Os voy a contar como empezó mi historia con una madre de uno de mis amigos.
Casualidades de la vida, estaba sin trabajar y acompañé a un amigo mío a ver a su madre que vive en una casita de campo a unos 100 kilómetros de donde vivimos nosotros. Había ido más veces y la última casi me la consigo follar, me paró ella porque, después de empezar conseguir convencerla por estar todo calientes los dos, no le pareció bien, y decidió pararse y pararme porque era el amigo de su hijo, que no podía ser… blablabla. Os cuento:
Yo ahora tengo 33 años y Bea, la madre de mi colega 57 años, aún ahora sigue estando buenísima aunque a mí me lleva poniendo burro media vida. No es la primera madre de amigos o conocidos que me he follado. Desde siempre me he fijado en las madres maduras de mi entorno.
Bea es morena, de piel siempre bronceada por el sol, unas tetas operadas no hace mucho preciosas y siempre ha tenido un culete de durito y redondo debido al ejercicio que siempre ha hecho y sigue haciendo, ha vivido para cuidarse y se nota. Aparte de una cintura perfecta todo eso acompañado de unas esbeltas y preciosas piernas. Un mujeron que siempre me ha tenido loco.
Yo también me cuido y soy guapete y con un cuerpo normal, pero proporcionado, sin barriga y sin pelos pues me depilo los pocos que tengo por el torso y piernas y el resto todo arreglado también, vamos un poco metrosexual digamos. Además estoy bastante bien armado, cosa que a todas las mujeres les gusta. El tamaño, q decir verdad importa y les gustan las pollas grandes a todas. Jajaja!
Siempre me ha ido muy bien con las mujeres, desde las de mi edad hasta las madres maduras que tanto me ponen.
A lo que iba. Bea siempre me ha puesto mucho y se lo he demostrado con mis miradas y dicho con halagos contantes.
La última vez que estuve aquí con su hijo fue en verano y estuvimos un mes donde aparte de tenerme cada día cachondísimo y empalmado cogimos mucha confianza y ella empezó a entrar en el juego desde la primera semana lo que me hacía pensar que sucedería en cualquier momento lo que yo llevaba años soñando.
Después de veladas de risas y algo de alcohol una noche el ahora marido de Bea y mi amigo se calentaron y propusieron salir a tomar unas copas a una zona de marcha cercana. Al ver que a Bea ni siquiera se lo propusieron, yo también decidí quedarme diciendo que estaba cansado y algo bebido, me dolía la cabeza y me iba a la cama. Me levanté haciendo como si estuviera borracho y mi amigo me acompañó a la cama riéndose de mi borrachera.
– Que poco aguantas ya maricón! Te estás haciendo viejo! Jajaja!! Venga descansa que mañana por la mañana estaremos de vuelta nosotros. A ver si pillo a alguna zorra con ganas de fiesta..
– Pasarlo bien!! Ya me jode pero no estoy para ir de fiesta.
– Desde la habitación vi llegar al taxi y a los dos montarse, en cuanto el taxi salió de la enorme finca y se cerró el portón bajé a por ella.
– Lukas que haces? Estás mal quedate en la cama y pasa la borrachera.
– Estoy perfectamente Bea, para que iba a ir de fiesta si estoy aquí solo con un bellezón como tú.
– Jijiji! No seas tonto anda soy mayor para ti, con la de jovenzuelas que tendrás con esa planta que tienes.
– Pues ya ves prefiero quedarme contigo que ir a ver a otras mujeres a la discoteca.
– Que bobo eres pero es adulador por tu parte me dijo dándome un beso en la mejilla mientras iba a llevar platos sucios a la cocina. La ayudé a recoger y nos sentamos en la terraza con un par de cubatas, seguimos bebiendo y charlando. Ella me contaba cosas de su marido, que era muy celoso y que apenas la dejaba salir, nunca la llevaba con él a ningún lado y además se había acostado con otras, que ella se había enterado.
