Mi amiga Carmen me indujo, somos amigas desde hace muchos años, desde el instituto, las dos teníamos en ese entonces 39 años y con hijos.
Aquella tarde me llamó y me dijo que nos íbamos de copas con tres amigas más de aquella época, sí, me apetecía, salía poco, la vida con Daniel ya estaba en la rutina.
Me arreglé como siempre, moderna, sin estridencias, pero me gusté, falda corta, camisa blanca de botones, ropa interior sugerente, blanca, con encajes, alto, sujetador con transparencias. Carmen venía también muy guapa, las otras tres a juego, éramos cinco casi maduras con ganas de divertirnos.
Fuimos a un local de salsa, llegamos unas copas para entonarnos y enseguida llegaron moscones y empezamos a bailar.
A mí me encanta, aunque lo hago poco porque ya andaba en las últimas con Daniel y mis parejas casi nunca bailan, las cinco bailábamos sin parar, bailes sensuales, salsa, bachata… Algunos se propasaban un poco, pero reíamos y los apartábamos. Poco a poco el alcohol, el baile, el ambiente, me iba calentando, me sentía a gusto.
Las otras tres amigas, cuando estábamos tomando una copa más, dijeron de ir a otro sitio de más ambiente. Se veía que buscaban más marcha. Yo no quise ir y Carmen me dijo de quedarse conmigo. Cuando nos quedamos solas, le dije que si nos íbamos y ella me dijo que un poco más de baile y a casita.
En ese momento, dos chicos se acercaron. Unos 27 años, guapísimos, ligones. Nos pidieron baile, la miré a ella, y les dijimos que sí, el mío, Tobías, bailaba de maravilla, me llevaba en una nube, me rozaba atrevido pero elegante, bajaba la mano por la cadera, subía por mi vientre, ¡uf!
Miraba a Carmen y ella estaba igual, entregada, gozando, en un momento que estábamos cerca, me dijo de ir al servicio. Ellos nos dijeron que nos esperaban en la barra con otra copa. Al llegar al servicio, me dice
CR: ¡Dios!, como me está poniendo el niñato!
C: Oye, ¿no pensaras hacer una locura?
CR: Claro que no. ¿Crees que soy una asalta cuna? Tomamos la copa, un par de baile y nos vamos.
Salimos y nos tomamos la copa con ellos. Ufff. Era la tercera. ¿O la cuarta? me sentía flotar, Tobías me agarro por la cintura y me llevó a la pista.
¡El baile era lento, sus manos me envolvían, sus labios rozaban mi cuello, su voz me embriagaba, me sentía arder, ósea, mojada, con los pezones durísimos, entregada!
En un momento dado, me besó, los labios, poco a poco, su lengua jugaba, abrí los míos y su lengua entró, ¡Dios, que gusto! En ese momento reaccioné, estaba loca, miré en mi alrededor y no vi a Carmen, me puse nerviosa, él me dijo que siguiéramos, pero le dije que no que quería irme y buscar a mí amiga.
T: Venga, ven, vamos a buscarla, ¡no estará lejos!
Me llevó a una zona más oscura, de sofás, con parejas. No había estado allí. Tras una columna, me dijo, señalando un sofá
T: Mira a tu amiga, ¡anda que lo está pasando mal!
Miré y me quedé de piedra, estaban besándose, apasionados, Tobías me abrazó por detrás, rozando mis pechos, sintiendo su dureza en ms nalgas, y me decía;
T: Mira, están gozando. Mira la mano de él…
Me fijé y más asombro, estaba dentro de su falda, claramente tocándola, ella con su pierna encima de él y la mano muy cerca de la entrepierna, Tobías me agarró las tetas y me decía cosas que hacían arder.
T: ¡Qué pajita le está haciendo! Le está tocando todo su coñito, ¡mira como ella busca su verga!
Mientras, me sobaba las tetas y me tocaba bien las nalgas sobre la faldita, me besaba el cuello, la oreja, me temblaban las piernas.
T: Anda, ¡vamos a sentarnos mientras terminan!
Me llevó a otro sofá y ya no respondí. ¡Me empezó a besar! Que lengua tenía, sus manos me tocaban, mis muslos, se acercaba a mis braguitas, ¡metía la mano bajo la falta y agarraba mis nalgas!
¡Estaba empapada! ¡Cogió mi mano y la llevo a su pantalón! ¡Dios, que verga! Era algo duro, enorme me parecía, reaccioné y le dije que paráramos, que no podía más que estaba casada, que quería ir con Carmen. Sonrió, muy seguro, y me dijo
T: Anda, vamos.
Fuimos al sofá en el que estaban y no había nadie. Me puse nerviosa pensando que se hubiera sin mí y se lo dije.
T: No se habrá ido sin ti, tontita, vamos a buscarlos.
Me tomo de la mano y me llevó al fondo, a una puerta que ponía Privado. Entramos y oí voces. Había cajas, mesas… Dimos una vuelta y me dijo que mirara. Me quedé muerta. Carmen estaba de rodillas, con las tetas fuera, comiéndole la polla, mientras el joven la magreaba y le decía cosas.
