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Rosa Delia, estrella fugaz
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En aquellos ayeres del 2005/2006 trabajaba en la zona norte de la ciudad de México justo enfrente del panteón Jardines del Recuerdo, en ese momento vivía una rutina de relativa calma y que disfrutaba de sobremanera.

Una tarde de regreso a casa tomé el transporte que regularmente tomaba y en una de sus paradas se subió una mujer que no pude ver más que de reojo, yo sentado justo hasta el frente ella se sentó a mi lado, seguí mirando atreves de la ventana y escucho una voz suave me pregunta… ¿falta mucho para llegar al metro rosario?… sin voltear a verla le conteste que este transporte en particular daba un poco más de vuelta, pero eran 5 minutos así que no debería preocuparse y llegaríamos en unos momentos.

Ya llegando a la estación, me baje y camine al andén y al poco tiempo vi a esta mujer que se había sentado a mi lado, se veía desorientada y me acerque a ella preguntando si era la misma del transporte de momentos antes y que si estaba todo bien. Me respondió que era una nueva ruta para ella que iba a un compromiso con unas amigas, se presentó… buenas tardes, mi nombre es Rosa Delia.

Ella era muy bajita tal vez un metro con cincuenta centímetros, llenita, usaba vestido hasta la rodilla, escote pronunciado, de tés morena, piernas bien marcadas, caderas y nalgas generosas, senos enormes, ojos grades, nariz pequeña y delicada, labios carnosos, sonrisa cautivadora, cabello obscuro.

Me presente con ella y me dice… hoy es tu santo… y sin decir nada me abrazo, pase mis manos por sus caderas apretándola a mí, soltando un suspiro en ese momento iba llegando el transporte y me dice… fue un placer y se fue dándome un beso en la mejilla.

Estuve recordando la escena y casi un mes de ese verla, regresando a casa después de un día pesado del trabajo quería llegar a casa a descansar así que decidí tomar otro transporte que pasaba más seguido, pero necesitaba tomar uno más pero no importaba solo quería llegar a casa. Vi cómo se acercaba este transporte que a lo lejos se veía vacío pensando… por lo menos no me rosare con nadie. Subí y como mi costumbre de sentarme al frente sentí una mirada y escuche risa nerviosa, solo atine a voltear y enfocar a la única persona que estaba sentada, ¡¡¡era Rosa Delia!!! al verla rio más fuerte y me acerque a ella y me senté a su lado.

La salude dándole un beso en su mejilla, lógico me pregunto qué hacía, le dije justo ahí trabajaba, me dijo que ella vivía por la zona que hacia un tipo de trabajo social y como la primera vez que la encontré iba en camino a ver a sus amigas, en esta ocasión llevaba otro vestido igual de apretado dejándola ver todo y un postre para su reunión.

Me pregunto que si tenía pareja le contesté que no que estaba tranquilo a lo cual le hice la misma pregunta, me contestó que sí, que estaba casada con dos hijos de 19 años el mayor y preguntándome… ¿cuantos años crees que tengo?… le respondí… tienes 40 años… sonrojándose me dice… tengo 39, ¿Por qué piensas que tengo 40?… le dije que solo era un año de diferencia y si tenía un hijo de 19 y los meses de embarazo y mínimo un año de novia con el papá de sus hijos los números eran lógicos… cosa que le dio mucha risa. Por fin llegamos a la primera parada donde debíamos tomar el segundo transporte, le ayude a bajar lo cual note que se notaba nerviosa, le dije que si estaba bien y me comento que por esa zona la conocían y le daba nervios que nos vieran juntos y aparte yo era más joven que ella en ese momento 15 años menos que ella, le respondí que no estábamos haciendo nada malo y la edad nada que ver en se momento.

