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Reencuentro con mi mejor amante antes de su boda (2)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Enlace a la primera parte al final del relato. 

Pasados unos 20 minutos de estar recostados, recuperándonos de esa intensa cogida, Arturo se levantó, prendió el jacuzzi y ordenó una botella de vino por teléfono, me dijo que se daría una ducha y me invitó a ducharme con él, me dirigí al baño apretando las nalgas y tan pronto llegué me senté en la taza y aflojé mi esfínter, el semen contenido en mi culo salió a borbotones, causando asombro y risa en Arturo:

Parece que te dejé el tanque lleno- ja ja

Si papi, se nota que tenías los huevos bien cargados, pero te saqué hasta la última gota- respondí.

No princesa, mis huevos son muy lecheros, todavía tengo mucha leche guardada para ese culito divino, ja ja,

Solo sonreí, una vez que terminé de descargar me levanté y me metí a la ducha, un poco de su semen escurrió entre mis nalgas, las abrió con una mano explorando mi agujero y con dos dedos recogió los restos de semen y los llevó a mi boca, succioné sus dedos con lujuria, leche de mi macho recién salida de mi colita, de sabor fuerte y un poco dulzón, un rico y morboso manjar, se puso detrás mío abrazándome y mordisqueando suavemente mi nuca al tiempo que abrió el agua tibia y acomodaba su verga entre mis nalgas, aún flácida seguía teniendo un tamaño considerable, me sentía tan bien en sus brazos, susurró algunas obscenidades en mi oído y mi piel se puso chinita, era un experto en seducción, procedió a enjabonar mi cuerpo con delicadeza, acariciando mi piel, me dio vuelta y nuestros labios se entrelazaron, el agua tibia caía sobre nuestros cuerpos, terminando de enjuagarrnos, salimos de la ducha y tomándome de la mano me ayudó a entrar al jacuzzi, justo en ese instante llega la botella de vino y un par de copas.

El jacuzzi estaba listo, rebosante de espuma, el agua tibia y las burbujas acariciaban mi piel, Arturo me da las copas y entra al jacuzzi, sentándose con las piernas abiertas, me acerco, le doy una de las copas y me acurruco entre sus piernas, recargando mi espalda en su pecho, quería seguir estando en sus brazos, sentir el calor de su cuerpo, el roce de su piel, mis nalgas acariciando su verga, la cual empezó a ponerse nuevamente dura bajo el agua, bebíamos nuestras copas de vino y disfrutábamos el masaje, me abrazó con fuerza apretándome contra su cuerpo y su verga se coló entre mis nalgas, sentí la punta chocar contra mi excitado agujero, presioné mi cadera y relajé mi esfínter, lentamente la punta de su verga se colaba en mi interior, sus labios buscaron los míos y nuestras lenguas se entrelazaron la cabeza de su verga seguía haciendo su entrada triunfal hasta que sentí que mi esfínter se abotonaba sobre el tronco de su verga, haciéndome gemir.

Ufff, Ariel, que rico, ya entró la cabecita, que rico aprietas princesa, me encanta, ahh, que suave y caliente se siente, uf

Cabecita, ufff, cabezota, y que cabezota cabrón, siento el culo tan abierto, como si me estuvieras metiendo un bate de beisbol, pero me encanta papi, la mejor verga del mundo.

Arturo sólo sonrió y poco a poco seguía metiendo su gruesa verga dentro de mi culo, hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, así estuvimos un largo rato con su verga bien clavada en lo más profundo, sintiendo las pulsaciones de su verga, estaba en el cielo y cerré los ojos, empecé a culear, los gemidos se volvieron más intensos.

oh, ah- gemía, , jadeaba, moviendo mi culo hacia adelante y hacia atrás, Arturo me abrazó del vientre con firmeza y empujaba mi cuerpo contra el suyo, la sensación se volvió más intensa, estaba bien empotrado y escuché a Arturo gemir en mi oído, me encantaba escuchar el placer que le estaba dando a mi macho, mientras más gemía más empujaba mi culo contra su pelvis, apretaba mi colita para darle más placer, hasta que me hizo levantar y dar vuelta con las manos apoyadas sobre los azulejos, levantó una de mis piernas y me hizo apoyar una rodilla en el borde del jacuzzi.

Asi Ariel, no bajes la rodilla, se te ve hermosa la colita, así abiertita, ufff, para comerla.

