Antes de comenzar les cuento que esta historia es muy diferente a las demás que puedan encontrar en esta página, quizás no posea tanto sexo explícito, pero es lo suficientemente excitante para ser contada.
Comienzo diciendo que no voy a dar ningún nombre porque si se llegan a enterar mis jefes de que yo dejaba que esto pasara me despedirían inmediatamente.
Yo trabajo en un gimnasio que durante todo el año el 90% de sus clientes son hombres salvo durante noviembre y diciembre que se inscriben muchas chicas jóvenes y ese porcentaje disminuye un poco.
Esto sucede porque hay muchas chicas que quieren llegar bien al verano y es por eso que vienen en gran cantidad a hacer ejercicios a nuestro gimnasio durante esos meses. Entonces cuando esto sucede los hombres que concurren al gimnasio se vuelven locos y van a por ellas, y hay muchas historias que se cuentan de clientes mayores que estuvieron con algunas de estas chicas y que tuvieron sexo con ellas. Debido a esto un día ocurrió algo.
En el segundo piso del lugar tenemos un cuarto que al que todos les llamamos “el descanso” que utilizamos nosotros los empleados durante nuestros descansos para pasar el tiempo. En ese cuarto tenemos un televisor, un sofá y una pequeña heladera por si queremos tomar algo. Bueno entonces un día se me acerca uno de los clientes habituales junto con una chica y me pide algo.
-Che, no nos prestarías el “descanso” para ir a descansar un rato que tenemos mucha calor?? -me pregunto él.
-Sí, no hay drama -dije yo con bastante confianza.
Les doy las llaves con total y absoluta confianza en ellos y dejo que suban al segundo piso, y a los cuarenta minutos bajan, me entregan las llaves y se van. A la semana siguiente vuelve a suceder lo mismo, este hombre y la chica vienen y me piden la llave otra vez.
-Che, perdona que te moleste de nuevo, pero no nos prestarías el “descanso” otra vez?? -pregunto él.
-Sí, no pasa nada. Toma las llaves -dije yo entregándole las llaves al hombre.
Estos vuelven a subir y a los cuarenta minutos vuelven a bajar, me entregan las llaves y se van como la anterior vez.
A la semana siguiente se me acercó el hombre, la chica juntos con otro hombre y otra chica bastante joven también.
-Che, perdona que seamos cuatro ahora pero tenemos calor ¿no nos prestarías el “descanso”? -dijo el hombre.
Yo ya en ese momento cuando se presentaron los cuatro empecé a sospechar que algo raro estaba ocurriendo e igual así yo les entregué las llaves. Entonces pasaron cuarenta minutos y no bajaban, luego una hora y seguían sin bajar, tuvo que pasar una hora y media para que subiera y viera que estaba ocurriendo. Subí la escalera y cuando me iba acercando la puerta empecé a escuchar ruidos que luego se fueron aclarando y resultaron ser gemidos que provenían de dentro del “descanso”. Miré a través de la perilla de la puerta y me quedé atónito al ver lo que estaba ocurriendo. Estaban las dos chicas con sus calzas deportivas bajadas, subidas encima del sofá teniendo sexo con estos dos hombres que podrían ser sus padres fácilmente.
Yo me quedé viendo unos segundos de más porque me excitó ver como las penetraban y como ellas gemían de placer, luego para parar esa locura que estaba sucediendo les golpeé la puerta.
-Oigan ya se tienen que ir -dije yo luego de haberles golpeado la puerta.
-Si ya nos vamos -dijo uno de los hombres.
Bajé al primer piso y a los 5 minutos bajan ellos, y las chicas bajaron acomodándose las ropas y medias despeinada. A partir de ese día si alguien me venía a pedir el “descanso” les decía que no.