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Sexo con un amigo
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Una noche vinieron unos amigos a cenar a casa, dos chicos colegas de mi marido, la cena estuvo bien, risas, alcohol, y miradas entre uno de los chicos y yo, estaba claro, y no solo desde esa noche, que había una atracción entre los dos, nos mirábamos y nos desnudábamos con la mirada, no era la primera vez que yo me imaginaba teniendo sexo con él.

Terminamos de cenar y habíamos bebido, el efecto del alcohol nos hizo empezar a tontear, a jugar a juegos inimaginables, Uno de los juegos era que se tenían que poner mi ropa interior, el conjunto que él eligiera, fuimos a la habitación, y con un par eligió un sujetador y un tanga trasparente, madre mía, tenía un pene enorme, no pude evitar que mi mirada fuera directamente allí. Al momento sus manos empezaron a recorrer mi espalda y me acercaban a él, mi piel se erizaba cuando me acariciaba, nuestras bocas se encontraron, y comenzamos a besarnos, acariciarnos, su mano bajó y se encontró con mi sexo, ya húmedo, esperándole. Nos tumbamos en la cama, nuestras lenguas recorrieron nuestros cuerpos desnudos, sin importarnos que en el comedor estaban mi marido y nuestro otro amigo, en ese momento solo estábamos los dos, disfrutando lo que queríamos, que nuestros cuerpos se encontraran… Con la incertidumbre de que en cualquier momento se abriera la puerta de la habitación y nos descubrieran, o se unieran…

No quiero decir que no, pero el momento de la penetración me daba miedo, la tiene enorme, fue una mezcla de dolor y de placer indescriptible, me hizo gozar de placer, sabía cómo hacerlo, momentos de sexo dulce, momentos de sexo salvaje, fue brutal. El momento del clímax, corriéndonos a la vez, sintiendo su semen dentro de mí, terminando de correrse encima de mí, besándonos, fue impresionante.

Después cuando se fueron, volví a tener sexo con mi marido y le dejé caer lo que había pasado, volví a tener otro orgasmo.

Hubo algún encuentro más entre nosotros, la atracción era brutal, nos buscábamos con la mirada cada vez que nos veíamos, se notaba que nos gustábamos y mucho.

Nunca había tenido la necesidad de hacerlo, pero que pillara a mi marido liado con otra persona, me hizo preguntarme que porqué yo no, porqué no podía sentir lo que sentí con otra persona.

Ahora mi marido y yo disfrutamos mucho más de nuestros encuentros sexuales, lo disfrutamos y los orgasmos son… simplemente alucinantes.

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