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Rosa la madura deseada (2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Rosa Maria me fascinaba, dada dia me volvia mas loco por ella y después del rico sexo que tuvimos esperaba con ansias volverlo a repetir.

Lamentablemente apareció Ángel, un compañero que desde que llegó no hacía más que seguirla y poco a poco consiguió que ella se interesara en él, si algo tengo es que cuando me dicen no o me ponen la barrera me hago a un lado y así lo hice.

Pero una tarde los dos nos quedamos solos, no se porque ni lo recuerdo, el caso es que quedamos ella y yo, un enorme silencio se apoderaba del lugar y pese a ser dos áreas distintas compartimos el mismo espacio.

Fue ella quien se acercó a mí para romper el hielo, honestamente yo no lo esperaba, con su pantalón super entallado que se le paraban riquísimo las nalgas, se paró a lado mio y me dijo…

R: ¿Porque ya no me hablas?

O: Si te hablo o ¿a qué te refieres?

R: Desde hace tiempo tu has cambiado conmigo y no se porque ¿te hice algo?

O: ¡¡No!! tu eres un amor, simplemente que respeto ¡las relaciones!

R: ¿Relaciones? ¿De qué me hablas?

O: Pues tu y Angel, están saliendo ¿no?

Ella se quedó en silencio unos segundos mirando el piso y después me respondió.

R: Pues salir como tal no, pero ¡si me gusta estar con él!

O: Lo ves, ¡qué tal si te incomoda mi presencia!

R: Oswaldo, somos amigos, porque incomodarias?

Me puse de pie, me acerqué a ella y la tomé de la cintura para poder decirle algunas cosas.

O: Sabes que te veo más que una amiga, no voy a ocultar mi deseo por ti.

R: ¡Pero tu tienes novia!

O: ¿Y eso que? ¿Acaso tu puedes controlar tus instintos?

Ella se fue a su lugar y yo seguí en lo mio, pense que se había ofendido pero no hice nada por disculparme, creí que no sería necesario. Nuevamente el silencio adorna el lugar hasta la hora de salida en donde apague mis cosas y me dispuse a salir cuando fui abordado nuevamente por ella.

R: ¡Esperame, vámonos juntos!

O: Pero yo voy por otro camino, o ¿acaso me conviene acompañarte?

R: No sé, vamos por un café.

Acepte ir con ella, entramos a un café y conversamos por un rato, ella seguía negando su relación con Ángel y yo seguía teniendo más y más ganas de cogermela, fue entonces que me hice la victima, me sentí ofendido y le dije que ya me iba que lo mejor era no hablarnos nunca mas, en eso ella me detuvo.

R: Espera Oswaldo, ¡no te vayas así!

O: Lo siento, ya no tengo razones para acompañarte, la única que queda es el enorme deseo que te tengo, pero lo puedo superar.

Salí de la cafetería y ella me siguió y justo cuando me alcanzó la tomó de la cintura y la besó a la fuerza, ella no se negó, mi boca bajó a su cuello y mis manos acariciaron sus ricas nalgas.

R: ¡Que rico besas!

O: Déjame mostrarte lo mucho que te deseo.

Ella me miró coqueta y prácticamente di por hecho que acepto, estábamos cerca de “201” así que caminamos rumbo al hotel, pedí la habitación y en el camino a ella nos besabamos apasionadamente.

Al entrar al cuarto no espere un segundo mas, comence a desnudarla apresuradamente saboreando su rica piel, Rosa gemía al sentir mi lengua en su espalda y nalgas, pero yo no podia esperar mas.

La tire en la cama y me desnude, tenía la verga super parada, ella la miró fijamente y se fue a chuparmela, yo estaba de pie y ella acostada chupando mi dura verga.

R: ¡Qué rica!

O: ¡¡Uhm!! ¡Que rico lo haces cariño!

La tomé de la cabeza y prácticamente le folle la boca, ella la tragaba contenta, su saliva ya escurría por mi verga, se detenía a morder la cabeza y apretaba mis bolas de una manera deliciosa.