Cerré los ojos y esperé la estocada, pero en lugar de eso sentí una caricia húmeda, ardiente y rasposa en mi zona más íntima que me hizo estremecer, abrió más mis nalgas y empujando su lengua empezó a profanar mi culo, escalofríos recorrían mi cuerpo, estaba casi muerto de placer cuando saco su lengua de mi interior y me dio una chupada de culo que me hizo ver el cielo, parecía que succionaba mi alma, me dejó temblando, mi cuerpo se retorció, aullé como una perra, casi desmayo de éxtasis, me estuvo comiendo el culo por varios minutos, hasta que se levantó y me dio un cachete en el culo, sentía mi culo palpitante, abierto y sensible, se incorporó y me tomó de la mano para incorporarme también y tomándome de la cintura me llevó como un corderito a la cama.

Me recostó boca arriba, abrió mis piernas y las levantó, empezó a besarme los pies, succionar mis dedos y poco a poco sus besos fueron bajando a mis pantorrillas y mis muslos, empujó mis piernas hasta que mis muslos tocaron mi pecho, quedando con la colita expuesta y abierta, reanudó su ataque, mordía mis nalgas, su lengua exploró el camino entre ellas y encontró mi orificio, voltee a ver el espejo, estaba en una posición muy sumisa a merced de mi macho, después de un rato dejó de hacer presión a mis piernas, pero no las dejó escapar, una de mis piernas quedó atrapada en su hombro y la otra bien abierta con su mano en mi pantorrilla, colocó la cabeza de su verga en la entrada de mi culo y me la fue enterrando sin contemplaciones, no se detuvo hasta tenerme completamente empalado.

Ah- gemí al sentir su verga enterrada en lo más profundo.

Acercó su boca y me dio un jugoso y ardiente beso al tiempo que iniciaba el vaivén, miraba en el espejo como desaparecía toda la longitud de su verga, empecé a gemir más fuerte, oleadas de placer recorrían mi cuerpo.

¿Extrañabas que te coja como una puta?, Ya la tienes toda dentro, gime, goza, quiero oir como disfrutas que te rompa el culo.

Si, papi, cógeme, soy tu puta, haz conmigo lo que quieras, Ah, Oh – gemía y suspiraba, estaba en el paraíso.

Casi me arrepiento de mis palabras porque me empezó a taladrar a un ritmo enloquecedor, me embestía duro, su verga goloeaba mi próstata y me hacía delirar, el espejo del techo me regalaba la vista de una puta entregada bien abierta de piernas siendo duramente empalada por un macho que la penetraba con furia, las duras nalgas de Arturo se apretaban al meterme su verga hasta lo más profundo, mis gritos de placer eran incontrolable, gemía como una putita.

Asi, putita, gimes como zorra, gime, se nota que tenías ganas de verga, mira como gozas cabrona, que culo más hambriento, ufff, como traga y aprieta, ahhh

Toma, toma, toma- gritaba mientras me empalaba con todas sus fuerzas.

Después de un rato me la sacó y se recostó boca arriba, al tiempo que me decía.

Quiero que me montes como puta, anda putita, monta a tu macho, te quiero coger todo el día y la noche sin parar, cabálgame.

Tal parecía que quería recuperar todos los años que habíamos estado separados, quería cogerme en todas las posiciones imaginables, tenía el culo adolorido, llevaba mucho tiempo sin ser empotrado por un macho y más por una verga de su calibre, me estaba causando daño, pero no pensaba claudicar.

Me coloqué encima de él, con una rodilla a cada lado de su cintura, levanté mi cintura y abrí mis nalgas con las manos al tiempo que con una mano Arturo movía su verga buscando mi orificio, cuando lo encontró empezó a refregar la cabeza, en forma circular, su verga goteaba precum y sentí como humedecía mi adolorido agujero, tomándome de la cintura me fue enterrando la cabeza de su verga, dí un gemido de placer y dolor, sentí que me reventaba e intenté zafarme pero me tenía bien sujeto de la cintura y continuaba empujándome hacia abajo, lo único que se me ocurrió fue suplicarle que lo hiciera despacio.

Agh, despacio, despacio, me revientas, – supliqué

Shhh, shhh, aguanta putita, ya va entrando, agh, que rico linda, no tienes idea de lo rico que se siente, agh

Poco a poco continuó su avance abriendo mis entrañas, me estaba reventando, pero debía aguantar, sabía que era el precio que debía pagar por el placer que sentiría después, me dejaba subir un poco para después bajar un poco más, abriéndome más y más, hasta que sentí su rizado pelambre acariciar mis nalgas, me la había ensartado toda, sentí un calambre recorrer mi cuerpo, el dolor fue disminuyendo poco a poco, seguía doliendo pero me animé a mover mi culo despacio, en forma circular y apretar un poco su verga, haciéndolo gemir de placer:

Así nena, muévete, baila encima de mi verga, ay pinche Ariel, que rico lo haces, eres la mejor puta del mundo, agh.

