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Puesta de largo
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Tiempo de lectura: 18 minutos

Dentro de dos días hará un año que cumplí los dieciocho y casi tres los que llevo con Andrés. Al mes de estar juntos hicimos por primera vez el amor, recuerdo que estábamos un poco torpes, Andrés muy excitado me quería penetrar nada más desnudarnos sin ningún preliminar y después de lo que me dolió se corrió en dos segundos, recuerdo que las primeras veces siempre le pasaba igual, sufría de eyaculación precoz, llegué a pensar que yo nunca llegaría a tener un orgasmo con penetración, menos mal que se le fue pasando la precocidad en sus orgasmos y a la séptima u octava vez, no recuerdo exactamente, tuve mi primer orgasmo follando. Hasta el día en que cumplí los dieciocho no probé otro hombre que no fuese Andrés, pero en mi cumpleaños de mayoría de edad vaya si probé.

Mi pandilla de amigas se formó en el primer curso de instituto, somos cuatro chicas conmigo, todas muy morbosas, cuando estamos a solas sin los novios nos solemos contar las cosas que hacemos con ellos, y en el caso de dos de ellas, las cosas que hacen con otros tíos que no son sus novios, también nos contamos las cosas con las que fantaseamos sexualmente. Sofía nos contó que una de las fantasía que tenía más ganas de cumplir era que un hombre negro, musculoso y bien dotado se la follase, pues hecho, como regalo de su cumpleaños de puesta de largo pusimos dinero entre todas para pagar a un gigolo negro, dotado y musculoso y para alquilar una habitación en un hotel donde tuviesen el encuentro, sin que ella lo esperase la llevamos hasta la puerta del hotel y justo cuando llegamos al sitio se lo dije:

-“hemos contratado a un gigolo negro que está buenísimo y según dice Elena la tiene tremenda, todo para ti, esperamos que lo disfrutes, te esperamos en la cafetería de frente cuando acabes, nos lo tienes que contar todo con pelos y señales”.

Estábamos esperando impacientes a que saliese y nos contase como le había ido con el negro que había buscado Elena, la más echada para delante, la que más cuernos le pone a su novio y la primera de todas en cumplir la mayoría de edad. Primero salió Sofía del hotel y vimos salir al negro cuando ella llena de excitación ya nos estaba contando su experiencia:

-“vaya pasada de tío, tenía una tranca espectacular, creo que tenía que medir más de veinte centímetros y de gorda no me veas, imposible metérsela entera en la boca, nada que ver con las de nuestros novios, estaba musculoso que te cagas y todo depilado, me he metido sus huevos enteros en la boca y casi no me cabían, y vaya resistencia, después de follarme un buen rato, que me ha hecho tener dos orgasmos seguidos, me preguntó si quería que me follase por el culo, yo nunca he dejado a Felipe, el pobre que está harto de intentarlo; pero me he dicho, para una vez en mi vida que me va a follar un tío así de potente por qué no, pues me ha follado por todos lados, estoy que casi no puedo sentarme, y para acabar se quitó el preservativo y se me corrió en la cara, joder me siento de lo más puta, si se llega a enterar Felipe…”.

La siguiente y última en cumplir la mayoría era yo, les había contado a mis amigas muchas fantasías distintas y me suponía que seguramente querrían hacer que cumpliera alguna de ellas, los días previos a mi cumpleaños ya estaba excitadísima y las muy putas no soltaban prenda.

Llegó el día esperado, el día que de seguro le pondría los cuernos a Andrés, al mediodía fui a comer con mis padres y mi hermano menor, por la noche habíamos quedado para tomar unas copas con nuestros novios pero antes por la tarde tendría la reunión con mis amigas. Elena apareció con el coche de su padre, yo les preguntaba insistentemente por la sorpresa que me tenían preparada pero ninguna me decía nada, solo que esperase a comprobarlo. Salimos fuera de la ciudad, estuvimos circulando unos quince minutos hasta que paramos en un arcén y allí me dijeron que antes de llegar al sitio donde me habían preparado la sorpresa me debía tapar los ojos con un antifaz que me entregaron, me hicieron prometer que bajo ninguna circunstancia me lo quitaría. Sentí como circulamos por caminos de tierra y llenos de baches durante casi media hora, cuando bajamos del coche me bajé disimuladamente un poco el antifaz y pude distinguir que nos acercábamos a unas casas viejas, medio derruidas y aisladas.

