Al ver la sonrisa de mi tía, recordé a mamá.
Ahora entendía por qué siempre me pareció familiar era como ver a mi madre pero más joven y delgada, mientras conversábamos sobre mi colegio, cada pregunta personal le respondía con un no recuerdo o bien un después le hablaré de eso, no quería que supiera mi pasado ni como me trataba mi padre, los médicos y enfermeras dieron las condiciones para la hospitalización domiciliaria, podía estar de pie pero solo unas pocas horas al día, una vez por semana debía tener control y cualquier dolor de cabeza o mareo inmediatamente debía volver al hospital, hubo muchas otras cosas que mi tía anotó en una libreta y una vez terminado toda la charla fuimos hasta el estacionamiento.
El camino fue ameno, había un silencio, pero era incómodo. El auto paró frente a una casa moderna, ella emocionada me dijo que este era mi nuevo hogar, luego con una mirada seria me dijo que antes de entrar debíamos conversar sobre un tema importante, el cual era el no guardarnos nada y contarnos todo. Siguiendo su regla, ella me contó sobre su vida.
Nacida y criada en una familia con 5 hermanos, mi tía siendo la menor siempre fue la olvidada. Además, era la menos atractiva entre sus 3 hermanas, siempre la atención estaba en su tercera hermana, mi mamá, quien se robaba el cariño de los hombres e incluso de sus padres. Por eso cuando cumplió se vino a vivir acá sin saber que su hermana también estaba acá, y es más, ella se había casado a los 2 meses de relación y estaba embarazada. Mantuvo su distancia un tiempo, pero cuando me conoció rompió esa distancia y me visitaba mínimo una vez a la semana.
Luego mi madre volvió a su pueblo, ella conoció a un hombre y se distanció de mí, pero luego termino su relación debido a una infidelidad por parte de él, por lo que quiso volver a tenerme en su vida, pero un día fue a verme y mi padre la intimidó para que no se acercara y ella se alejó. Pasaron los años y perdió mi rastro, hasta que un día llamo la policía que yo era uno de los números de emergencia que pudieron encontrar buscando en fichas antiguas, contaron que sus contactos dijeron que no eran responsables y que se desentienden de cualquier responsabilidad. Llegó al hospital, vio mi estado, fue a presentar la denuncia, y se puso a modificar su casa para recibirme.
Luego fue mi turno, le conté todo. Lágrimas brotaban sin cesar por parte de ambos, ella me abrazó tiernamente, estuvimos así varios minutos. Luego con dificultad entramos, era una casa muy moderna en decoración, mi pieza daba al patio, tenía una cama grande, un mueble y un televisor, una verdadera bendición.
—Entonces ¿Qué es lo quieres hacer?
—Bañarme…
No faltó otra palabra para que empezara a preparar el baño, a pesar de insistir que pusiera bolsas en mis yesos y yo me duchaba solo, no pude ganarle y me sentó en una silla de plástico debajo de la ducha y ella solo en un sostén deportivo más unas calzas me iba a ayudar.
Antes debido al trauma y los dolores no reaccionaba al contacto con mi cuerpo, pero ahora que me estaba recuperando las hormonas comenzaron hacer de las suyas, el solo ver el cuerpo de mi tía logró una leve erección que no pasó desapercibida, pero no dijo nada al respecto y actuó normalmente.
Me enjabono todo el cuerpo con cuidado, los yesos tanto de mi mano y pie estaban cubiertos de un plástico especial que ella compró, me pidió intentar ponerme de pie para poder limpiar bien mi espalda y trasero, no pudo evitar entrar y abrazarme de frente, tocándome con pequeños pero firmes pechos, su brazo izquierdo me abrazaba para afirmarme y el derecho cubría con la esponja toda mi espalda baja y trasero, no pude evitar tener una erección total, mi pene quedo entre sus pechos y golpeando su cuello, pero nuevamente no se molestó ni reaccionó.
