Es mi prima hermana y en ese entonces 2016 ella tenía 20 años, aunque tiene un físico más que excelente sin importar que este un poco llenita, eso no impide que se le puedan apreciar sus atributos físicos como sus enormes senos y su gran culo, sus curvas me vuelven loco también, mencionando que tiene la piel clara, tiene una familia con muchos hermanos y mi tía solamente, porque su papá falleció cuando mi prima era muy pequeña, desde entonces sus hermanos se hicieron cargo de ella. Tienen un negocio familiar al cual me invitaron a trabajar cuando tenía 15 años, trabajaba solo los fines de semana, que por cierto me quedaba a dormir durante el viernes y sábado, de vez en cuando también el domingo, cuando no tenía tarea o simplemente no me importaba faltar al día siguiente. Yo accedí porque era joven y quería comprarme cosas que no necesitaba para satisfacer esa necesidad capitalista de poseer algo con el esfuerzo de mi sudor, pero bueno, desde ese entonces ella tenía 13 años por diferencia de meses.
Había notado de reojo como se había desarrollado físicamente, todos sus atributos que mencioné antes y eso que usaba ropa gruesa como camisas jersey y pantalones de mezclilla gruesos, no impedía que se pudiera apreciar sus senos que si estaban grandes en ese entonces, ahora imagínense cuando tenía ella 21 que fue cuando le hice el amor por primera vez, ya voy para allá, pero primero debo mencionar que nos llevábamos muy mal cuando yo empecé a trabajar con su familia, ella no se dejaba de nadie, trataba de imponer esa actitud de chica ruda y mal hablada como no se imaginan, y como mencioné, empecé a notar como se desarrollaba porque era puberto aún y me causaba mucho interés el sexo puesto aunque fuera un familiar, eso sí, nunca llegué al grado de masturbarme con ella en ese entonces, pero todo cambió con el pasar de un año aproximadamente.
Creo que nos volvimos más maduros para nuestra edad e hicimos las paces, nunca lo dijimos, solo se dio espontáneamente. Ella empezó a mostrar cercanía poco a poco conmigo, ya no me insultaba, ni arrojaba cosas ni me gritaba como las primeras veces.
Éramos tan unidos que hasta me pedía que la encaminara cuando iba a ver a su novio, aunque no duró mucho en esa relación toxica, entonces yo estaba ahí para consolarla, ahí supe que me importaba más de lo que debería, como si fuera la hermana pequeña que nunca tuve, y eso que yo soy el menor de mi familia, todo continuó normal hasta que llegó el año 2016, yo con 23 años recién cumplidos y ella con 20, empezaba un nuevo ciclo en mi vida, ahora era oficialmente universitario, ella solo acabó la secundaria y se metía a estudiar a cursos de belleza, peinado y ese tipo de cosas, a veces me usaba a mi para practicar y pintarme el pelo de colores, cortarme el cabello, me conformaba con cualquier caricia de ella aunque fuera subconsciente.
Ahora nos tocó dormir en una misma cama, pero ahora solos yo y ella, el primo mayor ahora dormía en su habitación, la cual estaba ocupada por otro familiar anteriormente, ahora mi prima estaba dormida y con una pijama de botones color rosa pastel, se puso en la misma posición que la primera vez que le acaricié sus pechos, ahora todo era diferente, ahora éramos mayores de edad, más sabios, más desarrollados y sin ninguna pizca de culpa, empecé a desabrochar los botones ligeramente y dejo ver un sostén rojo que reflejaba exactamente la pasión que estaba sintiendo en mi ser.
Quería hacer lo que quisiera con esos pechos, trate de meter mi mano por debajo del brassier y solo alcancé a tocar un poco, estaban tan suaves y cálidos, ella empezaba a respirar más rápido pero todo se vio interrumpido cuando escuché la puerta de una de las habitaciones abrirse, típico cuando alguien iba al baño de madrugada, me sentía tan frustrado que tenía que aliviarlo masturbándome en el baño mientras pensaba en esos enormes pechos.
Paso alrededor de una semana o dos cuando mi prima me pidió que ayudara a mover su cama ahora en un rincón donde estaba más oscuro, pegado a la pared, la cual podías poner una cortina para que no diera la luz del día o de algún "curioso" que fuera pasando por ahí.
