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Reencuentro después de la pandemia: El día después
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Nos dormimos exhaustos después del trío de la noche anterior… estábamos desnudos…

Llovía con furia, sentí como el viento golpeaba las hojas de los árboles… truenos, relámpagos… y te miré… estabas en un sueño profundo… te tenía solo para mí.

La cabaña estaba templada, tomé tu pene y lo metí en mi boca… comenzó a crecer… despertaste y gemiste… te gustó mi "Buenos días" chupé tus testículos, grandes y suaves… secretaste ese juguito delicioso que me encanta. Metí mis dedos en tu ano, gemiste nuevamente…

Estabas gozando cuando de pronto me dijiste que parara… saliste de la cama y fuiste donde estaba tu bolso… magia, sacaste nuestro arnés y el lubricante… y sonreíste…

Te recostaste boca abajo, me puse el arnés…

Comencé a besar tu cuello, acaricie tu pelo, tu espalda… tenías la piel erizada.

Puse lubricante en mis dedos y comencé a meterlos en tu ano… gemiste y te pusiste en 4.

Pasé mi lengua por fuera de tu ano, metí mis dedos, comenzaste a dilatarte… te tenía solo para mí… me puse detrás tuyo y suavemente comencé a penetrarte… muy suavemente para que no te doliera.

Mientras entraba de a poco acaricie y besé tu espalda…

Me pediste que parara, pero no lo hice, porque sabía que en verdad querías que siguiera…

Ya tenías los 20 cm de miembro dentro de ti… y comenzaste a moverte. Te tomé de las caderas y le puse ritmo a nuestra nueva pose…

Tomé tu pene, estaba húmedo y muy duro… estábamos muy calientes…

Paramos y te pusiste boca arriba, abriste las piernas y volví a penetrarte… ya estabas abierto, así que no fue difícil que entrara de nuevo.

Pude mirarte, vi en tus ojos que estabas gozando, mientras te hacía mío, te masturbé… nunca dejaste de botar tu rica secreción, que me servía para humedecer más tu rico pico…

Cuando vi que ya no podías más de placer, metí tu pene en mi boca y eyaculaste en ella… lo tragué todo, te dejé limpio… y te besé…

Estabas rendido, gozaste de manera distinta y ya teníamos otro secreto para recordar…

Habíamos hecho planes para ir a Puerto Montt y cruzar a la isla, pero había tormenta… así que decidimos quedarnos encerrados, sería un día de mucho sexo…

Desayunamos, nada nos perturbaba, éramos solo nosotros, me tenías, sin condiciones.

Hablamos de nosotros, de nuestra historia, de nuestros encuentros y del aguante que tuvimos durante los meses que debimos aislarnos debido a la pandemia…

Después de la ducha nos sentamos en el sillón con la chimenea encendida y Norah Jones de fondo… era la escena perfecta… que imaginé tantas veces…

La lluvia seguía, y nosotros también… me dijiste que me desnudara y me quedara en el sillón… lo hice, sin preguntar nada.

Comenzaste a besarme, entera… mi cuello, los hombros mis pezones… mi entrepierna, que ya estaba llena de mis fluidos…

Eres delicioso, tu lengua es exquisita…

Metiste tus dedos en mi ano…

Me abriste con tu lengua… y cuando viste que estaba lista mi vagina se abría mientras metías tu pene dentro…

Estuviste así solo un momento. Te pusiste el arnés y me penetraste nuevamente… tu pene en mi vagina, y el arnés por atrás… creo que gemí muy fuerte, me estabas dando doble placer con esa doble penetración… creo que tuve tres orgasmos seguidos…

Te sacaste el arnés y abriste más mis piernas, te moviste salvajemente, me lo metiste duro, tus dedos jugaban con mi clítoris, estaba loca, no podía más de placer… hasta que un chorro de agua te empapó entero y yo temblando entera con un placer que jamás nadie me había dado…

Fue el mejor orgasmo que he sentido en mi vida…

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