Esa noche estaba intentando dormir, cuando escucho la puerta abrirse, mi tía veía solo con una polera muy larga que le tapaba hasta poco más arriba de las rodillas, sin inmutarse se acuesta a mi lado. Como si fuera lo más normal del mundo me comenzó a hablar, su tono era muy dulce, sin querer le revele mis miedos y le dije que tenía mucho miedo que ella igual me abandonara que a pesar que recién la conozco siento que la quiero mucho.
Aunque intenté detenerlas mis lágrimas comenzaron a caer, ella estrechó su abrazo poniendo mi cabeza en su pecho, pude apreciar de primera que a pesar que sus tetas eran pequeñas eran muy cómodas, ella acariciando mi pelo me decía que todo iba a estar bien, esto hizo que me sintiera más tranquilo pero aun así seguía llorando, pero esa leve tranquilidad me hizo más consciente y pude sentir en mi cara sus pezones puntiagudos.
Estuvimos así mucho tiempo, aún me mantenía en su abrazo, ella como podía me acariciaba con su mano el yeso en mi brazo hacía que solo alcanzara mi estomago o mis muslos, fue en un momento que su mano pasó por mi pene, logrando que me detuviera de llorar debido a la sorpresa.
Era diferente de cuando me masturbo la enfermera, esta vez era tierno y cariñoso, la mano de mi tía agarraba mi pene con cuidado y suavidad, yo aproveche para acariciar con mi boca sobre su polera, tenía sus pechitos a mi disposición, sus pezones comenzaron a ser visibles y agarre uno con mis labios provocando un suspiro por parte de mi tía. La sensación de mi pene me estaba torturando quería que fuese más rápido, instintivamente comencé a mover mis caderas, mi tía al notar esto aumentó su velocidad y a los pocos segundo me corrí mucho nuevamente, incluso los músculos se tensaron provocándome un dolor en mi pierna rota.
—Parece que hoy tendremos que dormir en mi cama.
Así comenzó una nueva etapa de mi vida, pasamos del conocernos al cariño y rápidamente al cariño físico, mi tía me ayudaba a vestir, a ir al baño y en las noches dormíamos abrazados, a veces cuando tenía pesadillas ella me abrazaba y eso terminaba en una masturbación deliciosa mientras yo le comía las tetas, al principio siempre sobre la polera pero luego ellas se la subía para permitirme devorarlas a mi placer.
Después de un mes me quitaron los yesos, pero mis músculos estaban atrofiados por lo que aún era dependiente, ese día habíamos planeado pedir pizza para celebrar mi recuperación, debido a que estuve mucho tiempo con yeso mi piel olía horrible por lo que necesitaba bañarme urgentemente.
—Gabi, debido a que hay que enjabonar bien quitar toda la piel muerta y suciedad tendremos que quitar la silla
—Yo estaba pensando lo mismo
Estaba apoyado de pie con mis manos en la pared mientras mi tía con su usual conjunto deportivo estaba en la ducha conmigo, limpio con cuidado cada parte de mi brazo, y luego se agacho para jabonar mi pierna, cuando me tocó darme vuelta con cuidado sin querer le pegue con mi pene erecto en su carita, esto causo risa en ambos, pero no esperaba su respuesta, simplemente con las noches de masturbación y el poder fantasear con mi tía yo estaba feliz, pero este nuevo nivel de cariño físico era algo bueno.
Sin previo aviso comenzó a lamerlo con su lengua, seguidamente metió toda la punta en su boca, mientras jugaba con su lengua.
Metiéndose todo hasta el fondo, emite un ruido gracioso luego lo sacó de su boca y me miró sonriendo, su mano agarró la base, como poniendo un límite y comenzó a chupar mientras su mano acompañaba el movimiento de su cabeza, un sube y baja por todo mi pene, la forma en que sus dedos se enredaban acompañado de sus bonitos labios hicieron que no aguantara mucho, instintivamente agarré su cabeza con mi mano izquierda y lancé un grito de placer, ella sin intención de salir recibió toda mi leche en su boca, después de soltarla ella dio unas lamidas como para limpiarlo luego sonrió y continuó enjabonando mi cuerpo como si nada hubiese pasado.
