Espero que disfruten este relato, es un poco corto ya que, no sucedió nada más.
Después de algún tiempo de estar disfrutando, de ver y saber cómo mi esposo se cogía a mi hija, poco a poco, mis memorias de lo que había pasado con mi padre y mis hermanos, se volvían cachondas y no traumatizantes, nunca pensé que pudiera pasar, que me excitara al recordarlo.
Y es que no fue fácil asimilarlo, el que mi papá me cogiera, cuando debería cuidarme y ya después mis hermanos también; tardé muchos años en aceptarlo. Pero lo pasado pasado, fue una parte de mi vida, que intenté olvidar, pero fue imposible.
Lo que pasó con mi hija, fue como una terapia, para saber que ya lo había superado.
Este relato es algo corto, espero que les guste.
Sucedió recientemente, con la pandemia del año pasado; por el mes de Agosto del 2020, mi esposo fue diagnosticado con el covid-19 en su trabajo, fue asintomático, pero el médico dijo que era mejor que se aislara totalmente durante la cuarentena, lo dejamos en nuestra recámara, aislado, para evitar cualquier cosa y yo me fui a la que fue la recámara de mi hija; cabe mencionar que la casa tiene tres recámaras, la tercera recámara, la ocupa mi hijo mayor, por la situación que todos sabemos, también se tuvo que quedar en casa, afortunadamente él no perdió su empleo, pero trabajaba en casa. Mis salidas de casa para ver a alguno de mis amantes, se habían pausado.
Habían pasado más de quince días, la verdad, la calentura me estaba matando, así que cada noche, tomaba mi juguete sexual y me hacía venir varías veces, hasta quedarme dormida.
Cuando me voy a dormir, lo hago nada más con una camiseta, sin nada abajo, para estar más cómoda.
Habían pasado más o menos veinte días, cuando una noche, ya casi madrugada, sentí como abrían la puerta de la recámara, con mucho cuidado, tratando de no hacer ruido, decidí no hacer nada, seguramente era mi hijo, buscando algo y no quería despertarme.
Me habló para ver si estaba dormida, al ver qué no le contesté, me empezó a mover, no le contesté, estaba algo cansada, pensé que quería algo, alguna ropa o algo así que los hijos, necesitan cuando una se encarga de su ropa y todo eso, nunca me imaginé lo que quería de mi; cuando no obtuvo respuesta, sentí como ponía su mano en mis nalgas, yo estaba acostada de lado, al ver qué no hacía nada, me empezó a acariciar, me sentí muy nerviosa, pero también con lo caliente que estaba, lo deje hacer para ver hasta donde llegaba, me deslizó las cobijas un poco, dejando mis nalgas al descubierto, alcance a escuchar que dijo: que ricas nalgas tienes mamá.
Él se recostó atrás de mí y con mucho cuidado y delicadeza, eso me excitó todavía más, me empezó a acariciar las nalgas y el culo suavemente, poco a poco se fue acercando a mi, hasta que su verga tocó mis nalgas, para ese punto yo estaba por "despertar", pero lo que sentí, me hizo esperar un poco más.
Mi hijo, es un muchacho alto, fornido, desde pequeño y desde que lo dejé de bañar, no le había vuelto a ver la verga, nunca me imaginé que tan grande la podía tener, para mi sorpresa, al empezar a pegarme su verga, la sentí muy dura, grande y muy gruesa, la verdad para que voy a mentir, me gustó mucho sentirla.
Poco a poco, él se iba acercando, me abrió un poco las nalgas buscando mi culo, cuando lo encontró me dio unos piquetes que me excitaron mucho, mi mente estaba entre que era mi hijo y lo rico que estaba sintiendo, la calentura que tenía desde hace días, me hizo tomar la decisión: lo deje que me hiciera lo que quisiera.
Él seguía picándome, intentando en cada embate, meterme la verga, sus líquidos seminales, ayudaban un poco, pero no eran suficientes, pero venía preparado el muy canijo, oí como destapaba un frasco, seguramente era de crema para las manos, se separó un poco, sentí como me abría las nalgas, luego uno de sus dedos me unto algo de crema, otra vez se acercó a mi, poniendo nuevamente su verga en mi culo, esta vez no hubo nada que impidiera la entrada, con su primer empujón, sentí como me penetraba. Lo fue haciendo poco a poco, sentía como esa vergota iba entrando en mi, la tenía tan dura y grande, que ya no me importó que fuera mi hijo, después de unos minutos, sentí sus vellos púbicos en mis nalgas, la tenía toda adentro, mi panocha estaba empapada, quería tocármela, pero no sabía cómo iba a reaccionar a verme despierta, lo seguí dejando. El dejo varios minutos su verga dentro de mi, sin moverse, poco a poco, la fue sacando y metiendo, primero muy despacio y después un poco más rápido, logrando con esos movimientos sacarme mi primera venida de la noche.
Yo estaba gozando mucho, él seguía moviéndose muy rico, de repente, me dice: perdón mamá, pero ya no aguantaba las ganas de cogerte, diciendo esto, aceleró el ritmo de sus embestidas, muchos minutos después, sentí como su verga se ponía más dura todavía y sentí como explotaba dentro de mi culo, fueron muchos disparos que hizo, todos con una gran cantidad de mocos, se veía que ya la traía atrasada.
Después de varios minutos, de sentir sus mocos dentro de mi, la saco de mi culo, se paró rápido de la cama, de reojo pude ver su vergota, se veía riquísima, llena de mocos, hubiera querido limpiársela con mi boca, pero no lo creí prudente.
Salió del cuarto y yo me levanté para limpiarme, sentí el culo muy abierto y lleno de mocos.
Al día siguiente, a la hora del desayuno, lo vi muy nervioso, como esperando un reclamo de parte mía, pero no le dije nada.
Pensé en que iba a pasar después, decidí que yo no iba a provocar nada, pero tampoco lo iba a detener si él quería volverme a coger.
Afortunadamente o desafortunadamente, no lo sé, ya nunca se dio nada, ni un comentario, nada, fue como si nada hubiera pasado.
Hoy día el anda con una novia, habla de casarse.
Espero que les haya gustado y lo disfruten mucho.