Llegué a casa después de trabajar. Mi novia me recibió ligera de ropa. Solo llevaba una camiseta de tirantes. Me preguntó que qué tal el día, a lo que respondí que un poco complicado pero que ya había pasado. Me besó y me empezó a desnudar y me llevó a la cama. Una vez allí la empecé a tocar el clítoris y un poco después la estaba penetrando. Cuando llevábamos unos minutos, y antes de terminar, me dijo que me metiera en la ducha.
-¿Por qué? Si no hemos terminado
-Dúchate y no preguntes. Tenemos que ir a un sitio
Extrañado me duché y me vestí. Ella ya estaba lista y salimos a la calle.
-¿Me vas a decir ya a dónde vamos?
-No. Es una sorpresa
Nos montamos en el coche y empezó a conducir. A los 20 minutos aparcó y salimos del coche. Llegamos a un portal y, en el ascensor, me dijo:
-Te he traído a un sitio para que cumplas una fantasía erótica que me has contado muchas veces que te gustaría hacer
-¿Cual?
-Lee este cartel- me dijo
Ponía lo siguiente: "Dra. Alicia Gómez. Uróloga"
Me quedé pálido
-Vámonos de aquí. No estoy listo
-No. Vamos a entrar. Siempre me has dicho que tu fantasía erótica es que una doctora te revise y además ya va siendo hora de que te hagan una revisión. Pues aquí estás.
Llamó al timbre y una recepcionista abrió la puerta y pasamos
Mi corazón latía rápidamente. Nos sentamos en la sala de espera y a los 2 minutos me llamaron. Mi novia entró conmigo. Al otro lado de la mesa había una doctora bastante atractiva. Tendría unos 40 años y después de saludarnos me preguntó el motivo de mi visita. Dije que nunca me había hecho una revisión y, después de hacerme unas preguntas me dijo:
-Muy bien. Pásate a esta sala y quítate toda la ropa y después te sientas en la camilla.
-¿Puedo pasar yo? Preguntó mi novia, a lo que la doctora dijo que si ningún problema
Estaba muy nervioso y no habíamos empezado aún. Y no había vuelta atrás. Empecé quitándome la camiseta, después las zapatillas y a continuación me desabroché el cinturón y los pantalones y me los bajé. Miré hacia los calzoncillos y ya se adivinaba la erección que tenía y me estaba muriendo de vergüenza. Respiré hondo y me bajé los pantalones. Allí estaba mi pene bastante tieso. Miré a mi novia y estaba disfrutando del momento. Se la notaba en la cara. Una mirada entre triunfal (por haberme llevado a esa situación) y morbosa. Me dirigía a la camilla pero recordé de repente que la doctora me dijo que me tenía que quitar toda la ropa y había algo que no me había quitado aún: los calcetines.
Los pies no me los iba a revisar pero decidí quitármelos por dos razones: para sentirme lo más desprotegido posible y porque me dijo que me quitara toda la ropa.
Una vez descalzo y ya completamente desnudo me senté en la temida y, a la vez, esperada camilla. Llegó la doctora y me dijo que me iba a explorar los genitales.
-Ponte de pie- me ordenó
Me puse de pie y ella se agachó un poco mientras se ponía unos guantes (algo que me puso muy cachondo) y me empezó a explorar. Lo primero que hizo fue revisarme el pene. Lo tenía muy duro y eso me daba mucha vergüenza. Me tocó el glande y después siguió con el resto. Yo cada vez estaba más excitado y observé que me empezó a salir líquido preseminal. Miré a mi novia y estaba muy excitada. En ese momento me di cuenta de que me había recibido de esa manera en casa para dejarme lo más cachondo posible y estar ahora excitado en la consulta. La doctora estaba trabajando con naturalidad a pesar de la erección. Llegó al escroto y me empezó a palpar los testículos. Me preguntó si notaba algún dolor y así estuvo durante un buen rato tocándome bien.
-Túmbate en la camilla- me dijo
Tumbado me empezó a explorar la punta del glande y la uretra. La abrió lo que pudo. Yo, por supuesto, seguía goteando. Estaba que no podía más. Después de explorarme se quitó los guantes pero yo sabía que no había terminado a pesar de que nunca me habían hecho una revisión urológica.
-Date la vuelta y ponte a cuatro patas- me ordenó mientras se ponía otros guantes.
La sonrisa de mi novia era ya pletórica.
Obedecí y me puse tal y como me dijo la doctora. Me agarró de los pies y me los separó para abrir bien las piernas (y lo que no eran las piernas). Con ayuda de una lámpara me empezó a explorar la parte externa del ano y después me dijo:
-Te voy a realizar una revisión anal y de próstata. Si notas algún dolor me lo dices.
Me lubricó el ano con un gel y después se lubricó dos dedos de su mano derecha. A continuación metió un dedo por mi culo y empezó a explorarme y ahí estaba yo, que casi una hora antes estaba penetrando a mi novia y ahora era yo el que estaba siendo penetrado por una desconocida.
Cuando llegó a la próstata estaba más excitado aún. Ella lo sabía y mi novia también. Que además estaba disfrutando mucho.
Me preguntó si notaba dolor y respondí que no.
Cuando ya me estaba diciendo que iba a terminar yo empecé a notar como, sin darme cuenta, estaba gimiendo de gusto. Ya me daba igual todo y eyaculé. Perdí por un momento la vergüenza. No me pude controlar. La situación era increíble. La doctora con una mano me seguía penetrando y, con la otra, recogía con un frasco el semen para luego analizarlo.
-Te iba a pedir que me trajeras otro día una muestra de semen pero te has adelantado y ya me la has dado directamente en la consulta- dijo sonriendo.
Yo estaba completamente rojo de vergüenza de nuevo.
-Ya te puedes vestir- me dijo.
Después de decirme algunas cosas referente a la revisión quedamos para otro día para hacerme otras pruebas y nos fuimos.
¿Cómo que has hecho esto? No me lo puedo creer. ¡Qué vergüenza!- le dije a mi novia.
-Bueno -dijo ella. Una revisión no te iba a venir mal, no? Que sepas que estoy muy excitada por lo que acabo de ver.
-Verás lo que te voy hacer ahora en casa… -dije
-No, no le hagas nada. Quiero seguir muy cachonda porque mañana tengo cita con la ginecóloga. ¿Me acompañas?