-“No te destapes tú los ojos nunca hasta que volvamos nosotras, es mejor que no lo hagas, si se dan cuenta que te subes el antifaz podrías tener problemas”, me dijo Cristina, después Elena me dijo, “dentro de un par de horas vendremos a por ti, vas a cumplir una de las fantasías más fuerte que nos has contado, ahora te vamos a quitar la ropa, solo te vamos a dejar el antifaz y las sandalias, pero no te pongas nerviosa, este es un sitio muy aislado y por aquí no va a llegar nadie que no tengamos previsto, si quieres siéntate en esta manta que he puesto en el suelo”.

Me agarró de la mano dejándome de pie encima de la manta, la verdad es que me dio un miedo terrible cuando las oí marcharse, me habían dejado sola en medio de un campo junto a unas casas medio derruidas y completamente desnuda, me subí un poco el antifaz y vi que me habían dejado en una especie de patio de una casa abandonada y medio derruida, se veía lejano un olivar por donde se había ido el coche, me coloqué bien de nuevo el antifaz no fuese a ser que alguien me estuviese observando, me quedé de pie encima de la manta en un estado confuso, entre miedo y excitación, pensé que, de todas formas mis amigas no me iban a preparar algo que fuese peligroso, aunque aquello que me dijo de que “si se dan cuenta que te subes el antifaz podrías tener problemas” era seña de que me habían preparado algo con más de un tío. Intenté pensar cual sería la fantasía que yo les había contado, habían sido muchas, bastante de ellas eran demasiado tortuosas y en la mayoría siempre intervenían más de un hombre.

Pasados unos minutos escuche acercarse unos coches y bajarse de ellos a varios hombres y a uno de ellos decir “allí detrás de la tapia debe estar la golfilla esa”. Por el tono de sus voces se notaba que eran mayores, tíos que de seguro me doblaban la edad, entonces recordé que una de las fantasías que les conté y les aseguré que me excitaba mucho, hasta el punto de recrearme con ella mientras follaba con Andrés para ponerme más cachonda, era que varios hombres maduros y muy bien dotados me violaban en grupo metiéndome sus pollones por todos los lados y que además me vejaban tratándome peor que a una vulgar putilla. Estuve segura de que esa sería la fantasía que me iban a hacer cumplir, ¿pero de cuantos hombres se trataría?, pensar en eso es lo que más nerviosa me ponía.

Los escuché decir cosas sobre mí:

-“Mira que cosita más tierna, si está temblando”

-“que pechitos más ricos son como flanecitos temblones”

– “normal que tiemble, ya se estará imaginando lo que vamos a hacerle”

-“antes de que ninguno nos la follemos tengo que comerme ese chochito tierno, ni me acuerdo de la última vez que probé una chirlita fresca como esta, por lo menos hará cuarenta años”.

Eso que dijo el último en hablar y su voz me indicaba que podría tener al menos sesenta años, vamos que podía ser mi abuelo. Todo mientras me manoseaba por todos lados, me metieron dedos por la vagina y por el culo, me sobaron los pechos y me dieron pellizcos en los pezones. Yo les dije con voz lastimera

-“¿Cuántos sois?, por favor, no pasaros que estoy muerta de miedo”.

Uno de ellos me contestó

-“somos siete, pero cuando acabemos contigo te va a parecer que ha pasado por ti un cuartel entero, y deja de gimotear putita”.

Mientras uno, creo que fue el viejo, me soltó una bofetada en la cara y comenzó a darme golpes con las puntas de las manos en los pechos haciendo que me retorciera de dolor, entre el dolor y el miedo me oriné encima, lo que provocó entre los hombres comentarios algunos jocosos y otros para que se acrecentase más mi miedo y nerviosismo, mis muslos y piernas estaban completamente mojados de pis.

-“Venga, cómele la chirla a la putita esta antes de que nos la follemos, y así le das un lavado a la meada que se ha echado”, volvió a decir el mismo hombre que había hablado antes, dirigiéndose al viejo que dijo que me quería comer el coño, mientras que me pellizcaba un pezón retorciéndomelo ordenándome que me pusiese a cuatro patas.

