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Seguía siendo infiel
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Estaba en un motel con una amiga, y bueno, al momento de salir, me he cruzado con mi ex, la cual está casada, y bueno, el acompañante con el que estaba, no era precisamente su esposo. Era obvia su cara de vergüenza mientras iba hacia el ascensor porque claramente me había reconocido.

No pasó un día y comenzó a escribir que no fuera a contarle a nadie, ya que tenemos amistades en común, aparte ella había sido infiel conmigo (su actual esposo), por lo que era una situación complicada, le dije que era el colmo que fuera así, no tardó nada en decir que me pagaría por el secreto, que haría lo que fuera pero que no fuera a decir algo. Lo pensé un minuto y le propuse vernos en ese motel de nuevo, tener una última noche de sexo, a lo que accedió y acordamos el día del encuentro.

Llegó bien vestida, como se lo había pedido, con su pantalón ajustado, botas largas y su blusa con escote, subimos a la habitación, le pedí que se quedará solo con las botas puestas y su ropa interior, que se arrodillara en el borde de la cama dándome la espalda. Procedí a vendar sus ojos, empecé a besar su cuello, murmurando a su oído que imaginara lo que quisiera, a pesar de todo, no quería que estuviera más incómoda de lo que ya estaba. Además, lo que venía iba a ser inusual o nuevo para ella.

Seguí besando su cuello, su espalda y solté su brasier, dejando que cayera y descubriera sus senos los cuales en seguida comencé a agarrarlos, esos senos del tamaño justo para tus manos.

Bajé una de mis manos para acercarme lentamente a su vagina, no sin antes pasar y sentir su plano abdomen, agarrar sus anchas caderas y agarrar con mucho deseo una de sus redondas y enormes nalgas.

Comencé a frotar por encima de sus panties (de encaje rojo como me gusta), intensamente para que se fuera mojando poco a poco, notaba que tenía algo de prisa pero ya le había advertido que me iba a tomar mi tiempo.

Después de sentir como se humedecía su ropa interior comencé a bajarla hasta sus rodillas, a lo que un breve hilo de sus fluidos se veía desprender desde su vagina a lo que decidí humedecer mis dedos sin introducirlos, solo pasé a su clítoris para frotarlo lentamente, mientras le decía que se dejara llevar y así poder escucharla teniendo su primer orgasmo.

Efectivamente, después de un momento y seguir susurrando y alimentando sus fantasías sentí el temblor de sus piernas, sus intensos gemidos y sus jugos escurriendo por su vagina.

Ya era el momento de la sorpresa, comencé a frotar su ano con mis dedos humedecidos por su vagina,, yo sabía que iba a oponerse pero le recordé que su otro agujero ya había sido usado por varios (me fue infiel y ahora fue infiel a su actual pareja), así que tomaría algo único para mí y que nadie más usaría.

Le dije que iba a introducir un dedo para ver si estaba limpio su recto, por suerte lo estaba, aun así puse en sus manos la pera de goma con la que le hubiera hecho su enema para limpiar sus entrañas, también le dije que había llevado suficiente lubricante.

Así arrodillada, le pedí que inclinará un poco sus caderas y nalgas hacia atrás, comencé a frotar su ano con los fluidos de su vagina y comencé a impregnar mi dedo índice con lubricante para introducirlo completamente, vi que entraba fácilmente así que lubrique un segundo dedo y los introduje lentamente mientras le preguntaba si le dolía o molestaba, solo me respondió que sentía era vergüenza pero que siguiera.

Mis dedos entraban y salían una y otra vez de su ano (que cálido se sentía), decidí con la otra mano tocar suavemente su clítoris y de vez en cuando besaba su cuello para susurrarle el paso a seguir, que iba a introducir 3 dedos, mientras decía eso, separaba los dos dedos que estaban dentro de su ano para dilatar aún más su virgen agujero, a ella se le escapaban breves gemidos a medida que mis dedos jugaban allí.

