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Rubia petite es cogida por el pijudo de su primo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Ya sé que soy una rubia chiquita (mido 1,58 y soy muy delgada ) y que todo me parece enorme, pero esa cosa me parecía monstruosa. Al bajarle el pantalón a mi primo me encontré con una cosa de otro planeta, no solo era el tamaño y el grosor sino que también era la forma que tenía. La de mi hermano se pone erecta a 180 grados lo cual la hace fácil de agarrar y de metérmela en la boca, pero la de mi primo se encorvó hacia arriba y era como si tuviese la trompa de un elefante.

Yo que ya me encontraba arrodillada para practicarle sexo oral trate de agarrarla como si fuese la de mi hermano pero no podía envolverla con toda mi mano y no podía hacer que baje un poco, así que no me quedó otra que agarrarla de la punta. Entonces agarrando la cabeza de su poronga trate de metérmela en la boca pero apenas entraba, me atoraba ya con la cabeza de su chota. No me quedó otra que chupársela y fue lo que hice, mis labios envolvieron esa enorme cabezota y comencé a succionar y a saborear con la lengua.

A mí me gusta tener mis manos sobre mi rodilla mientras practico sexo oral, me gusta que el hombre tenga el control de la situación pero con mi primo no estaba sucediendo eso. No podía soltar su pene porque si lo hacía volvía a su forma natural que era hacia arriba y eso me impedía seguir chupándosela. Además si le daba el control a él, este iba a intentar metérmela hasta la garganta y no quería que eso pase. Me gusta tragar y siempre me trago la de mi hermano pero esta era tan enorme que tenía miedo de ahogarme con ella.

Por lo tanto, yo no la soltaba y no lo hice durante esos primeros 15 minutos en los cuales lo único que hice fue lamerle la cabeza de su chota. Pasado esos 15 minutos yo la solté porque quería realizar otra cosa.

Además de chuparle la pija a mi hermano me gusta también succionarle los testículos, así que quería hacer eso también con mi primo. Entonces solté su poronga para que se vuelva a poner erecta hacia arriba y así poder llegar a sus huevos. El que se encontraba sentado en la punta de su cama se tuvo que mover un poquito hacia delante ya que los tenía aplastados contra el colchón. Luego de realizar ese movimiento quedaron colgados en el aire y yo pude meterme debajo de ellos. Ya a mi alcance me metí uno enteró en la boca y en toda su habitación se escuchó un gemido bastante placentero por parte de él. Lo estaba disfrutando más que la lamida de chota que le había hecho previamente. Le gustó tanto que trato de meterme los dos huevos en la boca pero no llegaron a caber, así que se quedó con las ganas.

Ya se la había chupado y le había succionado los testículos, faltaba nomas que tengamos sexo y fue lo que realizamos a continuación. Yo que estaba con una blusa y un pequeño shorcito me los quite y quede como dios me trajo al mundo. Entonces dándole la espalda a él, me incline y el agarrándome me fue direccionando para que vaya bajando y que su poronga vaya entrando por mi vagina. Sucedió que apenas la metió sentí cierto dolor, así que tuvo que sacarla y lubricarla un poco con su saliva. Luego en el segundo intento volví a sentir dolor pero él esta vez no me la saco sino que dejo a que entrará toda. No les miento cuando les digo que fue como si me hubieran metido un fierro caliente a 100 grados. Era como si me hubieran abierto por dentro.

Tener toda esa cosa dentro era molesto y doloroso pero cuando me empecé a mover hacia arriba y hacia abajo mi cuerpo se fue adaptado a semejante bestialidad. El dolor que sentía se convirtió en placer y todo era disfrute, inunde la habitación de mi primo de cientos de gemidos que denotaban eso. Mis movimientos se convirtieron en sentones que absorbían por completo el pene monstruoso de mi primo y que con el paso de los segundos se fueron acelerando para lograr más placer.

Él no es que se quedó quieto y no hizo nada sino que todo lo contrario, él me tenía agarrada de la cintura y me daba cierto impulso para que yo pueda realizar esos terribles sentones que resonaban por toda la habitación, igual mucho esfuerzo no debía hacer ya que apenas peso 50 kilos. Con su fuerza y mis ganas llegué a tener una especie de orgasmo pero fue algo que no disfrute tanto ya que el seguía metiendo y sacando su poronga de dentro mí. Me moje toda por dentro y eso estuvo bueno porque de manera natural le lubrique su pedazo de carne y eso hizo que la cogida que me estaba dando sea más placentera.

Sin embargo, él se tuvo que detener porque mis fluidos empezaron a chorrear por mis piernas y estaba ensuciando el piso y una parte de la cama. Tuvo que ir a buscar varias servilletas de papel para limpiar todo ese desastre. No solo limpio el piso y la cama sino que me limpio un poco a mí. Luego de esta limpieza él todavía tenía ganas de seguir cogiéndome, su pene no se había achicado ni un cm a pesar de habernos detenido un breve instante. Él se recostó sobre su cama y espero a que yo me suba.

Yo que ya me encontraba algo cansada y agotada me monté encima de él y este guio su pene para que esa cosa volviera a entrar dentro mío. Esta vez y a diferencia de antes, no sentí dolor cuando la introdujo. Pasaba que ya me había agrandado todo mi agujero que entró deslizándose y en cuestión de nada ya la tenía toda metida dentro mío. Entonces ya toda dentro, trate de moverme hacia arriba y hacia abajo pero mi falta de energía hizo que no me pudiera mover tanto. Sin embargo, él todavía estaba repleto de energía, así que me agarro con sus dos manos y me empezó a mover el.

Entonces era como si estuviese brincando encima de su pene, el me elevaba por encima de los 10 cm y luego me bajaba con tanta fuerza que mi culo estallaba contra su cuerpo generando un ruido tremendo. Obviamente cuando caía me la introducía por completo dentro mío y eran como cuchilladas que me provocaban bastante placer. No sé cuánto tiempo estuvo cogiéndome así de esa forma pero fueron más de 15 minutos los cuales los describiría como un empalamiento por parte de él hacía mí.

Cuando se detuvo se puso a chuparme y a morderme los pezones de mis pequeños senos por primera vez. Esto no duró más de 5 minutos ya que él se volvió a recostar sobre su cama y continuo cogiéndome como antes de detenerse, y lo hizo hasta llenarme la cueva de leche. Luego de acabar y todavía encima de él, nos pusimos a besarnos por más de un minuto y mientras lo hacíamos, todo el semen de él comenzó a brotar de mi vagina y nuevamente como hacía un rato comencé a chorrear líquido de dentro de mí.

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