Rebeca había recogido los platos y vasos del desayuno y estaba fregando los en la cocina, su mente volaba llena de pensamientos mientras oía caer el chorro de agua del grifo de la pila. Tenía cincuenta años y hacia dos que se había casado con Ernesto, su matrimonio anterior había fracasado a los pocos años de casarse, por suerte no habían tenido hijos y eso hizo más fácil la separación. Había conocido a Ernesto cuatro años atrás y le había parecido un hombre simpático y afable, ya llevaba demasiado tiempo sola y a los dos años de conocerse decidió casarse con el. Ernesto era un hombre fornido de cincuenta y dos años, un metro setenta y cinco, castaño, ojos marrones claros y relativamente atractivo. Trabajaba en la sección de ventas de una multinacional y se pasaba el día fuera de casa, la mayoría de las veces comía fuera y llegaba a casa para la cena. Tenía un hijo de veinticinco, Daniel, algo más alto que el, también castaño con sus mismos ojos y con músculos marcados. Trabajaba en una empresa de transportes y su horario era poco definido. El a veces iba a comer a casa si le pillaba cerca algún reparto. Rebeca se llevaba bien con el, era alegre, simpático y cariñoso, quizás demasiado cariñoso pues en ocasiones tenía que frenarle. Le solía echar piropos y a veces se tomaba alguna libertad dándole alguna palmada en el culo. No le importaba, más bien se sentía agradecida porque aunque Ernesto la trataba bien, solía ser más bruto en sus formas, comparado con su primer marido esto le parecía fenomenal.
La vida había sido tranquila para Rebeca durante esos dos últimos años de casada, su anterior marido la maltrataba sicológicamente y era muy celoso. Ella era atractiva, a pesar de su edad se mantenía muy bien, su cuerpo era esbelto aunque era más bien baja pero mantenía perfectamente sus curvas. El cabello ondulado de color cobrizo lo lucía con una melena hasta los hombros, sus ojos grandes y marrones no pasaban desapercibidos, tampoco su pecho, unas tetas de buen tamaño marcaban su busto que solía lucir con generosos escotes. Su culo redondeado se veía prefecto cuando se ponía pantalones ajustados, y sus piernas largas lo hacían más atractivo a las miradas de los hombres. Trabajaba en una tienda de ropa y su vida era más bien monótona. Salía poco, tan solo alguna veces a cenar y a alguna fiesta de amigos de Ernesto. Ella no tenía apenas amigos, tan solo las dos chicas con las que trabajaba que a veces iba a cenar con alguna de ellas cuando Ernesto estaba en algún viaje de trabajo. Cuando Daniel " Dani para ellos " tenía algún reparto cerca se pasaba por la tienda para tomar un café con ella. A Dani le gustaba hablar con ella y solía contarle sus cosas.
Su cabeza se paró cuando sintió a Ernesto tras ella.
– Me voy cariño! Espero llegar temprano hoy! Que pases un buen día.
– Igualmente.
Le dio un beso rápido en los labios y se fue. Ella se daba cuenta que ya no era igual que al principio, seguían manteniendo sexo con cierta frecuencia pero era más bien rápido y con pocos preámbulos. Sentía que disfrutaba poco y se quedaba con la sensación de que quería más. Por otra parte agradecía el cariño y los mimos que le daba Dani, aunque le preocupaba que cada vez le gustarán más. La hacía sentir más joven y atractiva, incluso deseada, y eso a cualquier mujer le gustaba, pensaba ella. Al rato entró Dani en la cocina acabando su taza de café, la dejó sobre la encimera y se puso detrás de Rebeca, la cogió por la cintura pegándose a ella y la besó en la mejilla sensualmente.
– Pues me gustaría quedarme un rato más con una mujer tan guapa cómo tu, pero me tengo que ir!
Dijo sonriendo tras ella. Rebeca había puesto las manos sobre las suyas, no era la primera vez que intentaba subirlas hasta su pecho.
– Anda, adulador, márchate ya que llegarás tarde!
– Siempre llegó a tiempo. Hoy quizás me pase por la tienda a tomar un café!
– Pues si vas, allí estaré! A Gloria y a Merche les gustará verte!! Jajaja!!
– Ya sabes que solo tengo ojos para ti!! Contestó Dania mientras le daba otro cálido beso en la otra mejilla.
– No te gusta ninguna de las dos? Estarían encantadas de tomar café contigo!
Gloria tenía cuarenta años, era alta, un poco gordita pero mantenía las curvas. Solía cambiar de color de pelo a menudo y era muy alegre y picantona. Estaba casada y tenía una hija de diez y ocho años. Le encantaba hablar de sexo y a veces escandalizaba a Rebeca por las guarradas que decía. Merche tenía treinta, rubia con ojos azules, delgada con culo pequeño pero grandes tetas que sobresalían ante su delgadez. Estaba soltera y a pesar de su timidez le encantaba oír a Gloria contar guarradas.
– No están mal! Dijo Dani – Pero una está casada y la otra es algo tímida!
– Creo que a Gloria no le importaría eso!! Jajaja!! Y a Merche, no te la comas de vista, aunque parezca tímida me da que en la intimidad no lo es tanto! Jajaja!
