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Profesora haciendo historia (3)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Mi relación con Bernardo era puramente sexual, creo que nos teníamos el afecto necesario para disfrutar juntos pero nada más. Y yo nunca dejé de pensar que había algo de mercenario de notas en él, pero muy poco y sin egoísmos.

Un día me contó que algunos compañeros de la clase, lo que según él me deseaban tanto, estaban preocupados por las notas y dependían de aprobar el próximo examen. Me pidió que los ayudara, si podía darles unas clases particulares. La buena voluntad de profesora se mezcló en mi espalda con la tentación que esos muchachos representaban. Le dije que lo pensaría, por ser prudente. Pero él insistió todos los días con el tema hasta que venció mi resistencia y mi sensatez y terminé aceptando. Acordé con los compañeros de Bernardo que pasasen por mi casa el sábado próximo por la tarde. Me arrepentí enseguida pensando lo que Bernardo les habría contado de lo que hacíamos allí, pero era tarde.

Puntualmente llegaron los tres. Carlos, alto y rubio, Víctor, pelirrojo y simpático, y Guillermo, el más serio del grupo, todos mayores de edad. Todos bien formados como jugadores de rugby, y tan arreglados como si fueran a tomar la comunión. Al verlos pensé; qué cara de niños felices entrando a una juguetería.

La tarde transcurrió en orden, nos dedicamos al estudio con seriedad. Hubo por supuesto alguna broma inocente y muchas miradas hacia el escote de mi blusa abotonada por delante. Me levante a alcanzarles un refresco y al inclinarme para servir mis tetas quedaron tan expuestas como fijas sus miradas en ellas. Así de fijas, pero en mi culo apretado en una falda abotonada, también estuvieron cuando retiré los vasos y marché a la cocina. Los tres se aparecieron allí para ayudarme a lavar y ordenar, y sentí algunos roces sobre mu cuerpo que no parecían ser accidentales.

Al regresar al living les propuse dejar la clase de apoyo. Me pidieron que charlásemos un rato y si podían servirse algo del bar. Les dije que sí, sin pensarlo mucho. Conversamos e varias cosas, el colegio primero obvio, pero todo derivó en sus relaciones con las chicas. No se encontraban conformes con ellas y lo complicadas que eran. Pensé que eran jóvenes para decirles que por el resto de sus días iba ser así.

De pronto Guillermo, recorriendo la biblioteca me dice:

-Profe tiene le jugo de Twister!

-Si- contesté- es casi una reliquia, no pensé que lo conocieras.

-Nunca lo jugué, pero me han contado que es divertido.

– Sí, depende de con quien se juegue.

-Que quiere decir con eso?

-Bueno que hay que conocerse un poco para retorcerse y rozarse con las posiciones del juego.

-Podemos jugarlo?- dijo Víctor- Nosotros ya nos conocemos

-Es una tontera- les dije- además hay que descalzarse para jugar sobre el tablero.

-Dele profe, juguemos un rato- terció Carlos

No se cómo me dejé convencer, pero al rato estábamos contorsionándonos en el tablero. Debo admitir que estaba divertido pese a que el juego nos había acalorado y mi escote brillaba como un farol.

En una vuelta quedamos en una posición difícil. Yo estaba con mi cadera de costado, pero mi espalda sobre el tablero. Carlos había quedado en cucharita conmigo, mientras Víctor tenía su cara a centímetros de mi entrepierna y Guillermo hacía un puente dejando su bulto frente a mi cara. Quise levantarme pero lo empeoré. Me giré mis caderas y mi culo sintió el bulto de Carlos apoyándome, mi pollera se abrió por delante exhibiendo mi sexo entangando para Víctor y Guillermo se cayó frotándome el bulto en la cara. Nos reímos pero nadie se movió.

Guillermo que estaba en cuatro patas bajo su cabeza para mirarme y me dijo: -Está muy linda así, pero podríamos mejorarlo- Entendí rápidamente lo que quiso decir y lo atrapada que estaba. Atiné a desafiarlo –Cómo lo mejorarías?

Sin decir nada aflojó su pantalón, liberó su enorme verga en mi cara y comenzó a frotarla. Me gustó sentirla así. Carlos me bajó la bombacha y con su pija también desnuda comenzó a frotarla raja de mi culo, mientras Víctor comenzó a chuparme la entrepierna. Ronronee de placer como una gata y me metí en la boca la verga de Guillermo, que lentamente empezó a moverse en mi boca. Carlos rozaba su verga en mi culo y me metía unos dedos mojados, mientras Víctor se tragaba mi cosita entera. Jugamos así un rato hasta que me levantaron y empezaron a desnudarme. Cuando soltaron mis tetas los tres se prendieron a chuparlas y lamerlas mientras me frotaban el culo.

