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Sexo en el templo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Hola soy Ishtar, la típica cristiana que tiene su matrimonio en el seno de una familia evangélica, mi esposo y yo, acudimos y colaboramos en la iglesia evangélica a la que pertenecemos, sin embargo, no tenemos problema en asistir a una Iglesia Católica. Por lo que constantemente, acudimos a retiros espirituales. El pastor de nuestra congregación organizo un retiro, el sábado 18 de febrero del 2023, vendrían pastores y feligreses de diferentes templos. La cita era a las 8 pm y la salida hasta el día siguiente en la mañana, decidieron dividirnos en grupos mixtos y con diferentes feligreses, con ninguno del mismo templo. Tres lideres pastorales, eran los que organizaban todo, uno de ellos, era el pastor Ismael, de Guadalajara, alto, muy guapo, marcado, moreno claro, aproximadamente de unos 35 años.

Una vez divididos los grupos me despedí de mi esposo, cada grupo iría a un cuarto para llevar diferentes actividades, antes de ir al lugar asignado el pastor Ismael, me pidió que lo acompañara al salón principal para recoger unos materiales. Yo acudí con un vestido leopardo, hombros descubiertos, medias color carne, tanga negra, tacones negros, me encantaba ir muy sensual al templo, lo que me ha traído problemas con las mujeres de mi congregación, pero me tiene sin cuidado. Llegamos al vestíbulo, me quede unos minutos en silencio observando al pastor, de pronto nuestras miradas se cruzaron y tardo unos minutos hasta que preguntó mi nombre. ¿Cómo se llama hermana? -Verónica respondí- Él dijo, yo soy Ismael, mientras me miraba, sentí un pequeño suspiro en su respiración y me dijo, -eres una mujer extremadamente guapa- Sonrojada alcance a darle las gracias.

Se acercó a mí, apoyo su mano en mi cintura y me dio un beso suave, me lo dio en la comisura de mis labios, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, en ese momento me quede un poco paralizada. Estaba entre sorprendida, asustada, y algo excitada, mi cuerpo me pedía sexo, pero mi cabeza me decía que no, porque a unos cientos de metros estaban los feligreses y mi marido, pero la lujuria me poseía. Ismael, empezó a bajar su mano hacia mis piernas, para volver a subir lentamente mientras levantaba mi minivestido. -Verónica: desde que te vi me gustaste, deseo estar contigo, me atraes mucho, me encanta tu cuerpo. -Le dije no pastor, esto ha llegado bastante lejos, hasta aquí por favor. -El muy cínico dijo: Pues esto no dice lo mismo, parece que estás bastante mojadita por aquí abajo. Me estaba dedeando, lo que me hizo gemir.

Estaba pasando sus manos por encima de mis bragas, yo estaba mojadísima, empezó a besarme el cuello, sus manos apretaban mi trasero y yo me sentía hipnotizada dejando que el pastor se apoderara de mi cuerpo, en ese momento me dio la vuelta, puse mis manos sobre el altar, él apretó fuertemente su cuerpo al mío, él pasaba sus manos por toda mi cintura y mis tetas. ¡Ohhh que buena estás, joder! Dios como me pones. Decía mientras me besaba el cuello y el lóbulo de la oreja, sus manos no permanecían quietas, yo que no podía mover los brazos, me estremecía con los mordiscos que me daba en el cuello, echaba el culo hacia atrás, a la vez que inclinaba el cuerpo hacia delante, aquella tortura me hacía estremecer de gusto, notaba lo hinchada que tenía la verga, cada vez que echaba mi culo hacia atrás, yo ya estaba con una calentura y una tremenda excitación, sentía mis pezones duros, el muy cabrón viendo cómo me estremecía de gusto cada vez que me mordía el cuello, no dejó ni un momento de hacerlo, veía que aquello me hacía estremecer y gemir, retorciéndome de gusto, por lo que no tenía intención de parar, con mi culo pegado a su entrepierna.

Ismael: Qué hermoso cuerpo, zorra. Te voy a castigar por lujuriosa. Mientras él jugaba con mi cuerpo yo seguía mojando mi entrepierna, Ismael se arrodilló ante mí, levanto mi mini vestido, hasta la cintura, dejando su cara frente a mis bragas, me las bajo y quedó completamente descubierta mi vagina -Ismael: desde que te vi, te quería coger tu coño y ano -Yo: Pues cómetelo, es todo tuyo. No podía creer que, en un retiro espiritual, estuviera con el pastor en la intimidad, estaba muy caliente y era esa calentura la que me hacía olvidarme de todo. Al sentir su lengua en mi coño, hizo me excitará mucho más, Su lengua subía y bajaba, mi clítoris ardiendo, me recosté sobre la mesa de ministración, y comencé a disfrutar de aquella comida de vagina, me sentía tan puta teniendo al pastor en mi entrepierna, empecé a sentir como Ismael introducía un dedo dentro de mi coño. -aaaa que rico amor, sigue- luego dos dedos, posteriormente tres.

