Últimamente los pensamientos y las ideas de cómo experimentar algo nuevo en el sexo se han incrementado, todo debido a un casi encuentro que tuve la semana pasada en el aeropuerto, cuándo iba a iniciar un viaje por cuestión profesional hacia una ciudad dónde el clima es bastante frío.
Resulta que el vuelo era muy temprano en la mañana y me fui de una vez con la ropa con la que iba a asistir al congreso, consistía en un vestido corto, de tela muy suave y liviana, pero cómo yo vivo en clima caliente no me coloque panty medias y cómo no suelo utilizar ropa interior, decidí irme así. Estaba yo sentada en una esquina de la sala de espera con la pierna cruzada, había muy poca gente, pero de pronto noté una mirada que estaba fija en mi pierna y por ser un vestido corto se me había subido hasta dejar ver parte de mi nalga.
Cuando me percaté de esa mirada lo miré a los ojos y le sonreí tratando de bajar un poco el vestido, pero él con su mirada me instó a descruzar y abrir mis piernas mientras lentamente iba cruzando la otra. Pues sí, eso fue lo mejor que pude hacer porque ese hombre se saboreó viendo mi vulva e inmediatamente noté su verga crecida dentro de su pantalón. De ahí lo comencé a mirar directamente a los ojos mientras mi mano se metió entre el escote e hice que me acomodaba el seno, pero no fue así, porque lo que hice fue pellizcar el pezón que para ese momento ya se encontraba erecto, metí los dedos a mi boca y me dirigí de nuevo al pezón mojándolo y acariciándolo más. Sentí que por mi vulva corrían chorros de fluido, estaba supremamente excitada mostrándole a ese hombre todo lo que tenía.
De repente hicieron el llamado para abordar el vuelo, el atendió el llamado primero quedando en la silla 19a, y yo quedé en la 22a, cómo era tan temprano y el vuelo iba casi desocupado, momentos antes de despegar se pasó al lado mío ya que iban todos estos puestos desocupados.
Ahí me saludó y se presentó, lo llamaré en este relato Camilo, un hombre pasados los cincuenta años, bien hablado, bien presentado, me dijo que viajaba a la capital y de ahí hacia conexión para irse a su casa que era en el extranjero. Eso fue la pauta para saber que teníamos que aprovechar esa hora de vuelo que teníamos. Así que nos empezamos a besar muy lento, el pasó su lengua por toda mi boca y mordía mis labios suavemente.
Yo estaba tan entregada, tan dispuesta que abrí mis piernas y Camilo metió su mano sintiendo lo mojada que estaba en ese momento, se llevó los dedos a su boca y probó todos mis fluidos, los saboreó de una manera que sentí cómo se tragó mi esencia. Yo mientras tanto ya tenía mi mano en su verga y la fui sacando lentamente por el cierre de su pantalón. El cogió el abrigo que llevaba, y lo puso en mi cabeza mientras yo bajaba y me metía su verga grande, cabezona y rosada en mi boca, le di como cinco mamadas profundas y se corrió en mi boca, su semen era espeso, abundante y muy caliente, yo me lo tragué y di dos golpes con su verga en mi boca tratando de exprimir lo último que quedaba dentro de él. El tiempo nos alcanzó preciso ya que el piloto en ese momento anunció el aterrizaje a nuestro destino. Sólo alcanzamos a intercambiar nuestros números telefónicos, y yo, entrar al baño del aeropuerto a limpiarme un poco y a ponerme las panty medias que llevaba.
Ese mismo día, en la tarde cuándo él llegó a su destino, me escribió y me dijo que le había gustado mucho nuestro encuentro, que había quedado con muchas ganas de penetrarme y de venirse en mi culo. Ya llevamos más de una semana hablando todos los días y enviándonos fotos y videos, nos hacemos vídeo llamadas y tenemos sexo virtual, pero estamos en la espera de poder pasar un buen rato juntos, disfrutándonos y conociéndonos un poco mejor.