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Ser cornudo sumiso me encanta
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Después de nuestra primer experiencia, todo cambio, la creatividad volvió a renacer, las ideas fluían de manera más veloz y con ello, nuestras fantasías.

Un día mientras mi esposa se bañaba, me rasuraba y platicábamos de los planes del fin de semana, nuestra idea era rentar una casa en Morelos y pasar unos días de descanso y mucho placer. Planeábamos un poco cómo pasar nuestras horas pues ya contábamos con una casa como opción, nos gustó que contaba con alberca y jacuzzi por lo que podríamos divertirnos mucho, al realizar la renta todo fluyo con éxito por lo que procedimos a comenzar con los preparativos y las compras para disfrutar de nuestro fin de semana.

Era jueves a mediodía estábamos a un día de partir, cuando pasé a una sex shop a comprar condones, unas pinzas para pezones que muchos se nos antojaban (cabe mencionar que tanto yo como mi esposa disfrutamos de recibir estimulación en los pezones por lo que las pinzas eran una idea de ambos y un deseo intenso por usarlas) y unos estimuladores anales.

En cuanto culminé las compras le mandé foto diciéndole que este fin de semana no se la iba a acabar, ella me contestó muy pícaramente diciéndome que quería regresar como Bambi.

Todo transcurrió con normalidad llegó el día de irnos, arribamos a la casa, nos instalamos y lo primero que hicimos fue nadar en la alberca, como era de esperarse después de unas horas, comenzamos a calentarnos con ligeros roces, hasta que decidí quitarme todo y la reté a hacer lo mismo, realmente la casa era muy privada por lo que no corríamos riesgo de ser vistos y ella se animó sin inconvenientes.

Tuvimos un delicioso encuentro sexual en la alberca que llegó a su clímax en el jacuzzi ya un poco más noche, nos quedamos reposando y disfrutando de la noche y de nuestra compañía, cuando se me ocurrió decirle: hubiéramos invitado a alguien más es mucha alberca y mucha casa para nosotros solos, ella me dijo que sí lo pensó pero creía que yo quería pasar tiempo a solas, nos levantamos nos fuimos a bañar y procedí a preparar la cena, durante la plática de la cena ya con una botella de vino encima, le dije que había comprado crema y fresas para que pasáramos una rica noche, pretendía estrenar nuestras pinzas y destrozarle su culito.

No tardamos en subir a la habitación, esa noche también fue exquisita pero no quiero aburrirlos con los detalles de ese momento, pero sí quiero recalcar el momento que explotó nuestro fin de semana.

Nos encontrábamos en el momento más cachondo de la noche, ella montaba mi verga mientras las pinzas apretaban sus hermosos pezones, succionaba los míos porque sabe que me enloquece, cuando me dijo: y si invitamos a alguien, sin detenernos le dije: pero a quién que pueda venir tan de sorpresa, ella me respondió: tengo un amigo que estoy segura que vendría, con tono muy pícaro le pregunté y por qué? Pues digamos que mis tetas lo enloquecen, sé que le gustan, pues entonces invítalo… Terminó nuestra deliciosa noche y me quedé dormido.

Al siguiente día desperté aproximadamente a las 11 de la mañana, escuché ruido en la alberca y música por lo que asumí que mi esposa ya se encontraba nadando.

En efecto ella estaba nadando sin embargo estaba una persona más a la cual yo no conocía, mi amor te presento a Charly mi amigo del que te hablé ayer, cabe mencionar que los dos se encontraban en trajes de baño por lo que asumo que él llegó desde muy temprano.

Saludé a nuestra visita de la manera más cordial pues quería ser un anfitrión correcto, conversamos un par de horas mientras disfrutábamos de unas cervezas, yo notaba como cuando mi esposa caminaba hacia la plataforma de clavados, Charly no le quitaba la vista de encima, así que quise comenzar con el momento que todos deseábamos; me desnudé y los invité a hacer lo mismo, mi esposa no tardó nada en hacerme segunda, y Charly con un poco de vergüenza pero se sumó, para mi sorpresa aún no contaba con una erección sin embargo el tamaño de su pene me sorprendió, bastante grande que mi esposa de inmediato lo detectó, continuamos charlando, nadando y bebiendo, hasta que mi esposa le dijo: pues sí Charly como te lo comenté mi esposo es un cornudo espero que ya estés más tranquilo y que podamos disfrutar del tiempo que nos queda, Charly seguía un poco consternado pero claramente se le notaba que la idea le encantaba, por lo que para darle confianza decidí acercarme a mi esposa para comenzar a besarle el cuello, le acariciaba sus hermosos melones mientras Charly no les quitaba la vista de encima.

