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Primera vez de un adulto (Parte 6)
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Nos quedamos acostados, Alfredo y Manuel a cada lado, Manuel a mi espalda se quedó dormido, Alfredo y yo nos seguimos besando apasionadamente, entre besos y besos, yo acariciaba el pecho de mi Alfredo, las caricias fueron subiendo de tono poco a poco, mi mano izquierda empezó a bajar, parece que tenía voluntad propia, al llegar a su pene, lo empecé a acariciar, lo tocaba y lo sobaba con mucho placer, ese pene era mío, fui besando su cara, sus mejillas, su frente, sus ojos, baje a sus labios donde nuestras lenguas jugaron, me encanta besar, le mordí suavemente los labios, empecé a bajar por su barbilla, su cuello, llegue a su pecho, hermoso pecho de hombre, se le notaba mucho el ejercicio, sus pectorales estaban muy bien definidos, los acaricie mientras los besaba y tocaba por todos lados, los mordisqueaba y seguía el contorno de su musculatura, baje por su abdomen, un abdomen de guerrero, fuerte y duro, seguí las líneas de sus músculos con mis dedos y mis labios, pase por su ombligo, y seguí la pequeña línea de bello fino que baja hasta la base de su pene, con mis labios acaricie su pene desde la base, le pase la lengua, dejando lo mejor para el final, le lamí, bese, acaricie con mi boca, y subí hasta el glande, que suavemente introduje en mi boca, sentí como su cuerpo se estremeció, lo metí en mi boca lo más que pude y con placer lo fui sacando mientras mi lengua hacia pequeños círculos en su cuerpo venoso, me concentre en su glande, que lo puse en mis labios como si fuera una rica fresa de carne, lo introduje y saque tantas veces, gemía y se retorcía, note que Manuel se hacia el dormido y nos miraba con los ojos medio abiertos.

No me importo, seguí dándole placer a mi hombre, Alfredo noto que me detuve un poco y me pidió que siguiera que le encantaba, lo que me puso a mí a mil por hora, seguí en su glande y súbitamente engullí casi por completo su hermoso miembro, trataba de ver su cara, me excita ver su cara cuando estamos haciéndolo, me dice cuanto lo disfruta sin palabras, podía ver como estaba gozando, nuestros ojos se cruzaron por un segundo y me sonrío, volví a comerlo, lo disfrutaba, es maravilloso como la boca se puede convertir en un órgano sexual, porque uno como pasivo también siente placer cuando está haciendo sexo oral, la electricidad de la excitación recorre todo el cuerpo mientras se tiene un pene en la boca, los gemidos de nuestro hombre nos excitan y nos satisfacen, es sexualmente delicioso.

Con mi mano derecha acariciaba su cuerpo, subía hasta su pecho hermoso y musculoso, con mi mano izquierda acariciaba sus testículos, mientras el con una mano acariciaba mi pelo y con la otra acariciaba mi espalda, mi culo estaba al aire, sentía la necesidad de su pene dentro de mí. Pero disfrutaba tanto de darle placer que podía esperar su turno, seguí disfrutando de tan hermoso miembro, parecía que tenía vida propia y no quería separarse de mis labios, y mis labios muy obedientes seguían succionando sus jugos, los 5 sentidos inmersos en dar y recibir placer, mi lengua se deleitaba de su sabor a hombre, mi nariz disfrutaba de ese olor tan particular del pene, mis manos disfrutando de acariciar ese cuerpo que estaba allí para dar y recibir placer, mi ojos se regocijaban del gusto de ver ese hombre y mis oídos me transmitían el placer de sus gemidos y los míos. El sexo se volvía cada más rico y delicioso.

Estaba disfrutando tanto de la sensación de su pene recorriendo mi boca, de mi labios comiendo su carne que no me di cuenta cuando trato de levantarme, hasta que me dijo, “ ven acá” me levante un poco y él se sentó en la cama, nos besamos profundamente, sentí su lengua dentro de mi boca, puse mi mano sobre su pecho y lo empuje a que quedara acostado de nuevo, yo estaba muy caliente, quería todo y lo quería ya, me senté sobre el dejando su pene en entre mis nalgas me movía como si ya estuviera adentro, le bese, sentía su pene tratando de encontrar la entrada y yo movía mi cintura para que él me recorriera por completo el culo, mientras se imaginaba que venía, fui acomodando mi cuerpo a modo que su pene quedara en mi entrada, suavemente fui haciendo los movimientos necesarios para que entrara, tuve que ayudarme un poco con mi mano, y en un segundo, el cielo, su glande ya estaba abriendo mi ano, y mi ano muy feliz abría todo lo que podía para darle la bienvenida, se abrió y atrapo su glande para poco a poco devorarlo, allí viene la increíble sensación del cuerpo del pene recorriéndote por dentro, una caricia interna que te estimula los nervios y provoca sensaciones inexplicables, escalofríos, una gota de dolor, pero un dolor que se puede describir como sabroso, excitado, esperando que llegue al final, es una sensación que dura una eternidad de un segundo, cuando ya tus nalgas descansan sobre su pelvis y todo ese miembro está dentro de ti, te sientes como lleno, completo, no hay manera de rehusarlo, el mundo desaparece y solo te concentras en la sensación que te produce la carne caliente dentro de ti, y piensas como esa carne se hace parte de ti, y sientes el placer que recorre todo tu cuerpo, en ese momento no puedes pensar en otra cosa, solo en como moverte, como lo sientes más rico, buscas que tu punto G interno choque en cada movimiento con su pene para estimular tu cuerpo en todas las formas posibles.

