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Relato en el avión
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Estoy volando. Volando entre las nubes. Volando igual que volaré en unas horas. Cuando nuestros cuerpos húmedos y deseosos dancen haciendo el amor y volando entre estrellas.

Entraré en el bar y buscaré entre la gente hasta que se crucen nuestras miradas de complicidad y se dibuje una sonrisa tímida en nuestros labios. Nos acercaremos, nos abrazaremos fuerte y nos robaremos unos besos tímidos.

Toca una tarde de vida social: Charlar entre amigos tomando tapas y una copa tras otra. Música, baile, sonrisas, miradas… sabemos lo que vendrá después… y estamos deseosos el uno del otro. Somos cómplices de la diablura que llevamos dentro y como nos vamos a desatar en pocas horas. Sólo lo sabemos nosotros. Nadie más.

Se que seremos los últimos en irnos del bar, es su día. Despedidas de la gente, abrazos y todo el mundo hacia casa a descansar para retomar mañana lunes una nueva semana. Excepto nosotros. Para nosotros está empezando la noche. Una noche que será larga y llena de vicio y que el lunes recordaré nublosamente.

Me pide que querré tomar y con la máscara de niña buena que llevo puesta le digo que me da igual, le sonrió y le guiño el ojo. Decido coge un par de botellas y nos vamos a su casa.

Paseamos agarrados, besándonos, riéndonos, jugando en medio de la calle como si fuéramos dos adolescentes.

El ambiente se empieza a calentar. Entramos en el ascensor y nos comemos como si no hubiera un mañana. Estamos tan calientes que no sé si vamos a parar el ascensor para un primer round o vamos a poder llegar. Se abre el ascensor y sin dejarnos de besar llegamos a la puerta de su casa.

Se le caen las llaves. Nos reímos, vamos borrachos y estamos calientes.

Entramos y seguimos besándonos a lo largo del pasillo mientras dejamos un rastro de chaquetas, bolso y zapatos de tacón hasta llegar al salón.

Es un salón muy bonito, ventanas grandes que dan a las mejores vistas de la ciudad, techos altos, suelo de madera antigua y muebles muy prácticos para follar. Que recuerdos me trae este salón, lo bien que lo hemos pasado en anteriores ocasiones aquí. No hay ni un mueble que no esté machado de mis corridas que con tanta facilidad me saca. Es un mago. Un mago del placer que me tiene enloquecida.

Me prepara una raya que me meto con ganas. Ahora empieza la SORPRESA, la sorpresa que no se espera: su regalo de cumpleaños convertido en fantasía y deseo cumplido.

Me toca mandar. Ahora soy una diva. Una diva que tiene todo el poder del mundo para hacer gozar este hombre deseoso de mí.

Le pido que ponga música fuerte, que me prepare una copa y otra raya y que me de unos minutitos para prepararle su sorpresa. Lo dejo cumpliendo órdenes en el bonito salón, que, otra vez, será nuestro escenario de hoy.

Ya en su habitación, me desnudo lentamente, me miró al espejo y contemplo mi cuerpo real. Femenino, ardiente, con curvas, tatuado por la naturaleza con las estrías de la vida y también tatuado a mi voluntad por mis creencias, valores y gustos. Estoy feliz. Me quiero y también le voy a dar un regalo a mi cuerpo y mi alma hoy. Me lo merezco.

Empiezo a ponerme las medias, empiezo por los pies y delicadamente las voy subiendo hasta mis ingles. Me encanta el tacto de mi piel suave. Ahora toca mi conjunto sexy y caro, de seda roja y encajes negros. Compruebo que me sexo este húmedo y que sabe bien. Me pongo el tanga, el sujetador y el liguero.

Me subo encima de los tacones finos y me vuelvo a mirar al espejo. Espectacular, explosiva y sexy, muy sexy.

Me pongo la camisa blanca y la minifalda de colegiala. Estoy lista!

Le pido que cierre los ojos y me acerco pisando firme con mis tacones el suelo de madera antigua. Me encanta como suena. Me pone. Estoy ardiendo.

