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Sexo en pandemia
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta historia se dio en pandemia, conocí a Alejandro por medio de una app de citas, confieso que jamás creí tener sexo con alguien que, conocí por una aplicación y menos la primera vez que nos vimos, pero ha sido mi mejor sexo.

Les describiré como es Alejandro físicamente, es muy guapo, es alto más o menos 1.80, tiene un excelente cuerpo de gimnasio (unas piernas de impacto, un trasero delicioso y abdomen perfecto), una boca y unos labios que dan ganas de besar, ojos verdes intensos y una excelente verga de tamaño perfecto que hace maravillas.

Cuando empezamos a salir de nuevo a las calles, nos citamos para conocernos y tener una tarde de sexo. Me recogió, en ese momento está muy nerviosa, apenas lo vi, el deseo que ya tenía se incrementó aún más. Como les he contado soy tímida, por lo que no sabía ni cómo saludarlo. Llegamos a su apartamento y para romper el hielo, me ofreció algo de tomar, estaba entre nerviosa y deseosa de comerme a ese hombre.

Ese día iba vestida con un vestido corto rojo que llegaba a mis muslos haciendo mostrar mis hermosas piernas, con una lencería de encaje a juego, una mini tanga y un brasier negro. Siempre me gusta exfoliar mi piel para que quede suave al tacto. Ustedes ya conocen un poco de mi aspecto físico, por lo que pueden jugar con su imaginación y si no me conocen, pueden leer mi relato anterior. Cuando me entrego el vaso de gaseosa, cogió mi cara y me beso, un beso lleno de deseo y pasión, toqueteándome toda.

Un beso que me hizo mojar al instante, sentía una química y calor con él que incrementaba el deseo. Fuimos a su habitación a ver una película (no recuerdo si pusimos película). Empezamos a besarnos lentamente, pero con pasión, un beso candente mientras sus manos iban tocándome el cuerpo, estudiando mis curvas, bajando sus manos suavemente por la espalda hasta llegar a mi culo y agarrarlo con fuerza, cosa que me hizo encender.

Mientras, lo besaba, empecé a desnudarlo y él a mí, hasta quedar en roja interior, y ver este cuerpo perfectamente trabajado, mejor de lo que en fotos se mostraba, sentir su piel con la mía, los dos calientes de placer fue una sensación electrizante. Fui bajando mi mano tímidamente, hasta tocar su verga, una verga que ya estaba muy dura por mi tacto, mi cuerpo, por mí y lista para la acción como me gusta, para ser sincera la mejor verga que me he comido. Él empezó a tocar mi pussy sobre la tanga y noto que estaba mojada, lista para ser comida.

Sin pensarlo y dejándome llevar por mi excitación, me monté encima de él, comencé a besarlo con más deseo y pasión, mientras él cogía mi culo y yo movía mis caderas, rozando nuestras pelvis aun con ropa interior, sintiendo como esa verga dura me hacía estremecer y tener más deseo de tenerla dentro. Empecé a bajar, besando su cuello, el pecho, pasando por el abdomen hasta llegar al bóxer, suavemente lo empecé a quitar y liberar la bestia que estaba encerrada y pedía ser comida. Cuando termino de salir ¡Uff!, las fotos no le hacían justicia a esa deliciosa verga.

La cogí entre mi mano y empecé a bajar y a subir, mientras miraba su cara y sentía como su cuerpo iba reaccionando, empecé a pasarle la lengua como si fuera mi helado favorito, poco a poco fui metiéndolo a mi boca mientras seguía jugando con mi lengua y mis manos al mismo ritmo, subiendo y bajando, frotándolo y dándole una buena mamada. Mientras la chupaba con ganas y deseo, me iba mojando más y más, por lo que mi pussy quería comerse esa verga, probarla, que me hiciera gritar de placer.

Me giró quedando encima, quitándome la tanga y besándome el abdomen mientras metía un dedo, para comprobar lo mojada que estaba por él, fue bajando y chupando mi pussy haciéndome estremecer, vibrar cada vez que pasaba su lengua y me la chupaba con intensidad y deseo, estaba tan excitada que no podía esperar tener esa verga dentro, mi cuerpo la pedía, por lo que lo jale hasta quedar encima de mí. Pidiéndole que me penetrará, que me hiciera suya, que ya no aguantaba más las ganas de tener toda es verga dura adentro. Por lo que la metió, dura completa y salió un gran gemido de mi boca, ¡Uff!, de tan solo acordarme, no les puedo negar que ya estoy mojada.

Empezó a penetrarme, estábamos muy calientes, entre más la sentía adentro más caliente me ponía. Sentir como en cada envestida llegaba más adentro, haciéndome gemir, mientras yo disfrutaba lo besaba demostrándole lo excitada y cuan deseosa estaba. Bajando mis manos por su espalda hasta sentir sus nalgas y apretarlas cada vez que entraba. Lo hicimos en varias poses arriba, abajo (la que más me gusta, porque asi puedo disfrutar de todo su cuerpo a la vez), de lado, en cuatro (su favorita y la de muchos), mi cuerpo lleno de deseo, pasión, locura, adrenalina. Con cada embestida me hacía gemir, sentir esa verga dura por mí, haciéndome escurrir de placer.

Pero ya no podía aguantar más quería correrme. Hasta que no pude más y llegué al más rico orgasmo, haciéndome erizar todo el cuerpo, vibrar con cada espasmo, y llegar con él casi al tiempo, ha sido de las mejores sensaciones, sentir como llegaba dentro. Sentir como el hombre llega dentro, Es la sensación más deliciosa y me hace estremecer de solo recordarlo.

Para terminar nuestra tarde de sexo, pedimos una pizza hawaiana, deliciosa también, pero nada como el sexo que acabábamos de tener. Porque después de una gran faena, se necesita una gran cena, para recuperar algo de fuerzas.

Pero esto continua, esta fue la primera vez de muchas otras, aun mejores y más ricas, que luego les contaré…

Espero les guste este relato, recibo opiniones, sugerencias y saber si les ha gustado, por este medio o a mi correo [email protected].

Mucho sexo para todos.

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