– No me jodas! Con el pedazo de mujer que tiene en casa, eres un bellezon Bea.
– Gracias por el cumplido, llevo notando tus miradas y oyendo tus halagos muchos años. Se agradece que un hombre como tú se fije en una.
– Ya el alcohol había hecho su efecto cuando ella me hablaba de su vida sexual con él.
– Lleva más de 5 años sin tocarme un pelo pero antes de eso, cuando lo hacía tampoco sentía nada.
– Entre que él no se preocupaba de que yo disfrutara y la pollita diminuta que tiene… jijiji!!
– Jajaja!! Me río por como la has llamado. 'pollita' jajaja. Lo que no me hace gracia es que te tenga así.
-Yaa!! Peroo ya me he acostumbrado a esta vida. Que le voy a hacer?
– Que le vas a hacer? Podrías tener al hombre que quisieras aprovechando ese cuerpazo como Dios manda y a ti te sentaría muy bien.
Levantándome a servir otra copa le seguí diciendo.
– Yo mismo estaría encantado de ser tuyo y hacerte mía siempre que quisiéramos y pudiéramos.
Serví dos copas y puse un poco de música para animar el ambiente y volví para afuera decidido y con la polla un poco dura que se marcaba en mi bermuda pero yo no pensaba que tanto hasta que noté como Bea no levantaba la vista de mi paquete mientras me acercaba a la mesa, si mirada fija en mi entrepierna no hacía otra cosa que agrandarla y endurecerla a cada paso que yo daba y ella ya cuando estaba al lado suyo levantó la cabeza y cogiendo su vaso me dijo:
-Joder! Ya te la había notado grande pero joee. Vaya pollita!! Como la que tengo en casa!! Jijiji!! Igual, igual… Jijiji!
-Jajaja!! También está dispuesta para ti ya ves, no soy el único. Jajaja!!
Se puso de pies, brindamos y dejando quitándome el vaso dejó ambos en la mesa y cogiendo mis manos me llevó a la hierba y empezamos a bailar un poco, enseguida sonó un poco de salsa que ella sabía bailar y empezó a bailar luego una de bachata lo que la animó mucho y empezó a rozarse un poco contra mí que la seguía y la cogía de la cintura para apretarla contra mi y siguiese notando mi pollon duro en su culo y pelvis.
Yo ya no podía aguantarme y agarrando su cintura la detuve con ese culito contra mi polla y empecé a besar y chupar su cuello.
Ella no opuso resistencia y yo seguí a lo mío subiendo mus manos a sus preciosas tetas por encima de la blusa que empecé a desabrochar sin dejar de comer ese cuello.
Quité su blusa dejando su pecho al descubierto, ella se giró y entrelazamos nuestras lenguas con pasión mientras nos magreábamos.
– Vamos dentro. Le susurré al oído, que esta noche es nuestra Bea.
Fuimos a su habitación entre besos, roces y risas.
La tumbé en la cama y la acabé de desnudar admirando su cuerpazo. Me quité la camiseta de tiras y las chancletas mientras ella me miraba esperando a que me quitase las Bermudas. Lo hice sensualmente bajándolas despacio, no llevaba nada más debajo por lo que fue viendo el tronco de mi polla hasta que salió d me golpe mirando al techo. Su cara de asombro me hizo reír y ella me dijo:
– Que grande!! Vaya pollita tienes es más del doble de larga y de gorda que la de marido… uuhh!!!
– Tampoco es muy grande mide 19 cm pero sí que la tengo gorda, por lo que parece más grande.
Acostumbrada a lo que sueles ver, por lo que me dices, pues si es enorme. Jajaja. Y esta noche es toda para ti Bea.
Se sentó en la cama y la agarró con una mano empezando a mamármela con la lengua de arriba abajo mientras su nano subía y bajaba. Así estuvo un rato largo y se tumbó en la cama diciéndome:
-Te toca a ti ahora. A ver qué sabes hacer con una mujer…
-Seguro que no supero tu mamada pero lo intentaré… A ver…
-Jijiji!!
