Esta historia ocurrió hace 2 años. Yo, con 27 años, me acababa de mudar. Apartamento nuevo y todo lleno de cajas. La verdad, la idea de que se fuera la luz era horrible en esa situación. No tenía velas ni linterna y, por lo tanto, esa situación pintaba conmigo enganchada al móvil alumbrando como podía hasta la hora de dormir.
El día anterior había "conocido" al vecino. 35 años, moreno, con barba y, con la ropa puesta, parecía tener buen cuerpo aunque como era invierno, se apreció mucho mejor sin ella.
Nuestra relación se limitaba a 1 simple saludo antes de subir juntos al ascensor y el camino dentro de él que duraría escasos segundos. No os voy a engañar, a mi me bastaba para imaginar… Aunque en esa idea de mi cabeza no estaba la sorpresa que me esperaba.
Llegó el día siguiente. Eran como las 8 pm. Mi idea esa noche era cenar temprano y acostarme para madrugar al día siguiente y desempaquetar todo. Aún no tenía ni la televisión fuera de 1 caja por lo que pocos planes podía hacer a parte de ese. No imaginaba, claro, que la noche se iba a complicar.
De la nada hubo un corte de luz. Este duró igual unos 5 minutos. Yo, como dije, no tenía ni velas ni linterna por lo que mi primera idea fue salir de casa y llamar al apartamento de enfrente. En este nadie había o, nadie respondía pero, entonces, apareció el morenazo de mi vecino… El llegaba en ese momento a casa. Subía las escaleras cargado con bolsas de la compra y, como podía, aguantaba con una mano el móvil con la linterna para ver las escaleras.
Cuando apareció por mi planta, mi primer instinto fue ayudarlo. Se lo dije y él me dejó ayudarlo con 1 bolsa para poder aguantar mejor el móvil. Ambos subimos 1 planta más y al llegar a su puerta descubrí que lo tenía justo encima. Al llegar, mientras entraba en su casa y yo le daba la bolsa, me preguntó que hacía a oscuras en el pasillo a lo que yo le respondí contándole que me acababa de mudar e iba a preguntar a la vecina si me dejaba una vela o algo. En ese momento llegó de nuevo la luz. El me dijo que me podía ayudar con eso y entró a su casa por 1 linterna. Me la dio y me dijo que si se volvía a ir la luz y necesitaba algo que ya sabía dónde lo podía encontrar. Ahí ya hubo miraditas de esas que a mí me gustan tanto…
Volví a mi apartamento, empecé a hacer la cena pensando que podía irse la luz de nuevo y yo seguía pensando que esa noche me iba a la cama temprano para madrugar. Mientras hacia la cena se fue la luz de nuevo. Yo no estaba haciendo nada al fuego, no necesitaba la luz para nada.
Cené rápido, me desnudé, me metí en la cama y… ¡Sorpresa! En mi mente sólo estaba el vecino justo en el apartamento de arriba a oscuras. No había quien durmiera así. No sin correrme esa noche, sola o acompañada…
Empecé a tocarme lentamente. Con una mano acariciaba mis pechos despacio, mientras con la otra bajaba por mi abdomen hasta llegar al clítoris. Me abrí completamente de piernas y, sin dar muchos rodeos, metí 1 dedo dentro de mi. No podía dejar de pensar en el morenazo de arriba y, como por arte de magia, llamaron a la puerta. Yo me estremecí en ese momento, no quería parar ahí. Solo pensaba en seguir pero volvieron a llamar. Me puse una camiseta grande que tapaba lo justo. Fui hacia la puerta y ahí estaba. Era mi vecino quien llamó, venía a decirme que había hecho cena de más pensando que yo no tenía nada por la mudanza. Le seguí el juego aunque yo ya había cenado. Me preguntó si quería subir o prefiráis que me bajara la cena y le dije que subía con la excusa de que ni sillas aún tenía.
Subimos a su casa. Al entrar yo pasé delante y él se quedó cerrando la puerta. Estaba todo a oscuras porque la linterna solo la llevaba el y la tenía apuntando hacia la puerta. Mis opciones ahí estaban claras. No sólo me había pillado cachonda y con ganas de correrme pensando en el mismo. Además, yo ya había cenado. Me quité la camiseta y la tire al suelo a su lado. Yo, completamente desnuda, vi como el apuntaba con la linterna al suelo y seguía con la luz el camino hacia mi. A partir de ahí, nadie dijo nada más. No hacía falta nada más.
Apagó la linterna y la única luz que había era la de 2 velas que tenía en una mesita en la sala de estar. Vino hacia mi, me llevo con fuerza hacia el sofá y me lanzó a el. Yo quedé con una pierna fuera del sofá. Justo para que mis piernas quedarán abiertas. La luz de las velas que estaba ahí mismo hacía que la escena no tuviese ningún desperdicio… Se desnudó, se puso de rodillas a los pies del sofá y fue besando y lamiendo desde mis pies hasta mi clítoris.
Yo estaba muy caliente, casi en éxtasis por aquella situación. Daba igual si él lo hacía bien o mal, yo lo recuerdo como un 10 por lo caliente que estaba. Una simple caricia en aquel momento me hacía estremecer. El dejó de lamerme. Hizo el intento de subir pero yo no lo dejé. Agarré su cabeza y le dije:
– Se bueno y sigue lamiendo.
En aquel momento soltó un:
– Oblígame.
Me puse de pie, lo agarré de los pelos con fuerza y subí su cabeza al sofá. Quedó tumbado mientras hacia ruiditos de dolor y yo sin soltarlo me senté en su cara. Le dije:
– ¿Te vas a portar ahora mejor?
El sacó la lengua. Empezó a lamer de nuevo y de vez en cuando introducía su lengua en mi. En una de esas, deje caer todo mi peso encima de él. Su lengua quedó dentro de mi y notaba como la sacaba y metía mientras respiraba con dificultad. Esa situación me puso a mil. Me eché hacia atrás dejando libre su nariz para que no tuviese que parar y me dejé llevar. El metió 1 dedo en mi culito y cuando empezó a moverlo yo no aguanté más. Exploté sobre su cara.
Entonces me levantó. De un empujón bastante agresivo que me volvió a poner a mil, me puso a 4 sobre la alfombra. Y cuando yo ya estaba lista para recibirlo, me volvió a sorprender. Sin preguntar ni preparar y con todas sus fuerzas, me la metió por detrás. Yo di un grito que se tuvo que escuchar en todo el vecindario. Le dije que me dolía pero cuando me preguntó si quería parar yo no estaba dispuesta a ello. Le dije que siguiese y entonces agarró mis manos por detrás como esposadas para poder darme más fuerte sin que yo lo impidiese. Entre mis gritos yo escuchaba sus gemidos y eso me encantaba. A mi me estaba doliendo pero me excitaba tanto ver cómo disfrutaba que cada vez me gustaba más sentir sus embestidas.
El me iba cambiando de posición y cada una de ellas hacia que el pudiese dar más fuerte. Yo lo dejé hacerme lo que quisiera y eso hizo que al cabo de unos minutos se corriese dentro de mi culito…
Quedé tumbada en la alfombra sin poder moverme pero él quería hacerme feliz y volvió a lamerme para que yo me corriese de nuevo también. Cuando terminé nos quedamos tumbados en la alfombra y nos quedamos dormidos. Unas horas después, volvió la luz y eso nos despertó.
No sé si alguna vez olvidaré la imagen de su cuerpo tumbado a mi lado en la alfombra cuando desperté al volver la luz.
Puedes escribirme a [email protected] me encanta saber qué haces mientras me lees.