Nada más ponerme a cuatro patas me encontré al instante por detrás con una boca que me lamía frenéticamente desde el ano hasta el chocho, mientras que el resto de tíos se alternaban metiéndome sus pollas dentro de la boca, algunos me agarraban la cabeza dándome empellones fuertemente introduciéndomelas hasta la garganta, lo que hacía que me diesen unas arcadas grandísimas. Las muy putas de mis amigas habían elegido a unos hombres con unas pollas muy grandes.

Uno de ellos mientras empujaba para que me llegase hasta la garganta me estuvo agarrando la nariz durante unos segundos impidiéndome respirar, creí que me iba a asfixiar, de golpe sacó su polla de mi boca y me soltó la nariz diciéndome

-“venga respira putita”.

Nada más meterme una buena bocanada de aire, sin darme tiempo alguno a cerrar la boca me lo volvió a repetir, esta vez algunos segundos más en los que creí que me desmayaría.

El hombre que me lamía la entrepierna se retiró pidiendo al que tenía su polla dentro de mi boca que se retirase.

-“deja que yo pruebe también esa boquita, que creo que soy el único que no lo ha hecho, y que alguno empiece a follársela ya que he dejado ese coñito bien mojado”.

Mientras que uno de los hombres se colocó detrás de mí penetrándome la vagina de golpe, el que me lamió acercó su miembro a mi boca diciéndome:

-“¿a ver si eres capaz de meterte esto entero?, con esto es con lo que voy a romperte el culo cuando estos seis te hayan dejado el coño como el bebedero de un pato”.

Fue terror lo que me entró, era gordísima la polla de ese viejo y el muy cabrón me la iba a meter por el culo.

Por fin me dejó la boca libre, los hombres se iban turnando follándome durante unos segundos, ninguno se llegaba a pegar un minuto seguido, alguno lo hacía tranquilo, pero la mayoría me daban un mete-saca frenético, no tardaban más de cinco segundos en reemplazarse. Menos mal que ya me habían follado bien los otros seis, porque cuando lo hizo el viejo lo noté bien, y eso que ya tenía mi vagina súper dilatada. Entonces me puse a llorar pidiéndoles que no me follasen por el culo, que nunca me lo habían hecho por ahí y me daba mucho miedo. Uno de los hombres le dijo al viejo:

-“mejor que tú no seas el primero en romperle el culo porque con eso que tienes nos la vas a dejar reventada, mejor poquito a poco”.

Sentí algo de alivio al oír responder al viejo que fuese otro el que me follase primero por detrás, al menos el dolor sería más soportable al no dilatarme tanto y de golpe el esfínter. Entre miedo y excitación con la follada que me estaban dando me pusieron el coño súper sensible y llegué a tener cuatro orgasmos.

-“Bueno, grita lo que quieras, que aquí no te va a oír nadie, pero prepárate, voy a ser el que te estrene el culito, sabes, tengo una hija con dos años más que tú, me imagino que le hacen esto y me da algo, pero tu amiga me dijo que eras muy morbosa y fantaseabas con que te lo hicieran un grupo de tíos mayores, llevo una semana con un morbo grandísimo esperando el día de hoy, a ver como tienes este culito”,

Todo esto me lo dijo al oído un tío que de seguro me podía triplicar la edad, para acto y seguido darme dos buenas palmadas en el culo e introducirme dos de sus dedos por el ano.

-“bueno, está muy estrechito, así que relájate, si quieres grita, que eso me pone, una chiquita como tú gritando mientras le rompo el culo tiene que ser una pasada”.

Noté como acercó su cara y me escupió en el ano, seguidamente acercó su pollón y tardó casi un minuto en que su gruesa punta me atravesase, todo entre mis lamentos y gritos por el daño que me estaba haciendo, mientras el resto de hombres le animaban para que me penetrase de una vez. Menos mal que una vez introducida la punta el dolor se me calmó un poco, notando como una gran polla se deslizaba de dentro a fuera y de fuera a dentro de mis intestinos.

El viejo dijo:

-“Venga darle una buena pasada cada uno antes de que lo haga yo, si queréis, correrse alguno dentro de ese culito, así lo dejaréis más humedito”.

