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Sentí que un hombre me hizo el amor
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Meses después de mi relación más o menos continua con Marcelo, me sentí solo y empecé a convivir con una mujer, en muy poco tiempo ella demostró perder interés por el sexo y eso me impulsó a buscar nuevamente un hombre.

En una página de contactos conocí a Mario, luego de algunos mensajes, me invito a ir a su casa, por supuesto accedí y fui a visitarlo.

Al llamar a su puerta, era una casa antigua con un par de departamentos, abrió él y me encontré con un señor de unos 60 años, alto como de 1.90, totalmente calvo, de buen físico, con una linda sonrisa, de aspecto muy agradable, me encantó de entrada, me recibió con un dulce beso en los labios y caminamos por un largo pasillo hasta el fondo de la propiedad, me hizo pasar a un living pequeño y le pedí pasar al baño porque era bastante lejos de mi casa y necesitaba pasar.

Me dijo por supuesto que pase y me indicó donde estaba el baño, me dijo sonriendo que podía ponerme más "cómodo", entendí que quería que me desnude porqué dijo que él iba a hacer lo mismo.

Dentro del baño lo pensé un instante, el tipo me parecía muy atractivo y no dude en higienizarme bien y salir desnudo, él estaba esperándome también sin nada de ropa, parado al otro lado del living con su gran sonrisa.

Al verlo quedé extasiado por su porte, tan alto, tan bello que parecía un Dios, una deidad, con esa hermosura colgando entre sus piernas, que todavía estaba medio dormida, inclinada levemente hacia abajo, era una verga enorme y hermosa, que medía 19 x 6 y que me parece una medida ideal para hacerme gozar, no podía quitar mi vista de esa belleza y al notarlo me preguntó…

-¿te gusta puti, querés chuparla bebé?

-si amor, me encantaría

Sin mediar palabras, pero ambos reflejando en nuestros rostros que estábamos entusiasmados con el encuentro, dimos los dos un par de pasos hasta estar bien pegados, frente a frente en el centro de la habitación, nos miramos, él se pasó un poco la lengua por sus labios acercándola a la mía, me puse en puntas de pie para llegar a su boca y saqué también mi lengua, para rozar la suya, dulcemente nos lamimos y enseguida estábamos besándonos con pasión, mientras me acariciaba delicadamente un pezón con una mano y con la otra me tocó la cola.

-qué lindo hombre sos -le dije

-Vos también me gustas mucho, me vas a dar ésta colita

-si mi amor, lo que quieras

Entonces tomé en mis manos esa hermosura que tenía entre las piernas, la acaricié y lo mismo hice con sus huevos, que placer por Dios, disfrute mucho tocar esa belleza, que estaba ya bien dura, mientras nos besábamos imaginaba como iba a gozar esa pija en mi boca y en mi cola y disfrutaba sus caricias en mis pezones que como saben, me enloquecen.

Entonces deje de besar su boca, acaricié su pecho y se lo lamí, bajé pasándole la lengua por su torso, me fui inclinando despacio sin dejar de lamer su piel, pasando por su pancita llegué a su pubis depilado y descendí un poco más, me puse de rodillas, levanté esa belleza y lamí sus testículos increíblemente tiernos y sabrosos, enseguida busqué meterme esa verga en mi boca y comérmela toda, la disfruté bien como una perra, casi no me entraba, fui tragándola de a poquito muy lentamente me la puse entera hasta que llego a mi garganta, todo la escena se desarrollaba como en cámara lenta, y lo sentí gemir y gozar, en un momento dejé de hacerlo y mirándolo desde abajo le pregunté:

-¿te gusta cómo te la chupo mi amor?

-si bebé me encanta

Entonces se inclinó y me ayudó a levantarme, me hizo darle la espalda y me llevó muy despacito hacia una pared y me hizo poner mis manos sobre ella, se puso de rodillas detrás de mí, tomó mis nalgas con sus enormes manos y las separó bien, mi hoyito quedó ante sus ojos y dijo…

-Que culo hermoso tenés bebé, quiero hacerte el amor

-¿te gusta mi vida, qué vas a hacerme papi?

-Te voy a chupar bien la cola puti

Entonces comencé a sentir como su lengua lamía mi agujerito, me hizo volar de placer, me enloquece sentir la lengua de un hombre en mi cola, es uno de mis mayores placeres.

-Ay mi vida que lindo, que dulce sos, me volves loco, por favor amor, que placerrr me das papito, que divino sos

-¿te gusta mi amor? Me calentas mucho, sos un lindo putito

-y vos me gustas mucho papi, sos un hombre hermoso

Me tenía prácticamente desgarrando con mis manos la pared en la que me estaba apoyando, disfrutando como me comía la cola, hasta pude sentir su lengua entrar en mi ano.

-por Dios mi vida, ¿qué me estás haciendo? Ay mi amor, me haces ser muy puto, oohh mmm, esa lengua por favor, que divino, me volves loco papi

Casi me hace acabar, pero antes que eso suceda dejó de hacerlo, se levantó, me tomó de una mano en un gesto, yo diría hasta paternal y protector, me llevó a otra habitación donde había una cama matrimonial, lo seguí como una hembra que sigue a su macho, allí me hizo poner en cuatro en el medio de la cama, subió detrás mío y volvió a chuparme la colita, me mojó bien el hoyito con su saliva y delicadamente se acercó, tenía ya un condón en su mano y se lo colocó, mientras yo esperaba ansioso, puso la punta de su glande que maravillosamente era un poco más delgado que su tronco lo que facilitaba la penetración.

