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Que pequeño es el mundo (2)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

En el relato anterior, en el regreso presencial a clases me presenté como parte de la plantilla de personal docente, el padre de uno de los alumnos me reconoció, me invitó a tomar un café y a mucha insistencia acepté, resultó que también son un matrimonio abierto y me propuso un intercambio, lo platiqué con Roberto y le pareció interesante decidimos aceptar, les pedimos hacernos un examen ETS para poder interactuar.

Unos días después nos entregaron los resultados saliendo negativos para ambas parejas,

Porfirio nos invitó al siguiente sábado a su casa, el junto con su esposa hicieron los preparativos para el encuentro.

No hay fecha que no llegue así que llegando el sábado nos preparamos Roberto me pidió vestir muy sugestiva así que me puse un vestido rojo de tirantes, muy corto tapándome apenas la nalga, y un escote pronunciado, pantimedias negras con abertura en la entrepierna con una tanga también, zapatillas rojas de tacón alto, me maquillé para la ocasión y me depile, Roberto se vistió muy casual, pantalón de mezclilla y camisa blanca y antes de salir se tomó su pastilla azul y yo puse el lubricante en el bolso por cualquier cosa, fuimos casi a una cita a ciegas, ellos nos conocían solo de vista y Roberto no, los únicos que nos conocíamos aunque no del todo éramos Porfirio y yo, Roberto lo dispuso así para hacer más excitante la cita.

Llegamos a casa de Porfirio y Meliza como a las 5 de la tarde quienes nos dieron la bienvenida, Meliza una mujer llenita con unos kilitos de más, de cara bonita, muy alegre y dicharachera vestía un vestido blanco semitransparente de tirantes también, con un coordinado de brasier y bikini en color negro que se notaban a través de la tela del vestido, liguero negro y medias de color natural, zapatillas blancas, Porfirio con un pantalón casual color beige y una camisa blanca, nos invitaron a pasar, primero a la sala al sentarnos una pareja frente a la otra ninguna pudo evitar que nos vieran las piernas tanga y bikini, pues abrieron los ojos cada uno desde su posición y nosotras a propósito abrimos las piernas para que disfrutaran más el espectáculo.

Nos comentaron que a su hijo Francisco lo llevaron a casa de los papás de Meliza que no nos preocuparamos si haciamos ruido.

La mesa ya estaba puesta, Meliza me pidió que le ayudará a servir la comida, una crema de espinacas, y una arrachera con verduras a la mantequilla que había guisado ella, acompañado de vino tinto, estuvimos platicando un buen rato de nuestras actividades y vaciamos otra botella de vino, la plática se desvío a la parte que más nos interesaba, saber nuestras experiencias sexuales, Meliiza hacía pronunciamientos muy jocosos cómo que toda la semana estuvo excitada pensando en cómo cogería con Roberto, su tamaño y su desempeño, Roberto también estuvo así pensando cómo sería Meliza, se relataron alguno de nuestros intercambios, Porfirio nos preguntó de la aventura que tuvimos con el single quiso que le diera más detalles, la forma en que nos distribuimos en la mesa fue intercalados Roberto y Meliza en un lado de la mesa y Porfirio y yo frente a ellos, hubo algunos roces y tocamientos por debajo de la mesa, Meliza acuso a Roberto con su esposo de que le agarró la pierna y le estaba subiendo hacia su coño, Porfirio le dijo yo también haré lo mismo con Fanny para igualar las circunstancias, reímos y Meliza dijo, pues yo no me quedo así, y puso su mano en la verga de Roberto para sobarla comentando, órale si que traes ganas mira como la tienes, yo bese a Porfirio y el sobó mis pechos mientras yo le hacia un tocamiento de pito, lo sentí de tamaño muy similar al de Roberto, las manos no paraban y nos encendíamos más, pedí permiso para pasar al baño, me acompaño Meliza su baño es muy amplio, aproveché para lavar la boca diciéndole que nos gusta mucho el sexo oral y más valía evitar una infección, ella hizo lo mismo, llegando de nuevo a la mesa invitamos a Roberto y a Porfirio para que también se asearan la boca, con este preparativo prácticamente estábamos indicando que debíamos empezar.