Pasaron por mi culo todos ellos y tres se corrieron dentro, lo sé porque noté las pulsaciones de sus pollas al bombear el semen.

Por fin llegó el turno del viejo, y aunque ya tenía el esfínter bien dilatado el paso de esa cosa tremendamente gorda me hizo gritar y llorar por el dolor, estaba segura de que mi culo no iba a recuperar jamás su estrechez original. El viejo me terminó de dar el mete-saca y dejaron ya de penetrarme, me había parecido una eternidad, estaba deseosa de que acabasen.

Uno de los hombres me dijo que me tumbase boca arriba en la manta y que mantuviese abierta la boca, ya me imaginé entonces lo que ocurriría al momento, sentí como ellos estaban de pie rodeándome, de golpe me fueron cayendo gotas de semen por la boca, por la barbilla, por los pechos y por más partes de mi cuerpo, cuando creí que habían acabado el viejo dijo:

-“esperad, que me están entrando unas ganas grandísimas de mear”.

Noté como el orine me caía por todo el cuerpo y cuando sentí que el chorro llegaba cerca de mi boca la cerré antes de que me entrase dentro, el chorro cesó y al momento recibí una guantada en toda la cara, y como al principio, una serie de manotazos dolorosos en los pechos seguidos de los fuertes pellizcos y retorcimientos de los pezones, mientras yo gritaba y lloraba por el dolor el viejo me gritó:

-“¡chiquita, te han dicho que tengas la boca abierta!, ¿has notado como es mi mano?, ¡pues como la vuelvas a cerrar te voy a meter la mano entera por el coño y te aseguro que el cornudo de tu noviete no te va a poder follar en meses, entendido!”.

Me quedé temblando tumbada bocarriba y con la boca completamente abierta, volvió a orinarse encima de mí apuntando directamente a mi boca, el resto de hombres se reían y a uno de ellos le oí decir “yo también voy a mear a la golfilla esta”, por la cantidad que empezó a caerme encima creo que fueron más los que se orinaron sobre mi cara y boca. Por el miedo a nuevos golpes y debido a que gran parte del orine me estaba cayendo por toda la cara y sobre todo por la nariz impidiéndome respirar, no pude evitar tragarme una gran cantidad, las náuseas fueron casi insoportables.

El viejo dijo de nuevo:

-“Mira chiquita, antes te estuve comiendo el coñito y el culo, me encantó meter mi lengua en tu culito cuando estaba apretadito, no como está ahora, lleno de corridas y sangre de habértelo roto; ahora me lo tienes que devolver, voy a acercarte mi ojete a tu boca, tienes que lamerme igual que como te lo hice yo antes si no quieres que te vuelva a castigar, ¿entendido?”

No tuve más remedio que lamer llena de repugnancia el ojete del viejo, mientras lo lamía me decía “mete la lengua dentro putilla, bien dentro”, metí mi lengua lo más profunda que pude dentro de su ano, siguió diciéndome “muévela bien puta, muévela”, y yo sumisa retorcía mi lengua sacándola y metiéndola dentro del ano del viejo.

Otra vez volvió a hablar el viejo:

-“Te has portado bien putita, por eso te vas a llevar poca cosa, ahora nos vamos a ir, no se te ocurra bajarte el antifaz hasta que lleguen tus amigas a recogerte, si lo haces puedes tener problemas”.

Finalmente le dijo a otro de los hombres:

-“métele tú la mano, que si lo hago yo la destrozo”.

Dirigiéndose a los otros dijo:

-“sujetarla bien, que no se mueva”.

Mientras que un par de ellos me sujetaban fuertemente los brazos y hombros contra el suelo otros hicieron lo mismo con mis piernas, el hombre al que le había indicado que me metiera la mano comenzó a hacerlo, yo gritaba y lloraba desesperada, cuando terminó de meterla el viejo le dijo:

-“ahora cierra el puño y sácaselo cerrado poco a poco que a esta putita le vamos a dejar el coño bien abierto para un buen tiempo”.

