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Sammy en el extranjero (3 y 4)
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El sexo con Helmut se había vuelto una costumbre, después de nuestra primera vez todos los días me sometía a sus antojos por mi voluptuosa cola, incluso en medio de clases hacíamos una pequeña parada a los baños para llenarme la boca de su deliciosa verga y tragarme toda su leche.

El único tiempo en que no estábamos juntos era en mi turno en la cafetería del campus, donde trabajaba lavando platos y de vez en cuando ayudaba con sopas o cremas.

Debido a que Helmut mantenía pegado de mi pecho y mi cola había adquirido una forma aún más femenina, mi pecho creció unos centímetros adquiriendo una forma de pequeñas peras, y muchas de las personas con las que trabajaban me confundían muchas veces con una de las chicas, a decir verdad no había salido del closet por temor de que le contaran a mis padres o algo así, además de que me daba miedo lo que pensaran los que me becaron, así que les seguía insistiendo en que era un chico.

Dentro de todos los que me confundían había un chico llamado Ronald, le decíamos Ron, alto, pelirrojo, aunque era delgado se veía bastante macizo, muchas veces lo pesque mirándome el trasero mientras se mordía los labios, esto antes de molestarme, me excitaba, el saber que otro chico me deseaba me hacía sentir más femenina, y cuando eso pasaba dejaba seco al pobre Helmut saltando en su maravillo pene.

Un turno nos tocó quedarnos hasta tarde, la directora de la cafetería pidió voluntarios ya que quedaban muchas cosas sucias en la cocina después de un evento que se realizó, y como necesitaba un dinero extra para comprar un material de lectura que requería para las clases, me ofrecí de voluntario, nadie más lo hizo excepto Ron.

Así que nos quedamos solos en la cocina de la cafetería, eran casi las 10 de la noche, llame a Helmut a decirle que llegaba un poco tarde.

R: llamas a tu novia?

Y:no, no, solo a mi compañero de habitación, para decirle que por favor no cierre con llave porque llegare tarde

R: ah que bien, tú eres del hall C, cierto?

Y: sí, soy del hall C

R: me han dicho que ahí tienen su propio baño en la habitación, es eso cierto?

Y: sí, es cierto, es lo mejor que podría pasar porque me da un poco de vergüenza bañarme delante de más gente

R: pues no deberías sentir vergüenza, es más cualquiera que estuviese en esa ducha sería muy afortunado, como envidio al gorila albino que tienes por compañero

Y: por qué dices eso?

R: porque me imagino que él te ha visto muchas veces desnudo jejeje

Y: Ronald que cosas dices, si los dos somos chicos, no hacemos nada raro

R: pues sí, pero igual solo me imagino

Y: yo mejor sigo con estos platos para que nos podamos ir rápido

Seguí en el lavadero de platos mientras le daba la espalda, sentí que se paró detrás mío, puso sus manos sobre mis caderas y me restregó su enorme paquete en la cola.

Y: que haces? – pero hice mi cuerpo hacia atrás, apretando su verga con mis nalgas

R: me imagino tu cuerpo desnudo, tu enorme trasero y me pones así, siente como esta de duro por tu culpa

Yo perdí mi cabeza, busque con mi mano su verga y la agarre por encima de su pantalón, luego me di la vuelta y me agache

Y: así te pones por mí?

Baje el cierre de su pantalón y saque su verga, me sentí afortunado, otra enorme verga solo para mí, le di unos besitos en la cabecita y luego me la engullí por completo, empecé a chupársela como una perra en celo, lo metía hasta el fondo hasta que sentía arcadas y volvía a sacarlo, ya estaba completamente duro y mojado, me levante, me di la vuelta y baje mis pantalones.

Y: no es esto lo que quieres. – le dije abriéndole mis nalgas.

El entendió lo que yo quería, apunto su enorme cabeza a mi hoyito y de una sola estocada me lo dejo ir todo hasta adentro sacándome un gemido de placer, sus movimientos eran brutales y rápido, lo metía y lo sacaba fuerte y rápido, mientras pellizcaba mis pezones y apretaba mis nalgas, sus embestidas cada vez más rápido hicieron que una abundante y tibia leche llenaran mis entrañas, se vacío toda su carga en mi culo, me dio un beso en el cuello y me dio las gracias, yo subí mis pantalones reteniendo su leche en mi culo.

Y: oye, no tienes que decir eso, me haces sentir como una puta

R: perdón, pero solo me sentí bien de poder estar contigo, no sabía que te gustaba

Y: no me gusta, me encanta y más si son vergas como la tuya

R: así que ya has estado con alguien más?

Y: mejor terminemos para poder irnos

Terminamos nuestro turno y salimos para nuestras habitaciones.

R: oye, te puedo seguir buscando

Y: no, no no, mejor yo te busco.

Parte 4:

Después de que llegue de mi turno extra en la cafetería con el culo lleno de leche de mi amigo Ron, vi que Helmut estaba dormido así que aproveche y entre al baño a limpiarme, luego regrese a la cama donde estaba él y su enorme polla en reposo, aunque me habían dado duro por mi colita, tener otra polla que sabía que era mía me lleno de deseo y empecé a besarla y a chuparla hasta que ambos despertaron.

Y: perdón, no quería despertarte, solo a mi amiguito

Helmut inmediatamente se levanta, me volteo sobre la cama poniéndome en cuatro y enterró su majestuosa polla que ya me penetraba fácilmente, llevándome al éxtasis en un segundo, hasta llenarme nuevamente el culo de leche.