Apliqué lubricante en 3 dedos y comencé a introducirlos lentamente, mientras frotaba con más intensidad su clítoris, le pregunté si se sentía lista para mí pene, acercando una de sus manos a este, el cual estaba bien erecto y con su líquido pre seminal goteando, ella lo comenzó a frotar poniéndome más excitado.

Acerqué lubricante a su mano para que dejara mi pene bien lubricado, luego le dije que apartara sus nalgas y así abrir más su bello ano, no pude evitar introducir dos dedos una vez más y separarlos para ver esa rosada abertura.

Sin más preámbulos, acerqué mi pene a su ano, empujándolo poco a poco dentro de ella, sintiendo esa calidez y suavidad de su interior, con lo que poco a poco logré introducir todo, ella exclamó sorprendida al sentirlo todo dentro, besé su cuello y le dije que la felicitaba, que siguiera disfrutando.

Empecé a sacar mi pene e introducirlo nuevamente, sin sacarlo completamente, fui poco a poco tomando ritmo y notando como ella acompañaba con cortos gemidos, decidí retomar tocando su clítoris, diciéndole que se dejara llevar.

Mis penetraciones tomaban un poco más de velocidad hasta que ella me hizo una señal de mantener un ritmo, a su vez, decidió quitar mi mano de su clítoris diciendo que quería tratar de venirse sin esa ayuda (es multiorgásmica, así que podía ser posible). Efectivamente en poco tiempo volví a sentir sus intensos gemidos, el temblor de su cuerpo, luego esa corta pausa previa a un nuevo orgasmo.

Seguí penetrando su ano, apliqué un poco de lubricante y aumenté un poco el ritmo, ella me pedía que terminara pronto porque tenía ganas de orinar, a lo que le recordé que debería dejarse llevar en esos momentos, con lo que empecé a frotar intensamente su clítoris mientras con la otra mano la acerqué a mi cuerpo, para que no pusiera resistencia, fue increíble, volvió a tener un orgasmo y tuvo su primer squirt, quede fascinado con ese acontecimiento me hizo excitar aún más y comencé a tener mi orgasmo, bombeando de semen sus palpitantes entrañas.

Me detuve un momento, aun dejando mi pene dentro de ella, le quité la venda de sus ojos mientras le pregunté cómo se sentía, con voz temblorosa decía que se sentía a punto de desmayar. Le pregunté si definitivamente fue su primera vez por su ano y su primer squirt, con lo que me lo confirmaba asintiendo con un gesto pícaro.

Ahí pasó el tiempo suficiente para el gran final, ella me pidió que sacará mi pene con cuidado para ir al baño y botar el semen en el inodoro, a lo que la abracé fuerte, relajé la tensión de mi pene y comencé a orinar dentro de su recto, ella quería quitarse pero le dije que sería más desagradable sacarlo así de repente, a regañadientes accedió a dejarse inundar sus entrañas mientras gemía (o balbuceaba) a medida que su vientre se iba inflando.

Tiempo después terminé y ahora sí le dije que apretara su ano mientras sacaba mi pene lentamente, así salió, después ella respiraba profundo y miraba como bajarse de la cama, para ir al baño, caminó lentamente y notó que no iba a aguantar más, a duras penas alcanzó a quitarse su pantie para no mojarlo, mientras tanto se le escapó un chorro y luego se agachó en sentadilla para dejar salir todo.

Así fue dejando un charco de orina y semen en el suelo, pensé que se iba a molestar, estaba preparado para una bofetada (de todos modos no la iba a volver a ver), aunque solo se quitó sus botas, me agarró del brazo y me dijo, "límpiame", fuimos a la ducha, nos bañamos, nos arreglamos y nos fuimos (ya que ella no podía tardar mucho para no levantar sospechas de su marido).

Luego cada uno tomó un taxi por aparte y ahí fue todo, tiempo después recibí un mensaje de ella diciendo que no olvidaba ese momento, finalmente, corté todo contacto con ella, de todos modos la promesa era no volver a hacerlo.

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