El dolor ya fue casi insoportable mientras oía decir de nuevo al viejo:

-“No te preocupes putita, que vosotras las mujeres al parir se os pone el coño mucho más abierto y siempre vuelve a ponerse igual, ahora te voy a dejar un de regalo dentro del culo, uno te lo he comprado en un sex-shop de esos para que tengas un recuerdo mío, los demás se van a ir, yo me quedo un ratito contigo para contarte una historia. Cuando y me marche voy a estar vigilando desde lejos, así que no te saques el regalito hasta que vengan tus amigas, ni te quites el antifaz, ¿entendido?, así que te quedas tumbada y te relajas”.

Estando tumbada exhausta sobre la manta, llena de semen y orines, me introdujo por el culo lo que después comprobé y que guardo como recuerdo de aquel día, un dildo de esos que una vez introducidos se inflan llegando a tener un tamaño y grosor considerables, el problema es que, una vez inflado, si tienes los ojos tapados y no atinas a como desinflarlo, no te lo puedes sacar, ya que dentro de tu culo tiene un tamaño mucho más grueso que fuera y sacarlo inflado es imposible por la estrechez del esfínter.

Oí como se alejaban dos de los coches, me habían dejado sola con el viejo, eso me dio casi más miedo que estar rodeada por los siete hombres, ese hombre se había comportado con un sadismo extremo, pero no volvió a agredirme físicamente, lo último que hizo fue contarme una historia que termino de machacarme.

-“María, no te extrañes de que sepa tu nombre, tampoco me lo han dicho ninguna de tus amigas, te conozco desde que eras un bebé. Fue una casualidad encontrar el anuncio que puso tu amiga buscando dos o tres tíos maduros para hacer cumplir una fantasía sexual de otra amiga; puso en el anuncio una foto tuya en la playa desnuda de espaldas, supe claramente que eras tú por la marca de nacimiento que tienes en el costado, es exactamente la misma que tiene tu madre. No culpes a tu amiga, yo le ofrecí cien euros si me seleccionaba para este encuentro y la engañé, le envié una foto que no era de mi polla, si llega a saber lo que tengo no sé qué hubiese hecho, igual le hubiese gustado para ella, pero sé que no todas las mujeres pueden con un aparato como el mío. Todo se hereda, hasta eres igual de puta que tu madre, hace ya mucho desde que la vi por última vez, más o menos desde que tú tenías unos cinco años. El cornudo de tu padre se hubiese hundido en la miseria si no hubiese sido por tu madre, nunca valió como trabajador, mantuvo su puesto durante tantos años solo gracias a lo puta que era su mujer; a tu madre me la he estado follando durante varios años sin que tu padre se coscase de nada, ella sí que sabe comerse bien las pollas, te podría dar clases. Sabes, te voy a contar una cosa muy graciosa de la que a lo mejor sería posible que te acordases, algunas noches en las que a tu padre le tocaba trabajar yo me iba a tu casa a follarme a tu madre, pues una vez la tenía a cuatro patas y le metí por el culo lo mismo que hoy te he metido a ti, fui un poco bruto y se la metí de golpe, esa vez no pudo reprimirse gritar y te despertó, tendrías tú unos dos años, entraste en la habitación y tu madre se apartó de mí y cogiéndote embrazo te llevó a tu cama, tú le preguntaste que estaba haciendo papá creyendo que el que estaba en la oscuridad no era yo, sino tu padre, tu madre te dijo que estaba haciendo gimnasia, la muy puta estuvo varios días acojonada con que soltases algo imprudente. Al inútil de tu padre además de darle trabajo le daba de vez en cuando un pequeño sobresueldo y el muy carajote se creía que era por buen trabajador, pero cada vez que se lo daba era porque había compartido a la puta de tu madre con otros hombres; se la ofrecía a clientes importantes y a veces montaba orgías en las que se la ventilaban entre cinco o seis. Tu madre siempre me trataba con respeto, como debía ser, tomaba anticonceptivos sin que tu padre lo supiese para que no la preñáramos ninguno, un año antes de que tu nacieras, después de darle una buena follada me dijo, Don Alfredo, me gustaría tener un hijo con mi marido, pero para eso tengo que dejar de tomar pastillas y si usted me quiere follar podría hacerlo con condón, sé que a usted no le gustan, por eso le pido permiso. Se lo di, le dije que dejara de tomar pastillas y que hasta que se quedase preñada no la follaría ni se la entregaría a otros hombres, solo me la tendría que mamar, además yo siempre lo he dicho, tragar simiente de macho hace a las mujeres más fértiles. A los seis meses ya estaba gordita, y sabes, ya dentro de la barriga de tu madre tuviste mi polla bien cerca, ella quería dejar de follar cuando estaba embarazada de ti, pero le vino bien que me la follara hasta un mes antes de que tu nacieras, así mantuvo el coño bien abierto y le costó menos parirte. Solo la forcé una vez, a los años me pidió de nuevo permiso para quedarse otra vez preñada, aunque ya había apalabrado con siete amigos una tarde para follárnosla entre todos se lo explique a ellos y estuvieron encantados de ayudarme, yo quería que tu madre estuviese fértil para preñarse de nuevo, finalmente fuimos diez los hombres, pero tu madre no tuvo que abrirse de piernas esa vez, le ordené que les mamase un poco a cada uno y que después se las menease uno a uno echando en un vaso sus corridas, la verdad es que algunos estaban bien cargados, cuando ya todos se corrieron en el vaso se bebió nuestros semen de un trago delante nuestra, durante dos semanas desde que menstruó me la estuvo mamando todos los días, por eso estaba seguro de que se preñaría sin problema, para los días que le tocaba ovular mandé a tu padre a trabajar a Málaga, tu madre se cabreó y me llamó diciéndome que esos eran los días mejores para buscar a la criatura, fui a vuestra casa y fue la primera vez que ella se me negó, tuve que darle en la cara y en las tetas como te di antes a ti, después la violé, le amenacé con contárselo todo a tu padre y me la estuve follando tres días seguidos para asegurarme preñarla, ¿sabes que a tu querido hermanito lo engendré yo?, espero que haya heredado mi polla. Nunca me imaginé que el vago de tu padre sacaría unas oposiciones del estado, desde que dejó de trabajar para mí, tu madre dejó de ser una buena puta sumisa, la eché de menos, sobre todo eché de menos oírla gritar cuando le reventaba el culo con mi polla, yo creo que ella también lo echaría de menos, porque estoy seguro de que disfrutaba, igual que cuando se la entregaba a un grupo de hombres. Tal vez tu hoy todavía no te hayas dado cuenta de lo que has disfrutado con lo que te hemos hecho, pero dentro de unos días tal vez quieras volver a que te forniquemos unos cuantos. Ah María, me voy a ir, dentro de unos quince minutos deben llegar tus amigas, quédate tumbada y con las piernas abiertas, aunque no creo que con eso que tienes dentro las puedas cerrar, cuando llegues a tu casa te pones hielo envuelto en un trapo en el coño y en el culo, o diles a tus amigas que te compren algunas bolsas de guisantes congelados, es lo que se ponía tu madre después de que nos la follásemos entre unos cuantos, o incluso cada vez que yo le reventaba el culo, y no te preocupes, dentro de un día ya no sangrará y se volverá a poner estrechito