Ya estaba el adentro por completo, lo acomode, lo sentía palpitar dentro de mí, estaba loco por bombearme, podía sentir su excitación y como me deseaba, él quería cogerme y yo quería que me cogiera, baje hasta su cara lo bese agradeciéndole estar dentro de mí, mientras empecé a mover mi pelvis para estimularle, recorrí su cara hasta su oído y le dije que deseaba que me cogiera siempre, que no termine, que me rompa, que me goce como él quiera, que soy suyo cuando quiera y como quiera, parece que eso lo hizo reventar de la excitación y me dijo “sos mío y voy a hacerte mío porque te deseo”, me levante a quedar sentado sobre él y empecé a moverme para sentir sus penetraciones, al principio lo hicimos lento, sentía como su miembro entraba y salía, se hinchaba, como sus testículos se movían al son de pene dentro, yo revotaba sobre él, sintiendo ese pene caliente, gozando, era espectacular, sus manos me tomaban por la cintura y me acariciaban, acariciaba mis piernas, era todo tan excitante, jadeábamos los dos del placer inmenso que sentíamos, por momentos me detenía porque las piernas ya no me respondían y el empezaba a penetrarme fuerte y rápido, uno tras otro, me encanta sentir como él quiere llegar más y más adentro, se esfuerza por darme placer, y quiere sentir el placer de penetrarme, disfruta cada movimiento y lo refleja en su rostro.

Me abraza y me besa mientras me penetra con rapidez y fuerza, me pregunta al oído si me gusta, quiero responder que sí, pero no tengo fuerzas, casi murmurando le digo que me encanta que no pare que me dé más y más. Emito pequeños gemidos en su oído, eso lo excita, puedo sentir como disfruta de escuchar que me hace gemir de placer, mordisqueo su oreja un poco, le doy pequeños besos para agradecer que me haga suyo, siento el glande volviendo hasta la entrada, pero sin salir por completo y luego volviendo a entrar por completo, de nuevo el cuerpo de su pene recorriendo mis entrañas hasta que su pelvis choca con mis nalgas, no quiero que termine nunca.

Nos besamos, nuestros cuerpos se acarician, es increíble el nivel del placer que siento, no me había sentido así jamás, estoy volando en una nube de placer, su pene se vuelve la conexión entre mi placer y su placer, poco a poco vamos los dos bajando un poco el ritmo, ambos sabemos que a ese paso vamos a terminar demasiado rápido, nos detenemos aun con su pene adentro le beso y lo saco, me doy vuelta para a quedar sentado dándole la espalda, de nuevo lo dejo entrar, que rico, el suspira y gime, ahora el movimiento es mío y solo mío, me muevo para arriba y abajo, a los lados, en círculos, siento su prepucio moverse, siento sus manos abrir mis nalgas, quiere ver como entra, eso lo excita, me muevo, que sensación, empiezo un movimiento de arriba abajo frenético, mis nalgas chocan contra su pelvis, me aprieta las nalgas, me da una nalgadas, que sensación, cógeme hasta que me desmaye, mis nalgas se mueven y siento su mirada en mi ano, no lo veo pero sé que está disfrutando de ver como su pene entra en mi ano, lo sé porque abre mis nalgas y me acaricia, me da pequeñas nalgadas, lo escucho decirme que le encanta mi culo, que tengo una nalgas riquísimas, eso me provoca más, siempre lo he dicho, sus palabras me excitan y al mismo tiempo la forma en que me acaricia me hace sentir deseado y eso es lo máximo para mí, saber que ese hombre me desea y quiere poseerme y que disfruta cogiéndome es un afrodisiaco.