– Chupa, putita, que tenías hambre. Que tetitas tienes. ¡Te voy a dar como nunca te han dado!
Y ella más chupaba, Tobías, detrás de mí, me iba desabrochando la blusa, me cogías las tetas, los pezones, y me decía cosas, como el amigo
T: Las dos unas putitas casadas con ganas de polla y te voy a dar.
Su mano bajo y entró en mis braguitas, estaba chorreando, cuando llegó a mi coño, tocó mi clítoris, lo masajeó, y bajó a meter sus dedos en mi coño, cuando entraron sus dedos, me corrí sin remedio, que placer, cuánto hacía que no corría así.
T: Agáchate y come mi verga, ¡zorra!!!
Nunca un escuincle me había hablado así y me puso a mil, me agaché, lo desabroché y me quedé pasmada. ¡Vaya polla! Durísima, gorda, ¡depilado!
La metí en mi boca y chupé, como nunca había chupado, a Daniel apenas se lo hacía, no me apetecía, pero esto era riquísimo!
Cuando estaba llena mi boca de polla, escuché un largo y alto gemido, miré y era mi amiga, Carmen. La había vuelto contra unas cajas y la estaba cogiendo, fuerte, clavándola, bien agarrado a sus caderas, Le dio un azote en sus nalgas y ella gemía más fuerte!
Me levanté, me apoyé en la pared, me bajé las braguitas y le dije;
T: Métemela, Tobías, ¡dame fuerte!
Él se rio, apuntó su verga y me clavó de golpe, se me escapó un fuerte gemido y vi cómo nos miraban ellos, me la metía muy rico, después de que me aleje de Flavio, ¡Daniel apenas si me tocaba y esa cogida se sentía de maravilla!
Hasta el fondo, con fuerza, con ritmo, mientras estrujaba mis tetas, me mordía el cuello, me jalaba el cabello, ¡Tobías me estaba haciendo su puta!
Miraba como Carmen también era cogida por su macho, me sentía en el paraíso, ¡dos meses sin sexo y ahora un joven de 27 años me daba riquísimo!
Comencé a liberarme más, Tobías se sentó en una silla y subí a cabalgarlo, mientras me daba unos duros sentones y movía mi cadera, mis tetas eran comidas, ¡parecía que lo estaba amamantando!
T: Uf, que rico, ¡que buenísima estas!
C: ¡Ah, me encanta tu dura verga!
T: ¡Desde que te vi me dieron ganas de cogerte!!
C: ¡Ah, uhm, pues cógeme!!!
Miraba a Carmen en cuatro recibiendo embestidas fuertes de su macho, le daban de nalgadas y le jalaba el cabello, la tenía sometida, eso me excito más, me puse en cuatro y el pedo a Tobías me montar así, el obediente, me dio unas cuantas nalgadas, de hecho, mis nalgas quedaron rojas por sus golpes, ¡para luego tomarme de la cadera y embestirme con violencia!
T: ¡Eres una zorra de lujo!
C: ¡Más métemela más!!
Escuchaba los gemidos de Carmen, ella había logrado terminar y había hecho terminar a su macho, ¡yo estaba unto de explotar y tener un delicioso orgasmo!
Bastaron unas cuantas embestidas de Tobías, el cual me jalaba el cabello y me la dejaba ir con todo, ¡para que me corriera y tuviera un delicioso orgasmo!
C: ¡Ah, que rico, uhm!
T: ¡Eso, córrete, uf!
C: ¡Nene, ah, uhm, uf!!
T: Vaya dos putas, Luis. ¡Qué hambre de polla tienen!
C: ¡Por favor, no te corras dentro!
T: Pues anda, zorrita, ¡de rodillas y a tragar!!
Tenía mucho que no hacia eso, pensé que me daba asco, pero ahora lo deseaba, me agache y lo chupé, con ganas, me agarró la cabeza, ¡subió el ritmo y me llenó la boca de leche!
No pude con toda y me cayó parte en las tetas, empecé a limpiarme y miré a Carmen, estaba igual que yo, ¡de rodillas y llena la cara de leche!
Una vez que termino la rica cogida, sentada en un sofá del lugar, Tobías y yo nos empezamos a conocer más, tanto, que tomamos la decisión de ir a la casa de uno de ellos y seguirla, ahí nuevamente ambas fuimos folladas por nuestros machos, ¡oral, vaginal y anal!
Quede tan encantada con Tobías, que no me importo que fuera casi 12 años menor, decidí terminar con Daniel y empezar a ser novia del dotado, la relación se basaba solo en sexo, cogíamos diario, oral, vaginal, analmente, me tenía toda loca, pero eso no quitaba que aún era muy joven y ambos buscábamos cosas diferentes.
Después del tormento de las discusiones, infidelidades y demás, decidí terminar con él, pero aún recuerdo las ricas cogidas que me daba.
¡Con cariño, Cindy!!