Prácticamente aullaba como un lobo, me levanté y me empalé con todo mi peso, profundo, un nuevo gemido de ambos, le voló la cabeza y tomándome de la cintura empezó a bombearme hacia arriba fuerte, al tiempo que me empujaba hacía abajo, en cada embestida hacia arriba todo mi cuerpo se elevaba sin mayor apoyo que su verga dentro de mi culo, la profundidad de cada penetración era máxima, me sentía una muñeca de trapo en sus manos, mi vista se nubló, mis ojos se pusieron en blanco, la sensación de su verga frotando mi interior me hacía ver las estrellas, ya no pude aguantar más, mi verga explotó y chorros de tibia leche salieron disparados sobre su vientre y pecho, todo mi cuerpo empezó a convulsionar, al tiempo que arreciaba todavía más ritmo de la cogida, segundos después sentí su verga ensancharse y chorros y chorros de semen caliente y espeso inundaron mis entrañas, con vibrantes espasmos de su verga fue lanzando chorros cada vez más cortos, gruñendo como toro, apretaba mi culo para ordeñarlo, para recibir cada gota de su ardiente nectar, mi culo se contraía alrededor de esa enorme verga que tanto placer me estaba dando, sacándole gemidos y suspiros de placer, sentía el culo muy sensible, notaba el grosor de sus venas, incluso como se inflamaban y palpitaban, mi semen quedó sobre su pecho y con sus dedos recogió mi propio semen y lo llevó a mi boca, me supo a gloria, un sabor dulzón inundó mi boca y succioné sus dedos hambriento, dejándolos limpios, sin rastro alguno de mi semen, busqué sus labios para darle un dulce beso, un dulce beso con sabor a mi rica leche.

Nuestros cuerpos sudaban y estaba exhausto, pensé que ahí acabaría todo, me equivoqué, Arturo seguía moviéndose en mi interior, revolviéndome por dentro, después de unos minutos, me puso de costado y alzó una de mis piernas sobre su cuerpo, su verga buscó mi agujero, estaba morcillona, pero como mi culo estaba sumamente dilatado no le costó trabajo traspasarme a pesar de su grosor y me siguió embistiendo batiendo la leche en el interior mi culo, sentía que en cada embestida mi culo dejaba escapar un hilo de semen que escurría por mis nalgas, poco a poco su verga se fue poniendo más dura, hasta alcanzar su máxima extensión y dureza y empezó a embestirme más rápido, apretándome con sus brazos y mordisqueando mi oreja al tiempo que me seguía diciendo mil obscenidades, jadeaba en mi oído hasta que empezó a gruñir y embistiéndome profundo lanzó un nuevo chorro de semen calientito en mi interior, nos quedamos unos minutos quietos, recuperando el aliento, sin sacar su increíble verga, hasta que escuchamos una voz que nos decía que el tiempo había terminado.

Habían pasado seis horas de sexo desenfrenado, un auténtico maratón y estoy seguro que Arturo podría seguir cogiéndome otras seis horas, pero ya era tarde y no tardaban en regresar nuestras parejas.

Por fin sacó su verga de mi culo, sentí que mi culo quedaba abierto y se contraía involuntariamente, me ardía y me hormigueaba, lo sentía muy sensible, no podía ni levantarme, me dolía todo el cuerpo, mis piernas temblaban, en el ambiente había un olor a sexo, a semen, a culo, a sudor, un olor a macho, no era para menos después de la tremenda cogida que me habían dado, Arturo me tuvo que ayudar a incorporarme y nos dimos una ducha muy rápida, salimos con un poco de prisa por la presión del encargado que por segunda ocasión había ido a apresurarnos.

Sentía mi culo maltrecho, estropeado y húmedo, estaba seguro que escurría un poco de semen, no había tenido tiempo a limpiarme a conciencia, subimos al auto, en la salida estaba el encargado y Arturo le llamó para disculparse por el atraso y darle una propina que aceptó con agrado, inmediatamente le cambio la cara y sonriendo preguntó mirándonos a la cara.

Espero que hayan disfrutado su estancia.

Mucho- respondió Arturo con seguridad.

Sí, se notó, nunca había escuchado tantos gritos y gemidos, ja, ja- dijo riendo en forma sarcástica el encargado y confirmando lo que sospechaba.

Fue un placer que hayan venido y espero que nos visiten nuevamente- agregó y mirándome a la cara, como adivinando que yo fui el empotrado señaló- estoy para servirles en cualquier cosa que necesiten- esta última frase me sonó a una velada insinuación.

