Luego de dos años de vivir en el exterior, uno de los hermanos de mi papá me propuso que fuera a Miami para navidad, ya que mi papá, Viviana y mi hermana irían a visitarlo. Lo cual me pareció una gran idea, tendría la oportunidad de verlos de nuevo, así que acordamos con mi tío que todo sería una sorpresa, nadie se enteraría de que yo llegaría para navidad.
Dos días antes de navidad tomé el vuelo desde Austria a Miami, un vuelo bastante largo debo decir, pero bueno. Llegué a Miami, mi tío me recogió y me llevó al apartamento donde nos íbamos a quedar. Al entrar mi papá, mi hermanita y mi madrastra Viviana estaban en la sala, cuando me vieron, quedaron consternados, mi papá corrió a abrazarme, al igual que mi hermanita, mientras Viviana se le salían las lágrimas de la felicidad, fue un momento muy emotivo.
Al abrazar a mi madrastra, todos esos recuerdos de tenerla entre mis brazos, desnuda, gimiendo de placer, vinieron a mi mente. Habían pasado dos años desde la última vez que estuvimos juntos y, aun así, esa carita, esos pechos, esa figura me excitaban de sobremanera, vale agregar que Viviana se mandó a reafirmar los senos, ya que luego del nacimiento de mi hermana se le habían caído un poco.
Luego de un rato, Viviana se fue para la cocina a preparar el almuerzo, mientras mi papá, mi tío y mi hermana, se preparaban para ir a comprar los regalos de navidad (como buenos colombianos, todo para última hora).
Finalmente pude quedarme a solas con Viviana, me acerqué lentamente por detrás mientras ella estaba en la cocina, la abracé y empecé a besarle el cuello.
V: ¿Qué crees que haces? (se dio la vuelta y me apartó)
J: ¿No puedo demostrarle a mi madrastra lo mucho que la he extrañado?
V: No de esa manera.
J: Me vas a decir que en estos dos años no has vuelto a pensar en lo que hicimos la última vez (me acerqué lentamente), esa última noche, cuando te tenía en cuatro dándote por ese culito (le apreté las nalgas firmemente con mis manos), como me vine en estos pechos (le agarré uno de sus pechos) y esa carita.
Viviana no decía nada estaba ahí mirándome a los ojos mientras yo pasaba mis manos sin control por su cuerpo, recodándole todo lo que habíamos hecho esa última noche luego del bautizo de mi hermanita. Al ver que Viviana no se resistía más, con una de mis manos desabotoné su jean e introduje mi mano hasta su chochita, que estaba bastante húmeda, al parecer recordarle todas las cosas que habíamos hecho la última vez la había excitado.
De repente Viviana apartó la mano con la que la estaba masturbando, se bajó el jean completamente, dejando a la vista un cachetero azul de encaje, que le quedaba espectacular, se dio la vuelta como ofreciéndome su culo, mientras se recargaba en el mesón de la cocina y me decía:
V: No he dejado de pensar ni un solo día esa noche, no tenemos mucho tiempo, pero quiero sentirte dentro de mi nuevamente hijo.
Ante esa vista espectacular del culo de mi madrastra, viéndola recargada sobre el mesón, con sus enormes tetas que por poco se salían de esa blusa y brasier blancos, inmediatamente me baje el pantalón con todo y bóxer, dejando al descubierto mi miembro erecto listo para entrar en lo más profundo de mi madrastra Viviana, luego de dos años de espera. Le bajé el cachetero e introduje de un solo golpe mi pene en mi madrastra, fue una sensación increíble, casi sentía que me iba a correr ahí mismo, fue como volver a recordar esa primera vez que estuve dentro de ella.
Agarré fuertemente con mis manos sus caderas y empecé a envestirla lento pero fuerte, sus nalgas contra mi cuerpo sonaban de una manera tan lujuriosa, que me excitaba cada vez que entraba y salía mi miembro de su chochita. Luego empecé a aumentar la velocidad a la vez que sus gemidos empezaban a subir de volumen:
V: ¡Ahh… hijo… extrañaba tu pene… Ahh! (la nalgueé), tus nalgadas, que me cogieras, así como me lo merezco, duro, si! ¡Hijo dame más!
La tomé del pelo y empecé a darle más y más duro, ella gemía como una puta mientras me pedía mas y más, hasta que llego a su clímax retorciéndose de placer, yo estaba a punto de venirme así que le dije:
J: Vivi déjame venirme en esas hermosas tetas, quiero dejarte las llenas de semen junto con esa carita angelical.
Viviana se puse frente a mí, me beso apasionadamente mientras me masturbaba un poco con su mano. Luego se arrodilló y puso mi pene en medio de sus enormes tetas, la sensación de su suave piel rozando con mi miembro hizo que explotara de placer, eyaculando sobre sus tetas. Como mi madrastra sabe que amo sus tetas, empezó a masajeárselas, esparciendo el semen sobre toda su piel, mientras con su boca limpiaba mi pene.
En ese momento mi celular timbró y era mi tío, para preguntar si ya casi estaba el almuerzo que ya iban de camino a la casa, así que nos vestimos, nos dimos un beso y Viviana salió para el baño a limpiarse.
Debo decir que ese ha sido uno de los momentos más eróticos de mi vida, un reencuentro con mi madrastra que definitivamente valió la pena. Aun me quedaban algunos días más, así que lo único que ocupaba mi mente era buscar excusas para quedarme a solas con Viviana en los próximos días, para desquitarnos por esos dos años sin estar juntos.