asustaron muchísimo al verme, no pudieron moverse ni hablar, sólo se quedaron totalmente paralizados mientras yo los observaba, y no pude evitar tener nuevamente una erección.
Mis hermanos estaban tan asustados, y yo tan sorprendido, sin embargo, tuve que tomar la iniciativa y decirles: "vamos a hablar, ésto quedará entre nosotros, jamás se puede saber", ambos seguían mudos, pero al rato, me acerqué a ellos, los tres nos sentamos en el mueble y comenzamos a hablar sobre lo sucedido, así pasamos más de una hora hablando, planeando cosas y siendo sinceros entre nosotros.
Después de todo lo sucedido y de haber conversado de manera tan abierta, los miedos y las preocupaciones quedaron a un lado, siempre fuimos muy amigos, los mejores hermanos, con nuestros defectos, sí, pero muy unidos.
Mauro, a penas terminamos de hablar, me tomó de la mano, se me quedó mirando y me dijo: "hermano, tú me gustas, y también le gustas a Carlos", se me hizo un nudo en la garganta y le respondí: "yo los quiero a los dos, mucho, esto es extraño y difícil de manejar"… Sin aviso, Marcos me besó en la boca, mientras que Carlos aprovechó para lamer mi oreja y apretar una de mis piernas con su mano, yo no sabía que hacer, me sentía mal pero al mismo tiempo tenía una tensión sexual incontrolable y deseaba con muchas ganas hacer el amor con mis hermanos.
No sé cómo salió esto de mi boca, pero les dije: "vamos a desnudarnos, quiero masturbarme con ustedes, pero, por favor, no hablemos, esto es complicado para mí, sólo tengamos sexo y en su momento podremos organizar nuestras mentes y nuestros sentimientos". Al escucharme, los dos aceptaron, Carlos sonrió, y Mauro sólo dijo: "está bien, te comprendo". Todos comenzamos a quitarnos la ropa, hasta que el suelo quedó cubierto de medias, de calzones, de camisas, entre otras cosas, por primera vez haría un trío y con mis hermanos más amados.
Cuando ya todos estábamos desnudos, tomé la iniciativa y le agarré la mano a Carlos, pero el tomó mi pene y lo empezó a masturbar, mientras se acercaba a mi, me besaba uno de mis brazos, y al llegar a mi cara, metió su lengua en mi boca, al mismo tiempo mi hermano Mauro nos abrazó a ambos y acercó su cabeza hacia la de nosotros, y también metió su lengua, los tres comenzamos a besarnos al mismo tiempo y a llenarnos de saliva toda la cara, parecíamos caníbales queriendo devorarnos; se me antojó darles sexo oral, así que aproveché, bajé hasta sus cinturas, mientras ellos se quedaron besándose, tomé sus dos hermosos penes y comencé a chuparlos de arriba a abajo, un rato uno y un rato otro, ambos estaban velludos, pero más el de Carlos, se notaba que lo tenía así para complacer a Mauro cuando tenían sus encuentros sexuales.
Mientras olía y chupaba los penes de mis hermanos, ellos seguían abrazados y besándose, hasta que Carlos dijo: "vamos al mueble, rápido, que se me sale la leche y quiero que nuestro hermano la sienta en su cara". Yo no respondí a eso, pero no me causó molestia, estaba tan excitado que podía hacer lo que sea, y sentir el semen de mi hermano en la cara era algo que seguramente me llevaría al cielo del placer. Mi hermano Mauro y yo nos sentamos en el mueble, mientras que mi hermano Carlos se quedó parado en frente de nosotros masturbándose, cuando comienza a gemir, se acerca a mi cara y aprieta el tronco de su pene para que el semen salga con presión, escucho como su respiración se agita, y comienza a salir su semen chocando con mi cara, casi me deja ciego, pero mi hermano Mauro que estaba a mi lado, me pasó la lengua por toda la cara y se tragó el semen de Carlos, lo que le provocó casi al instante tener un orgasmo, se volteó completamente hacia mi mientras estaba limpiando el semen de mi cara y eyaculó en mis piernas.
Cuando ambos terminaron, se pusieron en frente de mi, metieron sus penes flácidos en mi boca y yo seguí masturbándome mientras se los chupaba, tampoco aguanté tanta excitación y morbo, así que eyaculé con sus penes en mi boca; no sé cómo pude eyacular tanto semen si antes de descubrirlos ya me había masturbado leyendo sus chats, pero sucedió, y fue riquísimo.
Al terminar, ambos se sentaron a mi lado, me tomaron de la mano, y me comenzaron a besar en las mejillas, no dijeron nada más, sólo se quedaron un buen rato tomándome de la mano y haciéndome cariño. Desde ese día, fuimos aún más inseparables, y cada vez que podíamos teníamos sexo entre los tres. Al transcurrir unos meses, nos volvimos tan íntimos que terminamos formalizando una relación poliamorosa, a escondidas de los demás, pero terminamos siendo tres hermanos enamorados y sedientos de sexo.