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Por el ano
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En cierta ocasión, Fernandito (mi amigo con derechos) me manda un mensaje por la mañana, mientras estaba en el trabajo. Primero era para darme los buenos días, pero aparte, me manda un video en donde aparecía una chica disfrutando de sexo anal. La verdad es que yo jamás lo había practicado.

Me propuso que al siguiente viernes fuéramos a coger por la mañana, que él ya había pedido permiso y sí se lo habían otorgado; que yo hiciera lo mismo porque el viernes me quería coger por el culo. Algo dentro de mí me motivaba a hacerlo, pero al mismo tiempo me daba algo de temor.

En ese momento (recuerdo que era martes) platiqué con don Armando, mi jefe, para solicitarle el día viernes. Al principio se negó, pero acercándome a él, abriendo las piernas y dejándome tocar algo de mis piernas enfundadas, obvio, no pudo negarse; aunque me aclaró que de alguna forma le tenía que pagar el día. Estuve de acuerdo y en seguida le mande mensaje a mi macho para confirmarle que el viernes estaría libre. Estaba emocionada porque llegara el viernes.

Me quité mi ropa y con mucho cuidado la puse en la cama; sin ponerme ropa interior me puse unas pantimedias de color natural y satinadas, en seguida me puse un traje de baño de una pieza, mis zapatillas y un suéter largo que tiene la apariencia de una gabardina. Eran las 10 de la mañana cuando salí de la casa para encontrarme en la esquina del edificio con Fernandito.

En cuanto subí al coche me pidió que me quitara el suéter, me quedé solo con mi traje de baño, me besó apasionadamente y nos dirigimos a un hotel en calzada de Tlalpan. Antes de llegar al hotel se estacionó frente a una tienda de conveniencia y me hizo bajar a comprar unos condones, así como iba vestida. Lo que pasa es que a él le encanta exhibirme. Todos los que estaban ahí presentes no hacían más que verme el culo, las tetas y las nalgas, y la verdad es que eso me excito mucho.

Cuando llegamos al hotel, me pidió que yo pagara la estancia (claro que con el dinero que me había dado); el chico del motel se sorprendió al verme, me hizo un guiño y me dijo, que bien se ve; yo le sonreí muy sonrojada y le agradecí.

Se acercó a mí y comenzó a besarme por todos lados, comenzando por los pies; le gusta mamarme los pies cuando uso pantimedias. Me preguntaba si me habían visto en la tienda y todo lo que le decía, le prendía más. Me quité el traje de baño y enseguida me rompió las pantimedias de la entre pierna; me comenzó a mamar el clítoris hasta que tuve un orgasmo. Para agradecerle, me bajé hasta su pene que estaba por reventar; le mame por dos o tres minutos hasta que me dijo, ya, no aguanto, dame tus nalgas.

Sacó de su portafolios una botellita con lubricante, se lo puso en el pene; después me puso de perrito y con mucho cuidado y utilizando uno de sus dedos, puso lubricante en todo mi ano, yo sentía frío el lubricante. Le dije, por favor amor, con mucho cuidado, nunca lo he hecho por ahí.

Puso su pene en la entrada de mi ano y con mucho cuidado dio un primer empujón. Me dolió y en automático fruncí el culo. Me decía, no te preocupes, no pasa nada; ponte flojita. Hizo varios intentos. Y como 15 minutos después sentí un dolor bien cabrón, sentía que me partían en dos. Grité y creo que hasta las lágrimas me salieron. Me dijo, ya amor, entró la cabeza.

Yo apretaba las sábanas, mordía la almohada y él seguía entrando; automáticamente mis piernas comenzaron a temblar y el dolor era intenso; sentía que me estaban perforando el alma. Pensé que el dolor no pasaría, hasta que dejó de empujar.

Le implore que no se moviera, que se quedara quieto; pero mis plegarias parece que él no las escuchaba porque comenzó a hacer un movimiento de entrar y salir, muy despacio pero yo me sentía horrible. No tardó mucho cuando sentí su chorro de semen hirviendo en mis entrañas. Y si para entrar fue doloroso, al salir de mí es algo indeseable, algo no me gustó y es que el dolor fue intenso.

Después de hacerlo así, la verdad es que no me quedaron ganas de hacer nada en el momento. Me vestí y me regreso a casa. Llegando a casa me bañé y limpié por completo mi ano. Tiré las pantimedias rotas, me puse mi bata y me recosté, seguía sintiendo dolor y es que me había sangrado el culo.

Si te ha gustado mi historia, házmelo saber con un comentario. Besos.

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