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Sensaciones sexuales (V)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Subí al ascensor y me dije: -Marisa ¿sos tonta?- Recordé que ya habíamos planificado con las chicas ir a la casa de Fernanda con algunos compañeros de la facultad.

Fer tiene una casa con un amplio patio y con una piscina muy linda, ideal para estos días de mucho calor. Le mandé un mensajito a Lauty diciéndole que no iba a poder salir con él, pero que pronto iba a compensarlo de alguna manera.

Al llegar a mi departamento me puse un vestido liviano, sandalias cómodas y preparé un pequeño bolso con el traje de baño, las ojotas y un toallón para aprovechar la piscina al máximo. A las nueve en punto Naty me pasó a buscar y juntas fuimos a la casa de Fer.

Cuando llegamos ya estaban unos chicos de la facultad, y también estaba Alejandro, el novio de Fernanda. La música que sonaba con muy buen volumen invitaba a disfrutar y tener una hermosa noche. El fuego de la parrilla estaba listo para que el asado sea maravilloso.

Charlamos, nos reímos, bailamos, jugamos en la piscina y disfrutamos de una cena magnífica. El aplauso para el asador fue el cierre de un momento mágico. Compartimos lindos momentos entre todos, un ratito de charla con cada uno. Excepto Fernanda que estuvo casi al ciento por ciento con su novio.

Alejandro era un poco más grande que nosotras, tendría unos veinticinco años más o menos. Muy buena persona. Muy atento y servicial. Prolijo en su forma de vestir y se notaba que había sido deportista desde pequeño. Muy buen cuerpo con músculos firmes. Cabello un poco largo, barba candado y unos ojos verdes que te hipnotizaban al mirarte.

La noche estaba avanzada y la música ya tomaba un tono más tranquilo. Un tiempo para bajar las revoluciones y relajarse. Algunos se tiraron a descansar en las reposeras, otros se zambullían otra vez en la piscina.

Decidí tomarme un ratito para mi y ver un poco más en detalle la variedad de flores que Fernanda tenía en su jardín. El mix de colores y texturas era realmente elegido con muy buen gusto.

En un momento me acerqué a la ventana de una habitación porque allí había unas orquídeas que me llamaron la atención. Al acercarme hubo otra cosa que llamó mi atención más que esas bellas flores. La cortina de la ventana estaba un poco abierta, la habitación estaba a media luz y dentro se veían dos personas. Me acomodé para ver mejor y me di cuenta que eran Fernanda y Alejandro. Y noté que no solo estaban hablando sino que se estaban besando apasionadamente. Una cosquilla rara se despertó en mí y me invitó a seguir mirando.

Fer estaba con la bikini y encima tenía un pareo tejido, muy hermoso. Alejandro con mucha delicadeza se lo sacó y la puso de espaldas a él. Al terminar de quitárselo, le beso el cuello y Fernanda suspiró. Con una mano desató la parte superior de su bikini y ella la dejó caer. Por supuesto sus manos fueron a sus pechos y sus besos en el cuello seguían estremeciendo a Fer. No sé cómo era posible, pero yo también estaba disfrutando esas caricias y esos besos.

Alejandro con muy pocos movimientos se quitó su remera, su traje de baño y sus ojotas. En breves segundos quedó totalmente desnudo y yo me quedé casi sin respirar. Tenía su pene totalmente erecto y era hermoso. Muy buen tamaño y una forma un poco curva hacia arriba. Lo miraba y no podía creer, que estaba viendo y disfrutando con la vista, el pene del novio de mi amiga. Nunca antes me había pasado: se me hacía agua la boca.

Fernanda advirtió que Alejandro estaba desnudo y con su mano izquierda buscó su miembro. Comenzó a masajearlo. Él cerró los ojos y volvió a acariciar los pechos de su novia. Besó una vez más su cuello y seguido de eso, bajó las manos y desató la parte de abajo de la bikini de Fer. Ella sonrió. Esta vez el pene estaba justo apoyado un poco más arriba de su cola. Fer sólo traía sus ojotas y una colita en el cabello que le formaba una cola de caballo.

