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Relato de cómo me excitó un mototaxista (2)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Nuevamente yo, ¿me recuerdan?

En estos tiempos de cuarentena, sin mucho que hacer, salvo los quehaceres del hogar, juegos en familia, enseñando a preparar postres a los niños, llamando a los amigos, familiares preguntando su estado de salud, recomendando que se cuiden, que no salgan, mirando tv. Total, con mucho tiempo libre empiezan a asaltar los recuerdos, vivencias mirando fotografías, videos familiares, es que vienen a mi mente o cómo o como le dicen, unos flashback, donde me veo a mi misma en la etapa de niñez.

Etapa inocente, donde no hay malicia… o no te das cuenta… bueno, se los dejo a su criterio. Siempre los niños tienen un tío o tía que es su persona predilecta dentro de toda la familia, que con sólo verlos llegar a casa de visita, saltan de alegría y su mundo cambia, es quien más los engríe, los malcría, los consiente en todo lo que le pidan. En mi caso era el esposo de mi tía, tenía 25 años, tenían años de enamorados con mi tía, y estando ya casados fortaleció los vínculos conmigo y mi tía.

Era una alegría insuperable ir a dormir a casa de ellos, y jugar con su hijo de meses de nacido, pero recuerdo lo que más me gustaba era estar en brazos de mi tío, me cargaba, me hacía cosquillas, jugar a los doctores, lo que más me gustaba era cuando me rozaba con su barba y me hacía reír a morir, es que era un encanto… Ustedes dirán por qué cuento esto… la verdad, no lo sé, quizá sea por algo que me atreví a revelar un poquito de esta etapa de mi vida que me envuelve en un mar de sensaciones. Se los dejo de tarea…

Disculpen el lapsus… ahora viene la continuación de mi historia:

Después de mi pequeña aventura con el muchachito mototaxista, no quise darle cara, así que lo evitaba. Y por cosas de la vida a mi esposo le habían dado descanso médico por quince días, así que lo tendría en casa y de paso me acompañaba al negocio, y por lo tanto no había chance de caer en tentación.

La primera semana con mi esposo en casa fue de lo más normal, yo feliz por tenerlo en casita, aunque un poco malito y no podía cumplir al 100% a la hora de la intimidad, me dejaba con las ganas y eso me desesperaba, y eso que yo lo provocaba a rabiar, me ponía un baby doll negro transparente, le bailaba un perreo sensual, le hacía un strep tease de infarto hasta quedarme totalmente desnuda y excitada… pero siendo sincera, la excitación que sentía era porque se me venía a la cabeza mi pequeña aventura con ese mototaxista, de tan sólo recordar como usaba su lengua dentro de mí, cómo la movía, la forma que mordía mi clítoris… uffff me mojaba todita.

¿Si recuerdan que les mencioné que estábamos comiendo unos helados dentro de la mototaxi?… bueno, yo estaba comiendo un helado sublime y Diego (que así se llama el mototaxista) estaba comiendo un Sin Parar (perdón por la publicidad), resulta que estos heladitos jugaron un papel importante en esa pequeña aventura. Estos helados chorreaban por mi cuerpo, y Diego no desaprovechó la oportunidad y embarró por mi conchita estos helados y me limpiaba a puro lengua, que cómo ya les conté hizo que llegará a un súper orgasmo y en agradecimiento le hice un oral, pero tenía que darle su vuelto, así que también puse helado en su pene (si alguna de ustedes lo hecho, sabrán ese morbo que se siente ver cómo chorrea ese líquido viscoso y dulce por todo su pene), ya saben lo que vino después, una espectacular acabada en mi boca, saboreando el sabor de su semen combinado con el sabor de los helados… Les juro que de sólo recordar me mojo enterita.

Cómo les comentaba, mi esposo no me satisfacía a plenitud. Los primeros días lo aceptaba y comprendía, sólo jugueteábamos, él me hacía oral por un par de minutos, se subía en mí encima por un par de minutos, y terminaba y listo…era frustrante en realidad. Pero todo cansa y aburre, y este cuerpito norteño necesitaba maltrato físico, y tenía que darle gusto.

