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Primera vez de un adulto (Tercera parte)
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Al volver a casa después de mi primera experiencia con Alfredo, el mexicano, sabía que ya todo había cambiado para mí, era una nueva forma de ver la vida, me sentí liberado de un gran peso que había cargado toda mi vida, podía disfrutar de mi sexualidad plenamente, entregarme a los brazos de un hombre y no dudar o tener miedo de que era lo que quería.

El siguiente fin de semana Alfredo me llamo y me invito al cine, le dije que, si acordamos de vernos para ir a las salas de cine que están en Queens cerca del aeropuerto de Laguardia, es un edificio en un terreno enorme, donde todo es parqueo, muchos árboles y muy privado. Le dije que llegaría en mi vehículo porque en la noche es más complicado viajar en el tren. Gracias a muchos relatos y videos en YouTube aprendí que debía de ir preparado, así que no comí desde temprano, y me lave muy bien por dentro y por fuera por si pasaba algo estaría muy limpio.

Lo busqué para ir a la función de las 10 de la noche, ya que es más privado, llovía a mares, así que cuando se subió al carro se mojó un poco, me sentí emocionado, alegre de verlo, sentí como me excitaba solo de saber que había disfrutado de ese cuerpo y que él había disfrutado de mi cuerpo.

Era maravilloso, se subió saludo y nos fuimos, estaba a punto de decirle que nos quedáramos en su casa, pero la timidez seguía allí, al llegar al cine vimos que había muchos autos estacionados así que tuvimos que estacionar algo lejos y la lluvia se caía más fuerte. Así que decidimos quedarnos en el carro un rato para ver si bajaba la intensidad de la lluvia.

Empezamos a hablar, yo tenía el corazón a reventar y no pude aguantar más, le bese y espere para ver su reacción, que no fue otra que besarme a mí, nos besamos allí en el carro con toda la lluvia cayendo fuerte, sirviéndonos la lluvia de cortina contra las miradas. Le tome de su pene por sobre el pantalón, él se acomodó para que le bajara el zipper, lo cual hice sin pensar, saco su miembro, bello como lo recordaba y así como salió me arroje sobre él, lo metí en mi boca como si fuera una cuestión de vida o muerte, lo bese profundamente, lo lamí, lo saboree desde de la base hasta la cabeza, lo metía en mi boca y lo sacaba, él me estaba cogiendo por la boca, y eso me encantaba, me acariciaba la espalda hasta llegar a mis nalgas, metió las manos por mi dentro de mi pantalón para poder acariciar mis nalgas, me apretaba y fue metiendo la mano por la ropa interior, su mano se deslizo suave por mis nalgas con su dedo medio siguiendo el camino que lo llevaba a mi ano.

Yo deseaba que me acaricia tocara mi centro de placer y sentí que paso una eternidad para que llegara, cuando al fin llego, pude sentir de nuevo la electricidad que me corrió desde el ano por toda la espalda hasta mi boca donde tenía pene muy bien atendido. Me esforzaba al máximo para que el disfrutara. Quería hacerle sentir que yo podía darle mucho placer, creo que esta necesidad de darle placer y de esforzarme por dar placer nació cuando disfrute de ser el pasivo de la relación, creo que una parte de ti despierta y te dice que en cierto modo sos la hembra de ese macho y que es tu deber sacarle la leche cuando el este muy satisfecho.

Me comía su pene con mucho placer, ese olor a hombre, escuchar sus gemidos, sentir que su cuerpo se contorsionaba con cada vez que le pasaba la lengua sobre su glande, me hacía sentir más y más caliente. De un momento a otro el empezó a gemir más y más, y mi cerebro exploto al pensar que vendría su leche, su semen, sus jugos y que los tendría en mi boca, no había mucho que pensar, los quería en mi boca, quería conocer la sensación de su semen corriendo sobre mi lengua y llegando a mi garganta, quería sentir como su pene se hinchaba antes de explotar y como palpitaba con cada lechazo, tal como lo sentí dentro de mi ano la otra vez.

Empecé a masturbarlo más rápido con mi boca, aceleré y le pasaba la lengua, quería hacerlo solo con mi boca, así que con una mano le acariciaba los testículos y con la otra le acariciaba sus bolas, podía escuchar sus gemidos y me excitaba, me enorgullecía y me alegraba saber que lo estaba haciendo feliz, con un mano detrás de mi cabeza me empujaba para que metiera más su pene en mi boca y con la otra seguía gozando de mi ano. La tensión era máxima, podía escuchar la lluvia caer con fuerza, los vidrios estaban cubierto con la condensación de nuestro calor y la lluvia afuera.

Y yo sabía que estaba a punto de llover dentro de mi boca, y en un momento, el placer, la satisfacción el sueño hecho realidad, empezó a expulsar una buena cantidad de leche, sentí su sabor confuso sabor como lejía dulce, al principio me dio un poco de asco y arrepentimiento, después, de un momento solo lo tragué, como si mi vida dependiera de que no escapara de mi boca, le lamí todo lo que pude, seguí comiendo un poco de su pene, pero era difícil para él. Así que pare y me levante, me dijo que le había encantado y que se lo había hecho súper rico. Eso me lleno de placer, pensé soy bueno, pero como siempre quería más. Me pregunto si aún quería ir a ver la película y le dije que no, me pregunto si quería ir a su casa y por supuesto dije que sí.