Mi familia nunca vio mal que yo me durmiera con mi prima y eso me daba más chances de lograr algo, entonces en una noche desde la nueva perspectiva de la cama me atreví a meter la mano por debajo de su camisa celeste que traía en ese instante, subí poco a poco hasta llegar a sus senos cubiertos por un brasier, noto que se mueve mi prima bruscamente y me asusté pensando que me había "descubierto", pero solo note que metió sus manos debajo de su camisa como si se hubiera acomodado sus senos, pero eso no me detuvo y volví a intentarlo.
¡No lo podía creer, ahora sus jugosos y enormes senos estaban descubiertos!, empecé a acariciarlos suavemente, sintiendo como sus pezones de hacían cada vez más duros mientras se aceleraba su respiración, empecé a amasarlos como si fuera masa de harina, cada vez más fuerte, luego los dejé al descubierto, acercando mi rostro para sentirlos, olerlos, acariciarlos con mis labios, chuparlos, mimarlos y mordiéndolos ligeramente, de repente se abre otra puerta, yo la tapo de inmediato para que no nos descubrieran y así fue, entonces ella se queda de lado, pero noto que ya estaba cansada porque no seguimos haciendo el "juego" ya era tarde, casi las 5 de la mañana, mejor nos dormimos.
Al día siguiente todo como si nada, trabajamos y convivimos como siempre, como si nada hubiera pasado, pero ahora deseaba que llegara la noche más que nunca para repetir lo que habíamos dejado pendiente, cuando esperas algo como eso y ya lo tienes asegurado el día se te hace eterno, sientes que nunca llega la noche, pero sabes que sucederá.
Llega la hora de dormir, luego de un rato de ver películas, que es lo que acostumbrábamos a hacer casi todas las noches, nos acostamos y después de un rato comienzo a tocar sus grandes senos otra vez, primero por la superficie, luego le levanté su camisa y los dejo descubiertos, me abalancé encima de ellos y los comencé a chupar y succionar como si fueran frutas, llenándolos de saliva y notando como se endurecían sus pezones, empecé a lamerle el cuello por igual y pasando mis labios por su boca, besándola apasionadamente, bajando más y más, pasando por en medio de sus senos, luego por su estómago, ombligo, su short que nunca faltaba para dormir lo bajé con una mano y se lo quité todo, dejando ver su vagina con vellos muy suaves y color café, pase mi lengua sobre ella, comiéndomela toda, haciendo que se mojara,
Se empieza a voltear boca abajo, pero yo no suelto su short en ningún momento, bajándoselo, viendo en todo su esplendor sus hermosas y blancas nalgas, empecé pasar mi rostro suciamente sobre ellas, oliendo y lamiéndole todo su culo, luego de un rato haciendo eso, mi verga ya no aguanta más y la saco para que saliera a tomar aire, restregándola en su enorme culo y arrimándosela sin intención de cogerla, hasta que se me pasa la mano (la verga más bien) y se la meto por su vagina.
Entonces noto que se revienta algo, la saqué y tenía apenas una gota de sangre, pero ella se despertó de inmediato, revisando sus partes, se levanta de volada al baño con su short en mano y sus nalgas al descubierto, se encierra y pasan unos minutos, me pongo muy nervioso y me gana el sueño. Noto que sale del baño pero trato de hacerme el dormido, en eso que ella se acuesta en la cama, me dice "¿Qué fue lo que hiciste?" y yo no sabía que responder, en eso ella repite la pregunta, pero con más agresividad y me da un golpe en los testículos y yo solo respondí con dolor "No era mi intención", no responde nada y se vuelve a dormir.
Me invadió la culpa durante esa noche y al día siguiente, pero ella seguía como si nada, como si nada hubiera pasado, pero yo si estaba inquieto porque técnicamente hablando le quité la virginidad ¿no?, los dos estábamos conscientes de ello, pero ahora si estaba nervioso porque llegara la noche otra vez, lo cual pasó, pero ahora no estaba de humor para lo de la noche anterior.
Solo decido dormir, pero ahora noto que ella se "durmió" acomodando sus manos de otra manera, yo estaba boca arriba y me había dormido con un pantalón de mezclilla, ella tenía su mano justo en mi bulto, entonces es inevitable que se me empiece a parar y a ponérseme dura, porque ella empezaba a acariciármelo con los pantalones puestos, cada vez más fuerte hasta que me empieza a desabrochar el cinto del pantalón, me lo quita y después desabrocha el botón, baja el cierre poco a poco, deja a la vista mi bóxer y finalmente lo baja dejando al descubierto mi verga, la empieza a agarrar firmemente, apretando un poco, entonces empieza a mover su mano de arriba a abajo aunque de manera inexperta, yo tuve que guiarle su mano porque me empezó a lastimar un poquito, así hasta venirme "manchando" en el proceso sus manos, su ropa, mi pantalón y un poco de las sabanas en esa explosión de semen tan satisfactoria.