Rebeca reía abiertamente mientras sujetaba las manos de Dani. Podía notar como él hacia una relativa fuerza para subirlas. Sentía que estaba muy pegado a ella, incluso podía notar cierta dureza en su culo y se sintió algo incómoda aunque en el fondo le gustaba. Flirteaban a menudo, aunque nunca delante de Ernesto.
– Bueno, ya me irás informando de esas conversaciones que se que tenéis! Jejeje! Sonrió Dani. Le volvió a dar otro beso en la mejilla y soltó sus brazos.
– Nos vemos!! Dijo el llevando su mano a la cabeza a modo de saludo.
– Vale, te esperaré para el café! Dijo ella haciendo con su mano lo mismo que había hecho el.
La vida de Rebeca no había sido fácil y ahora estaba viviendo un momento de lo que a ella le parecía felicidad, no obstante se daba cuenta que le faltaban cosas por hacer. Últimamente se sentía más eufórica, le apetecía salir más y oír a Gloria hablar de guarradas notaba que la ponía algo caliente. Dejó de darle vueltas a la cabeza cuando terminó de fregar los cacharros y se fue a vestir. Tenía bastante ropa dado que trabajaba en una tienda que se dedicaba a ello, abrió el armario y decidió ponerse unos pantalones de tela fina color beige bastante ajustados. Sus pequeñas braguitas a juego evitaban que se marcarán los abultados labios entre sus piernas, aunque no del todo. Se puso una camisa también ajustada de un color similar, se miró al espejo orgullosa de su cuerpo y después de abrochar los botones decidió desabrochar uno para que se viera mejor su escote. Finalmente unos zapatos de alto tacón a juego con la ropa definió su cuerpo haciéndolo más esbelto.
Llegó a la tienda la primera, llevaba ya unos años siendo la encargada y eso suponía que era la que abría. La tienda era relativamente grande y tenía dos secciones, una de ropa de vestir femenina y otra de ropa interior, también femenina. Ocho probadores, cuatro a cada lado en los fondos laterales permitían que la clientas se probaran la diferente ropa con tranquilidad.
A los pocos minutos entraron juntas Gloria y Merche saludando muy alegres, Gloria no tardó en meterse con Rebeca con el tema que más le gustaba.
– Que tal esta noche, se portó bien Erni? Así es como llamaba Gloria a Ernesto.
– Anoche solo toco dormir! Contestó Rebeca sonriendo.
– Pues a mí, Paco me puso bien, me hizo un reconocimiento completo! Jajaja! Rio Gloria a carcajadas.
Las tres mujeres se agruparon junto al mostrador y Gloria comenzó a contar los detalles cómo era habitual en ella.
– Pues acabamos de cenar y nos sentamos en el sofá a ver la tele. Rafa (su hijo) se había ido a su habitación a ponerse los cascos cómo hace siempre, los pone tan altos que a veces hasta escuchamos nosotros la música, jajaja! Yo llevaba una bata fina hasta las rodillas que al sentarme dejaba ver medio muslo y Paco comenzó a mirarlo de vez en cuando, vamos que no sabía que le estaba poniendo el pescado a la venta, jajaja!
– Que bruta eres!! Dijo Rebeca.
– Deberías hacerlo tú y así te comería Erni el coño más a menudo, jajaja!
– Sigue, sigue!! Apresuró Merche
– Pues al momento puso su mano en mi muslo y comenzó a sobarlo. Note sus dedos acariciarlo y apretarlo, y me empecé a poner caliente!
– Cuando no estás tú caliente! Dijo Rebeca con una pequeña risa.
– Llevas razón, me puse más caliente! Jajaja! Que pasa, que vosotras nunca os ponéis calientes?
– Claro, pero no a todas horas como tú, jajaja! Ahora rio Rebeca
– Yo no estoy a todas horas…hizo una pausa…creo que las de comer me las salto! Jajajaja! Sus risotadas resonaron por toda la tienda acompañadas por las de Merche y Rebeca, y Gloria continuó.
– Si yo tuviera un hijastro como Dani, creo que no me saltaría ni las de comer, jajajaja!
– No seas burra Gloria! Dijo Rebeca sonriendo.
– Es que cómo está de bueno el cabron!! No has pensado en tirártelo?
– Joder Gloria, vale ya! Contestó Rebeca intentando poner cara de enfado.
– Pues yo si fuera mi hijastro, no se escapaba! Jajajaja!
– Vale ya, se acabó el tema! Vamos a ponernos a trabajar! Dijo Rebeca ya con cara de enfado.
– Vale, vale…pues ya no os cuento na! Contestó Gloria y las tres se pusieron a colocar la ropa que las clientas habían descolocado el día anterior.
Rebeca se puso a pensar en lo que había dicho Gloria, es verdad que alguna vez de las muchas que Dani le había hecho carantoñas había estado a punto de dejarse llevar, pero habían sido pensamientos fugaces, sobre todo le había pasado los últimos meses en los que Ernesto parecía estar más alejado, es verdad que se portaba bien con ella, pero sentía que no le daba el cariño que necesitaba. Desde que le conoció sabía que era algo bruto y no le iba a cambiar, sin embargo, Dani era más cariñoso, más tierno, más suave y eso cada día la agradaba más.