Pasamos a la sala y Porfirio puso música romántica, me pidió si bailabamos, me levanté pero pedí a Roberto que el sacará tambien a Meliza, los manoseos no sé hicieron esperar, ambas tomamos a la pareja en turno con los brazos al cuello y ellos nos tomaron de las caderas, el ritmo de la melodía era lento y hacía más candente el moviendo, Porfirio me dio un beso muy efusivo, introduciendo su lengua en mi boca con fuerza, pude notar su excitación en mi vientre pues el es un poco más alto que yo, su miembro estaba durísimo así que baje una mano para darle placer sobandolo, el bajo sus manos para tocar mis nalgas, Roberto no perdía el tiempo tampoco, le daba besos en la boca, cuello y nuca, haciendo que se retorciera de placer, bajó sus manos para acariciar sus nalgas como cargandola, bailamos varias melodías, los despojamos de la camisa para tocar el pecho y besarlo, Roberto es muy lampiño y Porfirio tiene algo de bello, cada vez eran mayor y más profundas las caricias al grado que ya les habíamos bajado el cierre y sacado la verga, acariciando de arriba a abajo, haciéndoles una paja lenta, ellos ya nos habían bajado los tirantes del vestidos y brasier para sacar nuestros pechos que sobaban con gran placer, subieron nuestros vestidos y nos acariciaron las nalgas y la vagina y haciendo a un lado tanga y bikini, nos masturbaron metiendo sus dedos, se oían los chasquidos que hacían nuestros jugos y sus dedos, se escuchaban, gemidos de placer por toda la sala, seguimos con las caricias un buen rato los cuatro estabamos disfrutando sin prisa cada caricia.

Meliza sugirió subir a la recámara para estar más cómodos, Meliza y Roberto subieron adelante y después yo con Porfirio, en ese orden, Meliza sl igual que yo llevábamos el vestido enrollado casi en la cintura, dejando expuestos los pechos y las nalgas que ellos sobaban deliciosamente, ellos con la verga de fuera bien parada, llegando a la cama nos sentamos frente a ellos, terminamos de abrir el cinturón y boxer para sacarles la verga y darles una buena mamada, ellos expresaban su placer diciendonos, eso zorra mamamelo todo, así te quería perra, saca todo lo puta que eres, Porfirio me levanto para acostarme en la cama quitarme la tanga y darme una buena mamada, Roberto también levanto a Meliza para hacer un rico 69, después Porfirio me puso en cuatro para dejarme ir cada cm. de su verga fue lento lo cual hizo más placentera la ensartada, después hizo el mete y saca, no aguante empecé a estremecerme con mi primer y muy merecido orgasmo, Roberto puso a Meliza de patitas al hombro haciéndola gozar también, al igual que yo tampoco pudo aguantar mucho y escandalosa gritó de placer al tener su orgasmo, ellos siguieron moviéndose hasta eyacular dentro de nosotras, con un placer enorme en sus caras, nos recostamos para tomar un poco de aire y que los hombres se repusieran.

Volvimos a la carga ahora nosotras tomamos el control montadolos, fue delicioso sentir como nos metían la verga, los gritos de placer de Meliza mezclados con mis quejidos, está vez nosotras les gritabanos, así querían tenernos cabrones, soy una puta, mira como me cogen, como me la meten, que verga tan rica, y otras más, haciendo el ambiente más morboso, logré tener un orgasmo multiple, Meliza también llegó al orgasmo bajamos un poco el ritmo para disfrutarlo, una vez pasado seguimos moviéndonos, ellos nos estrujaban los pechos después bajaron las manos para agarrarnos la nalga, los hicimos bufar de placer e inevitablemente volvieron a venirse dentro.

Por la intensidad del placer ya no tuvimos ganas de más, a ellos ya no se les paro y por lo menos yo me sentí satisfecha.

Descansamos abrazando a la pareja en turno, y nos dio sueño así que dormimos un rato, despertamos y nos vestimos para regresar a casa, nos despedimos de nuestros anfitriones Porfirio muy cariñoso me besó en la boca y todavía me dio un agarrón de culo, Roberto también se despidió de Meliza besándola y diciéndole que bun culo tienes y que bien sabes moverlo, se sonrojó y le agradeció el piropo.

Llegamos a casa y sin bañar s nos metimos a la cama para descansar.

Aún no termina está aventura, falta contarles, la amabilidad no siempre es lo que parece ni te debes confiar.

Nos vemos en el siguiente relato.

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