Los tres parados frente a mí lucían sus vergas jóvenes y grandes. La de Guille parecía la más gruesa y tentadora pero las de Carlos y Víctor eran más venosas. Le di un beso de lengua a cada uno mientras me manoseaban las tetas, la verga y el culo. Me hicieron arrodillarme para que se las chupara. Empecé por la de Carlos, mientras Guille frotaba la suya en mi cara y Víctor me hacía pajearlo. Se las chupé y pajee a los tres deliciosamente. Se acercaron para frotármelas en la cara y luego para que las lengüeteara juntas, me tomaron de la cabeza para guiarme. Estaban gozosos, el sudor del juego les daba más sabor.

Carlos se sentó en el borde un sillón y me llevo del pelo a tragarme su verga. Víctor empezó a chuparme el culo y meterme los dedos, mientras Guillermo se masturbaba y me sobaba las tetas. Carlos me agarró la cabeza y me hizo tragar su verga hasta la garganta, luego empezó a movérmela cogiéndome la boca y diciéndome -Así putita así… te gusta que te cojan la boca eh?- Lo miré a los ojos con satisfacción y deseo, empezó a moverse más rápido. Mi baba caía hasta mis tetas apretadas entre las manos de Guille. La saliva llegó hasta mi entrepierna y los dedos de Víctor que así mojados los metió en mi culo – que rico culo tenés, para abrírtelo así -Carlos se detuvo antes de acabar y me beso en la boca, los otros dos se abrazaron a mi lamiendo mis mejillas.

-Profe que rica mina resultó

-Toda para ustedes- les dije.

-Toda para lo que queramos?- dijo Carlos

– Si- les dije- soy para ustedes

-Sos nuestra puta… -dijo Guillermo

-Muy puta para mis chicos vergones

Mis palabras los excitaron más. Me pusieron boca arriba al borde de un futón. Me escupieron y me frotaron el culo y metían sus dedos para ablandarlo. Mientras Víctor se montó sobre mí y frotó su verga en mis tetas, yo las junte y apreté para que se pajeara en ellas; la cabeza húmeda salía y llegaba hasta mi lengua.

Carlos me metía cuatro dedos y decía -Profe que culazo tiene y se abre lindo- mientras Guille me escupía el aro manoseando mis huevos. Después de un rato, me levantaron y me pusieron en cuatro.

-Te vamos a coger Profe Putita- Dijo Guille

-Que rico chicos- Conteste

-Te vamos a abrir el orto mamita- …-Y te lo vamos a llenar de leche- Prometieron Carlos y Víctor

-Si, quiero eso… Su profe putita se los ruega.

Guille me penetró primero mientras Carlos me hacía tragar su verga hasta la garganta –Tragátela toda putita linda, dale que te gusta-. Víctor encantado con mis tetas seguía sobándomelas. La verga de Guille me abría el culo, se sentía más grande de lo que se veía. Me encantaba tenerlos a los tres sobre mí, gemía y hacía mohines por ellos.

Guille acabó dentro de mí y le dio paso a Víctor que me la enterró de una, haciéndomela sentir hasta el fondo. Le dije a Guille –Dame esa pija enlechada en la boca, quiero tu leche – y me la trague toda, estaba sabrosa y caliente. – Si tómese toda la lechita profe – Después hice lo mismo con Víctor y a su tiempo Carlos, se contuvo y acabó en mi boca y cara. Estaban excitados aún y yo también. Cubierta y llena de leche, que escurría por mis piernas les agradecí –Son divinos chicos y que rica lechita me han dado-

-Profe usted no acabó…- Dijo Carlos

– No. Pero me han cogido muy bien. Los quiero mucho chicos-

-Tiene que acabar profe, dele aflójese… – me pidió Guille

-Dele hágase una paja para nosotros… -Rogó Víctor

-Bueno… no se… A ver Carlos andá a mi cuarto y tráeme un dildo con forma humana…

Carlos volvió con el enorme aparato y me lo acercó.

-No- les dije sentada al borde del futon con las piernas abiertas y recogidas –Pónganmelo ustedes.

Se miraron encantados y empezaron a meterlo despacio. Mi culo estaba dilatado y lleno de leche así que entro fácil. –Muévanlo como si me cogieran… ahhh así así…- Les encantó el juego y disfrutaban con el mete y saca. Yo me volví a calentar y a gemir, cuando Víctor me dijo – Dale profe, la paja prometida-. Me empecé a masturbar para ellos con el dildo en mi culo, en manos de Carlos. Víctor y Guille se arrodillaron a mis lados y me hicieron chuparles las vergas mientras miraban cómo me jalaba. Para encanto de todos acabé un montón.

-Eso profe. Que linda putita es – Decía Carlos mientras juntaba mi leche me la daba en la boca.

-Su putita esta para complacerlos.

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