Estaba colocando la ropa interior y vio un sujetador rojo semitransparente que le gustó, pensó que le quedaría muy sexy aunque Ernesto apenas se fijaba, le gustaba que estuviera desnuda para follar y cuando estaba excitado ni siquiera le dejaba tiempo para quitarse la ropa, era un "aquí te pillo, aquí te mato". Su sonrisa se hizo malévola, " a Ernesto no, pero quizás…le gustara a…Dani! " Borra, borra! Se dijo a si misma rápidamente.
– Te quedaría muy bien!!
La voz de Merche la sobresalto un poco, no se había dado cuenta que estaba a su lado mirándola.
– Que va! Creo que te quedaría mejor a ti! Dijo Rebeca rápidamente – Además, esta braguita es demasiado pequeña. Continuó mientras levantaba la minúscula prenda. Merche cogió las bragas y las miro detenidamente.
– Es para tapar lo indispensable, por eso es sexy! Dijo al cabo de unos segundos.
Rebeca volvió a retornar a sus pensamientos, no podía quitarse de la cabeza esa visión de Dani mirándola y deseándola.
– Si quieres, pruébatela tú y veo cómo queda!
– Vale, pues lo haré! Dijo Merche sorprendiendo a Rebeca con esa respuesta tan rápida.
Al cabo de un par de minutos Merche abrió ligeramente el probador y le hizo una seña con la mano a Rebeca para que se acercara, está miro hacia los lados de la tienda y apenas había gente, dos mujeres de mediana edad mirando en la sección de ropa. Rebeca se acercó y Merche tiro de su brazo para que entrara, corrió bien la espesa cortina para que no se viera nada y
– Que te parece?
– Te queda muy bien! Dijo Rebeca mirando las tetas del tamaño de pequeños melones.
– Y además las sujeta bien, incluso las levanta! Dijo Merche sujetándoselas por debajo.
– Nunca me había fijado bien, pero para lo delgada que eres tienes unas buenas tetas!
– Pues si, es de lo que más orgullosa estoy de mi cuerpo! Y además se mantienen duras! Toca, toca, ya verás!
– No, si ya se ve!
– Pero tócalas, si no pasa nada! Insistió Merche.
Rebeca hizo un ademán con la cabeza como diciendo, " bueno, vale, las tocaré ", y acerco lentamente su mano palpando uno de los pequeños melones.
– Aprieta más, ya verás que duras que están!
Rebeca la apretó y notó que realmente estaban duras, pero mayor fue su asombro cuando se dio cuenta que no le disgustaba tocar las tetas de otra mujer, incluso sentía cierto placer al hacerlo. Mientras la apretaba miraba los pezones de Merche, se habían puesto duros y parecían querer horadar la fina tela. Pensó que ya que estaba, tocaría también la otra. Pasó su mano y apretó con más fuerza, por la cara de Merche parecía que le estaba gustando.
– Pus si que las tienes duras, si, si! " Joder, que me está gustando tocarlas " pensó Rebeca mientras retiraba la mano.
– Y que te parece la parte de abajo? Preguntó Merche mirando hacia sus bragas.
Rebeca miró el pequeño triángulo rojo que apenas tapaba sus partes más íntimas y vio parte del bello púbico que sobresalía por los laterales.
– Ves lo que te dije, es muy pequeño, se ve parte del bello!
– Ya, es que ya toca depilarlo, pero no encuentro el momento!
Entre el bello y los grandes labios, que casi se salían del pequeño triángulo, se veía bastante abultado. Rebeca sintió algo especial en su cuerpo mientras lo miraba.
– Pero te gusta? Y por detrás? Dijo Merche dándose la vuelta.
Apareció el pequeño culo, pero redondo y bonito, apenas tapado en su centro por una tira de tela. Antes de que dijera nada volvió a hablar Merche.
– Tengo el culo pequeño, pero también está duro! Toca, toca!
Rebeca pensó que ya puestos, por qué no? Bajó su mano y lo apretó más fuerte que lo había hecho con las tetas. Llevaba razón, lo tenía bastante duro y sintió que le apetecía darle un cachete.
Zasss!!
– Ay! Se quejó suavemente Merche.
Acababa de llegar Dani.
– Hola Gloria! Que tal?
– Muy bien guapo! Y tú?
– Pues bien, haciendo un descanso, y de paso, a tomar un café con Rebeca!
– Que suerte tiene! Jajaja! Yo me tomaría hasta dos contigo! Jajaja!
– Otro día con más tiempo, te invito!
– Gracias guapo! Me lo apunto! Rebeca está al fondo, donde la ropa interior.
– Vale, voy para allá!
Dani llevaba la ropa de trabajo, unos pantalones azules con bolsillos a los lados y una camisa también azul con dos franjas naranjas en un lado. Fue andando mientras buscaba con la vista a Rebeca. Al llegar a los probadores oyó el azote y vio salir a Rebeca mientras decía.
– Venga, ponte la ropa y a trabajar!
Al abrir la cortina pudo ver el cuerpo entero de Merche con la ropa interior roja que se había puesto. " Joder, vaya par de tetas que tiene la rubia! " Pensó mientras salía Rebeca. Ésta se sobresalto algo al verle.