Ultimo sábado de febrero, 7 am, amanecí tirada en mi cama sólo en trusa y un top (los que conocen Perú, sabrán por qué se duerme así). No es por nada, pero tengo un cuerpo envidiable a mis 42 años, pero ya, no los distraigo. Le dije a mi esposo que iría a vender al mercado y quería acompañarme, cómo ya sabía su respuesta, un rotundo NO, achacando a su lesión, así que le dije que llamaría a un mototaxita para que me haga la carrera hasta el mercado, me miró con mala cara, me dijo ¿por qué llamar a un mototaxi? si por la casa pasan por montones. –Estás loco le dije, en estos tiempos hay que tener cuidado quien te lleva y trae, me pueden asaltar… y lo que es peor, hasta me pueden violar. – Ok ok me dijo, anda con cuidado… La suerte estaba echada.

Eran las nueve de la mañana, no pasaron ni quince minutos desde que llame a Diego (así se llama, recuerdan), lo esperé afuera de casa, me saludó amablemente (en realidad medio palteado, avergonzado por lo que hizo, aunque yo diría por lo que no hizo). Le dije:

-Llévame al mercado por favor, pero primero pasa por la heladería que quiero ir comiendo un Sin Parar. El tipo este se puso de colores, me reí.

En pocas palabras, estaba decidida a terminar lo que este mototaxista empezó.

Ya a medio camino le dije: -Oye de verdad quiero comer un helado “Sin Parar”, así que anda comprando… y de una vez te digo, anda buscando donde lo pueda comer tranquilamente y no quiero oír otra palabra ni nada de preguntas. Vio que hablaba en serio, no dijo nada, y fue directo a comprar un helado.

Me dio risa su actitud, estaba rojo de vergüenza, no sabía qué hacer, supuse que no tenía dinero, así que le dije: -Todo va por mi cuenta, escoge un lugar tranquilo y bonito, pero apúrate que se derrite mi helado.

Escogió unos bungalows fuera de la ciudad bastante discreto de esos que pasan de frente a la habitación. Cerraron el portón. Entré, sudaba frio, estaba nerviosa, no sé si por lo que iba hacer o porque ya quería sentir su verga dentro de mí, pero no iba a darme a notar. Me recosté en la cama, le dije que abriera mi helado y ahí fue donde empezó todo.

– Tienes algo pendiente por terminar, y tenemos un helado, depende de ti si te quieres quedar con las ganas.

Yo estaba vestida con una falda suelta y en sandalias, y con una blusa pegada a mi cuerpo que notaba todo mi vientre y mis senos. Se sentó a mis pies, no decía nada, empezó a acariciar los dedos de mis pies, yo lo miraba con una mirada coqueta y seductora y recordé la primera vez que le dije si quería un helado, me dijo:

-Pero esta vez no me quedaré con las ganas y voy a comer todo lo que yo quiero.

-La mesa está servida le dije – ¿Qué quieres comer primero?, el postre o el plato principal? O por qué elegir? Puedes combinar si quieres

Empezó besándome los pies, subía suavemente con su labios por mis pantorrillas, sentía cómo mi piel se erizaba ante ese roce con sus labios, mi cuerpo se estremecía, y él lo notaba, se tomaba su tiempo besando mis pies, mis pantorrillas, yo no podía verlo, estaba entre mi falda saboreando mis piernas, sentía como los vellos de mis brazos se erizaban, los poros de mi piel se abrían, sentía mi vagina mojarse, el helado se chorreaba por mi boca, me mordía los labios, suspiraba, este tipo sabía lo que hacía, seguía subiendo por mis piernas, levantó mi falda hacía mi, con sus labios me besaba la vagina por encima de mi pequeña trusa, podía ver que tan mojada estaba, pero él ni se inmutaba, seguía tranquilo, impasible ante mi calentura.

Se pone de pie ante mi, y me dice: – Dale buen uso a ese helado, supe a lo que se refería, le acaricié su verga por fuera, baje su bragueta y poco a poco su short bermuda bajaba por entre sus piernas, Guaooo que hermosa verga aparecía ante mis ojos, cogí un poco de ese lado y se lo puse por toda su verga, se la acariciaba, cométela me dijo, yo sólo atinaba a besársela , creo que a él no le gustaba mucho, así que me agarró de los cabellos e hizo que me la tragara de uno sólo, estaba cómo endemoniado, me obligaba a tragármela toda, mis ojos lagrimeaban, me daban arqueadas, mi saliva salía por entre mis labios, me estaba penetrando por la boca y eso me gustaba, me alocaba sentir como me obligaba a embutirme semejante verga hasta mi garganta. En el fondo tenía miedo que acabe dentro mi boca y ya no pudiera seguir (que equivocada que estaba).

