Este es mi primer relato, ya llevo un tiempo leyendo esta página y me pongo bien caliente, siempre termino tocándome delicioso, pero eso lo dejaré para mis próximos relatos. Me he animado a escribir sobre mis historias más excitantes, he disfrutado bastante del sexo a pesar de mi edad y me da demasiado morbo la idea de que alguien se venga leyendo mis relatos.
Me llamo Viviana y tengo 29 años, en ese momento de mi vida tenía 24 y trabajaba como gerente de una oficina de mercadeo. Para ese entonces trabajaba, me acaba de mudar sola a un apartamento pequeño en una mejor zona y pues a pesar de estar muy feliz por estar independiente pues sí me hacía falta un hombre que me ayudara.
Al poco tiempo de haberme mudado conocí a Paula y a Jesús, mis vecinos de al lado quienes eran esposos y aunque al principio me hice medio amiga de Paula con el tiempo nos distanciamos, pero siempre seguí mi amistad con Jesús. Él es un hombre que en un principio jamás pensé que me podría llegar a gustar, era todo lo contrario a lo que a mi me gustaba en un hombre. Era ordinario, negro, gordo, medio jocoso, en fin, no lo tomaba como algo más que un amigo y fue así como por dos años.
Durante este tiempo él siempre estuvo allí haciendo cosas por mí que no debía hacer ya que no éramos pareja, digamos que yo fingía demencia ya que él igualmente no intentaba nada. Siempre me decía "estás retrasando lo inevitable" y yo realmente ni consideraba el asunto. Vamos que sabía su interés en mí, pero conocía a su esposa y no me atrevía aunque me agradaba tenerlo cerca y que estuviera allí para mí.
Un sábado me escribió un mensaje
Jesús: Hola, estás?
—Hola, sí dime
Jesús: Qué haces?
—Hablando con Carla (mi mejor amiga), queremos salir a tomarnos unos tragos.
Jesús: Paula está de viaje por este fin de semana, quieres que las acompañe?
—Tú dices?
Jesús: Bueno no tengo nada qué hacer
Desde ese momento supe que algo iba a pasar esa noche. No sabía por qué, pero tampoco me detuve a pensarlo demasiado sin embargo me preparé. Ese día me depilé todita y me puse un conjunto negro bien sexy que dejara bien claro que ya sabía a lo que iba. Me puse un short bien cortito, llegó mi amiga y salimos.
La noche transcurrió normal, hablando puros temas triviales, a todas estas yo ya venía bien high con un porro que me había armado antes de salir, más las cervezas ya más que encendida estaba demasiado horny. Ese día necesitaba sexo y quería que él por fin diera el primer paso, que ya no fueran bromas.
Delante de mi amiga jamás hizo nada, terminamos de beber allí y nos fuimos. Dejamos primero a mi amiga que estaba un poco más que prendida, pero me dijo "me avisas cuando llegues" en un tono muy "ya te conozco perrita".
Al bajarse ella, Jesús se mantuvo callado un rato y luego tomó mi mano. No entendía cómo el simple hecho de que él hiciera eso ya me estaba atormentando de calor en mi interior horriblemente. Era lo prohibido, saber en lo que me estaba metiendo. Seguimos así por un rato ya que el camino a casa era largo. Al llegar subimos y no decíamos nada, mi corazón iba a mil, no podía dejar que se fuera a su casa, pero pensaba que no podía lanzarme yo. Dios estaba tan excitada en ese momento.
Al momento crucial de despedirnos él viene y dice:
Jesús: No me quiero ir a mi casa.
A lo que yo en menos de 3 segundos de forma totalmente impulsiva le respondí:
—Yo tampoco quiero que te vayas a tu casa.
Lo que siguió después de eso fue entrar a mi apartamento y comenzar a besarnos con una pasión incontrolable, en ese momento el mundo pasó a segundo plano solo importábamos los dos y ese momento. Nos besamos por largo rato, mi lengua buscaba la suya y de un momento a otro me estaba quitando la ropa mientras me decía "ves, era inevitable" eso me puso a mil y me arrodillé y ahí fue cuando vi su gran verga, era inmensa, gruesa, negra, era demasiado sexy de ver. Ya ahí no me aguanté más y me la metí en la boca, le di besitos en la punta, pasé mi lengua por todo el glande y lo agarré bien duro para masturbarlo mientras chupaba, era demasiado rico.
No me dejó mucho tiempo pues él estaba como un animal de excitado y comenzó a besar todo mi cuerpo desde el cuello, no parábamos de gemir, el solo contacto ardía por dentro, no podía creer lo que Jesús me estaba haciendo sentir.
Llegó a mi clítoris y comenzó a chupar, morder suave, lamer despacito ufff, me estaba matando, si algo disfruto es el sexo oral y este hombre me estaba haciendo la mamada más rica de mi vida. Me metía dos dedos y todo lo hizo despacito, iba acelerando al ritmo de mis gemidos.
Me entregué completamente a ese hombre casado.
Me vine en un orgasmo que me dejó en el Nirvana unos minutos mientras él se ponía el condón y entonces metérmela completa bien adentro, estaba demasiado mojada y sensible por el orgasmo, la sensación era increíble, me hacía enloquecer como se movía dentro de mí ese hombre, me estaba dando durísimo en cuatro, me nalgueaba y me decía que si me gustaba y yo solo podía gemir de placer. Me vuelve loca que me nalgueen y él lo hacía perfectamente, me estaba tratando como toda una perra y eso me tenía volando de excitación.
Me puso boca abajo y él arriba de mí, me penetró delicioso, las embestidas eran brutales y cada vez más intensas, sentía que estaba por venirse a lo que mete la mano y comienza a tocarme el clítoris, eso me hizo explotar en un orgasmo como nunca al mismo tiempo que él se vino dentro de mí. Nos acostamos un rato y dormimos.
A la mañana siguiente despertamos juntos y la sensación piel con piel era increíble, volvimos a hacerlo. Esta vez él se subió sobre mí y empezó a besarme toda hasta bajar a mi clítoris, necesitaba otra dosis de esa lengua y así fue, no sé cuánto tiempo estuvo chupándomela, me volvía loca verlo ahí pegado tomando todos mis jugos, me hizo venir dos veces así, ya en ese momento sabía que esa historia apenas iba empezando. Sabía que iba a querer coger con Juan muchas más veces.
Juan: Que rico estar dentro de ti.
—Ahh sii demasiado rico, dame así siii.
Juan: Te gusta que te lo haga así? Qué quieres que te haga?
—Hazme lo que tú quieras soy tuya ahh sii qué rico sentirte me vas a hacer venir.
En ese momento no sabía la magnitud de lo que estaba diciendo, pero estaba tan excitada que iba a hacer cualquier cosa.
Lo siguiente que sentí fue a Juan intentando metérmela en el culo, el dolor era tremendo, tuvimos que ir poco a poco porque era la primera vez, pero el dolor fue cambiando por placer y él acabó dentro de mí mientras me tocaba, estábamos sudados muertos de placer.
Al rato nos duchamos y él se fue a su casa.
Después de esa noche fuimos amantes por un año. Cogíamos a cada minuto que pudiéramos coger, las miradas, los inventos para escaparnos. Cogíamos en su casa en la cama de su esposa, en mi cama, en hoteles, en el carro. Donde fuera que pudiéramos. Nos separamos porque él y su esposa se fueron del país. Todavía me masturbo pensando en todas nuestras grandes cogidas.
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