Me lancé a por ese cuerpo y lo empecé a comer entero, pasé mi lengua por todo hasta que llegué a ese coñito perfectamente arreglado y depilado dejando solo un triangulito de pelo encima de su rajita.
Empecé a lamerlo suave y despacito apretándome poco a poco cada vez más contra él.
Enseguida se mojó entera, se empapó aquello como una veinteañera, ante mi asombro al notarlo empezando a lamerlo con ansía me dijo:
-Te he dicho que mi marido no me folla, no que yo lo haya dejado secar. Me toco casi a diario, algunos días más de una vez y que sepas que contigo Lukas me he tocado muchísimas veces.
No te habría hecho falta tantas, yo te quería follar cuando vivías en el barrio, todavía vivía el padre de tu hijo.
Eso la hizo acordarse y pensarse lo que estábamos haciendo y me dijo:
-No deberíamos hacer esto, eres amigo de mi hijo, vaya decepción si nos pilla.
-No se va a enterar le dije tumbándome encima de ella y acercando mi capullo a su muy jugoso coño apuntando a su entrada.
-No está bien no. Además conozco a tu familia…
Puse mi dedo en su boca silenciándola y se la fui metiendo poco a poco.
– Ahora relájate y disfruta susurré a su oído.
– Cuando la tenía entera dentro soltó un gemido de placer y dijo:
– Nunca había tenido algo ni tan grande, ni tan gordo, ni tan duro. Mmmm!
Empecé a follarla despacito mientras ella gemía de placer abrazada a mi espalda y con sus piernas rodeándome también.
Le hice el amor de menos a más, disfrutando ambos cada penetrada. Después de unos 20 minutos más que follando, haciéndole el amor y sintiendo varias corridas suyas acabamos corriéndonos juntos, gritando de placer disfrutando de ese momento.
Mi idea era seguir con ella y follármela duro y la de ella también porque me había dicho que en sus pajas me follaba mucho y bien.
Al contrario de lo que teníamos en nuestra mente caliente ella empezó otra vez con el discurso de moralidad y me mandó a mi habitación a dormir. Me hice un pajón encima de mi cama y ella por los ruiditos que yo oía hizo lo propio.
Vamos que nos quedamos con las ganas los dos. Me llamé tonto mil veces por haber nombrado a su hijo que fue lo que jodió ese esperado momento.
Nosotros nos fuimos a los días pero ahora Bea y yo habíamos intercambiado los teléfonos y seguimos en contacto. Desde mi vuelta cada vez nos llevamos mejor y tenemos mucha confianza. Me cuenta sus cosas y alguna vez nos hemos pajeado escribiéndonos o llamándonos por teléfono. Su marido siguió igual de cabrón con ella, de hecho cada vez más porque la engañaba con otras continuamente. Él era adinerado y por eso pillaba a mujeres interesadas o profesionales directamente. Bea un día le vio entrar a un hotel con sus propios ojos y me lo contó diciéndome que la próxima vez que fuera yo para allí me iba a enterar de quien era ella, que me iba a exprimir.
Estaré encantado de que lo hagas ya sabes mujeron.
Pues ese día ha llegado hace poco más de un mes, gracias a esta pandemia que nos rodea y tanta gente se está llevando por delante. En mi caso ha conseguido que me quede, por casualidades, encerrado con Bea en su casa, ella y yo solos.
Hace poco más de mes y medio fuimos mi amigo y yo a ver a su madre, yo estaba ansioso por volverla a ver.
Llegamos y salió a recibirnos al porche majísima como siempre y sexy como nunca la había visto andar por casa. Una malla blanca hasta sus rodillas marcando su culete y con un top blanco también pegadísimo del que sus redondas tetas parecían querer salir con sus pezones oscuros y duros que se marcaban perfectamente. Por supuesto que no llevaba sujetador y al darse la vuelta e ir hacia la casa delante de mí me di cuenta de que tampoco llevaba bragas. Ella giró su cabeza para ver como la miraba el culo y hasta su hijo (mi amigo) me recriminó en medio risas.