Al subir al siguiente transporte, que del mismo modo venia medio vacío, nos sentamos casi al final y sin decir nada, la bese, fue largo, nuestras lenguas bailaban juntas pase mi mano izquierda por sus caderas apretándole las nalgas que las tenía durísimas, mi mano derecha abriendo sus piernas y entrando debajo de su vestido sintiendo ese calor y la humedad que empezaba a emanar de su conchita, tomo mi cabeza y bajándose el escote me acerco mi boca a sus tetas las cual mame, mordiéndole los pezones, quise sacar mi verga pero me dijo… aquí no… se acomodó el vestido y como resorte se levantó de su asiento y le hizo la parada, me tomo de la mano y nos bajamos. A un par de cuadras había un hotel, se veía pequeño pero agradable, entramos con mucha prisa y nos dieron una habitación que daba a la calle en el tercer piso, dejando las cortinas abiertas, la empecé a besar subiéndole su vestido, me hinque para bajarles las medias y ese cachetero que antes de hacerlo me detuvo, argumentando que no estaba “arreglada” para la situación, con una risa lo baje y traía el vello un poco largo a lo que pase mi lengua como respuesta a “no me importaba”, la voltee y puse en cuatro en la cama para mamarle ese culo delicioso, le bese las nalgas enormes duras y firmes que tenía, me puse de pie y volteándose me dijo… ahora si… y desabrochando mi pantalón saco mi verga dura y de un bocado se la comió, la mamaba como su nunca fuera a mamar otra verga en su vida, le baje el escote dejando esas enormes tetas al aire, las jugaba con esos pezones grandes y morenos.

Me recosté en la cama y ella se sentó en mi boca haciendo un 69,, para ser tan bajita estaba muy bien proporcionada, nos acomodamos recargando en la cabecera y sentándose sobre mi verga me puso sus tetas en mi boca, mamadlas, las juntaba y se las mamaba al mismo tiempo, por momentos le subía las tetas y bajaba su cara y entre los dos lamiamos los pezones, sin dejar de mover sus caderas, la puse en cuatro y ella abriendo sus nalgas se la deje ir de un golpe, mientras me la cogía no dejaba de decirle que tenía un cuerpo increíble, nalgas maravillosas, tetas exquisitas, que apretaba delicioso y mamaba como diosa, respondiendo que su esposo ya no la atendía que venía de una educación tradicional y lo mas que había podido hacer era masturbarse a lo que revire mejor con esta verga que con los dedos, diciéndome… mil veces mejor tu verga…

Ella cada vez se mojaba más y metía mis dedos en su culo, le pregunte si su esposo le había dado por el culo, diciéndome que no que de hecho jamás se lo había tocado, sacando mi verga de su conchita, y con su ayuda abriéndose las nalgas le bese el culo, le pase mi lengua y le metí mi verga despacio y firme, ella gritaba, su respiración se agitaba. Me fui a un sillón y sentándome, ella llego dándome un beso en la verga se volteó y metió de un sentón mi verga en su culo, subiendo sus pies sobre mis rodillas, metía mis dedos en su concha, ella no dejaba de mover sus caderas en círculos, de gemir y gritar, a esas alturas su cuerpo estaba bañado en sudor, se volteó para meterse mi verga en su conchita y mamar sus tetas, se las mordía, se las chupaba , en su piel se empezó a ver las marcas de mi boca a lo que sin dejarme decir más me dijo… no te preocupes, él tiene años que no me ve desnuda… lo cual me calentó más.

En un punto le dije que quería eyacular con una sonrisa me dijo… Si quieres mi conchita, ya que no hay problema que me embaraces pero nunca han eyaculado en mi boca, así que quiero que me des tu leche… así que me puse de pie sobre el sillón, ella de rodillas la tome del cabello y la empecé a coger en la boca, me chupaba, sacaba la lengua y le daba golpes en ella, le metía mis huevos a la boca los cuales mordía y metiendo mi verga al fondo deje ir mi leche, me tomo de las nalgas y apretándolas con sus manos y mordiendo mi verga se tragó hasta la última gota, dejando mi verga limpia.

Nos recostamos un rato en la cama comentándole que estaba completamente desperdiciada, solo me miraba sin decir nada, me tomo de la mano y nos metimos a bañar, no dejaba de pasar mis manos por sus curvas, meter mis dedos en ella, solo soltaba risas nerviosas, diciéndome, tengo que llegar a mi reunión de lo contrario hablaran a casa, así que nos apuramos a vestirnos y salimos directo a su reunión, me dio su número de celular y que seguiríamos en contacto. Después de ese encuentro tuve un par de llamadas telefónicas con ella una de ellas en una reunión lo cual me dijo que no importaba que escucharan nuestra plática y en una época sin redes sociales y cambios de número telefónico se perdió el contacto.

Por cierto, con las prisas de salir dejamos el postre que llevaba a su reunión.

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