Se lo agradecí lamiendo sus pechos y haciéndole sexo oral, no había resentimientos entre nosotros, luego de unas noches de "práctica" ya me la jalaba como una experta, no nos cansábamos de hacer lo mismo todas las noches, un recuerdo gracioso de eso es que cuando estábamos en invierno ahí llegaba mucho el frío por estar en la mera sala, ella me saco el pene y todo pero lo tenía tan flácido como una pasa y ella pregunta "¿euu que es esto?" mientras lo sostenía ahí, mi amiguito flácido del frío mientras me lo estiraba para ver si así se paraba.
Hasta que dejé de ir un tiempo por cuestiones de estudio y sobrecarga de tarea en la Universidad, no me deprimía en lo absoluto, siempre aunque la distancia nos separara mi prima y yo siempre nos escribíamos, ella me preguntaba que como estaba, que hacía, siempre me procuraba y me preguntaba cuando iba a ir, yo le decía que pronto, solo necesitaba tiempo, así fui de paciente hasta que pude volver a trabajar otra vez, allá y estar cerca de ella.
Ahora que uno de sus hermanos se había mudado, tenía un cuarto para ella sola, desde ahí pensé lo impensable, que podría tener la oportunidad de hacerla mía antes que nadie, pero ahora en serio, pero había un pequeño obstáculo, cada que me iba por un tiempo siempre había novedades, ahora unos sobrinos pequeños se iban a quedar y más cuando estaban de vacaciones, por lo que era común que el mas chiquillo quisiera quedarse con ella en su cuarto. Me ponía un poco celoso pero no era para tanto, la paciencia tiene su recompensa, eso hasta que una noche se dio la chance y le dijo al niño que no podía quedarse con ella, haciendo un berrinche típico de niño chiflado, pero nadie pensaba mal en ningún momento.
Ahora en su cuarto veíamos películas a gusto, si teníamos hambre hacíamos de cenar, y nos desvelábamos conviviendo y riendo de nuestras cosas de vida. Y ya en la noche como si fuera nuestra rutina volvíamos a las andadas, primero ella me daba un masaje con crema, luego ella me pedía que le devolviera el favor, me ponía encima de ella, levantaba su camisa hasta arriba, le aplicaba crema o a veces aceite de bebé, luego empezaba a acariciarle la espalda, con ligeros toques y caricias, también amasaba como si fuera harina, bajaba un poco mis manos y le acariciaba el culo y las piernas con esos shorts tan cortos, pero ella seguía platicando como si nada conmigo.
En cierto momento alcanzaba la relajación máxima, y ahora se transformaba en un masaje erótico, bajándole ese ligero short por completo, dejando al descubierto sus nalgas weras para mi solo, lamiéndole todo, hasta el ano, uno caliente hace cualquier locura por quien quiere de verdad, se volteaba para que jugueteara con sus senos y finalizaba comiéndome toda su vagina mientras apretaba mis manos contra sus senos en una posición muy comprometedora mientras respiraba agitadamente y gemía en silencio, aprisionándome con sus piernas impidiéndome apartarme de su dulce y húmeda panochita hasta llegar al clímax, ¡por dios, pero que sensación!.
Lo seguimos repitiendo hasta que ella cumplió 21 años y yo con 24 sentía que podía cogérmela, solo quería estar 100% protegido, así que entre semana fui al Benavides más cercano, me daba vergüenza pedir unos condones porque nunca había pedido unos y había mucha gente ese día, aunque por suerte estaban en un estante, pudiendo tomar los que quiera, así que tomé 3 paquetes porque estaban al 2 x 1 (nunca se sabe) y me ahorraban ir más veces a la farmacia, pero ahora puse en marcha el plan, nunca se lo dije a mi prima, solo esperaba que llegara el momento, se me hacía eterna la semana y solo quería que ya fuera viernes.
