No creí que estar cómoda en la casa me llevaría a lo que sucedió.
Tengo 19 años voy a la universidad, tengo un cuerpo esbelto y me gusta mostrarlo; vivo con mis padres y mi hermano de 18 años en la Ciudad de México.
Mis padres trabajan y mi hermano y yo estamos solos en la casa casi todo el día. Cuando regreso de la universidad, me gusta quitarme el bra y ponerme mi pijama de satén de 2 piezas, un ligero top de tirantes y un short que apenas me cubre mis nalgas.
Así ando en la casa, limpiando, cocinando, comiendo, viendo tv, haciendo mi tarea, etc.; mi hermano se pone unas chanclas, short y una camiseta; lo hemos hecho desde niños.
Cierta ocasión, descubrí a mi hermano viéndome, tratando de descubrir que oculta mi escueta ropa.
Le dije que no estuviera molestándome; me contestó que esa ropa me quedaba bien. Al poco rato, se me acercó por la espalda y empezó a hacerme cosquillas; estábamos jugando; pero, él aprovechaba para tocarme los pechos, las piernas y las nalgas; no le dije nada porque me gustaba el roce de sus manos en mi cuerpo; durante el juego, pude notar su falo completamente erecto, el short apenas podía contener su excitación.
A partir de ese momento, no me quitaba la mirada de encima y aprovechaba cualquier situación para tocarme o rozarme; a mi me excitaba pensar si se masturbaría pensando en mi.
Una noche, estaba yo durmiendo en mi cuarto, cuando sentí que alguien me tapaba la boca.
– No te muevas, ni hagas ruido. Estas muy rica; solo quiero eyacular y quiero usar tu cuerpo para hacerlo.- me decía mientras se subía sobre mi.
Yo estaba boca abajo, él se subió a mi espalda y no me dejaba mover. Con una mano me tapaba la boca y con la otra bajaba mi short y mi panty, dejando mis nalgas a su merced. Se bajó el short, su verga se acomodó en la raja de mis nalgas. Yo tenía un frasco de crema en mi mesa de noche, lo tomó y lo untó en toda la raja de mis nalgas; al encontrar la entrada de mi culo, metió su dedo embarrado de crema; el dedo entró limpiamente haciéndome gemir.
Movía el dedo en círculos, dilatando la entrada, preparándola para su verga. Sacó su dedo y embarró su falo con la crema.
– Si cooperas, solo será el culo y no te desvirgare. Ya te dije solo quiero eyacular.- me decía mientras acomodaba la cabeza en la entrada.
Empujó su verga, metiéndola dentro de mi; sentía que me partía en dos; pero, me estaba excitando sentirlo dentro de mi. Empecé a gemir, mis ojos estaban en blanco; él resollaba en mi oído, disfrutando me mi cuerpo. El bombeo era delicioso; por instinto, pare mis nalgas para recibirlo más adentro.
Su mano buscó mi clítoris, me masturbaba mientras me cogia. No tarde mucho en venirme, mi jugo salió a borbotones, mojando mi cama; el bombeo provocaba que saliera más jugo.
– Me voy a venir dentro de ti. Te voy a dejar mi leche dentro.- me decía; la verga se ensanchó y él se enterró hasta el fondo y se quedó quieto.
El palpitar de su falo dentro de mi, me estaba volviendo loca; sentía yo delicioso.
Su leche ardiente quemaba mis entrañas, provocándome otro orgasmo; mordí la almohada para no gritar.
Me dejo su falo adentro hasta que mi culo lo expulsó totalmente flácido.
Puso su mano en la entrada de mi culo, evitando que la leche saliera.
– Absorbe bien mi leche, deja que se relaje con la leche dentro.
Mi respiración era entrecortada, nunca me había venido de esa forma cuando me masturbaba.
Él salió sin decir palabra.
Ya me tocará abusar de él…