– Hola, que haces aquí? Preguntó rápidamente algo nerviosa.
– Pues he venido a tomar el café que te había prometido! Y tú, que hacíais ahí dentro? Preguntó el sin cortarse.
– Merche, que se estaba probando un conjunto y quería que lo viera para ver cómo le quedaba!
– Puedo opinar yo?
– No se, pregúntaselo a ella, jejeje! Sonrió Rebeca
– Merche!
– Que?
– Está aquí Dani, y dice que si puede dar su opinión sobre el conjunto que te estás probando? Preguntó Rebeca a modo de guasa.
La sorpresa para Rebeca fue cuando Merche contestó.
– Vale, pero una mirada rápida!
Rebeca miró a Dani e hizo un movimiento con la cabeza como diciendo " Esto no me lo esperaba! ". Y movió su mano en ademán de " adelante "
Dani tampoco se lo esperaba pero no se hizo de rogar, sonrió a Rebeca y abrió lentamente la espesa cortina. Merche estaba de frente con una pequeña sonrisa quizás algo forzada. Dani miró esos pequeños melones con la boca semiabierta y volvió a pensar " Joder, vaya pedazo de tetas! ".
– Te gusta? Dijo Merche nerviosa mientras se giraba. Dani ahora bajo la mirada a ese culito redondo y pequeño. " uffff, que ganas de abrírselo me están entrando! ".
– Te queda de maravilla!!
– Gracias! Pues venga, cierra ya la cortina!!
Dani cerró la cortina y susurro a Rebeca.
– Vaya con la tímida!!
– Ya te decía yo, que no era tan tímida! Sonrió Rebeca.
– Oye, y que par de melones que tiene! Deben pesar la mitad de lo que pesa entera!
– No seas burro, que te vas a parecer a tu padre!
– Era una forma de hablar! Ya sabes que las tetas que más me gustan son las tuyas!
– Calla tonto, que te van a oír!
– Si me oye alguien, me daría la razón! Tienes unas tetas preciosas!!
– Vale ya! Venga, vamos a tomar un café!
Rebeca fue hasta el mostrador y cogió su bolso.
– Gloria, nos vamos diez minutos tomar un café!
– Que envidia me das!! Dijo Gloria con cara de pilla.
– Tomaros el tiempo que queráis! Dijo finalmente mientras desaparecían por la puerta.
Anduvieron unos metros por la acera y giraron en la primera calle, a unos cien metros más estaba la cafetería Zenital. Era grande con una barra larga y bastantes mesas. Se fueron hasta un lateral alejado y se sentaron en un sillón que iba a lo largo de toda la pared. Cuatro mesas rectangulares seguidas lo cubrían con dos sillas por cada mesa al otro lado.
– No te pegues tanto! Dijo Rebeca sonriendo
– Es que necesito calor humano!
– Anda tonto, no te burles!
– Lo digo en serio. El calor que emite tu cuerpo es pura energía para mí!
– Mírale, que poético que está!
– Contigo me sale natural!
En ese momento llegó el camarero, pidieron unos cafés y tostadas.
– Que tal llevas el día? Preguntó Rebeca
– Bien, pero hablemos de cosas más interesantes!
– Como qué?
– Pues de tus compañeras! Gloria me tira los tejos cada vez que vengo y Merche hoy me ha dejado con la boca abierta!
– Te lo he dicho varias veces y no me crees!
– Si que te creo. Se que si a Gloria le doy vidilla me folla vivo, pero de Merche no me lo esperaba.
– Pues nada, invítala un día!
– Pero es que… mis huesos tintinean por ti!
– Adulador! Anda, que iba a pensar tu padre si te oyera!
A Rebeca en el fondo le encantaba que le dijera esas cosas, se sentía reconfortada sintiendo que un chico de su edad la deseara y cada vez se sentía más cerca de caer en la tentación.
Dani se la quedó mirando a los ojos y susurro.
– No diría nada, de hecho no dice nada. Apenas está en casa y veo el poco caso que te hace últimamente. Está enfrascado en su trabajo y te hecha un polvo deprisa y corriendo de uvas a peras.
– No seas bruto! Además, y tú qué sabes del sexo que mantenemos!
– no es que os expíe, pero esas cosas se notan!
Rebeca se quedó pensando en las palabras que decía Dani. Llevaba razón, hacía unos seis meses que Ernesto había ido cambiando y aunque la trataba bien, apenas la daba cariño y cuando follaban parecía que sólo pensaba en el. Se corría sin pensar si ella había disfrutado. En el fondo ella apenas había disfrutado en su vida, pensó que con Ernesto lo podía hacer, pero la ilusión duró poco. Sintió la mano de Dani en su muslo.
– Yo te podría dar todo el cariño que necesitas y mereces!