Me desvistió y se echó boca arriba, ven me dijo, trae tu conchita para acá que ahora me la voy a comer todita y tú cómeme la verga como lo has hecho. Cogió un poco de helado me la pasó por mi conchita, igual hice yo, y nos fundimos en un rico 69 de una manera salvaje, yo le tragaba su verga hasta la garganta, sentía que quería vomitar, menos mal que soy de buen aguante en esos menesteres.

Mientras tanto, Diego parecía cachorro recién nacido succionando mi vagina, mordiendo mi clítoris, metiendo sus dedos por mi vagina, abriéndola y metiendo su lengua, sus labios, por cada vez que pasaba su lengua por labios vaginales, sentía unas descargas eléctricas que me estremecían de pies a cabeza, tanta era mi excitación que hizo que acabara por montones dentro de su boca, su cara, lo bañé completo, mi cuerpo reaccionaba sin voluntad propia, su verga dentro de mi boca sufrías las consecuencias de mi orgasmo, presionaba su verga con mis labios, a veces la mordía, pero él me jalaba los pelos reclamándome por el dolor causado, se la soltaba y chupaba nuevamente, y de pronto ocurrió lo que mas esperaba… Siiii, sentí los latidos de su verga, clara señal que ya se venía, y cómo buena niña la tragué toda, chorros y chorros y mas chorros, estuve así como 5 minutos limpiando todo rastro de semen de su verga.

Ya mas calmados, echados los acurrucados y yo jugando con esa verga deliciosa y besando su pecho, él pellizcando mis senos. Sentí su verga nuevamente erecta cómo un mástil, Pensé que iba a echarse sobre mí queriendo hacer un misionero, pero no. Textualmente me dijo: – Ahora si perrita, cabalga mi verga, quiero ver tus tetitas revotando mientras tu concha traga verga.

Obediente yo, me senté poco a poco en esa verga deliciosa y fui cabalgado como lo que era, como me lo había dicho, una perrita, sedienta de buen sexo, sexo salvaje, sin palabras cariñosas ni flirteos tontos, sólo un macho con su hembra queriendo verga, y él me la estaba dando, sabía que me tenía en sus mano, que podía hacer lo que él quisiera.

Hizo que baje de la cama y me levantó en peso, yo parecía una pluma por la forma como me levantaba y me bajaba por los aires para caer dentro su verga. Les juro que tanto placer sentí en esa posición que logró que llegará a otro orgasmo así como tenía en el aire y aferrada su cuello, dios mío, sentía desfallecer, agotada y sin fuerzas me mantuvo así, cargada y aun con la verga tiesa dentro de mi.

Prepárate me dijo, este culo me lo como así como te tengo. No me dio tiempo ni a reaccionar cuando sentí toda la cabeza dentro de mi anito, me hizo gritar de dolor (no es que sea virgen de ahí, pero díganme amigas, así de sorpresa sin previo aviso, duele no?), lloré de dolor, le suplicaba que me la sacará, le jalaba los pelos, pero él nada, y lo que hizo si no tiene nombre, me dejó caer, y me ensarté toda esa verga dentro de mi culito, quizá por compasión se mantuvo quieto por un rato, yo lloraba de dolor, si claro, mucho dolor, pero ya ni intentaba quitármelo.

Me abrazó con fuerza y me llevó a la cama, y así toda ensartada me puso piernas al hombro y empezó su mete y saca, poquito a poco el placer le ganó terreno al dolor y ya mis gritos eran de placer doloroso, ustedes saben de lo que hablo. Sacaba y metía, lo sacaba de mi culito y me lo metía por mi conchita, no dejaba ni un hueco descuidado, yo lloraba de dolor, de placer, le gritaba que era un desgraciado, un maldito violador… que lo amaba, que yo era su puta. Y fue como la hecatombe, una explosión orgásmica, que me dejó inconsciente por unos segundos, cuando reaccioné, él todavía seguía dándome verga por mi conchita y por mi anito, sentí como se le hinchaba más esa verga y terminó en mi culito y lo poco que botaba fue a parar en mi conchita, y el resto a mi boquita.

Le pedí por favor que me llevara a la ducha cargada porque no podía moverme, mis piernas me temblaban, sentía desfallecer. Me cargó, me llevó a la ducha, me baño, me apapachó. Me llevó a la cama, me dormí por un par de horas hasta que me despertó para otra sesión de sexo salvaje… para no aburrirlos, les diré que esa media mañana tuve como 6 orgasmos, mi Diego tuvo tres orgasmos, dentro y fuera de mí… Y comí helado con leche…

Espero les haya gustado y no se hayan aburrido. Espero sus comentarios y críticas a mi correo

[email protected].

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