Yo me sentía tan caliente, la senté en la orilla de la alberca para poder hacerle un oral, casi de inmediato invité a Charly a sentarse al lado de mi esposa, mi esposa sin perder el tiempo se abalanzó sobre su gran verga, era una escena exquisita yo lamiendo su clítoris mientras ella se tragaba esa macana, y ambos acariciando sus hermosas y enormes tetas, Charly decidió ponerse de pie y con mucha más confianza comenzó a follarle la boca a mi mujer, ella se ahogaba constantemente con esa gran pieza de carne, cuando noté que Charlie estaba por terminar recordé los comentarios de mi esposa, por lo que lo invité a terminar en sus tetas, a él le encantó la idea y a mi esposa más, se puso de rodillas y envolvió su pene con sus melones, hasta que Charlie la bañó con su caliente leche, parecía que no se había corrido en días porque eyaculó una gran cantidad, de inmediato salí de la alberca para acariciar ir a chupar esas tetas bañadas de otra leche, yo estaba tan excitado que no pude esperar más y también le bañé sus tetas.

Mi esposa nos miraba muy excitada, dijo que iría a bañarse pero que si alguien quería acompañarla estábamos invitados, ella avanzó hacia la casa, la vimos tomar su toalla y caminar a la ducha, Charly parecía ansioso por seguirla pero con un poco de incertidumbre, por lo que decidí ayudarlo y le dije: adelante, vamos, pero eso sí, quiero que le rompas el culo, él se sonrió y de inmediato avanzó.

Entró al baño y yo fui por una silla, cuando regresé, encontré una exquisita escena: mi mujer mamando esa verga que de nuevo estaba tiesa, decidí sentarme a disfrutar del momento, después de unos minutos le dije a mi mujer que no me hiciera esperar, quería verla follando, muy contento Charly la recargo a la pared, muy empinada, comenzó a escupirle el culo y a meterla poco a poco, a medida que mi esposa gritaba él la metía más y más, hasta que la tuvo hasta el fondo, él comenzó a acelerar la velocidad de las penetraciones y al mismo tiempo mi mujer gemía con más intensidad, como era de esperarse yo ya la tenía muy dura por lo que comencé a masturbarme, era completamente delicioso ver a mi esposa penetrada por una gran verga en su culo mientras sus hermosos melones rebotaban a la par de las embestidas que Charly le daba, mi mujer decidió caminar hacia la cama sin olvidar a su amante que lo llevaba de la verga agarrada, me pidió tumbarme en la cama, yo como todo un cornudo sumiso obedecí y me recosté, ella de inmediato me montó metiendo mi también ya muy dura verga en su panocha, se reclinó hacia adelante por lo que comencé a mamar sus tetas, ella invitó a Charly a seguir perforándole el culo, era una hermosa sinfonía de gemidos, mi esposa lo disfrutaba tanto cuando un hermoso momento más llegó.

Le pregunté a Charly que si le gustaban las tetas de mi mujer, él respondió que le encantaba toda ella, mi esposa muy caliente le dijo: aunque debes de reconocer que tus ojos siempre se dirigen a mis tetas, él contestó: debo reconocer que son hermosas y muy grandes y así desnudas lucen mucho mejor, moría de ganas por estar contigo, pero por tu esposo nunca me atreví a decirte nada, pero no saben qué rico es saber que son tan liberales, yo le dije: pues aprovecha a ponerme los cachos y conviérteme en el cornudo más sumiso, notamos que la conversación calentó a mi mujer porque a los pocos segundos comenzó a aumentar su ritmo y tuvo un exquisito orgasmo acompañado de gemidos que inundaron la habitación.

Le pedí que se sentara en mi cara para poder saborear, de mamarle la panocha y el culo, mientras ella le pidió a Charly volverla a penetrar, el encantado volvió a meter su enorme pene en el culito de mi mujer, una exquisita sincronía nos dominó, él la perforaba con una fuerza deliciosa, ella se pegó a mi riata y la chupaba intensamente, yo succionando su clítoris y metiendo mi lengua en su vagina, cuando de pronto ella me pidió chuparle las bolas a Charly, yo estaba tan excitado que no lo dudé ni por un segundo, ella de inmediato me apretó mis testículos y me dijo con voz dominante: obedece a tu esposa cornudo de mierda!