La relación ahora tenía dos delicias en el menú, masturbadas nocturnas y sexo oral en la ducha, poco a poco el límite entre ambas se fue borrando y hubo noches donde me dormía después de haber follado la boca de mi tía, muchas veces intente llevar las cosas por otro camino pero ella siempre me detenía, incluso una vez que intente yo bajar a su cuerpo ella se paró y se fue a su habitación. Los meses pasaban y mi recuperación era cada vez más visible, podía utilizar mi brazo para la rutina diaria y mi pierna ya aguantaba caminar distancias cortas.
Había pasado un año desde mi hospitalización y también se celebraba mi cumpleaños, había preparado muchas cosas dulces, fue un día muy especial por primera vez me sentía realmente feliz, hasta hoy aún sentía un miedo en que me abandonaran, aunque realmente aún queda un poco de eso en mi mente, soplando las velas del pastel pedí como deseo el poder estar siempre con mi tía.
Esa noche al estar abrazados acostados, nos pusimos a conversar sobre la vida, me preguntaba mis planes a futuro, y muchas cosas más. Cuando mi primer bostezo apareció, mi tía se levanta de la cama como recordando algo y se va al baño, mis párpados se hacían pesados, pero cuando se abrió la puerta toda aparición de sueño se esfumó.
Mi tía salió completamente desnuda, era hermosa. Su físico era delgado pero no se veía mal, sus pechos eran pequeños pero firmes y traía su conchita depilada era una verdadera muñeca de porcelana frente a mi, instintivamente saque mi pene y me prepare para el sexo oral, pero ella soltó una risita.
—Gabi, quítate todo, hoy como regalo te voy a dar algo que llevas tiempo deseando
Rápidamente se esfumó toda mi ropa y quede desnudo mientras mi tía se estiraba a mi lado, rápidamente nos acercamos y nos abrazamos, este momento de intimidad fue la respuesta a el cariño que nos teníamos, nos cuerpos desnudos tocándose lograron que mi pene casi doliera de lo erecto y la piel de mi tía se erizo haciendo que sus pezones se pusieran duros, y aunque parezca mentira nos dimos nuestro primer beso.
Fue el primer beso de mi vida, no sé como lo hice pero me hice adicto y no quería soltar los labios de ella, sin poner resistencia mi tía se dejaba ser, mis manos estaban en su pecho y en su trasero tocando todo a mi gusto, saliendo un poco de mi intensidad ella se acerca a mi oído y me susurra
—¿Qué quieres hacer?
—Deseo comerte
—Cómeme soy tuya…
Tumbada sobre su espalda me puse sobre ella y me fui directo entre sus piernas abiertas, me metí a besar sus muslos primero, iba acercándome a mi meta centímetro a centímetro con mis besos, pero al ver su rostro se cruza en mi vista esas tetas que tantas noches bese, sin pensarlo subí comencé a hacer mía con pasión esos ricos pezones, sentía mi pene rozando con su conchita y poco a poco íbamos humedeciendo nuestros cuerpos, mi tía me miraba con una cara de placer que nunca le había visto, era una mujer en celo.
Moviendo sus caderas mientras yo me daba un festín con sus pechos y cuello, mi pene quedo en la entrada de su conchita, con otro movimiento de ella toda l apunta ya había entrado, mirándonos a los ojos ella entrelaza sus brazos por mi cuello y me jala hacia su boca, mientras nos comíamos la boca yo empujé todo lo que faltaba de mi pene hasta el fondo de ella, con un gemido que recibí a un centímetro de mi oído, comencé a meterla.
La habitación se llenó de nuestros gemidos y no pude controlarme y comencé desenfrenadamente a meterla y sacarla, cada gemido que le producía con mis estocadas me daba más energía para meterla más profundo posible, podía sentir cómo las paredes de su conchita apretaban mi pene, en un momento los dos comenzamos a gritar, no sabría decir quien soltó más, pero la vagina de mi tía chorreaba como grifo.
