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Relatos eróticos: No tengo remedio
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Estaba de visita en un pueblo y hoy pase a visitar a una familia a la que tengo muchos años conociendo, cuando llegué como no había avisado resulto que iban de salida, casi me voy de espaldas pues como es un pueblo no hay camiones y había caminado casi cuatro kilómetros para llegar justo a medio día, pero de pronto vi mi salvación, el nieto y el abuelo se quedarían, todos los demás se irían y a mí el que me importaba saludar era el nieto pues es como un sobrino para mí, así que ya no me preocupé, todos se fueron y yo me quedé esperando a que llegaran, cuando lo hicieron tenían hambre y como conozco bien la casa me levanté y les prepare de comer, comimos tranquilos viendo un documental en la tv, cuando terminamos, mi sobrino y yo nos fuimos a la sala y el abuelo se quedó en el comedor pero es todo en el mismo piso y sin paredes de división así que nos podía ver perfectamente, de pronto sentí ese cosquilleo dentro de mí, esas ganas de coger, necesitaba sexo y sabía que no tenía con quien pero decidí jugar un juego peligroso por un ratito.

El señor tuvo una lesión hace poco en sus rodillas por un accidente con uno de los caballos así que camina lentamente y con ayuda de un bastón, salió al corral como lo hace todas las tardes.

Yo llevo puesta una blusa blanca ligera y justo al centro de cada seno lleva una franja de unos 5 centímetros de ancho de hilos blancos con un poco de bordado pero que se transparenta la ropa interior y la piel, como me sentía muy excitada decidí mostrarle un poco más al abuelo, en lo que estaba ausente busqué la manera en que un movimiento sacaría mis pezones del brassiere y así quedaría a la vista de este hombre de unos 60 años, siendo mis senos talla 36 copa D no fue difícil. Mi sobrino fue al corral a darle de comer a las vacas, y ya es todo un joven, solo que yo me aferro a verlo chiquito junto con su abuelo y atrás de la casa tienen una terraza y de ahí se ve muy bien donde estaban mi sobrino y su abuelo y puse en marcha mi plan, saque mi pezón y se veía claramente a través de mi blusa y de la línea transparente que esta tenia, tomé una silla y me coloqué justo donde el señor podía verme y tenía un libro, si mi sobrino se acercaba me cubriría con el libro, si se acercaba el abuelo bajaría el libro y le haría conversación.

Regresó primero mi sobrino y me anunció que se daría un baño pues iría a hacerse un corte de cabello, me pareció fantástico pues eso me dejaba solo con el señor un rato, minutos después apareció este hombre y lo detuve con toda la intención de que pudiera ver mis senos y por supuesto que lo notó, le pregunté si era difícil montar y ahí comenzó la plática, y para dejarlo ver bien al hablarle sobre sus caballos y vacas me ponía frente a él y yo volteando a ver los animales y lo veía de reojo como estaba perdido en mi blusa y se sentaba de un lado y se sentaba del otro acomodándose su paquete, eso me excitó aún más y me aseguraba que la blusa siempre dejara ver bien mi pezón.

Después de una de platica de una hora el señor preguntó si había escuchado a mi sobrino salir para ir al corte de cabello pues yo estaba más cercana al pasillo y le dije que sí, que tenía unos 5 minutos de haber salido, le pregunté si necesitaba algo yo se lo podía traer para que él no esforzara sus rodillas y me dijo que necesitaba sus medicinas para sus rodillas y se las traje junto con una jarra de agua, puse una mesita para poner sus medicinas y la jarra de agua, claro esto lo hice inclinándome para dejarlo ver bien por dentro de mi blusa. El estiró su mano para tomar uno de los frasco y claro accidentalmente rozó mi seno, uy que rico sentí, un momento después tomó sus medicinas y yo quería restregar mis senos en su cuerpo al menos una vez más y con el pretexto de mostrarle unas fotos que había encontrado de mi sobrino de años atrás le di mi celular y me coloqué detrás de él y al estirarme para pasar de foto le restregaba mis senos en su hombro, que rico sentía, esa sensación de lo prohibido me tenía al mil, gocé un ratito y volví a mi lugar. Por ser la primera vez que tenía un acercamiento así con el señor no me quise aventurar más, disfrute un rato y creo que el también, me fui más caliente de lo que estaba y tuve que llegar a masturbarme en mi cama recordando la mirada de ese hombre hacia mis senos, ahora tendré que buscar con quien quitarme estas ganas.

Gracias por leerme necesitaba contárselo a alguien, ya les seguiré contando mis aventuras, besos.

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