No puedo creer lo caliente que estoy no puedo parar, Alfredo se levanta un poco, me toma de la cintura, me hala hacia atrás, quedo acostado sobre el dándole la espalda, levanto mis piernas y el me sigue penetrando, me acaricia, estoy muy muy caliente, mi cuerpo se aprieta, me comprimo, sus embestidas estimulan cada vez más mi punto G, mi pene se hincha y sin tocarme ni un segundo, tengo un orgasmo enorme, la leche salta me cae sobre el pecho, estoy explotando, que rico estoy terminando y todavía su pene me penetra duro, una y otra y otra vez, que maravilla dame más, me agarro de lo que puedo, siento su pene moverse dentro como un taladro, fuerte, constante, mi ano se abre todo lo que puede, esta cansado pero feliz, me mordisquea el cuello y de vez en cuando me dice que le encanta cogerme, que le pertenezco, que tengo un culito rico, que me va a coger todos los días, eso me hace sentir todavía más deseado y quiero darle más placer, mi único fin ahora mismo es satisfacerlo y sacarle toda la lujuria.

Me vuelvo a sentar, y me muevo con fuerza rápido, sus manos me recorren la espalda, las nalgas, me dice lo rico que la esta pasando, y entonces siento como su pene se hincha y empieza a escupir ese rico néctar, me baña las entrañas, me muevo para sacarle todo, no quiero que le quede nada, esa leche es mía y la quiero toda, la sensación es única es como si yo mismo este terminando por segunda vez, los dos jadeamos de cansancio, estamos agotados, estoy que me muero, mi corazón palpita no quiero bajar y él no quiere salir, pero es inevitable, entonces me giro un poco para caer sobre la cama, y me doy cuenta, Manuel sigue allí, haciéndose el dormido.

Estaba muerto pero sentía mi corazón palpitando todavía con fuerza, sentía como los jugos de Alfredo me salían, y los míos los sentía aun sobre mi pecho y abdomen, descanse un rato y me quede dormido, me desperté cuando escuche la ducha caer, abrí los ojos y me di cuenta que Alfredo era quien estaba en la ducha, y entonces me di cuenta que Manuel estaba muy cerca de mí por atrás, sentí entonces como su mano me estaba acariciando mi ano y con una sensación conocida, estaba lubricándome, y sin tiempo de pensar, ya tenía su pene en mi entrada, sentí el preservativo puesto, empujando yo estaba acostado de lado, así que él me había movido dejándome en casi posición fetal, su pene entro sin mucha dificultad, mi ano estaba exhausto pero igual lo dejo entrar, me mordía la espalda, yo gemía, estaba cansado, adolorido, pero parece que la calentura no se termina nunca, pare lo más que pude el culito para que me penetrara sin mucho esfuerzo, lo estaba gozando, puedo decir ahora que no hay mejor sensación que un pene atravesando tus entrañas, con su mano izquierda me abría las nalgas mientras me penetraba, me fue empujando hasta que quede totalmente boca abajo y se puso el sobre mí, agradecí el gesto parando las nalgas lo más que pude porque ya no podía moverme mucho.

Se puso sobre mí con las piernas abiertas y me pidió que me abriera las nalgas, lo hice dejando mi anito al descubierto, el empezó a empujar, la sensación era máxima, al tener cerradas piernas no te deja mucho espacio para abrir el ano, así que cuando empuja duele un poquito pero al estar apretado se siente cada detalle del pene, aun con el condón pude sentir cada centímetro, estaba el casi como sentado, empujando su pene dentro de mí, yo apretaba la cobija con mis manos y con mi boca, estaba disfrutando, empujaba fuerte, suave, rápido, muy lento, era como si estuviera probando como gozar más, y creo que en todas yo disfrutaba mucho, después de un rato me empecé a sentir ya agotado, y el placer ya era un poco de incomodidad, se lo hice saber, empezó a dar fuerte y rápido, cayo entero sobre mi espalda mientras me penetraba cada vez más rápido y más fuerte, me besaba el cuello y me mordía, su manos recorrieron mis brazos hasta tomarme de las manos. Estaba el acostado entero sobre mí, con su pene dentro, su anos agarrando las mías, su cara contra mi cuello devorándome, creo que visto desde arriba parecería un ser de dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas, en un momento empezó a jadear y me dijo aquí viene, pare la cadera lo más que pude y sentí como empezó a darme los empujones de su semen saliendo, fueron varios disparos, me decía que lo rico que lo había pasado, mientras seguía moviéndose adentro y afuera, suave, en un segundo salió, yo estaba agotadísimo, no podía ni girarme, en eso regreso Alfredo y vio a Manuel sacándose el condón cargadísimo de semen, no dijo nada, solo dejo su toalla y le dijo a Manuel que ya era tarde y que tenía sueño. Me levante como pude, me fui a la ducha me bañe, mis piernas temblaban, pero estaba yo super satisfecho, alegre. Me puse un panty cachetero blanco y una camisa y me fui a dormir, dormimos todos juntos, al despertar estaba solo, me levante y no había nadie en la casa, me acosté de nuevo, sonríe para mí mismo y me quede en cama.

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