Mis días transcurrían así, en la mañana sexo con Helmut que me llenaba la cola de leche en la ducha, luego íbamos a clases con nuestras furtivas escapadas al baño a tragarme su polla, aunque cada vez eran más escasas por la cantidad de trabajos que nos dejaban, en la tarde noche durante mi turno en la cafetería, las mamadas a escondidas a Ron en la cocina o el baño y si había tiempo una buena cogida por el culo, y al llegar a mi habitación otra buena dosis de leche en mi colita por Helmut.

Aprobamos el primer semestre sin problemas, conservando nuestras becas con todos los beneficios, para el segundo semestre matricule algunas materias diferentes a Helmut, una llamada historia negra de América que Helmut no quiso por nada del mundo acompañarme a esa.

Esa asignatura la daba un hombre negro llamado Martin, alto, imponente, grueso sin llegar a ser gordo y con entradas en su cabeza llena de algodón porque ya era un señor mayor.

Desde el momento que lo vi pude apreciarle un buen paquete, y en cada clase le ponía más énfasis a ese lugar.

Después de algunas clases me ofrecí como tutor de su materia, para eso debía pasar algunas horas de los fines de semana con el fuera del campus, lo más usual era en su casa.

Vivía en una zona cerca de la universidad, con su esposa y dos jóvenes hijos, gemelos de 15, varones casi tan altos como el e igual de acuerpados.

En una de esas visitas, su esposa había salido junto a sus hijos a un torneo de futbol americano del cual los chicos eran practicantes semiprofesionales a tan corta edad, el no había podido llevarlos debido a nuestra agenda de trabajo.

Empezamos a hablar y hablar de cosas de trabajo y tenerlo tan cerca y su aspecto tan varonil, sentir su tremendo paquete tan cerca mío empezó a darme muchas ganas, así que iba a hacer algún movimiento, no podía perder nada.

Y: profe, tengo una pregunta, aunque no se si hacerla

M: si es referente a la clase por supuesto que puedes hacerla

Y: si, yo creo que tiene mucho que ver con la clase

M: adelante entonces

Y: es que siempre he querido saber si es verdad sobre lo que dicen de los hombres negros

M: que quieres decir?

Y: bueno Ud. me entiende, si es verdad aquello que dicen de sus…. cosas

M: explícate un poco mejor, no creo saber de qué hablas

Me acerque un poco más a él y puse mi mano en su rodilla, mientras iba subiendo lentamente.

Y: me refiero a eso que dicen de que los hombres negros son bastante pollones

El solo se rio y tomo mi mano

M: creo que eso no tiene que ver con la clase

Yo solo me asuste, hacia fallado mi táctica, mi cara se encendió en rojo, solo quería salir de ahí, pero el seguía con mi mano entre la suya.

M: vas a necesitar un poco de practica y menos teoría

Se levanto de su asiento, sobando mi mano en su enorme paquete, luego se bajó su pantalón dejando salir su inmensa serpiente negra, un poco más larga que la Helmut y Ron, pero si muchísimo más gruesa.

M: esto confirma tu mito?

Yo solo sonreí mientras me abalanzaba a esa tremenda polla a agarrarla con mi boca, era tan gruesa que fue difícil poder metérmela a la boca, seguí chupándosela, lamiéndosela, baje más sus pantalones para poder chupar también sus enormes bolas de chocolate, mientras con mis manos seguía masturbando su enorme falo, luego volví a la cabeza de su polla, lamiendo primero todo su palo, seguí chupando hasta conseguir mi recompensa, una abundante lluvia de semen que cayó sobre mi cara y mi boca, luego termine de succionar su miembro hasta sacarle la última gota.

M: es suficiente respuesta para ti?

Y: creo que aún falta un poco más de práctica, quizá con otro tipo de experimento

Mientras dije esto, me levante de mi asiento y le di la espalda a mi profesor dejándole mi enorme cola a su disposición, me empecé a bajar mi pantalón, pero en ese momento sonó el timbre de la puerta.

M: oh demonios!!!

Yo abroche mi pantalón y me termine de limpiar la cara de los restos de semen que me había tirado Martin, mientras el guardaba su polla e iba a atender la puerta.

Era su esposa e hijos que habían olvidado las llaves y volvían porque habían suspendido las prácticas de entrenamiento de sus hijos.

Y: bueno profe, creo que me voy entonces, para que pueda disfrutar el día con sus hijos y no tanto trabajo, aunque esta fue una clase muy productiva

M: ok, recuerda por favor que esta semana hay un parcial para que les avises a los chicos de la clase

Y: ah y profe, me gustaría seguir con las clases prácticas de la mitología afroamericana, sobre todo la referente a las serpientes monstruosas y si pudiera cuadrar una cita para ensayo de la parte trasera de ese mito

M: por supuesto, debe ser lo más pronto posible, yo te llamo para cuadrarlo de manera urgente

Y: gracias profe, vera que no se va a arrepentir de enseñarme ese tipo de cosas

Todo esto lo habíamos hablado delante de su esposa y sus hijos, ella nos miraba con cara de orgullo por tener a un esposo tan sabio, sus hijos me miraban con cara de saber más o menos de que hablábamos y veía un poco de morbosísimo en sus rostros al mirarme el trasero mientras me despedía.

Continuará.

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