Cómo ya les había contado hace un tiempo con mi hermana compartimos la verga de mi marido. Bueno, unos días después me tocó disfrutar de su cuerpo mientras mi marido nos miraba coger y se la jalaba bien rico.
El ver a mi hermana montada en la verga de mi marido me había traído loca durante días, ya no la miraba igual.
La pendeja sabía eso y no desaprovechaba oportunidad para pasearse con ropa provocativa para ponerle la verga a palo a mi marido, yo disfrutaba de eso y cada tanto cuando estaba sola en casa me masturbaba para calmar mis ganas.
Un día que quedamos solas en casa la pendeja de mi hermana me dijo que estaba caliente y que si la dejaba cogerse la verga de mi marido cuando él llegara de trabajar. Yo le dije que sí obviamente pero que antes debía hacer algo por mí si es que quería disfrutar a la noche. Mi hermana ni corta ni perezosa aceptó sin saber antes que es lo que yo quería. Yo sonreí y me recosté en el sofá abriendo mis piernas dejando expuesta mi vagina toda caliente y mojada.
No hizo falta decirle que es lo que yo quería por qué al instante tenía a la pendeja entre mis piernas pasando su lengua.
Yo estaba tan extasiada que no me percaté que mi marido había llegado a casa y estaba detrás de la puerta con su verga en la mano jalándosela.
Yo le sonreí pícaramente y sin que mi hermana se diese cuenta me levanté y la coloque debajo mío. Primero probé su mojada concha y pellizque sus duros pezones para luego colocarme encima de su conchita y moverme lentamente haciendo chapotear nuestros jugos. Mi hermana gemía como toda una puta y yo hice pasar a mi marido sin que ella se diera cuenta haciendo que él se pajeara cerca de su cara hasta llenarle de leche. Ésta escena hizo que la pendeja y yo tuviésemos al mismo tiempo un brutal orgasmo dejando el sillón y parte del piso empapados…