Me acerco a él por detrás, le beso la espalda y le pongo un antifaz negro y opaco. Quiero que dure. Quiero que esté atento a todos los sentidos.

Ya con el antifaz me lo llevo delante del espejo, me sigue como un perrito sumiso y aturdido. Me encanta.

Me pongo delante de él y empiezo a divertirme. Me encanta tenerlo así con los ojos cerrados y a mi merced. Incluso parece un buen chico.

Me acerco a su cara y lo huelo, huele a flores frescas. Recorro su cuello con mi nariz, y subo por su oreja derecha. No puedo evitar morder con picardía su lóbulo y ya se retuerce de excitación.

Me río. Hoy le haré sufrir. Soy mala y me voy a divertir.

Hago lo mismo por el otro lado, dejo que note mi nariz dura recorriendo su cuello y que se espere mi mordida en su lóbulo izquierdo. Pero esta vez, no lo muerdo, esta vez lo lamo tiernamente. Y sigo lamiendo y besando su mandíbula hasta que llego a su boquita de piñón. Esta boquita capaz de comerme el coño tan delicadamente como el vuelo de una mariposa y a la vez insultarme duro como un gran hijo de puta. Lo quiero.

Empiezo a desabrochar si camisa: botón tras botón. Lentamente, tocando su pecho suavemente con las yemas de mis dedos, deleitándome en los pezones. No me puedo resistir, me encanta este pelo que tiene aquí. Me enloquece. Me acerco y beso este precioso pecho, por todos lados, me deleito en los pezones y me bajo siguiendo la parte abdominal. Esta buenísimo. Me pone a 1000 y así se lo hago saber.

Tiene la piel erizada, respira fuerte y está quieto con los ojos vendados a la espera de recibir más placer.

Lo miro y me gusta. Me río y le digo bromas. Nos reímos juntos y nos fundimos en otro beso interminable. Mis manos recorren toda su espalda, me encanta su tacto, su piel… Le agarro fuerte el culo y me doy cuenta que aún hay mucha ropa que sobra.

Le desabrocho el cinturón, el botón y la cremallera. Así libero de la presión a mi amiga, que ya está lista para mí. La toco por encima el calzoncillo y la noto deseosa de mi. Noto la húmeda excitación en la ropa que se la quitó de inmediato.

Ahora sí. Tengo frente a mí a este cuerpo desnudo con el que tanto voy a disfrutar hoy. Me encanta, se lo digo y se ríe.

Me acerco y le beso más, por todo el cuerpo hasta llegar a mi amiga y sus fieles compañeros. Le encanta que me los coma y así lo hago sin parar, tiernamente, metiéndome los a la boca y jugando con mi lengua. Me deleito en ello, lo disfruto y le veo disfrutar. Le doy mimo también a mi compañera, me cabe entera en la boca y me encanta notarlo así.

Lo tengo caliente y mojado y aún no me ha puesto un dedo encima. Vamos bien.

Me levanto y cojo una de sus manos. Me llevo sus dedos a mi boca llena de saliva debido a la comida anterior. Le lamo los dedos suaves y me pongo aún más caliente. Le llevo estos deditos a mis pezones para que note lo duros que los tengo. Estoy a punto de explotar. Finalmente le bajo la mano para que se adentre en mi sexo. Y así lo hace, con experiencia y elegancia directo a mi punto G. Le encanta hacerme correr. Tiene más arte que el mejor de los artistas… pero aún no toca… Le quitó la mano y se la pongo a su boca porque note el sabor de mi sexo. Se relame la mano y me pide más. Es salvajemente animal y me súplica ya que le quite el antifaz y le deje tocarme.

Dejo que me toque y empieza a recorrer todo mi cuerpo con sus manos, descubriendo mi sexy ropa de encaje y mi liguero. Ya no se puede resistir, se quita el antifaz y salta encima de mí.

El resto… no encuentro las palabras para describirlo. Deja volar tu imaginación, igual que yo volare entre las estrellas y ahora mismo vuelo entre las nubes.

Cada minuto que pasa, falta un minuto menos para verte y tenerte.

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