Empecé a morder mis labios, mientras él seguía metiendo y sacando sus dedos de mi coño como si de una mi verga se tratara, posteriormente me besaba mi vagina, al cabo de unos minutos de estar disfrutando de aquella lengua en mi vagina, Ismael se levantó y quedamos enfrente uno del otro, nos miramos fijamente a los ojos, él con sus dedos mojados de mis flujos empezó a acariciar mis labios, me metió uno de sus dedos en mi boca y se lo empecé a chupar, le empecé a quitar su camisa, me saqué su dedo de mi boca y comencé a besar su pecho a pegar pequeños mordiscos a sus pezones, él seguía sobando mi culo, yo estaba perdida, entregada y unas ganas de sexo enormes, no podía detener este deseo, le desabroché su cinturón y le quité sus pantalones, el bóxer le iba a reventar con aquella verga dentro, el pastor hizo un poco de fuerza en mis hombros indicándome que me arrodillarla, me hinque de rodilla, le baje los boxes y quedo aquel trozo de carne delante de mi cara, wow, era muy cabezón, gordo y largo. En una palabra, era enorme.

-Ismael: ¿Te gusta lo que ves? – Yo que miraba sus ojos cuando él me hablaba, moví la cabeza diciéndole que sí. -Ismael: Vamos ramera quiero que tomes mi verga y la acaricies. Tome aquella verga como me ordeno con mis manos, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Estaba dura muy dura, la empecé a acariciar, notando lo caliente que estaba. Y posteriormente le di un beso en el glande, después metí la cabeza del pene, y sacaba, lo hice varias veces, y mas adelante, introduje todo ese enorme miembro en mi boca, aunque sentía ahogarme, -Ismael: ¡Ohhh que bien la chupas! ¡ooohhh! Así, así, trágala toda, trágala toda, ¡ooohhh!, no me equivocaba contigo sabía que eras una auténtica zorra que le gustan follarse a los amigos de su marido. Que rica puta eres. Decidí morderle el tronco, y bajar a los testículos, mordiéndolos suavemente, comiéndomelos todo, mientras con mi mano masturbaba su miembro y el me peinaba.

Después de varios minutos, me puse de pie, el se recostó en una banca del templo, y me invito a que lo montara, empecé a introducir ese miembro, mientras gemia –aaa mi amor- que rico, lentamente me la introdujo, sentía como me abría mi coño, como esa enorme y gorda verga me partía, yo gritaba y gritaba que me follara más duro, aaay… ahhhh gemía, mientras poco a poco iba metiendo más y más. -Ismael: ¿Te gusta cómo te follo verdad? ¿El cornudo nunca te ha follado así verdad? -que rica verga tienes mi amor- me comenzaba a dar de sentones una y otra vez, mientras sus manos acariciaban mis nalgas e introducía sus dedos en mi ano, nos besábamos, mordíamos nuestros labios, sonó el reloj del templo indicando que era media noche -le dije no vendrán a interrumpirnos- el muy cínico, dijo no ya le avisé a mis colegas que no vengan, siempre cuando cogemos con alguna feligrés nos avisamos.

Posteriormente, el Pastor, me cambio de posición y se echaba sobre de mí; me dejaba caer todo el peso de su cuerpo, y empujaba para metérmela más, para partirme en pedazos: ¡lo sentía delicioso! Me levantaba las piernas, me las separaba, con fuerza, hasta causarme dolor, ¡delicioso!, y luego se acomodaba y me la dejaba ir, hasta el fondo, con fuerza, con saña, con mucho ardor y placer. Me sacaba su verga; la frotaba en contra de mi clítoris, me la paseaba por encima de mis labios vaginales, los recorría sin meterla y luego, de repente, ¡me la clavaba de nuevo! ¡Qué verga!, ¡que rica manera de coger! ¡Lo disfrutaba, mientras me mordía los labios! Sentí, en mi vagina un poco de semen, pero el seguía, le dije cambiemos de posición, pero dijo no aun no, y me besaba y echaba sus fuerzas, por lo que con mis largas piernas lo enredé de la cintura, aprete fuerte mis muslos, para asfixiar a su miembro, lo que lo hizo gritar de placer. Le dije aun no te vengas, por lo que nos levantamos, y me hinqué y empecé a jugar con su pene, al cual ya le escurría un poco semen, pero su miembro mantenía el vigor.