Oí como se alejó el coche de Don Alfredo, yo había oído hablar de él a mi padre alguna vez, siempre bien, agradecido por las oportunidades que le había dado, el pobre no podría suponer lo que había estado haciendo con mi madre.

No me atrevía a moverme, a quitarme el antifaz o a sacarme el objeto que me había dejado dentro, me quedé acurrucada esperando a mis amigas. Pasados unos quince minutos escuché pararse el coche de Elena y salir a las tres riéndose, oí decir a Cristina:

-“a ver que nos cuenta de cómo se lo ha pasado la cumpleañera”, “fenomenal seguro dijo Elena, porque si eran de verdad los pollones de las fotos que me enviaron se habrá quedado bien satisfecha”.

-“Ostias que salvajes”, dijo cristina nada más entró en el solar y me vio.

Me quitó el antifaz y dándose cuenta de lo que tenía metido en el coño me dijo:

-“no te muevas que te la voy a sacar”.

Empezó a tirar del dildo que tenía introducido en el culo para afuera sin saber bien en qué consistía el aparato aquel por lo que comencé a gritar.

-“esto habrá que desinflarlo, y Elena, ve a por las toallitas al coche”, dijo.

Me limpiaron entre las tres y me ayudaron a vestirme.

“¡Que cabrones estos tres tíos!, dijo Elena mientras me lavaba con toallitas húmedas.