Apenas la apoyó en mi agujerito abrí bien la cola, empezó a empujar y lenta y suavemente fue introduciéndola en mi culo que la deseaba con locura,

-Ay por favor que grande la tenés, que pija hermosa mi amor

-si putito la vas a gozar bien, vas a ser todo mío, abrí bien la cola

-ahh si mi amor, me duele mi vida, por favor despacito papi, hacemelo despacio querido

-si bebé ya tenés más de la mitad adentro, un poquito más y te entra toda puti, ya está mi amor ya está ya está

-ay si amor, ahhmm si corazón, haceme tuyo mi amor, te deseo tanto

Debe haber tardado más de un minuto en llegar a meterla toda, centímetro a centímetro y lentamente me la puso hasta los huevos, me volvió loco, me sentí muy marica.

-ya sos todo mío putito

-Ahhmm mi amor, que belleza, como me haces gozar, me voy a querer casar con vos, me das mucho placer, que lindo sos, como me coges, que bien me lo haces

-Gozala bebé, es toda tuya putito ¿dónde querés la lechita mi amor?

-Que rico me coges amor, quiero sentirte acabar adentro mío papi, dame toda tu leche

Un minuto después empezó a pegar unos gritos casi desgarradores, mientras tenia espasmos en todo el cuerpo que terminaban dentro de mi culo, fue hermoso sentirlo largar toda la leche aunque fuera en el condón, sentí latir su pija cada vez que soltaba su semen, y lo gocé muchísimo.

Quedamos tirados en la cama abrazados y mientras descansábamos y seguramente reflexionábamos sobre el momento vivido, por lo menos yo lo estaba haciendo, me llenó de besos en la boca y caricias amorosas cosa que no era habitual en mis amantes fortuitos, interiormente ya deseaba que no sea tan fortuito y se convierta en algo más fijo.

Pasados varios minutos, se acomodó detrás mío en la cama y me abrazó haciéndome cucharita, con sus manos tocaba dulcemente mis pezones y apoyó su pene en la rayita de mi cola, pronto empecé a sentir que se le estaba poniendo duro nuevamente, mientras me besaba el cuello y la oreja, al sentir su glande tocando mi hoyito, comencé a mover mis caderas sensualmente entonces increíblemente empezó a penetrarme otra vez muy despacio.

-ay ¿otra vez papito? que rico mi amor

-si bebé, me calentas mucho, me encanta tu culito

-que lindo sos papi, pero no tenés nada puesto mi vida, así no por favor

-Por favor chiquito, te prometo que no te acabo adentro

Estaba tan caliente que cerré los ojos y me dejé coger así sin nada, y confié en que me iba a cuidar, me fascinó sentir su miembro libre, me hizo gozar mucho sentir su piel dentro de mí.

Por ser el segundo polvo, después de muy poco descanso, me resultó maravilloso que se reponga tan rápido, pero además supongo que esa fue la razón por la que me estuvo garchando casi una hora sin acabar, hasta que sentí que se venía y le rogué que no se olvide que no tenía condón, me volvió a preguntar…

-¿dónde querés la leche papito?

-tirámela encima sobre la cintura y las nalgas

Y así lo hizo, cuando estuvo al límite, la sacó rápidamente y derramó un montón de leche tibiecita encima de mis nalgas, y con sus manos la esparció y masajeó bien por mi cola y mis caderas, me quedé disfrutando y yo también acabé muchísimo mientras pensaba que ése hombre hermoso me había cogido dos veces en un ratito y me había llamado "papito", creo que fue la primera vez que tuve sexo como dos hombres, estando bien claro quién era el macho que daba y quién el que recibía sin dejar de ser un hombre.

Repetimos nuestros encuentros varias veces en las siguientes semanas, yo estaba muy entusiasmado con él y lamentaba estar metido en una relación con una mujer que no me permitía tener mayor libertad, deseaba, como él me propuso varias veces pasar una noche entera o inclusive quedarme todo un fin de semana en su cama, pero circunstancias económicas no me daban opción y no podía dejar la casa en la que vivía con mi pareja, aunque no fuera feliz allí.

Por supuesto tener sexo sin protección, se hizo costumbre, siempre con la condición de derramar su orgasmo fuera de mi cola, y me sentía tan bien con él, al punto de parecer estar enamorado, que se lo permití, lo hicimos varias veces de esa manera y la relación ya apuntaba a algo más serio, hasta llegamos a decirnos que nos amábamos, un día haciendo el amor, porque lo nuestro no era solo coger, había sentimientos muy fuertes, me rogó casi al momento de acabar poder hacerlo adentro mío, moría literalmente por darme la leche y sentir que yo era totalmente suyo, de nada sirvió decirle que yo era todo suyo igual, aunque no me deje su esperma adentro, pero no le alcanzaba.

Tuve mucho miedo que lo haga y eso derivó en algunas discusiones que terminaron por acabar con la relación, un día me dijo que si no accedía era porque no lo amaba de verdad y entonces debíamos dejar de vernos, fue muy duro, y esa tarde me fui llorando.

Tiempo después me arrepentí muchísimo y quise retomar la pareja con la promesa de hacer lo que me pedía, y no solo porque me lo pedía, empecé a desear sentir su leche entrando en mi cola y también sentí muchos deseos de tragar su esperma, solo lo había sentido correr por mi espalda y nalgas pero ahora necesitaba saborearlo, pero era tarde, me dijo que estaba en pareja con un chico jovencito y ya no era posible recomponer lo nuestro.

Me dio mucha pena porque ese hombre me gustaba de verdad y quizás no lo conocí en el momento adecuado, en otras circunstancias no hubiera cometido el error que cometí y no lo hubiera perdido.

Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected].

Besos a todos mis lectores.

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