Al momento sintió sus labios en el cuello, fue un beso cálido y tierno. Un calor sofocante recorrió todo su cuerpo y era incapaz de articular palabra. Sintió otro beso lleno de humedad a la vez que los dedos de Dani recorrían lentamente su muslo por encima del fino pantalón, casi podía notar las yemas de esos dedos en su piel y sintió como el centro de sus piernas ardía. Apretó sus puños y tenso su cuerpo, dejo que siguiera mientras su mente luchaba por tomar una decisión. La mano de Dani bajo la mesa llegó al centro de sus piernas y sin pensarlo las abrió levemente. El pudo notar los labios hinchados bajo el fino pantalón, los toco con la punta de sus dedos una y otra vez y Rebeca llegó a sentir como se humedecía el interior.
– Para, para!! Susurro mientras le quitaba la mano.
– Esto no está bien!!
Desayunaron sin apenas hablar más y cada uno regreso a su trabajo.
Rebeca se pasó el día pensando en lo que había pasado sin encontrar respuestas. Finalmente decidió llevarse el conjunto rojo que se había probado Merche a ver si sorprendía a su marido. Llegó la hora de cerrar y se fue a casa, nada más llegar se puso la ropa interior que había escogido y encima se colocó una fina bata de seda granate. Preparó la cena y puso la mesa, al momento llegó Dani.
– Que guapa te has puesto para cenar!
– Gracias! Dijo ella sonriendo.
– Quiero agradar a tu padre!
– Espero que sepa apreciarlo! Dijo Dani poniendo cara de poco entusiasmo.
Al momento llegó Ernesto como siempre, acelerado y jovial.
– Que tal familia! Traigo un hambre feroz! Solo me ha dado tiempo a comer un sándwich a medio día!
Le dio un beso rápido a Rebeca mientras se quitaba la chaqueta y se fue a lavar las manos.
Dani sonreía cínicamente viendo el poco caso que su padre le había hecho a Rebeca. Se sentaron a la mesa y cenaron mientras Ernesto hablaba de su trabajo, clientes, ventas, márgenes, etc…
Terminaron y Rebeca recogió los platos y se fue a la cocina. Dani puso la tele y se quedó viendo los deportes.
La casa era un chalet grande dentro de una urbanización. Los chalets hacían un círculo y en el interior disponían de una piscina comunitaria con bastantes metros de césped al rededor. Cada chalet tenía un pequeño jardín por donde se salía a la piscina, tan solo un seto de dos metros separaba las zonas. El salón era amplio, en una zona tenían un mesa alta y seis sillas para comer, y en la otra estaban dos sofás y un sillón cerrando el espacio con una mesa baja en el centro, y una gran televisión en el mueble que cubría toda la pared. La cocina daba a la zona delantera, donde había un espacio hasta la calle dividido en dos partes, la entrada del garaje subterráneo y la entrada principal con cuatro escalones. Junto a la cocina había un baño pequeño para no tener que subir las escaleras. La parte de arriba se componía de cuatro habitaciones y dos baños. La habitación principal tenía vestidor y baño propio. Subiendo más las escaleras se llegaba a la parte alta donde como techo había una gran terraza que servía para tomar el sol. Los muros eran altos y no se veía desde el resto de terrazas. La cocina era amplia con una isleta en el medio donde estaba la vitrocerámica, el fregadero y el escurreplatos y una encimera amplia todo alrededor llena de muebles y armarios.
Rebeca estaba metiendo los platos en el lavavajillas en uno de los laterales cuando llegó Ernesto con la copa de vino vacía que se había quedado saboreando. Ella estaba semi agachada y vio sus bonitas piernas casi enteras, se acercó y le dio una palmada en el culo.
– No te he dicho lo guapa que estás!
– Pues no, no me lo habías dicho!
– Pues estas guapísima!! Dijo Ernesto mientras le manoseaba el culo. Después paso sus manos por debajo de los brazos de Rebeca y manoseo las tetas mientras le besaba el cuello por detrás, a la vez le rozaba con la bragueta contra el culo. Rebeca apoyo sus manos sobre la encimera y se dejó sobar, sentía la boca jadeante de Ernesto por su cuello y en su culo notaba la erección del miembro masculino.
– Para, que nos va a ver Dani! Dijo ella
– No entrará!
– Pero y si entra?
– Pues que nos vea! Estamos haciendo lo natural que hace cualquier pareja!
– Déjame que acabe y nos vamos a la habitación!
– No puedo esperar! Tu culo me ha puesto muy caliente!
Rebeca ya notaba como subía la bata y bajaba sus bonitas bragas que ni siquiera se había fijado en ellas. Al momento noto como el glande hinchado rozaba los labios de su coño e insistió.
– No puedes esperar unos minutos?
– Joder, ya te he dicho que no! Vamos, Inclínate más!!
Rebeca con su carácter sumiso no dijo nada mas, se inclinó sobre la encimera y notó una fuerte penetración. Su vagina estaba sin lubricar y el miembro duro de Ernesto arrastró parte de piel interior.
– Ahhh!! Se quejó tímidamente.