Yo les contesté:

-“No Elena, han sido siete, y me han dejado reventada, llevarme a mi casa, diré que tengo fiebre y me meteré en la cama, no dejar que Andrés venga a verme hasta que yo lo llame”.

Me llevaron a casa y pedí a mis amigas que se fuesen, les dije que no se preocupasen y que se divirtiesen por mí, en casa solo estaba mi madre, mi padre se había ido con mi hermano al cine. Nada más preguntarme mi madre por lo que me pasaba le dije:

-“¿Tienes alguna bolsa de guisantes congelados?, si no ve a comprar al menos un par de ellas.

Se le descompuso la cara, entonces le dije:

-“He conocido a Don Alfredo, y a seis amigos suyos”.

-“¿Que te han hecho mi vida?” me preguntó.

-“No te preocupes por lo que me hayan hecho, ya se me pasará, a lo mejor tú me puedes enseñar lo que debo hacer. Me lo ha contado todo, se lo de mi hermano, y se todo lo que te hizo, ¿papá sabe algo?”

-“No, tu padre no sabe nada, el muy infeliz está hasta agradecido con ese cabrón”.

-“Bueno mamá, ¿y ahora qué?, ¿cómo has podido vivir con esto todos estos años?, ¿es verdad que te gustaba tal y como me ha contado Don Alfredo? ”.

-“Es difícil contestar a eso, estoy enamorada de tu padre, él es un buen hombre, pero siempre me había atraído ser sumisa a un hombre dominante, es muy difícil de explicar”.

-“Creo que lo mismo me pasa a mí, creo que lo de ser una morbosa lo he heredado de ti. Tengo un sabor agridulce de mi experiencia de hoy, me han follado salvajemente siete tíos muy mayores que bien podrían ser mis padres, y uno, el más salvaje de todos, que podría ser mi abuelo, me ha vejado, me ha pegado en la cara y en los pechos y me ha destrozado el culo, como me contó que te hacía a ti. ¿Pues sabes?, a pesar de lo destrozada que me encuentro no sé si volvería a repetir, a mí también me atrae eso de ser sumisa y de que abusen de mí un grupo de tíos, ¿es eso normal?

Andrés terminó el mes de junio anterior a que yo cumpliese los dieciocho años la carrera de ingeniería, pero aquí las cosas están muy feas, teníamos la ilusión de irnos a vivir juntos en cuanto el encontrase un buen trabajo de lo suyo, pero ya habían pasado meses y no había conseguido encontrar nada. Mi padre se ofreció a ayudarle a encontrar un trabajo aunque no fuese en principio de lo suyo, nos contó que en el sitio donde trabajaba antes había algún ingeniero industrial, y aunque seguramente esa plaza estaría cubierta, podría hablar con su antiguo jefe para que le diese trabajo a Andrés aunque fuese empezando de lo más bajo. Nos dijo que su antiguo jefe, el señor Don Alfredo, siempre le había tratado muy bien y era una excelente persona, seguro que le ayudaría. Mi madre le decía que Andrés debería coger su experiencia sin deber un favor a nadie, que era mejor que mi padre no se inmiscuyera.

Sin que mi madre lo supiese le dije a mi padre que le concertase una entrevista a Andrés con el señor Don Alfredo para entregarle el currículo, mi padre insistió en acompañarle, pero le convencí diciéndole que solo hiciese una carta de recomendación y que Andrés debería ir solo.

Convencí a Andrés de que, al ser mi padre quien lo recomendaba, sería mejor que yo fuese a entregar el currículo y a intentar conseguirle una entrevista personal.

Hace dos meses me planté en la fábrica con el currículo de Andrés con la seguridad de que le conseguiría un puesto de trabajo. Yo no había visto a Don Alfredo desde que era una cría y no me acordaba de él, durante el encuentro de mis dieciocho cumpleaños tampoco lo vi al tener los ojos tapados por el antifaz, solo lo sentí dentro de mí y sobre mis pechos y cara al abofetearme. Cuando me recibió, con una sonrisa amplia y exquisita educación, me sorprendió ver que no aparentaba los sesenta y un años que tenía, era un señor que mantenía el atractivo, alto, delgado a pesar de sus años, y con una dentadura muy cuidada, eso me llamó la atención, junto a sus grandes manos, aquellas con las que me golpeó.