– No le mires el culo a mi vieja tuu!! Jeje!
Fueron pasando los días hasta que un día llamaron al tonto de su marido. Eran su familia, su padre había fallecido y tenía que irse, a Bea le dijo que ella mejor que no fuera porque se llevaba mal con su madre.
Mi amigo que era el único con coche le tenía que llevar y volver. Había unos 800 km de distancia por lo que iría y volvería en dos o tres días.
Vete tranquilo, no tengas prisa, le decía su madre. Yo ya había dicho que no iba a acompañarle porque me caía, por razones obvias, bastante mal el maridito y no quería darle el viaje tampoco en un momento como ese claro.
Mi amigo lo entendió y yo empezaba a ser el hombre más feliz del planeta porque me iba a quedar sólo con Bea y ahora si que, por lo que solíamos chatear, íbamos a follar de verdad.
Al irse salimos a despedirlos fuera y ayudarles con las cosas y antes de montar en el coche mi amigo le ordenó a su madre en medio risas.
– Cuídame al Lukas eh mamá!!
.Que no le falte de nada!!
.Sii!! Vete tranquilo mi niño que yo me encargo contestó mientras su mano rodeó mi espalda y bajó a mi culo pellizcándolo y mirándome sonriendo.
-Lo cuidaré muy bien, no te preocupes, lo único que igual se aburre sin ti!!
Tranquilo por mí compi, que ya me las arreglaré para no aburrirme, vamos hablando!
Se metió en el coche y mi mano fue directo al culo de su madre bajando mi mano con el dedo corazón estirado hasta su entrepierna…
En cuánto el coche arrancó fuimos para dentro de la casa, nos miramos a la cara, sonriendo y empezamos a comernos la boca el cuello con deseo la cogí de los muslos la levanté del suelo llevándola al salón- comedor y apartando las cosas que había tirándolas al suelo la tumbé en la mesa mientras le arrancaba la ropa rompiendo su camiseta y su sujetador, ella también tiró de la mía hasta romperla y desabrochó con nervios los botones de mis vaqueros bajando de golpe pantalón y calzoncillo hasta la rodilla para agarrar con fuerza mi polla y pajearla. Yo bajé y quité rápido sus mallas y empujándola mientras magreaba sus tetas la tumbé en la mesa y se la metí de un golpe empezando a embestirla a lo bestia resoplando como un animal. Ella daba unos alaridos de placer y gritos de:
-Aahh!! Sii!! Dame pedazo de cabron!! Aah!! Ooh!! Siiiii!!
Seguí embistiéndola, sus tetas se movían al rito casi tocando su barbilla, sus piernas rodeaban mi cuerpo atrayéndome hacía su cuerpo con fuerza. Seguimos así hasta que nos corrimos entre gritos alaridos e insultos…
La corrida fue bestial… que placer concentrado. Como habían explotado nuestros cuerpos. Puro fuego. Sudando como locos y sonriéndonos nos fundimos en un calentísimo abrazo.
Fuimos a la cocina a beber algo y nos sentamos a charlar en la mesa como lo buenos amigos que somos sabiendo que teníamos varios días por delante para nosotros solos.
Yo hacía un par de meses que me había dado cuenta de que lo nuestro era más que sexo, o yo sentía así. Me estaré enamorando? Me preguntaba a mi mismo mirando a los ojos a esa mujer maravillosa y bellísima. Estuvimos solos tres días disfrutando de nosotros. Charlas, risas y mucho sexo como podéis imaginar. Seguimos quedando de vez en cuando ya que ella al final dejó al imbécil pichacorta ese y ha vuelto al barrio donde nos es más difícil quedar a escondidas. Aún y así ya encontramos ratos para desfogar juntos.
Me tiene enamorado pero jamás se lo diré porque eso sí es un amor imposible.