Sin darle tiempo a que pasara el pequeño dolor, el rudo hombre embistió de nuevo, ahora el dolor fue menor. Otra embestida más hizo que sintiera chocar los testículos contra sus piernas cuando el inhiesto miembro se metió hasta el fondo de su coño. La base de la polla chocaba contra los abiertos labios bajo sus piernas produciendo un aplastamiento del clítoris y comenzó a sentir una ligera excitación. Las embestidas de Ernesto iban en aumento, cada vez eran más rápidas y fuertes, sentía una mano sobre la parte trasera de su cuello y otra en su culo y también los jadeos agitados que emitía el rudo hombre tras ella. Su culo se aplastaba a cada empujón, abrió más sus piernas cuando noto que se excitaba y comenzaba a subir el calor por su cuerpo. Los jadeos de Ernesto aumentaron y las embestidas ya eran brutales. Todo el cuerpo de Rebeca se cimbreaba a la vez que su propia excitación aumentaba.
– Que culo tienes diossss!! Como me gusta vértelo mientras te follo!! Susurro Ernesto y al momento emitió unos sonidos guturales.
Rebeca sentía ya una fuerte excitación cuando noto un chorro de leche dentro de su coño.
– Sigue, sigue!! Balbuceó mientras sentía un segundo chorro y un tercero… Ernesto dejo de embestir mientras ella movía su culo intentando que siguiera. Noto como se vaciaba su coño cuando el miembro, ya flácido, salió chorreando de el. Se produjo un goteo que caía al suelo al salir la leche entre los labios hinchados por el roce y la presión de las embestidas.
– Joder, que gusto!! Que bien me he quedado!! Oyó a Ernesto tras ella, pero ella no se había corrido, no había podido disfrutar de esa penetración quedándose a las puertas.
– A que te lo has pasado bien, ehh!! Voy a darme una ducha y a dormir. Estoy rendido!! Dijo Ernesto mientras ella permanecía inclinada goteando semen de su coño. " ¡Aquí te pillo, aquí te mato! Esta expresión cada día se hacía más patente en su vida " Pensó Rebeca.
Ernesto se había subido al baño de la habitación y ella se limpio el coño empapado de semen con papel de cocina que tenía a mano, después paso al baño que tenía contiguo a la cocina y se dio una buena ducha con agua caliente. Todavía sentía algo de excitación cuando salió con el albornoz puesto al salón. Allí estaba Dani, al otro lado, sentado en uno de los sofás viendo la tele, se acercó hasta el y le pregunto.
– Que haces?
– Viendo los deportes, pero ya acaban!
– Me voy a poner una copa. Quieres una? Dijo Rebeca con voz aplanada.
– Claro! Contestó Dani sabiendo lo que había pasado.
– Me doy una ducha mientras las preparas!
Rebeca volvió a la cocina y preparo un par de gin-tonics. Volvió hasta los sofás y se sentó en el de tres plazas que estaba de frente a la tele, cambio de canal y puso uno de vídeos musicales. Al rato apareció Dani también en albornoz mientras ella estaba sumida en sus pensamientos, se sentó a su lado mirando la cara sería y pensativa de Rebeca.
– Estás bien?
– Si, claro!
– Se lo que ha pasado! Dijo de repente Dani.
– Que ha pasado? Dijo ella mirándole
– Lo que viene ocurriendo últimamente. Te ha echando un polvo contra la encimera y solo se lo ha pasado bien el!
– Que pasa, nos has visto?
– Si, os he visto y oído! El jadeaba sobre tu espalda como un perro salido!
– No digas eso!
– Es la verdad! Y seguro que a ti no te ha dado tiempo ni a correrte!!
Rebeca retiro su mirada y se quedó mirando a la tele. Llevaba razón, llevaba más de un mes que no le daba tiempo a correrse. Cada día Ernesto se corría más rápido y ella se quedaba a medias y su cuerpo ya necesitaba sentir esa sensación.
Dani sentado de lado en el sofá acercó la mano y retiro algunos cabellos que caían por su cara, noto sus dedos al pasar acariciando su mejilla y sintió una ligera sensación de placer. Volvió a repetir la maniobra a la vez que se acercaba y besaba su mejilla. Fue un beso caliente y húmedo, muy sensual que hizo despertar una leve excitación en su cuerpo. Hacía tiempo que no recibía un beso así, los que le daba Ernesto eran rápidos y poco sensuales. Los besos se repitieron sin que ella se negara, más bien en el interior de su mente le apetecía que siguiera. Poco a poco los labios de Dani fueron acercándose a los suyos y ella acabó girando levemente su cabeza para hacerlos coincidir. Notó como la lengua de Dani se los humedecía y abrió su boca. La lengua no tardó en penetrar y sintió como recorría todo su interior. Fue un beso largo, húmedo y caliente, que provocó una suave y placentera excitación en su cuerpo. Dani continuó lamiendo y chupando sus labios mientras abría con su mano la parte alta del albornoz de Rebeca dejando una buena porción de las hermosas tetas a la vista. Dani noto como se endurecía su miembro bajo el albornoz, y metió la mano entre el escote que había abierto a Rebeca buscando la carne de las deliciosas tetas. Lo hizo con las yemas de sus dedos, no se había puesto sujetador y Dani pensó sí iría totalmente desnuda bajo el albornoz. Al tocar los pezones Rebeca sintió como un calambrazo que subía por su cuerpo, estaban duros y turgentes, eran grandes con una pequeña aureola a su alrededor. La lengua de Dani bajo por su barbilla, paso al cuello dejando un rastro húmedo y caliente, pasó al inicio de las tetas y su lengua viajó por ellas mientras el albornoz se iba abriendo más. El temor de Rebeca a seguir se fue convirtiendo en deseo cuando noto la lengua y los labios de Dani en sus pezones, las lamidas que le daba los humedecieron y las succiones hicieron vibrar su cuerpo como nunca antes lo había sentido. El albornoz se había abierto por completo y las manos de Dani sobaban su vientre desnudo bajando muy lentamente por el. La tensión en su cuerpo se iba haciendo más notoria según bajaba la mano pero el deseo comenzaba a dominar su mente. Los dedos se desviaron hacia un lado y pasaron por uno de sus muslos, su tensión bajo levemente aunque en el fondo deseaba que llegara a su parte más íntima. Llevaba la braguita roja, que tapaba escasamente el centro de sus piernas, y Dani las miro mientras acariciaba sus tersos muslos.