Ya llegado el día estaba tranquilo por fuera, pero con un poco de nervios en el exterior cuando estaba con ella, no podía evitar la satisfacción de que ninguno de sus novios de entonces había estado así de cerca como yo lo estaba, su mayor amante era su propio primo carnal. Nuestra convivencia nunca se vio afectada en la realidad por más apasionados que se volvían nuestros encuentros en la intimidad. Esa era nuestra noche, de alguna manera ella lo sabía porque me avisó que se iba a bañar y yo ya lo había hecho una media hora antes, ya no aguantaba más la presión así que me masturbé para calmarme un poco y vaciarme jaja.
Ella volvió y se veía bellísima y más escultural que nunca, con una ligera camisa que dejaba notar sus pezones parados y un short que parecía más bien uno de esos boxers de mujeres muy pequeños y ajustados, no decía mucho, solo se secaba el cabello frente al espejo y de reojo notaba que me sonreía coquetamente mientras me miraba ahí abajo.
Hablamos un rato y luego apagamos las luces y fingimos dormir unos minutos, luego tomé la iniciativa y le descubrí sus pechos la besaba mientras los acariciaba y también a su cabello que ahora lo tenía rubio, le besaba y lamía el cuello, sus orejas, sus mejillas, le metía la lengua hasta adentro de su boca mientras besaba sus carnosos labios, mi piel no es muy morena, pero si contrastaba al contacto con su piel clara y recién bañada, se le impregnó ese olor ligero de hierbas aromáticas del shampoo lo cual me excitaba aún más; sus piernas las levante y las apoyé sobre mis hombros con una mano mientras que con la otra le quitaba ese short poco a poco, lanzándolo por ahí y abalanzándome en su panocha dulce y con olor a flores literalmente.
Empecé lento progresivamente hasta juguetear con mi lengua por sus labios menores y mayores, sintiendo sus vellos púbicos rozando la poca barba que yo tenía, entonces estaba listo, me acerque y le susurré al oído "¿quieres que te lo haga?", respondía con un susurrante "Si", le pregunte "¿si quieres? ¿quieres que te la meta hasta adentro?" a todo me respondía que sí.
Saqué uno de los condones que compre y lo abrí inmediatamente, me lo puse inexpertamente porque era la primera vez que usaba uno, recuerdo que la tenía tan parada que se transparentaba todo el condón hasta tal punto que no parecía que trajera uno puesto, ya no aguantaba así que nos acomodamos en la posición de misionero, abrió todas sus piernas y ahí la penetré de una estocada, lentamente, en unos segundos estaba adentro de ella, y ella soltó un gran suspiro mientras me agarraba con fuerza con sus manos, apretando mis brazos y acariciando mi pecho, mis vellos púbicos y mis huevos.
Nos empezamos a besar apasionadamente a la vez que yo aumentaba la velocidad, metiendo y sacando más rápido cada vez, era tan rápido como los actores porno, y como estaba yendo al gimnasio en ese entonces si me ayudó la condición que adquirí, me aparte y entonces ella se volteó poniéndose de "perrito" ahí aproveche para hacérselo por detrás muy duro. En cada posición duramos sin exagerar unos 15 minutos, luego se cambió otra vez a misionero, pero ahora levantando una de sus piernas encima de mi hombro, dejando que entrara más de mi verga en su cavidad, besándonos y disfrutando sus senos a la vez, los dos gemíamos pero susurrando soltando grandes suspiros, aun así se escuchaba un poco del "mete saca" por la habitación, por eso prendíamos el "abanico" para disimular el ruido. Ni siquiera sentíamos el frío que emitía el aire por los calientes que estaban nuestros cuerpos.
Para finalizar se puso de lado ahí la tomé por el culo mientras tenía mis dos manos amasando sus senos, continuamos así por otros 5 minutos más a gran velocidad hasta que por fin acabé lanzando toda mi leche en su culo salpicándoselo todo, ella tomó un poco y se lo metió a la boca con toda la mano, nos quedamos de cucharita por otros 10 minutos más sin decir nada, solo sintiendo nuestro respirar agitado que se tranquilizaba, luego le puse su ropita otra vez y nos dormimos abrazados el uno al otro.
Fue una noche perfecta que nunca olvidaré, esta fue nuestra verdadera primera vez.
Si quieren saber cómo termina esta historia háganmelo saber y platíquenme una experiencia similar a la mía que sea 100% real, esto que les estoy contando me lo voy a guardar hasta la tumba y ella, ni siquiera tengo el valor de platicárselo a mi mejor amigo, saludos y gracias por su tiempo por leer.