-“Hola María, ya me ha puesto tu padre en conocimiento lo de tu novio, ¿es un chico formal y se piensa casar contigo?

-“Es nuestra intención”, le respondí.

-“¿hasta dónde serás capaz de llegar?”, me preguntó Don Alfredo,

-“Hasta donde usted me mande, Don Alfredo”.

-“Pues ya puedes comenzar, tranquila he ordenado que no me molesten y nadie va a entrar”, me dijo mientras se bajaba la cremallera del pantalón y sacaba su monumental tranca.

Me agaché introduciéndomela hasta donde pude, yo la recordaba grande, pero ahora me la pareció aun más, sería que aquel día de la casa en el campo no la vi, solo la noté y después de que me hubiesen introducido otras grandes pollas, aunque ninguna llegase al tamaño de esta.

-“No le has pedido a tu madre que te enseñe, ya iras aprendiendo, pero sabes, te tienes que ir esmerando, y a saber controlar las nauseas, me gusta que te llegue a la garganta. Bueno, ahora vamos a hacer otra cosa, pero sabes que aquí no puedes gritar, súbete la falda y quítate las bragas, cada vez que yo te requiera tienes que venir con unas braguitas usadas, que huelan bien a ti, me las darás para que yo tenga un recuerdo del olor de tu coño entre visita y visita”.

Metió las bragas en el cajón y me colocó con la barriga y el pecho sobre la mesa del despacho dejándome el culo en pompa, se metió dos dedos en la boca embadurnándolos de saliva y me los introdujo en el ano; yo ya me había preparado algo pensando en que podía darse esta situación poniéndome un enema para quedar limpia por dentro y lubricándome. Me introdujo lentamente su enorme miembro por el ano, daba igual lo lubricado que lo tuviese, el dolor era exagerado, pero me reprimí y no solté ninguno de mis deseados gritos. Al minuto de estar deslizándola dentro de mis tripas ya se me había disipado gran parte del dolor, tardó unos cuatro minutos en correrse dentro de mí. Tras sacármela de dentro me ofreció unas toallitas húmedas para que me limpiase, estas quedaron manchadas por la sangre y algo de semen.

-“Que mañana venga tu novio a las ocho de la mañana, empieza a trabajar, lo va a hacer de peón, pero según como él trabaje y como tú te portes irá poco a poco ascendiendo. Ahora vete rapidita a casa a lavarte bien y te pones unas bragas limpias pero no tardes, porque yo tengo una polla muy lechera y dentro de poco te van a caer por las piernas abajo mi corrida mezclada con sangre, ya te acostumbrarás, a tu madre también casi todas las veces que le partía el culo sangraba un poco, es que ya has visto y sentido que lo tengo no es muy normal, pero en un día ya no sangras y todo vuelve a su tamaño, bueno, que te voy a contar que tu ya no sepas, de lo que pasó hace unos meses seguro que recuperaste pronto, seguro que tu noviete te pudo follar a los pocos días, y seguro que mientras te lo hacía te acordabas de mí. Este próximo sábado no quedes con nadie, a tu novio le tocará trabajar de tarde y tú conocerás a un pequeño grupo de amigos míos, ¿no te importará que te los presente?, después te lo gratificaré con una buena propina; hasta que te cases ese dinerito es para ti sola, después se lo daré a tu marido como gratificación por usar a su mujer. Ah, se me olvidaba, si no los usas, debes empezar a tomar pastillas anticonceptivas, no me gustaría preñarte, ni que ninguno de mis amigos lo haga”.

Llevo estos dos meses siendo la putita de Don Alfredo, y de sus amigos, a pesar de su edad es insaciable, al menos lo tengo que visitar cada dos días, después de cada visita me compro unas braguitas nuevas que no me las quito hasta el siguiente encuentro, a Don Alfredo les gustan así, que huelan a muy usadas. Al pobre de Andrés siempre le pone al menos una tarde de fin de semana trabajo, siempre hago el amor con él el día anterior, porque durante el turno de Andrés me reúno con Don Alfredo y sus amigos y necesito dos o tres días para recuperarme de esos encuentros.

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