– Son preciosas! Susurro pasando sus dedos por encima de la escasa tela.
La excitación de Rebeca ya era muy notoria y pudo balbucear.
– Te gustan?
– Me encantan! Contestó presionando suavemente con sus dedos sobre la tela.
Rebeca movió su pelvis levemente para sentir más los dedos, quería que siguiera aunque a la vez le creaba tensión.
Dani metió los dedos entre la tela y sintió un calor enorme, los paso por entre los labios de entrada y encontró el clítoris, era grande y estaba muy abultado. El roce con sus dedos hizo que la boca de Rebeca emitiera unos leves gemidos. Dani ya tenía la cara pegada al vientre de Rebeca mientras miraba y acariciaba el coño bajo la tela. Sentía la excitación de la mujer en forma de agitadas respiraciones y apenas había empezado, estaba seguro que la iba a hacer disfrutar y que le provocaría más de un orgasmo. Continuó con dos dedos penetrando entre los labios genitales, mientras con el pulgar presionaba sobre el clítoris. Los gemidos de Rebeca se hicieron más notorios.
– Ahhh! Ahhh!
Dani levantó la cabeza sin dejar de mover sus dedos y miro la cara de Rebeca. Tenía los ojos muy abiertos y su boca jadeaba a un ritmo rápido.
– Te gusta!
– Ahhh, Ahhh! Sii, Siiii!! Sigue, No pares!!
Dani subió su otra mano hasta la cara de Rebeca y paso los dedos por sus labios, sintió el calor de los jadeos e introdujo un dedo. De inmediato Rebeca se puso a chuparlo a la vez que levantaba su pelvis para sentir una mayor penetración.
Dani notó como succionaba con ansiedad el dedo que tenía en la boca, a la vez que contraía las paredes de la vagina y mojaba los dedos que tenía dentro.
Expulsó el dedo de su boca jadeando para coger aire. Las bonitas bragas rojas las había mojado por completo y la excitación de su cuerpo parecía no cesar. Dani saco los dedos empapados y los chupó para que ella lo viera, fue una chupada lasciva y sensual que provocó más excitación en Rebeca. Seguidamente se dejó caer sobre la alfombra de rodillas, abrió la piernas de Rebeca y acerco su boca hasta las mojadas bragas, las lamió pausadamente y después retiro parte de la tela hacia un lado, miro los labios hinchados y abiertos, y le pareció una visión excitante. Acerco de nuevo su boca y lamió su centro sintiendo como se tensaban de nuevo el cuerpo de Rebeca. Lamió varias veces de abajo a arriba rozando el clítoris que se mantenía duro e hinchado. Rebeca abrió más sus piernas volvió a jadear suavemente. Los labios de Dani presionaron el clítoris y lo succionaron. Para Rebeca fue una sensación brutal, nunca le habían comido el coño así, alguna vez se lo habían chupado brevemente y poco más, y lo que le estaba haciendo Dani hacia vibrar todo su cuerpo.
La lengua de Dani no paraba, entraba y salía con rapidez, alternándose con las succiones que daban sus labios al clítoris. Rebeca levantaba la pelvis cada vez más arqueando su cuerpo y había puesto su mano sobre la cabeza de Dani que la apretaba contra su coño de una manera incontrolada.
– Ahhh, Ahhh!! Joder, como me gusta, diossss!! Ahhh, Ahhh!! Pero que me estás haciendo!! Ahhh, Ahhh!! Me vas a volver loca!! AHHHGGG!!!
Rebeca ya casi gritaba jadeando cuando Dani noto como empapaba su boca. Esta vez fue una corrida inmensa, y cuando Dani separó su cara del coño de Rebeca la tenía totalmente empapada.
– Dios mío, como te he puesto! Dijo ella al verle la cara.
– Tranquila, me ha encantado hacer que te corrieras así!
– Ufff, no sé que me has hecho, pero me has dado un placer tremendo! Nunca había sentido un placer tan intenso!!
Dani se levantó de la alfombra y al ponerse de pies Rebeca vio la su miembro estirado y duro. No pudo remediar llevarse la mano a la boca a modo de sorpresa y exclamar.
– Dios mío, que grande la tienes!!