Así continuamos varios minutos, después me dijo, vuélveme a cabalgar pero en esta ocasión en posición inversa, esta vez mis largas piernas ayudadas por mis tacones tocaban el suelo -zaz, zas- sonaba duro nuestras carnes chocaban muy rico, mientras me mordía mi espalda, yo comencé a realizar giros, para hacer mas placentero el acto sexual y lo logre -maldita puta que rico te mueves- me vas hacer venir y todavía no quiero, -yo solamente sonreía- el llevo sus manos a mis muslos y los comenzó a masajear, lo que hacia rico el momento, después me empujaba para que me clavara mas duro su verga, levántate perra, -pero le dije no, yo mando ahora- y volví hacer giros alternados con sentones duros –aaaa que rico- me estaba castigando pero me encantaba, nuestros cuerpos llenos de sudor, la saliva le escurría por el deseo, -y llego mi primer orgasmo, aaa delicioso, mis fluidos salían y mojaban a mi amante -que rica puta, ya te viniste- después comencé a orinar -desgraciada meretriz-

Nos pusimos de pie, estábamos mojados, me dijo ponte en cuatro maldita puta, quiero destrozar tu ano, por lo tanto, comenzó a clavármela toda de un solo golpe, para después sacarla y de nuevo clavármela entera, sentía que era enorme me pellizcaba las tetas, con su mano me azotaba en el culo y me sentía como una zorra, los empujones me hacían sentir un dolor como que me fuese a partir en dos, pero al mismo tiempo me provocaban un placer inmenso, era tanto mi placer que empecé a gemir y a pedirles que me la metiera toda sin piedad. -Yo: ¡Así, así, más, métemela más, métemela toda hasta el fondo, párteme siii siii joder, destrózame, toda, todaaa, así, así, ah, ah, aaah! Penétrame fuerte, no pares, Dios mío, esto es la gloria, mientras mi ano sucumbía ante esa gran verga, él me tomaba de mi cintura, para castigarme duro, que yo me ensartar con ese pene, era muy duro pero delicioso, mi amor quiébrame, desgárrame amor, sacaba su miembro, lo masturbaba y me la metía de un solo golpe, esta acción la hizo varias veces.

Me soltó, y agarro un mantel lo puso en el suelo se recostó, y me dijo móntame, así lo hice, y me penetro analmente, en la posición de vaquero. Me estaba dando tremendos sentones en ese miembro, me puse en cuclillas, lo que fue un delirio, la altura de mis tacones hacia mas rico el momento, mientras hacia los clásicos sentones, Ismael, llevaba sus manos a mi vagina para dedearla. -Mamacita que ano más rico, tienes- como el piso era frio, se puso de pie, mientras me cargaba y me penetraba, -aaa que rico- hizo mas placentera la penetración, cuando paso mis largas piernas, a sus hombros, era una especie de columpio -su pene reventaba mi ano- estábamos entregados al placer, de mi ano salían fluidos, que se juntaban con los de su pene, sentía un poco de semen, el Pastor, aprovechaba para besarme los senos, cuello y en la boca. Después me giro y quede suspendida en el aire, solamente anclada a esa verga, y nuevamente dándome sentones muy ricos, tenia mucha fuerza en aquellos brazos, pues no se cansaba de cargarme y que decir de su rica verga, muy dura.

Después me bajo, nos empezamos a besar, mientras yo le jalaba su pene, el me dedeaba, así continuamos por varios minutos, y por fin me quito el vestido, quedándome solamente con las medias y tacones, me recostó en la mesa del templo, y empezó a penetrar vaginalmente, en la clásica posición de misionero, yo lo abrazaba con mis piernas, intentando empujarlo para que se recargara en mi y que su miembro me penetrara más fuerte y hasta lo mas profundo de mi vagina, sacaba su miembro lo frotaba contra mi clítoris y volvía a penetrar, luego lo sacaba, lo masturbaba y lo volvía meter, este ritual lo hizo varias, veces, le escupía a mi vagina y a su cabeza, para que entrara más fácil, asi continuamos varios momentos, hasta que me dijo voy a venirme, y sentí como una carga caliente de semen inundaba mi vagina, nos quedamos por un momento pegados como animales, mientras la leche, entraba en mi vagina, -dijo te la dejo adentro, porque como dice el señor, el semen es sagrado, debe depositarse solamente en la vagina- yo sonreí y lo bese.

Se desprendió de mí, y dijo vamos a besarnos mientras me recupero para otro round, estábamos fajando en el altar principal, aunque era de madrugada y el templo grande, hacia mucho frio, pero el calor de nuestros cuerpos, nos mantenía calientes, me acostó en la mesa principal, y él se subió y me mordía los pezones –aaa despacio—después me puso sus testículos para que los mordiera, y me orino, aaaa ya quería hacer del baño, -cabron casi me ahogas, no ves que estoy acostada- empezó a meter sus dedos en mi vagina, y después con sus manos la abría, jugaba con ella. Le escupía, y empezó a hacerme un rico oral, mordía ligeramente mis labios vaginales –aaa sigue asi Ismael.