En el camino le comenté que estaba muy limpio para él, y más bien era porque deseaba que me hiciera suyo. Al llegar a su casa entramos corriendo porque seguía lloviendo, ni bien cerramos la puerta cuando ya estaba encima de mi comiéndome a besos y quitándome la ropa, que maravilla, el me desnudaba y se quitaba la ropa también, me comía a besos y con su ya conocida maestría me giro y me puso contra la pared, me quede de espaldas a él, con mi pecho contra la pared, instintivamente pare las nalgas, pude sentir su cuerpo apretándome contra la pared, su pene jugaba con la culo sin entrar pero se deslizaba avisando que eso sucedería muy pronto, me comía el cuello, los hombres la espalda, me acariciaba y me abría las nalgas, un movimiento empezó a besarme la espalda, bajando por mi columna, sorpresa, su boca se posó en la entrada de mi ano, me lo comía, wow, que sensación, me estaba penetrando con su boca, su lengua, sus dedos, ahora sí, era suyo, todo suyo, en mi vida me imagine esa sensación, relajación y entrega total.

El mundo desapareció en ese momento, podía haber estallado una guerra afuera y no me habría dado cuenta, estaba en otra dimensión otra realidad. No sé ni por cuanto tiempo lo hizo, pero lo goce muchísimo, luego volvió a subir por mi columna. Me beso en el cuello y me pide un segundo, fue a su cuarto y regreso con lubricante, me llevo al sofá, me puso de rodillas en el sofá con cara hacia adentro y con las nalgas paraditas y comenzó a ponerme lubricante en mi anito, mi pido abrir las nalgas y el me lubricaba y metía los dedos, yo gozaba como niño con juguete nuevo. Me saco del sofá y se sentó y me pidió que me sentara sobre el de frente, yo sabía que así podría penetrarme, yo estaría encima podríamos besarnos, era maravilloso. Así que seguí sus indicaciones.

Como la vez anterior sentí todavía un poquitín de incomodidad al empezar a entrar su pene, pero despacito fui metiendo poco a poco, ¡por todos los santos! Que rico! Uf, aun de pensarlo siento ese placer me penetraba y yo me movía lo mejor que podía, tratando de sentir su pene dentro de mi haciéndome suyo, lo besaba, me comía cara, pecho, cuello. Los besos y caricias en mi cuello me hacen temblar de placer, éramos dos cuerpos desnudos gozándose, con la lluvia cayendo como banda sonora de nuestra película, estaba soñando, la excitación era máxima, quería más, siempre quiero más, me pregunta si me gusta, pensé yo, ¿es en serio?

Me encanta, me movía más cada vez que me preguntaba, le decía que sí que deseaba que no terminara, él se esforzaba más y más, después de un rato me empecé a detener, pensé, es tiempo de probar más cosas, lo saque y me levante y me senté dándole las espalda, así podía gozar de otras forma, de nuevo hasta adentro, el disfrutaba, yo gozaba, controlaba mis movimientos, lo llevaba hasta afuera y lo dejaba entrar de una sola vez, eso lo hacía temblar y a mí me derretía las piernas, sabía que terminaría pronto así que acelere, quería sentir su semen de nuevo, realmente lo deseaba, pero quería sensaciones nuevas, así que cuando ya estaba por terminar, cuando ya gemía con fuerza le pregunte si ya venía y dijo que si, lo saque, quería hacer algo sucio y caliente, me acerque y deje que su leche cayera sobre mi cara, me estaba bañando de él, de su elixir, era increíble, porque espere tanto? Le saque hasta la última gota y hasta le pase la lengua para dejarle limpio.

Me fui a limpiar la cara, regrese y me quede allí desnudo con él, no podía dejar de mirar su cuerpo desnudo y pensaba como estaba gozando esta aventura. Después de hablar un rato fui a la ducha para limpiarme, y él me siguió, creo que seguía caliente, yo estaba dispuesto a todo, todo lo que él me pidiera, lo que sea. Así que le deje venir conmigo, en la ducha le enjabone, y el a mí, toda la situación era muy erótica. Rozar nuestros cuerpos bajo la ducha, enjabonarnos, besarnos, tocarnos, trae definitivamente a más calor, más deseos, así que allí bajo la ducha le empecé a besar y a comer su pene de nuevo, el gozaba, podía sentir como gozaba, pero no me dejo hacer mucho, creo que sentía que terminaría rápido y no quería terminar así, me levanto, y ya que su ducha tenía una especia de grada o banca según se vea, pues me puso allí me levanto un pierna y me muy gentilmente me penetro, me dolió un poco, casi como la primera vez, creo que fue la falta de lubricante o la posición, pero así en esa posición de pie me hizo suyo de nuevo, sentía que las piernas no podían sostenerme de pie, era increíble, lo seguía gozando, el agua seguía cayendo, no sé si fría o caliente, mis 5 sentidos estaban al servicio de su pene y sus órdenes, yo trataba de acomodarme lo mejor posible para darle más placer y sentir yo más placer, esta vez fue más rápido, en cuestión de un par de minutos termino de nuevo, era inexplicable la sensación, me sentía muy femenino, muy suyo, muy su mujer, una hembra. En un par de días cambie mi vida para siempre y estoy feliz por eso.

Nos fuimos a la cama él se puso un short y me pidió que me pusiera solo una camisa suya que quedara algo grande y me acostara con él, y así lo hice, pero me quede pensando en eso, y no entendía por qué, después es el me diría sus planes

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