– Te gusta! Dijo el acercándose más mientras sujetaba su miembro por la base
Rebeca sentía que su excitación apenas bajaba, seguía notando como un calor especial recorría su cuerpo. Alargó una mano y abrazo con los dedos la dura polla de Dani, sus ojos se habían clavado en el hinchado y reluciente glande, y parecía hipnotizada mirándole. Sin pensarlo dos veces exclamó.
– Con esto me puedes reventar!
– Tendré cuidado!
– La verdad,…es que me apetece mucho sentirlo dentro!!
La mano de Rebeca lo sobaba con deseo, acerco sus labios y lo besó, lo volvió a mirar y la lascivia inundó más su cuerpo, acercó ahora la lengua y lamió el inhiesto capullo. Sentía como su cuerpo se excitaba más a cada lamida, lo lamió varias veces hasta llenarlo de saliva, abrió sus sensuales labios, y con ellos pegados al brillante capullo, se lo introdujo en la boca, pequeñas succiones hicieron que saliera algo de líquido preseminal. Lo chupo hasta dejarlo seco de nuevo. Dani miraba desde arriba como movía los labios cuando sacó el capullo de su boca, ella miro hacia arriba y susurró.
– A esto me obligaba mi primer marido, pero contigo lo haré encantada! Le dio un par de chupadas más y volvió a susurrar.
– Al final logro que me convirtiera en una experta. Tu padre no lo sabe ni lo sabrá, pues me prometí no volver a hacerlo, pero contigo…haré una excepción.
Rebeca volvió a abrir sus carnosos labios mientras Dani miraba como la mitad de su polla penetraba entre ellos y la mejillas de Rebeca se contraían y se volvían a llenar cuando comenzó a succionar. Notó como su cuerpo temblaba y puso sus manos sobre la cabeza de Rebeca, ella dejo que saliera casi toda la polla de su boca y la volvió a meter, lo repitió varias veces hasta hacer jadear a Dani.
– Ahhh, Ahhh!! Diossss, que bien la chupas!! Ahhh, Ahhh!!
Rebeca paro unos segundos, no quería que se corriera todavía, quería hacerle disfrutar más tiempo. Manoseo los huevos con suavidad, saco la polla de la boca y lamió los huevos colgantes. Cuando noto que bajaban los jadeos de Dani, volvió a meter la polla en su boca, esta vez algo más, sintiendo como llenaba parte de su garganta. Sabía que si quería podía tragársela entera pero pensó que éste no era el momento. La saco y se la volvió a meter varias veces a la misma profundidad. Dani sentía como su capullo se ceñía en las paredes de la garganta y sus jadeos ya eran incontrolados.
– Ahhh!! Diosss!! Ahhh! Sigue, Sigue!! Ahhh!! Me voy a correr!!
Dani comenzó a mover las caderas y Rebeca puso sus manos en la base del gran miembro para que no se lo metiera entero en la boca. Aguantó varias embestidas de Dani antes de sentir un gran chorro de semen caliente. Se lo tragó y llegó otro y otro…hasta seis sacudidas de leche caliente llenaron su boca. Tragó lo que pudo, pero se acabó desbordando y saliendo por las comisuras de los labios que era el único hueco que quedaba libre. Dejo que Dani embistiera hasta quedarse exhausto, el miembro perdió parte de su rigidez y salió lentamente de la boca mientras la leche atrapada salía a la vez. Rebeca se relamió los labios y limpio con la manga del albornoz la que había por su cara.
– Dios mío, pues si que tenías leche acumulada!!
– Casi un mes! Contestó el intentando sonreír a la vez que todavía jadeaba.
– Te ha gustado? Preguntó ella con una amplia sonrisa.
– Madre mía!! Ha sido una gozada!!
– Pues se puede mejorar, jajaja!! Contestó Rebeca intentando reírse bajo.
– Me parece increíble lo que hemos hecho con tu padre arriba!
– Seguro que está roncando!!
– Pues si, pero no me parece prudente y además es poco honesto!
– El se lo ha buscado, si te tratara como debe no hubiera ocurrido esto!
– Llevas razón, pero no quiero hacerle daño! De esto, ni una palabra!! Dijo Rebeca poniéndose el dedo en la boca a modo de silencio.
– Mi boca está sellada!! Dijo Dani mientras la retiraba el dedo y juntaba sus labios a los de ella. Fue un beso profundo, cálido, con una mezcla de cariño y lascivia a la vez. Dani había puesto una mano en la nuca de Rebeca y con la otra sobaba una de sus grandes tetas. Finalmente Rebeca le empujó con suavidad.
– Para, para!! Que me vas a poner caliente otra vez!!
– Me encantaría!!
– Pues a mi no! Ya es tarde y mañana hay que trabajar!
– Estaré esperando a que llegue la noche con impaciencia!!
– No se, me ha gustado mucho, pero no sé si seré capaz de hacerlo de nuevo.
– Espero que si, me has prometido que puedes mejorar lo que has hecho con la boca! Dijo Dani con una sonrisa malévola mientras pasaba su dedo índice por los labios de Rebeca.
– Calla tonto!! En momentos así se dice cualquier cosa!
– Estoy seguro que lo decías en serio!
– Venga, vamos a dormir que es muy tarde!!
Corto finalmente Rebeca.