Su miembro ya estaba más que erecto, sus venas a punto de reventar, le di unos besos, y estando los dos sobre la mesa, nos pusimos en una posición de mecedora, me penetraba muy rico, el ritmo, era despacio muy delicioso, después nos juntamos me abrazo mientras su miembro seguía castigándome, la mesa era incomoda, por lo que nos pusimos de pie, y así me empezó a penetrar, -exquisito mi amor- con sus manos apretaba mis piernas, para que mi vagina ahogara su miembro grande, a lo lejos se escuchaba las oraciones de los feligreses, mientras en el templo se escuchaban puros gemidos, y el choque de dos cuerpos entregados a la completa lujuria.

Posteriormente, me volteo, y me penetro, yo arqueaba la espalda, para ayudar a que la embestida fuera menos dolorosa, mi ano ardía, de dolor y placer, me daba muy duro, me tomaba de mis senos y empujaba para que su miembro me entrara, castigaba muy rico mi ano, nuestros cuerpos chocaban muy rico, mientras su pedazo de carne entraba de una manera fenomenal en mi ano. Mi pastor, me estaba sodomizando, y yo lo disfrutaba como una hembra en celo, posteriormente me tomo de la cintura, puso mis manos en su cuello y por enésima vez en la noche me cargo, que rico era cabalgar ese miembro -aaa, duele, pero me gusta, sigue asi mi amor- -claro que si puta- me daba sentones en ese miembro, que me destruía analmente, hubo un momento en que solamente quede ensartada, y el me mordía muy rico la espalda, ya estaba amaneciendo, salía el sol y nuestros cuerpos bañados en sudor, líquidos, era una escena de lujuria extrema. Me estaban dando tremenda cogida en el templo. Mis plegarias ya no eran de fe, sino de lujuria -oh Dios Mio, que rico-

Inmediatamente, se colocó encima de mí, me abrió las piernas e introdujo en mi vagina su poderoso instrumento, aggg, grité desesperadamente, mientras que le colocaba mis piernas en su espalda, ofreciéndole mi sexo abierto, y grité – que rico. Ya no media la fuerza de mis gritos, por lo que imagino que se llegaban a escuchar a fuera del templo, pero debido a que los grupos estaban en oración, no los percibia, Sentía un infinito placer que me llegaba a cada parte de mi cuerpo. Mi vagina se llenaba de un pene tan increíblemente delicioso. La sensación de placer me producía la necesidad de curvar mi espalda, de mover para adelante y para atrás mis caderas, para hacer que el pene de Ismael, se me metiera más profundamente en mi vagina y saliera, solo para arremeter en la siguiente introducción. Con mis manos me sostenía mis tetas para que no se movieran tanto durante la tremenda follada que estaba gozando.

Posteriormente nos pusimos de pie, me acaricio mi vagina y le respondí con un beso en la boca. Para después ponerme en cuatro patas, él se acercó, sosteniendo mis piernas con ambas manos, escupió una cantidad considerable de saliva en mi agujero trasero, puso la cabeza de su verga justo en la entrada y sin previo aviso me la ensartó toda, hasta los huevos. – Ay, pegué un alarido que se debió haber escuchado en todo el templo-. Si bien mi ano estaba acostumbrado a recibir grandes cogidas, me dolió pero lo goce, al metérmele de una forma brutal, de un solo golpe me hizo retorcer de dolor, fue como si me hubiera enterrado una daga al rojo vivo, sentí morir, era un dolor terrible, forcejeé, manoteé, empujé su pecho con todas mis fuerzas, movía mi cuerpo, intentando hacerlo menos doloroso, pero lo único que conseguía era mover su verga en mi interior, intenté patalear, y lo que lograba era apretar su verga en mi interior, gritaba, ¡me dijo eso fue porque eres una ramera, tengo que castigarte!

Así continuamos por un momento, me ensartaba su pene en mi ano sin piedad, hasta que sintió venirse, se separó de mí, iba a limpiar su verga, pero no lo deje, lo comencé a masturbar, despacio y luego muy rápido, por lo que lo hice venir –aaa que rico puta- una buena cantidad de leche inundo mi cara hermosa, -que rico- terminamos, y con unas toallas del baño, nos limpiamos el sudor y los líquidos que había en nuestros cuerpos. Al llegar las 8 am, todos los feligreses nos reunimos, y mi Pastor Ismael, hablaba del adulterio y como evitarlo, mientras me veía disimuladamente. Que rica experiencia coger en el templo. Mi cornudo digo esposo, creyó que pasé la noche en rezo, pero fui cogida por el Pastor.

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