Por extraño que parezca, eso me excitó demasiado, transcurrieron solo un par de minutos cuando Charly la sacó y derramó su leche afuera de su culito, cómo es obvio gran parte de su leche escurría por la vagina de mi mujer, misma que yo seguía chupando, me excito tanto ver que la llenara de su leche que de inmediato comencé a eyacular, ella no desperdició ni una gota y todo se lo trago, de inmediato volteó y comenzó a besarme, mientras ella me besaba y acariciaba mi pene mis manos masajeaban sus melones, Charly decidió mamarle su culo, lo que provocó que ella tuviera otro orgasmo, derramando sus jugos en la boca Charly, la experiencia fue bastante gratificante, los tres nos tiramos en la cama y nos quedamos dormidos.

Para la noche mi mujer se puso un pequeño vestido, llegaba poco arriba de la rodilla, pero con un gran escote en el pecho y en la espalda; salimos a bailar y como era de esperarse, nos turnábamos para bailar con mi mujer, debo confesar que para mí era muy delicioso verla va a llenar con él y los roces que muy intencionalmente tenían, esa noche debimos y bailamos demasiado por lo que yo pensé que llegando a casa tendríamos la segunda parte, sin embargo, no fue de esa manera, pedimos el taxi a casa y en el camino íbamos jugueteando un poco, los dos la besábamos y la acariciábamos, el taxista intentaba disimular pero noté cómo acomodó su espejo para poder ver, por supuesto que no nos incomodó en lo absoluto, llegando a la casa ella se tumbó en la cama, Charly decidió pasar al sanitario mientras lo esperábamos yo me senté en el sillón, pues una vez más quería empezar como espectador, para mí muy mala suerte me quedé dormido y me perdí del show, al día siguiente le pedí a mi mujer que me lo contara todo, ella me dijo estás castigado por dormilón y ahora te quedará sin saberlo (en verdad me castigó y no me lo ha contado y muero de ganas por saberlo).

El domingo teníamos que salir de la casa a las 12 del día, por lo que nadamos solo un rato, subimos a desayunar y posteriormente a ordenar nuestras pertenencias porque se acercaba la hora de partir, ella muy intencionalmente gritó que iría a la ducha, casi de inmediato Charly subió las escaleras diciéndome hay que aprovechar el tiempo que nos queda, tan excitado me sentí por lo que no sabía pero que me imaginaba que había pasado la noche anterior, subí con ganas intensas de destrozar a mi mujercita.

Cuando llegué Charly ya la tenía pegada a la pared con una pierna levantada y su verga hasta dentro de su vagina, por lo que sin ninguna duda me coloque a sus espaldas y le perforé su culito, yo la acariciaba los pechos mientras Charly chupaba, succionaba y mordía sus pezones; decidimos ir a la habitación, ella me sentó en el sillón y puso las pinzas en mis pezones, se empinó para poder chupármela mientras levantaba sus caderas invitando a que Charly la penetrara, mientras él se la cogía tan duro, ella se tragaba mi pene completo al mismo tiempo que jalaba las pinzas que apretaban mis pezones, yo sentía que en cualquier momento iba a explotar estaba súper caliente, su mano continuó masturbándome, mientras con su boca succionaba mi pezón y lo mordía, esa escena con ella recibiendo otro pene mientras me masturbaba y me mordí a los pezones al sentir el roce de sus tetas, me hicieron eyacular, fue delicioso y sus tetas empapadas en mi leche se veían hermosas, mientras ella seguía tocándome, su respiración se ha aceleró, y comenzó a pedirle más duro, Charly con mucho ímpetu la penetraba, por lo que quise ayudar y de inmediato le puse las pinzas en sus pezones mientras acariciaba sus pechos y la besaba casi al mismo tiempo los dos alcanzaron sus orgasmos, mi mujer se volteó a chupársela y a succionarle hasta la última gota. Cuando nos despedimos, él nos pidió que no fuera la única experiencia, que para la próxima él quería invitar a su novia si estábamos de acuerdo, que aún no se lo había propuesto porque nunca habían hablado de este tema, pero que estaba casi seguro que aceptaría, mi mujer contestó: por supuesto que sí, mi cornudito se ha portado bien y se lo merece.

Si les parece, en mi próximo relato, les contaré esa experiencia.

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