R: ¡Me encanta tu verga!

O: ¡Y tu me vuelves loco corazón!

Lamentablemente para mi ella me volvió a poner el preservativo, ni modo, pero al menos esta vez era de los más sensibles y eso me tranquilizo un poco.

La acosté en la cama, baje a su rica concha a chupársela con fuerza, mi lengua entraba y salía de su húmeda concha, sus gemidos me encantaban y me incitaban a mamársela más y más.

R: Papito ¡¡que rico!!

O: ¡Me encanta tu coño!

R: Cogeme ya, ¡¡uhm!!

Abrió sus piernas y se la metí despacito, ella cerró sus ojos y se retorció fantástico, comencé a lamerle sus pezones mientras se la metía y sacaba lentamente.

Me encanta cogerlas de patitas al hombro y con ella de verdad que me gustaba metersela en esa pose, como gemía, como se movía, sus pies en mi cara, todo me fascinaba.

O: Que rico, como me encantas, ¡¡uhm!!

R: Así, que rico, uhm, ¡¡ah!!

Me acosté y ella subió a cabalgarme, se movía en círculos y de adelante para atrás, Rosa sabía mover sus caderas y me tenía viendo estrellas.

O: Que rico te mueves nena, ¡¡uhm!!

R: ¿Te gusta? ¿Me muevo más?

O: ¡¡Si!! No te detengas, muévete, así nena, ¡¡uhm!!

La tomé de sus manos y ella se daba tremendos sentones, también se hacia para adelante y solo mi puntita entraba en su concha, esto nos encantaba a los dos.

Me puse de pie y ella en cuatro a la orilla de la cama, la tome de la cintura se la deje ir con toda mi fuerza, le daba de nalgadas y me empujaba como si no hubiese un mañana, esto la tenía gimiendo y ¡pidiendo mas!

R: ¡Así, uhm, ah, que rico, no pares, que duro, cógeme, Oswaldo cogeme!

O: Que ricas nalgas tienes, uhm, aprietas riquísimo, Rosita, toma, sacame la leche, ¡¡uhm!!

Se la saque y la pare también, ella se empino apoyándose de la orilla de la cama y yo se la deje ir ¡por su rico culo!

R: Despacio, uhm, ¡¡agh!!

O: Lo tienes super apretado, ¡¡uhm!!

Como quería dársela sin condon, pero aun así se sentía fenomenal metersela en su rico ano.

R: ¡¡ah!! Que rico, metemela, uhm, duele, ¡¡pero sigue!!

O: Soñaba con esto, uhm, ah, ¡que rico!

Aceleré mis embestidas, ella lo disfrutaba y se movía, no se si era virgen de ahí pero apretaba como si fuese su primera vez.

R: ¡¡Ah!! Que rico, uhm, ah, papi, ¡¡ah!!

O: Me vas a sacar la leche, uhm, ¡¡ah!!

La tomé del cabello y se la dejaba ir con toda mi fuerza, ambos jadeabamos y babeabamos por la aceleración, ella recibía contenta mi verga en su culo, no me imaginé que terminaría así con ella.

Después de unos empujes más y apretando sus ricas tetas y ella moviéndose como loca, ambos nos corrimos juntos, pese a que tenía condón mi orgasmo y el de ella fue fenomenal, la imagen de ella escurriendo y temblando como bambi aún sigue presente en mi.

Una vez terminada la acción ella revisó su celular y me dijo que ya se tenía que ir, yo desconcertado, no la detuve, de hecho me quedé recostado ya que no tuve intención de irme con ella.

R: Que rico momento Oswaldito, pero ya me voy, me está esperando Angel.

O: Está bien, supongo que esto no volverá a pasar ¿verdad?

R: No lo sé, pero lo mejor es que no lo esperes.

Salió de la habitación y me dejo ahí, cabe señalar que comenzó una relación con Ángel y aunque ella y yo no lo sabíamos nos volveriamos a encamar mas adelante.

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