Llegamos a la casa de los abuelos de Arturo y las chicas ya habían llegado, salieron a recibirnos y fue notoria mi dificultad para caminar, les comentamos que estaba bien, que me había caído de sentón jugando tenis, pero que ya había ido al médico y en un par de días estaría recuperado.

Salimos a cenar a un restaurante de carnes a invitación de Arturo y pasamos otra agradable velada, aunque estaba un poco preocupado porque sentía un ligero fluido que escapaba ocasionalmente de mi culo.

En la noche antes de dormir, me di una buena ducha, higienizándome a conciencia y descubrí que efectivamente en la parte trasera de mi bóxer había una capa de un líquido viscoso y un poco endurecido, esa humedad había traspasado el bóxer mojando la parte interna de mi pantalón, pero afortunadamente no fue visible en la parte externa, lavé mi bóxer a conciencia en el lavabo y lo escondí en mi maleta.

Salí desnudo a la cama para acostarme con mi esposa, no me puse bóxer por el dolor que me causaba inclinarme y así desnudo me acurruqué con Laura, mi esposa pensando que quería sexo se disculpó diciendo que estaba exhausta por el día de compras.

Perdona amor, estoy muy cansada, es increíble todo lo que ví y compré, son cientos de tiendas con ropa y artículos novedosos y aun precio bajísimo, caminé toda la tarde amor, disculpa.

No te preocupes amor, yo estoy igual, me duelen todos los músculos del cuerpo, no estoy acostumbrado a realizar tanto ejercicio.

Hay Ariel, pobre de tí, pero no estaría mal que hicieras un poco más de ejercicio, mira el cuerpo de Arturo se nota que hace mucho ejercicio y tiene mucha condición, lástima que esté tan lejos, seguramente el te pondría en forma,

Si amor, lástima, realmente tiene una condición muy buena, apenas pude aguantarle, me dejó todo el cuerpo adolorido- respondí, lo cual aunque en un contexto diferente al que imaginaba mi esposa, era cierto, quien solamente sonrió.

Continuamos charlando un rato, mi esposa estaba fascinada de lo que vió en Tucson y nos pusimos a planear los días de visita a Tucson y Phoenix después de la boda y le recalqué:

Recuerda que viajamos en avión, por lo que tenemos un peso limitado, no vayas a excederte con las compras.

Poco a poco el cansancio nos fue venciendo y nos quedamos dormidos.

No hubo oportunidad para otro encuentro por los preparativos de la boda, pasaron un par de días y mi culo se había restablecido, tenía ganas de otra cogida y pensé que tal vez un día antes, en su despedida de soltero habría oportunidad, ese día me comprometí a ser chofer designado y no beber, Vane me encargó mucho a Arturo, y eso quería hacer, "encargarme" de él, pero no fue posible, siempre estuvimos acompañados, de todos modos nos divertimos mucho en diferentes antros, Arturo bebió más de la cuenta y en la madrugada, al regresar a la casa de los abuelos por fin tuvimos un breve tiempo solos, me dio un último beso de despedida, jugoso y cachondo, mordiendo mis labios con pasión, me aferré con fuerza a su cuerpo como si quisiera fundirme con él.

Desgraciadamente familiares de Arturo venían en otros autos y nos tuvimos que separar y bajar del auto.

Al otro día fue la boda, sumamente elegante y con muchos invitados, mi esposa estaba asombrada de estar en un evento tan lujoso y grande, la pasamos genial, al final, antes de terminar la fiesta, Arturo y Vane se despidieron de nosotros, Arturo me dio un último y fuerte abrazo:

Te quiero Ariel, nunca te olvidaré.

Y yo a ti Arturo, cuídate mucho, te voy a extrañar mucho, Gracias por todo.

Ese fue la última vez que vi a Arturo, alejándose con su ahora esposa para iniciar su luna de miel al tiempo que mi mente evocaba los ardientes momentos que pasamos juntos y pensando si algún día el destino nos pudiera volver a juntar, sentí un poco de envidia de Vanessa, se había sacado la lotería y era la afortunada de tener para siempre al mejor amante de todos.

Al otro día salimos rumbo a Tucson donde pasamos un par de días y luego rumbo a Phoenix donde estuvimos 4 días visitando sitios turísticos y haciendo compras antes de regresar a Chiapas y culminar este grandioso viaje que siempre estará en nuestras mentes, Laura por ser la primera vez que viajó a otro país y yo por ser la última ocasión que me encontré con mi mejor macho y sí, es correcto, tuvimos que pagar sobre equipaje en los vuelos de regreso.

Espero sus comentarios en [email protected]

Primera parte del relato:

Reencuentro con mi mejor amante antes de su boda.

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