Me sentía cansado y con un leve dolor en mi muñeca derecha pero no importaba nada, estirándome sobre mi espalda me puse junto a ella, mi tía se limpió un poco y luego apoyó su cabeza en mi pecho, así avanzamos a una nueva fase de nuestra relación, pero aún me faltaba algo que quería.
Sin darnos cuenta nos dormimos en la misma posición, por lo que con cuidado retiré a mi tía sobre mí, y fui al baño por la mañana. Al llegar la observo durmiendo y me lleno de una emoción difícil de describir, creo que se llama amor, aunque el observar mucho trajo lujuria y deseo también a la oración.
Quitando suavemente las sábanas veo el cuerpo totalmente el cuerpo desnudo de mi tía, no teniendo cuidado para no parecer alguien turbio, la muevo y le abro las piernas, ahora con la luz de día podía observar su conchita depilada y rosadita, sin pensarlo dos veces me lance a comer, pase mi lengua por toda la zona luego me detuve en la parte que estaba hinchada, en algún momento mi tía comenzó a gemir, cuando intensifique mi lengua sus manos me acercaron y apretaron contra su cuerpo como si quisiera que me metiera dentro, mi boca se llenó de un líquido alcalino y algo pegajoso pero muy erótico.
Luego me llamó para acostarme junto a ella y estuvimos toda la mañana hablando abrazados como una pareja recién enamorada.
A partir de entonces teníamos sexo 2 o 3 veces diarias, a veces debido al trabajo de mi tía solo podíamos darnos unos servicios exprés con nuestras bocas, a pesar de tener una diferencia de 16 años ambos éramos sexualmente compatibles y el hecho de mi tía pareciera una muñeca de porcelana hacía que nuestra diferencia no se notara, por lo que afuera solo éramos una pareja de enamorados más.
Un día después de volver de mi clase universitaria encuentro todo apagado, algo raro, me puse a buscar a mi tía que se supone que debía estar, todo estaba oscuro y no podía encender la luz ya que no funciona, llame a mi tía y no contestaba, luego llame a la compañía y me dicen que el servicio se repondrá en 5 horas más. A pesar que la terapia y la relación con mi tia me habían sanado, la ansiedad me estaba ganado, cuando voy al dormitorio, me llevo una sorpresa mi tía estaba dormida en la cama, sin decir nada fui a abrazarla, asustada me recibió y escuchó todo lo que pasaba, no pudo evitar reírse aunque no de forma burlesca.
Aprovechando el apagón, ella me dice quiere probar algo nuevo y que le da vergüenza pedirlo, sin dudar acepté sin saber que era, mientras nos besábamos nos fuimos quitando la ropa, luego ella bajó y me lamió dejándome el pene muy mojado con su saliva, colocándose de rodilla al borde de la cama, me pidió que se la metiera por el culo.
Centímetro a centímetro iba entrando, ella se quejaba, pero me pedía que no parara, cuando estaba todo adentro agarre sus caderas y comencé a embestir con cuidado haciendo que cada embestida fuera más larga, hasta llegar a que mi pene solo quedara con la punta adentro para luego meterla toda, sus gemidos con tardaron en llenar la casa, su culo era placentero.
Subiendo su espalda y abrazando como pudo se sujetó de mí, yo aproveche para abrazarla y tocar su pecho y con mi otra mano meter un dedo en su conchita, ahora gritos eran los que provocaba esta situación, su trasero no era grande, pero era exquisito para mí, fueron tres o más los orgasmos que tuvo ella mientras yo seguía metiéndosela por el culo, hasta que no pude aguantar más y descargue todo dentro de ella, sin fuerza caímos derrotados, con mi tía dándome un beso en agradecimiento.
Nos volvimos adictos al sexo anal, cada día lo hacíamos hasta que el dia de mi graduación, en la cena mi tía me dice que ya no haríamos nada por un tiempo, sorprendido le pregunto.
—Ahora que ya eres un arquitecto, es momento de intentar formar una familia…
¿Fin?
Me encantó tu precioso relato. Soy adicta al sexo anal..Es de muy alto voltaje erótico hacerlo con quien amo y me provoca orgasmos incomparables.
Me identifico con tu tía.
Besos 💋