Esta historia ocurrió cuando yo tenía 19 años, iba a la universidad y tenía una materia en específico que nunca pude entender. No pude entregar ninguna tarea ni pasar bien ningún examen, así que desde que me di cuenta que no iba a pasar puse en marcha el plan B, hacerme amigo de la maestra para que al final sí le caía bien, me pasara con 60/100 al menos.
Mi maestra Alejandra era alguien muy guapa, tenía alrededor de 30-32 años, cómo 1.65 m de estatura, un poco delgada, tetas grandes y lo mejor de ella era su culo, redondo y grande.
El semestre pasó y así como lo pensé me dediqué a acercarme a ella, todas las clases platicaba más con ella que haciendo trabajos y hasta conseguí su whatsapp, aunque nuestras conversaciones siempre eran de alumno-maestra.
Para los últimos días del semestre ella tuvo problemas ya que después me enteré que su esposo la había engañado, estaba en proceso de separarse y a las clases iba de muy mal humor, uno de los últimos días dejó muy en claro que no iba a pasar a ningún alumno, ni de amigos ni por nada del mundo (haciendo obviamente referencia a mi).
El último día y a la última hora era el momento en que sabría que iba a reprobar, el problema es que en esa escuela, reprobar era casi casi ponerse una soga al cuello, ya que pasar la materia por segunda vez era muchísimo más complicado, así que puse en marcha el plan C, pagarle a la maestra.
Ese viernes por la tarde su clase fue muy rápida, ella llegó y anunció las calificaciones, reprobé así que esperé a que todo el mundo se fuera y fui hacia su escritorio con la intención de darle lo equivalente a 120 USD por cambiar mi 22 a un 60/100.
M: Buenas tardes maestra, ¿ya se va a ir o tiene otra clase?
A: No, ya no tengo nada que hacer, pero estoy muy estresada y ya me quiero ir a mi casa.
M: Disculpe es que como sabe no pude pasar la materia, así que venía a ver si podíamos arreglar ese asunto de otra manera.
Yo estaba casi por sacar el dinero de mi mochila cuando ella me dijo:
A: ¿De la manera que me compra cosas o donde me hace gritar?
Honestamente me agarró por sorpresa, yo había creado una relación de amistad con ella y jamás la vi con otros ojos, pero en ese preciso instante me di cuenta que además de pasar la materia, podía salir ganando más.
M: Bueno, de la manera que usted prefiera.
La miré a los ojos y ella estaba viéndome de una manera tan perversa, mientras bajaba lentamente su mirada hacia mi pantalón ya con una erección formada.
A: Cierra la puerta.
Me dirigí a cerrarla asegurándome que nadie estuviera cercas de ahí, mientras ella apagó la luz haciendo parecer desde afuera que el salón estaba vacío, pues de todas formas ya todos se habían ido.
Me acerqué hacia donde estaba ella y ya estaba quitando sus cosas del escritorio luego se puso frente mío y de un salto de sentó en él.
No dijimos ninguna palabra, estaba oscuro y durante todo el sexo sólo se escuchaba nuestras respiraciones y sus gemidos, que los trataba de ahogar aunque realmente nadie podría haberlos escuchado, el salón se encontraba en un tercer piso en un edificio muy alejado de dónde se dan la mayoría de las clases.
No veía mucho, me acerqué a ella y la tomé de la cintura mientras nos besábamos, ella tomó mi verga sobre mi pantalón y comenzó a jugar con ella.
Nos separamos un poco y yo me bajé el pantalón y los calzones hasta las rodillas, ella por su parte se quitó la blusa que traía puesta y se quedó en brasier. Cambiamos de lugares y mientras yo estaba sentado, ella se puso de rodillas y me hizo una mamada, no de forma lenta y con besos al principio, sino que se metió toda hasta la garganta, dando arcadas y haciendo unos movimientos muy rápidos con la lengua, una profesional.
Metía su lengua por todos lados, succionaba y me lamía los huevos, antes de acabar le dije que se levantara y que hiciéramos lo importante ya que alguien podría pasar por ahí en cualquier momento.
Ella se levantó, se dio la vuelta y se recargó sobre el escritorio. Luego se levantó la falda blanca que traía y escuché cómo dejó caer sus calzones hasta sus tobillos.
Yo le introduje la verga lentamente en su conchita que ya estaba muy húmeda, ella se puso muy tensa y con sus manos se tapó la boca para evitar que sus gemidos se oyeran fuerte.
Comencé a bombearla mientras ella componía sus gemidos, pero conforme aceleré el sonido de sus nalgas tronando nos delatarían en cualquier momento, así que cambiamos de posición.
Me senté en su silla y ella se puso sobre mi, dejando sus grandes tetas a centímetros de mi rostro, y cómo una profesional también logró brincar sin hacer ruido, ella se metía y se la sacaba sola sin dejar caer su peso sobre mi, ahí también descubrí que sus piernas aparte de hermosas también eran muy fuertes.
Ella subía y bajaba, mientras tanto yo la sostenía de las caderas y de vez en cuando le tomaba el culo, pasando mis dedos sobre su amo lo que parecía excitarla mucho.
Escuchaba sus gemidos muy cerca de mi, ya no gritaba sino que eran más como un suspiro, y de vez en cuando decía cosas como "qué rico" o "así, más". Entonces me percaté que ella estaba disfrutando mucho más que yo, así que sin esperar permiso le bajé el brasier que tenía y le empecé a chupar las tetas.
Sus pezones eran pequeños y aunque no se veía mucho era seguro que eran muy morenos como ella. Me metí uno entero a la boca y los iba intercalando, a ella lejos de molestarle parece ser que le gustó ya que con una mano apretaba mi cabeza contra su pecho.
Ya estaba por terminar y al parecer ella también ya que me estaba mojando todo, su ritmo ahora era muy lento y las piernas comenzaron a temblarle.
M: Déjeme terminar de perrito.
A: Ni loca, nos van a descubrir.
M: Ya casi acabo, no me tardo.
Entonces se levantó y volvió a la posición de antes. Yo me puse detrás de ella y nuevamente comencé a bombearla, ahora de una manera más suave y lenta.
Pero no iba a tener otra oportunidad así, y no había podido disfrutar lo mejor de ella, así que cuando estaba a punto de venirme, aceleré el ritmo frenéticamente. Más y más rápido, esos últimos segundos fueron los que más disfruté. Ella me callaba haciendo shhh y dándome palmadas en las manos, pero ya casi terminaba y no podía parar, comencé a darle nalgadas en ese culo hermoso y dejé que su culo rebotándome fuera escuchado con cualquiera.
Cuando ya estaba por venirme le saqué mi verga y le eché mi semen rápidamente en su falda, que por su color disimulaba muy bien.
Ella se vistió muy rápido y salió casi corriendo, para nuestra fortuna parece ser que nadie nos había escuchado.
Todo resultó muy bien, y a la semana siguiente pude ver un fabuloso 100 en mi calificación final, quise repetir alguna vez eso, pero por whatsapp me seguía hablando como mi maestra y como si nada hubiera pasado.
Y así fue la vez que saqué 100 y me cogí a una treintañera con experiencia y muchas técnicas para hacer una mamada.