Era hermoso ver desnudos a dos personas tan bellas. Alejandro no paraba de acariciar a Fer. Sus pechos, su panza, su sexo una y otra vez. Caricias que no se detenían nunca. Fernanda seguía aferrada al pene de él y lo masturbaba con muchas ganas.

En un momento Alejandro la dio vuelta y se pusieron frente a frente. Se fundieron en un beso apasionado. Sus sexos se unieron como un preámbulo a lo que habría de venir. A pocos metros había un sofá. Blanco, muy grande, muy cómodo se lo veía. Me tuve que reacomodar pero no me quería perder lo que venía.

Alejandro se sentó y besó con muchas ganas el ombligo de Fer. Ella tiró su cabeza hacia atrás en señal de disfrute. Sus manos acariciaban una su cola y la otra uno de sus pechos. Evidentemente estaban muy calientes.

Del ombligo pasó a una de sus tetas e inmediatamente se puso de pié. Ahora acompañaba en un giro que Fer se sentara en el sofá al tiempo que él se arrodillaba frente a ella. Como si fuera una coreografía perfecta ella abrió las piernas y el comenzó a besar su vientre y luego su sexo. Ella levantó las piernas y era encantador ver como los deditos de sus pies, casi perfectos, con sus uñas pintadas, se movían en señal de disfrute pleno. Las manos de Alejandro estaban agarrando firmes la cola de Fernanda y ella tiraba fuerte del cabello de su novio. Estábamos disfrutando, ellos en el sofá y yo viendo a escondidas.

Se volvieron a parar, a besar en la boca y esta vez el ritual, como era de esperarse, fue al revés. Alejandro estaba sentado y ella arrodillaba se tragaba con gusto ese pene maravilloso. Lo degustaba de punta a punta.

Mi corazón latía cada vez más rápido y venían a mi mente que hacía pocas horas atrás había dormido desnuda con mi amiga, me había hecho masajes un viejo amigo y yo había tocado la cola de mi vecina para aplicarle una inyección. Muchas sensaciones juntas. Y ahora esto.

Se pararon los dos, Alejandro fue a buscar algo a la mesa, por lo que supuse era un preservativo. Se lo colocó y se sentó en el sofá justo frente a mi. Fer inmediatamente se acomodó para sentarse frente a él.

Sin querer me había convertido en una espectadora de lujo. Frente a mí tenía a dos personas bellas que estaban en pleno acto sexual. Fernanda suavemente se sentó en el miembro de Ale y dejó que suavemente la penetrara. Mi corazón no daba más. Era hermoso lo que estaba viendo. Lo estaba disfrutando.

Fernanda movía la cola con mucho ritmo. Estaba gozando de una manera increíble y Alejandro por momentos era una máquina de coser. Tremenda verga entraba y salía a una velocidad nunca antes vista por mi. ¡Que lindo era ver eso!

Alejandro hizo que una de sus manos dejó de agarrar la cola de Fer. Supongo, porque no vi con claridad, que se la llevo a su boca para mojar sus dedos e inmediatamente después, el dedo mayor de Alejandro se ubicó en el ano de Fer. Era lo que me imagine, mientras la penetraba por delante con su verga enorme, metió su dedo en ese anillo tan privado. Fernanda hizo un movimiento como para frenarlo, pero finalmente se entregó y dejó que Ale jugara también por ese orificio.

-¡Marisa, vamos que ya nos vinieron a buscar!

Naty le había dicho a su papá que nos busque y otra vez iba a pasar la noche en su casa. Lamenté que se interrumpiera tan hermoso espectáculo, pero tampoco quería ser descubierta como mirona. Así que en silencio fui hasta lo de Naty y me hice la tonta.

Esos movimientos y todo lo que sucedió en el día, generaron sensaciones sexuales en mi mente. Mientras volvíamos en el auto no hacía otra cosa mas que pensar en sexo. Debo ser sincera: estaba muy caliente.

Continuará…

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